Acabo de escuchar en la televisión unos gritos de jóvenes universitarios de la Residencia madrileña Elías Ahuja, gestionado por los padres agustinos y adscrito a la Universidad Complutense. Unos gritos dirigidos a las estudiantes universitarias de la Residencia femenina Santa Mónica, sus vecinas. He quedado asustado, indignado, entristecido y avergonzado. Las frases son tan machistas, tan agresivas y repugnantes que había pensado no reproducirlas. Pero luego he decidido repetirlas fielmente para que los lectores y lectoras puedan valorarlas de forma más precisa, aunque no es igual verlas escritas que pronunciadas a gritos a través de un megáfono. Al parecer, los residentes van a celebrar en breve una capea (de eso hablaré más adelante) a la que hacen referencia en los gritos: “Putas. Sois todas unas putas ninfómanas. Salid de la madriguera como conejas. Os prometo que vais a follar todas en la capea. ¡Vamos, Ahuja!”. Los gritos y el alboroto posteriores refrendan esas frases: “somos los ahujos”, “somos los mejores”, “somos los ahujos”… ¿En qué son los mejores? En brutalidad, en desvergüenza, en machismo. Ellos sí que tienen que salir de la caverna donde se encuentran.
Esos gritos son intolerables, propios de personas machista, de jóvenes fascistas, de personas sin decoro y sin vergüenza. No es la primera vez que los estudiantes de ese Colegio Mayor levantan el brazo haciendo el saludo nazi. En ese caldo de cultivo crecen estas actitudes violentas en las que se trata al prójimo (en este caso a las mujeres) como animales o, peor aún, como cosas.
La forma de pronunciar los insultos, a grito limpio y sin el menor recato, muestra una postura chulesca y bárbara. Intimida, asusta, acobarda. Es la manada la que grita. Es probable que quien, azuzado por los compinches, gritó esas frases, no sea capaz de hacerlo en la puerta de su casa. No se trata de una simple gamberrada, de un momento de descontrol, de un acto aislado. Digo esto porque este tipo de acciones, según algunos testigos, es propia de los residentes de este Colegio Mayor.
Se trata de gritos intimidatorios. No solo insultan sino que amenazan. Se grita de forma violenta. Alguien ha comentado: “Qué asco y qué miedo”. Se trata de gritos coreados y jaleados por la manada, apoyados desde las ventanas, a través de las cuales se veía apagar y encender la luz para llamar la atención sobre lo que estaban diciendo y haciendo. Era un plan bien orquestado. Era la ejecución de un plan en el que la mayoría estaba implicada. No se apagan y encienden las luces por casualidad.
Esto no es una broma pesada, no es una salida de tono, no es un acto aislado que se pueda explicar de forma sencilla. Tiene un gran calado, tiene unas profundas raíces y genera una enorme preocupación.
En la Asamblea de Madrid se ha pedido (no su presidenta, por cierto) la comparecencia de los responsables del Colegio y del Rector de la Universidad Complutense. Al parecer, han expulsado ya a algunos alumnos. Y hay quien pide que también sean expulsados de la Universidad. Pero me preocupa por qué no se ha intervenido con la misma contundencia en hechos similares ocurridos anteriormente. Porque la presión social, ahora, resulta irresistible. Es decir, que realiza la expulsión una sociedad democrática y la dirección del centro la ejecuta porque no tiene más remedio. La sociedad no soportaría que los responsables mirasen para otro lado o despachasen el asunto con unas declaraciones.
Obligar a esos delincuentes a asistir a cursos de sensibilización es, a mi juicio, un error. Se impone como castigo algo que debió ser realizado como un regalo de la formación, porque se trata de un camino para hacerse mejores personas.
Algunos han intentado restar importancia a los hechos diciendo que se trata de una tradición, de una novatada que los nuevos alumnos tienen que realizar por mandato de los alumnos veteranos. Pues creo que lejos de ser un motivo de disculpa, esa explicación aumenta la gravedad de los hechos. ¿Es tolerable una tradición en la que se humilla, se desprecia, se insulta y se asusta a las chicas, compañeras de estudio? Hace tiempo que las novatadas deberían estar terminantemente prohibidas. Ya digo: sería todavía más grave que se tratase de una novatada planificada con cuidado y regocijo.
Me gustaría saber cuál es la actitud de los padres y las madres de estos energúmenos. Me temo que, en algún caso, traten de exculpar a sus cachorros y hasta se sientan íntimamente orgullosos por la condición de machos de sus retoños.
Estos jóvenes serán el día de mañana quienes dirijan los destinos de este país. Y mi pregunta es: ¿a dónde vamos con esta gente?
El hecho es muy preocupante, a mi juicio. Porque se trata de jóvenes, de universitarios, de personas cuyas familias de posición alta en la sociedad han tenido acceso a la cultura.
En el año 2019 había un doce por ciento de jóvenes varones que pensaban que no existía el machismo, que era “una invención ideológica”. Hoy se ha elevado el porcentaje al veinte por ciento. Es patente la involución. Ese hecho nos interpela de una forma clara y dura. ¿Qué estamos haciendo mal?, ¿qué es lo que estamos dejando de hacer? Porque esos gritos indecentes, que provocarán miedo en muchas mujeres, avergüenzan a quienes los escuchan, pero avergüenzan especialmente a quienes tenemos la tarea de formar personas decentes.
No es igual observar estas actitudes en personas mayores, que han vivido su infancia inmersas en una cultura androcéntrica que en estos jóvenes universitarios que han vivido y oído mensajes muy claros denunciando la discriminación.
Cuando pienso que un partido político (me estoy refiriendo a Vox) niega la existencia de la violencia de género de forma persistente y cerril, cuando veo que sus dirigentes se niegan a aceptar evidencias tan palmarias como la muerte de mujeres a manos de sus parejas, las violaciones grupales a mujeres o los insultos tan bárbaros como los de estos jóvenes energúmenos, pienso que estamos corriendo como locos en la dirección equivocada.
Cuando veo el desprecio con el que algunos políticos hablan del Ministerio de Igualdad, de sus dirigentes, de sus preocupaciones y de sus leyes, cuando acusan de pederasta a una ministra por proponer que se plantee educación sexual en las escuelas, pienso que estamos condenados al fracaso en la pretensión de alcanzar la igualdad.
En la Universidad Mayor, con sede en Santiago de Chile y en Temuco, participé en una experiencia denominada Buen profesional/Profesional bueno (BP/PB). El equipo rectoral pensaba que era necesario tener buenos médicos, pero también médicos buenos; no querían formar solo buenos ingenieros, sino ingenieros buenos; no estaban contentos con preparar buenos abogados sino abogados buenos… No hay conocimiento útil si no nos hace mejores personas. ¿Qué ciudadanos y ciudadanas estamos formando en la Universidad? En el ITESO (Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente), sito en la ciudad mexicana de Guadalajara, vi un lema en el frontis de su edificio principal que haría extensivo a todas las instituciones educativas: “Aquí no tenemos que formar no a los mejores del mundo sino a los mejores para el mundo”. Es lo que afirma alguien que ha reaccionado de este modo al escuchar esos gritos: “No sé lo que estudian, pero no me gustaría encontrarles trabajando”.
Ya es inquietante que la fiesta que les convoca sea una capea. Todo el mundo sabe que una capea es un festejo taurino en el que se lidian becerros (reses menores de dos años) o novillos (menores de tres años). ¿No encuentran una forma más civilizada de divertirse que la de hostigar y hacer sufrir a estos animales. Creo que se trata de un festejo que roza la barbarie y que debería estar prohibido. Y si no lo está legalmente, debería ser descartado desde una perspectiva auténticamente educativa.
Antes de cerrar el artículo leo con estupor que un grupo de colegialas del Santa Mónica dice en un comunicado que no se han sentido ni ofendidas ni amenazadas, que esos chicos son sus amigos y que se trata de una tradición. Pues qué bien. Es lo más grave de esta historia. No hay mayor opresión que aquella en la que el oprimido mete en su cabeza los esquemas del opresor.
Me alegraría que la capea fuese suspendida (esta y cualquier otra) ya que añadiría más brutalidad a la que tristemente ya se ha exhibido sin pudor alguno.
Buenas Magister!
Los gritos de la vergüenza parece una película cutre y desfasada pero real. Menudo coptel: niños de papá,capea, misoginia, machismo, tradición, gritos, insultos, violencia, excusas..etc lo único respirable es la presión social que ha conseguido la expulsión de los cabezas huecas que han traspasado líneas rojas. Sólo les ha faltado ,sin olvidar la capea, que durante los gritos lanzarán animales por las ventanas como en algunas fiestas populares de algunos años.
Creo que los cursos de sensibilización son ahora, un mal menor necesario, tendran una oportunidad para descubrir la realidad de su machismo, privilegios,misoginia, patriarcado, la escalera de la violencia de género que se inicia con el control, aislamiento, chantaje,hasta llegar a la violencia verbal y física. Visto lo visto es necesario estos cursos en ambos colegios mayores porque del Patriarcado no se libra nadie.
Que fenomenal idea la de formar BP/PB, no la conocía y debería ser referente para las demás universidades.
Después de venir del Congreso de Clavico, y la formación de Gema, te puedes imaginar la tertulia del desayuno como se alarga.
Mil Gracias de corazón poder tenerte tan cerca los sábados por la mañana.
Cuidaros y os mandamos abrazotes y besos!
Querido Miguel, querida familia:
El sábado he tenido una hermosa experiencia. Hd pronunciado una charla TEDxMálaga. Ha sido la más corta de mi vida: 14 minutos. Y la que más tiempo me ha costado preparar porque la organización tiene sus métodos: reuniones on line, ensayos, encuentros… Parece que interesó al auditorio porque aplaudieron de pie largamente y con intensidad. Creo que un mes estarán circulando en you tube. Fue un día intenso. Por eso no pude contestar a nadie.
Sigue dando vueltas el tema y siguen acumulándose los datos que agravan los hechos. Resulta que esa tradición no es solo de ese Colegio y los insultos no son un hecho aislado sino de casi todos los días (he escuchado las declaraciones de una ex alumna del Mónica.
Es un retroceso preocupante.
Lo que me inquieta es que esas charlas sean consideradas COMO UN CASTIGO. Son una necesidad.
Me da la impresión de que la dirección se ha visto forzada por la presión social. Si es una tradición, ¿por qué no se ha actuado antes?
Es una gran alegría veros por aquí cada sábado.
Un abrazo enorme.
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Magnífica columna. Estoy totalmente de acuerdo con su contenido. Como profesor universitario, veo con la máxima preocupación cómo se están imponiendo entre los jóvenes ciertas ideas y actitudes reaccionarias y ultras absolutamente despreciables, y ello no sólo entre jóvenes de clase alta, sino que es un fenómeno que se está extendiendo y generalizando
Mis felicitaciones al profesor Santos Guerra.
Estimado Francisco Javier:
Muchas gracias.
Me preocupa este evidente retroceso.
Lo veo también en el escaso rechazo que veo de la letras de muchas canciones que cantan y bailan como si tal cosa. Unas letras que contienen concepciones, agresiones, insultos…
Lo veo en la facilidad con la que las chicas aceptan el control de sus costumbres y de sus móviles por quienes dicen quererlas… «Si me controla es que que le importo».
Hay que redoblar los esfuerzos en la educación.
Un cordial saludo.
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Querido Miguel Ángel.
La democracia es un arma muy difícil de manejar… Algunos la guardan y no la utilizan, otros la utilizan para el bien común, pero otros, y son bastantes, la usan para atacar a los demás, y en muchos casos quedan impunes. Así, vemos atónitos como cuando más democracia ha tenido este país, cuanto más personas han accedido a la educación y más logran llegar a lo más alto del sistema educativo, cuanto menor ratio hay en los centros (públicos), más dinero se gasta en educación y en igualdad, cuantos más recursos se destinan al bienestar general, sin embargo, se recorre en el sentido contrario, se desprestigian los valores, no se respetan las normas, no se asumen responsabilidades, se piden más derechos, pero no se asumen los deberes, se pierde el respeto a los demás, se alimenta el fascismo y crea un caldo de cultivo para el desarrollo de actitudes dictatoriales.
Una sociedad democrática debería ser una sociedad educada, respetuosa, civilizada, responsable, integradora, participativa,… El currículo de primaria está repleto de menciones al desarrollo de actitudes, valores y normas democráticas, pero se ve que no cala en las mentes de las personas… Y es que la sociedad de la complacencia, el placer y el mínimo esfuerzo se presentan como cantos de sirenas que atrapan con facilidad al que los escucha.
¡Qué manía tenemos de ejercer el poder vertical! El veterano se impone al novel y debe dejar constancia de ello. De ahí que se realicen las novatadas. Eso no es algo nuevo, existió con la dictadura y se mantiene con la democracia. Es decir, el poder, o el machismo, en este caso, tienes unas raices o unos génes que son díficiles de erradicar.
La escuela tiene que parar los cañonazos con un paraguas y eso, como tu comprenderás, es díficil de atajar…
Buen finde. Un abrazo.
Querido Juan Carlos:
Interesantes reflexiones.
Estamos hablando de varios asuntos:
a. El sexismo, que es tan difícil de erradicar.
b. El poder que se manifiesta en las novatadas.
c. La capea como diversión a costa del sufrimiento animal.
d. las tradiciones perversas que se respetan de una forma estúpida.
Me ha gustado la metáfora del cañonazo y el paraguas. Habría que darle la vuelta: que los cañonazos los lance la edicación.
Un cordial saludo.
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Miedo me da pensar que estos energúmenos manejen el país en un futuro cercano.
Estimado Rafael:
Claro, claro, que es preocupante porque esos jóvenes de clase alta, que tienen dinero para llegar a lo más alto, serán quienes gobiernen la sociedad.
Para echarse a temblar.
Saludos.
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Querido Maestro:
Presencié con horror las imágenes que comenta y las actitudes denigrantes de esos malnacido.
Me avergüenza que chicos universitarios se adhieran a un pensamiento tan aberrante como es el maltrato a las mujeres.
Es indigno, para todos los seres humanos oír esos gritos de barbarie hacia chicas de edad semejante a ellos.
¿Que clase de animales estamos educandos?
Y además un centro educativo religioso.
! Alabado sea Dios! Que no nos deje estar callados ante tantas injusticias.
Vergüenza y dolor es lo que me provoca oír tantos improperios y calumnias.
Si hubieran pasado por los traumas que provocan esas actitudes, si sintieran el corazón roto en pedazos por el daño que provocan esos insultos, si sintieran destrozadas sus almas, no hablarían así de mal de las chicas.
Me gustaría que se tomaran todas las acciones oportunas que se merecen.No me cabe en la cabeza que estén dentro de una entidad educativa religiosa. Parecen seres criados en los bajos fondos y poco civilizados.
Qué eso no es una anécdota, ni una fiesta, es una aberración contra las mujeres.
Como mujer me siento indignada y pido a todas las instituciones que actúen en consecuencia de lo horrendo del hecho.
Y ya sin más me despido con un cordial abrazo para todos.
Que la semana sea feliz y leve.
Muchos besos.
Querida Loly:
Es lógica tu indignación como mujer. Los insultos han sido repugnantes y estaban orquestados por los alumnos de todo el colegio.
Decir que es una tradición lo empeora todo. No todas las tradiciones son respetables.
Me ha entristecido la reacción de las chicas.
Hy que seguir apostando por la educación.
Besos y gracias
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Querido Miguel Ángel:
Estoy muy de acuerdo en tu línea siempre educativa y preocupada por impartir valores democráticos.
En nuestra sociedad todos hemos pasado por la escuela y muchos por estudios superiores y universitarios. Qué lástima, o que no se hayan impartido los valores de los que hablas o que se hayan impartido y hayan caído en saco roto.
Es penoso e indignante lo ocurrido entre esos jóvenes, y no menos entre las jóvenes de enfrente. Después de lo dicho, con qué espíritu irán a la capea y que ideas andarán por esas calenturientas cabezas?
El lema del ITESO creo que debieran ponerlo a la entrada no del edificio, sino a la entrada de cada habitación de ambos centros.
Todo el montón de corruptos ladrones que andan por nuestra sociedad, políticos, dirigentes de importantes empresas, y aún de más alto rango, qué educación recibieron? Sí que recibieron una importante instrucción, pero, lástima! faltó lo más importante: ética, educación para la ciudadanía, valores democráticos, ser buenas personas.
En fin, me uno a la repulsa general de esas actitudes. La Sra. Ayuso, como es su costumbre, casi siempre rema en sentido contrario. Es la otra cara de la moneda.
De lo inaceptable ha salido algo esperanzador y positivo: la repulsa de estos actos por la mayoría de la sociedad. Es esperanzador.
Un gran abrazo, Miguel Ángel, y saludos a todos.
Querido amigo Joaquín:
Este tipo de comportamientos me plantean muchos interrogantes sobre cómo hacemos nuestro trabajo en la escuela.
Tenemos que hacer autocrítica y aceptar las críticas externas.
Estoy de acuerdo en que la reacción de la sociedad ha sido clara y contundente. Eso ha provocado la intervención del Centro.
Hay que seguir trabajando sin desmayo.
Saludos y mil gracias.
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Estimado Miguel Ángel.
Comparto contigo el rechazo, la indignación y la vergüenza que estos gritos me han provocado a mi también al escucharlos por las noticias de la televisión. Es lamentable que sigan produciéndose este tipo de «tradiciones» machistas que desprecian y humillan a las mujeres hasta tal punto que las convierte en meros objetos de deseo sexual. Y es aún más grave que las chicas estudiantes de la residencia de Santa Mónica lo acepten como algo divertido y esperable cada inicios de curso universitario.
Esta hecho de gritos vergonzosos en la residencia Ahuja es la consecuencia de una actitud de «macho alfa» que desprecia y humilla a las mujeres. Se deberían tomar medidas contundentes donde corresponda y concienciar a estos universitarios y a sus familias de la gravedad que tienen estos gritos indignantes e inaceptables.
A mi también me preocupa mucho pensar en los valores y la formación de estos jóvenes universitarios que van a ser el futuro de nuestra sociedad.
Soy padre de una niña de 5 años llamada Sofía. Aún es pequeña y faltan algunos años para que llegue a la adolescencia aunque me da mucho miedo pensar que en el futuro mi hija acabe aceptando como normal estos comportamientos machistas y repugnantes. Si eso ocurre será señal de que habré fracasado en mi empeño de inculcarle valores y moral a Sofía. Espero que nunca «meta la cabeza en los esquemas del opresor».
Un saludo afectuoso desde Ronda.
Fdo. Juan Francisco.
Querido Juan Francisco:
Compartimos los puntos de vista sobre los hechos.
Todo el análisis se está volcando en las actitudes machista de los chicos y de las chicas. Pero se han dejado en segundo plano dos asuntos importantes:
a. Los planteamientos nazis. En en ese caldo de cultivo el machismo se fortalece.
b. La insensibilidad ante el maltrato de los animales. Una capea es un espectáculo cruel.
No me extraña que pensar en Sofía es para ti un estímulo poderoso. Mi hija Carla es adolescente. Lo he vivido en mis carnes. Tener un hijo es dejar el corazón fuera del cuerpo de por vida.
Un gran abrazo de Málaga a Ronda.
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Querido Miguel Ángel:
Yo sigo estupefacta desde que oí la noticia en la radio, y como tú considero que el hecho de que las personas a las que van dirigidas las justifiquen, le puso la guinda al pastel: normalizan esos gritos y palabras soeces. El panorama no puede ser más desolador.
Yo…sigo sin saber expresar todo lo que siento ante semejantes actos y justificaciones.
Muchas gracias por saber expresarlo tan bien como lo has hecho.
Un abrazo
María Ángeles Peláez
Querida María Ángeles:
La verdad es que estos hechos ponen sobre el tapete muchas cuestiones inquietantes. Se mezcla el sexismo con las actitudes fascistas. El saludo nazi, las pulseritas con la bandera española, la conciencia de sentirse superiores al resto de los mortales, el maltrato de los animales (una capea en un centro educativo conlleva una falta de sensibilidad intolerable)…
Cuánto queda por hacer.
Besos para ti y para los chicos y gracias por tu participación, siempre interesante.
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Cuánto queda por hacer… así cierras una respuesta a los comentarios vertidos, y es la interrogante con la que me quedo, porque creo que es la que debe animarnos a continuar, a redoblar esfuerzos para que las ideas y acciones humanas permeen no solo los discursos, si no la cotidianidad dentro y fuera de las aulas.
Muchas ideas se armaron en mi mente al ir leyendo cada línea de tu artículo y de los comentarios de los colegas, pero al final una tomó un peso mayúsculo, ¿y quiénes son los formadores de esos «energúmenos» (fantástica palabra para identificarlos)? ¿Cómo es posible que mayorías se dejen absorber por el fanatismo de cabezas asinápticas (no se si exista ese término, pero lo refiero a la falta de sinapsis neuronal) y que evidentemente está supeditada a una falta de conciencia ética? ¿Qué les ha dejado 10, 12, 15 años de su presencia en un aula?
Supongo que esos formadores (o al menos un número importante) son de esos docentes sin vocación, sin amor al otro, que solo cumplen por cumplir, que no se comprometen, que no se comparten, que usan sus máscaras de excelencia para ocultar su indiferencia.
Creo que lo valores deben vivirse, deben mirarse a través de otros y si los docentes no somos capaces de compartir una forma de vida diferente, tendremos estas postales, notas, realidades aberrantes y asfixiantes, donde unos someterán y otros tolerarán y pasarán por «normal» los atropellos que viven, y que por desgracia, es una condición humana que traspasa los tiempos y las fronteras. Hoy compartes lo que sucedió allá, en tu país, pero si cada uno hablara que lo que ve en el suyo, veríamos cuántas desafortunadas coincidencias existen sobre este tema.
Invito entonces para que seamos la diferencia en este mundo y coadyuvemos para que energúmenos y sumisas en potencia, sean capaces de forjar una mejor versión de sí mismos aun cargando el peso de las tradiciones que estúpidamente tomamos como estandartes de pertenencia.
Saludos y gracias…
Nubia
Querida Nubia:
Hermoso y certero comentario. Gracias.
No sé desde qué país escribes. Pero sí, el androcentrismo es una calamidad mundial y persistente.
¿Cómo es posible pasar por manos educadoras y llegar a considerar normal esta barbarie?
Tenemos que pensar con humildad, con autocrítica y con exigencia.
Haces hincapié en la sumisión de las chicas que han sido insultadas. Para mí, es lo más grave de esta historia.
Te mando muchos besos.
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Gracias Mtro., desde la ciudad de México me atrinchero y trato d combatir, jeje
Abrazos sinceros,
Nubia
Ha sido un escándalo en toda regla, pero viene la señora Ayuso y no quiere condenar los hechos. Una periodista le pregunta hasta seis veces si le parecen reprobables esos gritos y sale seis veces por la tangente: no entiende que se ocupe la fiscalía, del asunto, cree que hay cosas más graves en la Universidad, se mete con los carteles a favor de los presos de ETA…
Claro que es lógico que defienda a los fachas, a los cachorros de su partido, a los misóginos…
Y es una mujer. Parece increíble tanta torpeza y tanto sectarismo
Querida RAQUEL:
Hay pocas personas que me parezcan tan imbéciles como esta señora. Ella cree que todos somos imbéciles. Y como tales nos trata.Lo que pasa es que muchos (para mí de forma incomprensible) la creen y la siguen.
¿Qué tiene que ver aquí los carteles defendiendo a los presos de ETA? Te preguntan si te parece bien que esos chicos llamen putas ninfómanas a las chicas de otro colegio. Y a ti también como mujer. Y no puedes decir que eso es un insulto y que resulta inadmisible. Claro que para insultos hay pocas personas que actúen con tanta falta de respeto como ella.
Con cara de angelito no pronuncia una palabra que no sea un ataque a su adversario político. Está llena de contradicciones, de simplismos y de odio. Y quiero decirle que tener éxito en las urnas no es sinónimo de estar en la verdad, como no es sinónimo de libertad irse a tomar unas cañas y como no es de recibo negarse a abrir una investigación para saber lo que pasó en las residencias de ancianos en la Comunidad de Madrid…
Gracias, Raquel.
Besos.
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Ya es un problema que se tengan que estar separados los chicos y las chicas en un colegio Mayor. ¿No van juntos a la Universidad?
Los insultos de estos cachorros de la derecha muestran una falta de respeto que no tiene límites.
Tratar de justificar los hechos refugiándose en la tradición es una burda trampa. Porque la tradición tiene que ser desmontada si atenta a la dignidad humana.
Gracias por el artículo.
Estimado Juan:
Estoy de acuerdo. En todos los lugares estamos juntos hombres y mujeres: en el metro, en las calles, en las universidades, en las escuelas, en los cines, en las iglesias, en los estadios, en los hoteles, en los viajes… Es probable que la convivencia evitase estos espectáculos bochornosos.
Comparto contigo el rechazo de la idea de que la tradición lo justifica todo. Hay tradiciones con las que hay que acabar porque son indecentes, como sucede en este caso.
Gracias a ti por escribir el comentario.
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Estimado Dr. Santos Guerra.
Lo que usted redacta en este artículo, lo estamos viviendo también en muchos países, incluyendo el nuestro (México), donde desde hace algunos años se han iniciado campañas contra los feminicidios, se han promulgado y modificado leyes contra los infractores, pero lamentablemente no hay resultados claros. Como lo hemos dicho en comentarios anteriores, no debemos únicamente centrarnos en lo que hacen estos jóvenes, sino que la reflexión debe ir también en el sentido de criticar el tipo de educación que han recibido hasta este momento, porque estas actitudes no se generan de la noche a la mañana. Entonces, volvemos a la reflexión del artículo de la semana pasada «¿En qué está fallando la Educación?»
La Escuela, el Gobierno, la sociedad, los padres de familia, no deberíamos centrarnos únicamente en lo que está ocurriendo, deberíamos de voltear hacia atrás y ver de donde proviene, cual es la raíz de este comportamiento. No podemos excusarnos en la tradición. Esto que está pasando en muchos países, tiene que ser parte de un nuevo orden mundial, que debemos hacer con nuestros niños y jóvenes para que actuén de esta forma. Que cambios debemos hacer en las aulas, en los programas educativos y en los perfiles académicos de los docentes. Que políticas de Gobierno se deben impulsar para tener una sociedad más respetuosa, que normas hay que crear y que leyes hay que modificar para que estos hechos no queden impunes. Los medios de comunicación que programas publicitarios pueden implementar para llegar a la sociedad y generar una campaña formativa que vaya más allá de estos hechos delictivos.
Todos tenemos responsabilidades, pero pocos las asumen y buscan soliciones. Hay tres tipos de personas; 1.- los que miran que las cosas pasan, 2.- los que miran y si acaso se atreven a opinar y 3.- los que hacen que las cosas pasen…
Saludos cordiales estimado Dr.
Querido Misael:
Me parece bueno el planteamiento. No hay que detenerse en la condena de estos hechos.HAY QUE ANALIZAR LAS CAUSAS. Porque solo así se podrán evitar en el futuro.
Ya sé que las causas pueden ser múltiples, pero hay que ir a todas.Las fuentes del sexismo son múltiples.Eso he explicado en mi libro CONTRA EL SEXISMO.
Pienso en el lenguaje, en las costumbres, en las religiones androcéntricas, en el mal ejemplo de los adultos, en la doble moral, en la deficiente educación, en la discriminación laboral…
Tenemos que hacer autocrítica y ver cómo cada uno puede mejorar y trabajar por esta causa que genera tantas víctimas.
Un gran abrazo.
Y gracias.
MÁS
Querido Miguel Ángel.
¡Bravo! Me ha encantado tu artículo. Suscribo todas y cada una de tus palabras. Cuando la noticia a la que te refieres se hizo pública en los medios de manipulación (perdón, de comunicación…) sentí una mezcla de estupor, rabia e indignación que tú has sabido plasmar a la perfección en tu escrito. Con tu permiso, voy a utilizar en mis clases de «Sociedad, Escuela y Democracia» este texto, porque el análisis que haces del suceso es tan acertado que poco más hay que añadir. Además, el tema que aborda es tan grave y hay implícito en él tanta lacra social (machismo, clasismo, violencia, etc.) que no deberíamos permitir que el asunto quedara en el olvido, soterrado por la próxima ocurrencia de la señora Ayuso o por las nuevas declaraciones fuera de tono del vicepresidente de Castilla y León.
P.D: Hacía tiempo que no visitaba tu blog y ahora estoy haciendo un repaso de los últimos artículos que has publicado. ¡Enhorabuena! Como siempre, estaría aplaudiéndote hasta que se me cayeran las manos. Gracias por hacernos leer y pensar (y viceversa).
Espero que todo te vaya bien.
Un abrazo.
JOSE
Querido Jose:
Gracias. Gracias. Gracias.
Me ha alegrado mucho ver tu nombre en esta entrada.
Es verdad, hace tiempo que escribías. Y siempre te echo de menos.
Me parece estupendo que utilices el texto con tus alumnos y alumnas.
Y no olvides que todos juntitos iban a ir a una CAPEA, es decir, a divertirse a costa de una pobre vaquilla.
Esperaba haberte visto en la celebración de los 30 años.
Te mando un gran abrazo. Para tu y para tus chicas.
MÁS
No se podía explicar mejor Miguel Ángel.
En primer lugar, considero que el hecho de que en pleno siglo XXI se sigan separando a chicos y chicas en distintos centros educativos da que pensar. Necesitamos convivir juntos, aprender los unos de los otros.
Desde que vi esta noticia estoy asimilando la gravedad de la situación. ¿Cómo es posible que digan esas burradas y se excusen con la frase «es una tradición»?
Creo que cualquier persona con un mínimo de empatía y de inteligencia es capaz de oír eso y saber que está mal, que son comentarios machistas y que aunque sea una tradición no es gracioso ni se debería repetir año tras año. Pero parece que en esos colegios solo les enseñan a ponerse delante de una vaquilla, marearla y seguir la fiesta. Porque a la vista está que de respeto saben poco.
Otra cosa que me ha dado que pensar es, si a las chicas que les hacen esos comentarios son supuestamente sus amigas, qué les dirán a las chicas que no conocen que se cruzan de fiesta. No me lo quiero ni imaginar.
Como adolescente que soy, pensar que tengo que convivir con personas con esa mentalidad me llena de rabia y de impotencia. Lo peor de todo es eso, que son adolescentes también, son el futuro. Pero creo que son el futuro que se ha quedado estancado en el pasado.
Otra cosa que también me resulta triste es que las propias compañeras a las que les dicen todo, lo tengan tan normalizado y no se den cuenta de que están quedando de inferiores, de vulnerables, incluso de «cosas» como bien has dicho.
Después de todo esto me sorprende que aún haya jóvenes varones que crean que no existe el machismo. Como estudiante de pedagogía considero que queda mucho camino por recorrer y que la educación lo mueve todo, por eso, hay que empezar por educar en la igualdad.
Para terminar quería darte las gracias ya que leyendo tus palabras, me consuela saber que a pesar de que hay personas que no ven el problema, también hay muchas otras que si lo hacen y que están dispuestas a buscar soluciones ante esta problemática. Todo depende de la actitud que se tenga ante estas aberraciones y de no conformarse con lo que hay, si no que hay que salir a luchar por lo que merecemos.
Un saludo!
Querida Carolina:
Gracias por tu interesante comentario.
Efectivamente, no todas las tradiciones son de recibo. Un planteamiento crítico nos hace descubrir que es bueno y qué es malo en la cultura y un planteamiento ético nos hace comprometernos con el cambio.
Los hechos del Colegio Mayor son más graves porque se producen en un centro educativo.
Hay tres problemas en esos hechos:
Las actitudes machistas de los que gritan.
Las actitudes machistas de las que justifican los gritos.
El maltrato animal que supone la capea.
El Colegio Mayor, que solo reaccionó ante los hechos cuando estallo el escándalo, ha admitido al alumno expulsado.
Besos y adelante con tus estudios de Pedagogía.
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