Al terminar una conferencia que impartí hace unos días en un Master de Educación Emocional organizado por la Fundación Liderazgo Chile, intervino uno de los asistentes para expresar su opinión sobre lo que había sido para él mi intervención. (La conferencia tenía el titulo de uno de mis últimos libros: “Evaluar con el corazón”). Hizo hincapié en lo que había aprendido y, al final, hizo una interesante aportación de la que hablaré seguidamente.
Expliqué entre muchas otras cosas, que la evaluación debe ser educativa, no solo porque se refiere a cuestiones relacionadas con la educación sino porque educa a quien la hace y a quien la recibe. Una evaluación que empodere a los alumnos y a las alumnas, haciéndoles protagonistas del proceso. Una evaluación que tenga en cuenta a cada persona en su singularidad y que esté despojada de autoritarismo y de crueldad. Una evaluación que ayude a comprender, a dialogar, a mejorar, a crecer. En definitiva, una evaluación hecha con el corazón.
Conté durante la conferencia la historia de la “Niña de las oes” que, hace algunos años, publiqué en mi libro “La casa de los mil espejos y otros relatos para la educación inicial”. Una profesora chilena le pide a la directora de la escuela que trate de corregir a una alumna que tiene su cuaderno desordenado y poco limpio. No sabe qué hacer con ella. La directora acude a la clase, le pide su cuaderno a la niña, va pasando las hojas en silencio hasta que llega a una página en la que ve una letra “o” perfecta, con su rabito en la parte superior. Le pregunta a la niña quién la ha hecho y, con orgullo, dice que la ha hecho ella. La felicita por la letra tan perfecta y se va. Por la tarde, le dicen que una niña la está esperando en la puerta y que, a pesar de haberle dicho que está en una reunión, no quiere irse para casa sin verla. La directora sale y ve a la niña de la mañana en la puerta con su cuaderno.
- ¿Querías verme? ¿No querías irte a casa sin hablar conmigo? ¿Qué es eso tan importante que quieres decirme?
- Quiero que vea esto, dice la niña, mientras le muestra el cuaderno lleno de oes.
Si la directora, al ver el cuaderno, le dice a la niña que la presentación de los trabajos que hace daña la vista, que su maestra está desesperada con ella, que es un desastre completo y que no puede seguir así sin recibir un buen castigo, se habría ido a casa entristecida, desanimada y acomplejada. Pero esa directora, con alma de educadora, ve por dónde puede animarla, cómo puede ayudarla, cómo puede motivarla.
Agradezco a Manuel Navarrete que, si no recuerdo mal, era el nombre del interviniente, que me recordase otra historia que conocí hace años, que tenía olvidada y que ahora quiero compartir con mis lectores y lectoras. Se trata de “La mariposa de Austin”.
La historia se recoge en un vídeo en el que un maestro cuenta y enseña a unos alumnos de segundo grado, siete años, el proyecto de una mariposa que los alumnos y alumnas de primer grado, entre ellos Austin, tienen que dibujar en clase.
Austin es un chico norteamericano que cursa primer grado, seis años, en un pueblo llamado Boise perteneciente al estado de Idaho. En su clase, él y sus compañeros estudian las mariposas y por eso deben realizar un proyecto sobre ellas. El proyecto consiste en dibujar desde una perspectiva científica una mariposa a partir del modelo de una fotografía. Concretamente, la mariposa que debe dibujar Austin responde a la especie de “mariposa tigre”, porque tiene en las alas unas rayas parecidas a las de la piel del depredador.
En su primer intento, Austin no acierta del todo con su dibujo y está lejos de aproximarse a la fotografía. Su maestro reconoce que no está mal, pero todavía no se acerca a la mariposa de la fotografía. Aún así la respuesta es: “Austin, buen comienzo”. Para poder mejorarla, Austin se servirá de las críticas y aportaciones de sus compañeros de clase. Son sus compañeros los que le dicen lo que deberá mejorar de cara a su segundo modelo de mariposa.
Austin mejora en su segundo modelo de la mariposa, a partir de las sugerencias de sus compañeros y compañeras. El maestro comenta y valora positivamente que Austin haya sido capaz de escuchar las aportaciones de sus colegas de clase y de llevarlas a la práctica. Pero, aunque el dibujo ha mejorado respecto al primero, todavía no es perfecto, no ha conseguido la excelencia.
Austin deberá realizar un tercer modelo de la mariposa. Y su tercer dibujo aún presenta aspectos mejorables, como así le indican sus compañeros. Ellos son los que de la forma más detallada posible intentan que Austin mejore su dibujo de la mariposa.
El cuarto dibujo supone realmente una grata sorpresa para sus compañeros. Ahora que Austin ha realizado un dibujo realmente parecido a la fotografía tras escuchar a sus compañeros, está preparado para dibujarlo.
Su dibujo final es realmente asombroso y su parecido con la mariposa muy acertado. Finalmente, Austin ha conseguido un dibujo extraordinario, un dibujo que raya la excelencia porque, como su maestro bien indica, ha sido capaz de enfocarlo con una perspectiva científica, con la mirada de un científico
Hay varias cuestiones interesantes en esta historia. Aunque el primer trabajo de Austin es claramente imperfecto, el maestro le dice: “Buen comienzo, Austin”, lo cual significa que valora el esfuerzo y el interés del alumno. Pero no se queda ahí. Sugiere un camino para que pueda superar lo que ha hecho en el primer dibujo. Lejos de desanimarlo, le pone en el camino de la mejora. No le regala la felicitación porque, realmente, Austin ha hecho un esfuerzo.
La segunda lección es cómo consigue el profesor esa ayuda que Austin necesita. Los compañeros y las compañeras le dicen cómo puede mejorar: el tamaño de las alas, la longitud de las antenas…
Y Austin lo intenta de nuevo. Mejora, pero su dibujo de la mariposa todavía se encuentra alejado del modelo. El maestro pregunta a los alumnos qué es lo que le falta al dibujo de Austin para que sea mejor. Los niños y las niñas observan uno y otro y le van diciendo lo que tiene que corregir. Ahora le dicen que dibuje las rayas que aparecen en las dos alas.
El espíritu de superación que invade a Austin se alimenta de la confianza en él que muestran el profesor y los compañeros. Lo intenta una y otra vez y va consiguiendo mejorar el trabajo.
Hasta cinco repeticiones realiza el niño. La última está relacionada con el color. Después de cada ensayo es felicitado por el profesor y ayudado por sus compañeros. Ellos se lo dicen claramente: ahora ya lo puedes pintar. Cuando ven el resultado final, aplauden admirados. Han ayudado a su compañero a alcanzar el éxito. Y han vivido con ilusión la alegría de ver que el compañero, mediante su deseo de superación, ha conseguido realizar bien el trabajo.
La consecución del objetivo muestra otra actitud positiva, que es la de dar por bueno lo que se ha conseguido, como sucede con Austin. Digo esto porque el perfeccionismo nos lleva a considerar que no se puede llegar nunca a un trabajo plenamente satisfactorio. He conocido a profesores que dicen que el diez es para Dios, el nueve para el profesor y, a partir de ahí, ya se puede asignar la calificación a los alumnos y alumnas. Ellos nunca lo pueden hacer perfectamente.
Hay que combinar la felicitación por lo que está bien realizado con el estímulo de la mejora. Un estímulo que puede proceder del propio alumno, de su profesor o, como hemos visto en este caso, de los compañeros y compañeras de quien aprende. El esfuerzo atraviesa todo el proceso, hasta conseguir el logro deseado. Reflexionar y comprender juntos para que mejore cada uno. La evaluación es un proceso de dialogo, comprensión y mejora.
Buenas Miguel Ángel!
Me ha encantado tu artículo, incluso le pondría como nota una O con rabito.
También creo que la galaxia evaluación está en el centro del universo educativo y es el o uno de los caminos para la mejora de nuestro sistema educativo. Me pregunto cómo debe ser el corazón del evaluador para que la evaluación sea un Proceso de diálogo, comprensión y mejora, pero estamos seguro que en tu próximo libro “las emociones de la profesión docente. Testamento Sentimental.” vendrán las claves. Gracias!
Aunque te escribo desde una galaxia triste, inútil y que genera sufrimiento que se llama galaxy calificar espero viajar pronto al centro del universo Evaluación porque en ésta ya casi no hay oxígeno y tenemos muchas perdidas y fracasos.
Un placer compartir tu artículo al grupo de Tertulia pedagógica y demás grupos subversivos; además hoy el café sabe hasta mejor después de leerte…
Besos y abrazos para toda la familia!!
Querido Miguel, que4ida Gema:
Ya os imagino cada sábado leyendo el artículo durante el desayuno. Sería suficiente estímulo para estar aquí cada sábado.
Y más con ess nota o con rabito.
Y encima se difunde el artículo a la Tertulia Pedagógica que lo mejorará en cada intervención.
Estoy avanzando en el nuevo libro, aunque en este mes espero el de Narcea: La negociación, piedra angular de las evaluaciones y las investigaciones.
Co esta producción comprenderás que diga que hace más el lector por el autor que a la inversa.
Un abrazo enorme de Málaga a Almería.
Siempre es estimulante leerte.
Y mil gracias, como siempre.
MÁS
Querido Miguel Ángel:
Un artículo entrañable el de hoy que nos permite comprender más aún la importancia de añadir también a la evaluación esa parte humana tan necesaria y fundamental en la tarea de enseñar; es hermoso leer acerca del del afán de superación de esos niños y niñas que persisten en su empeño de mejorar ante el estímulo del ánimo que reciben
de su maestro y de sus compañeros , no sé lo que me ocurre hoy al escribir pero no encuentro el punto en el teclado, quizás sea la fiebre que me está produciendo el covid, que me tiene tumbada y fuera de juego,
Un abrazo y muchas gracias, amigo,
María Ángeles Peláez
Querida María Ángeles Peláez:
Por lo que dices, estás bajo los efectos de la Covid. Menos mal que ahora los síntomas son más benignos.
Estamos viviendo como si ya no existiera y por eso se producen muchos contagios.
Espero que pronto recuperes la normalidad.
Gracias por la lectura y la valoración del artículo de esta semana.
Siempre es grato verte por estos pagos.
Muchos besos y que mejores pronto.
MÁS
Hola Miguel Ángel.
Llegas tarde con este artículo. Y llegas tarde porque para los docentes es bueno leerlo al principio del curso, para tenerlo presente, de manera continua, durante todo año académico…
Enfrascados en el día a día, muchos docentes sólo piensan en una evaluación “objetiva”. Aquella que se puede cuantificar, es decir, con la que otorgar una nota, una calificación, un estatus o lugar dentro de una clasificación… El concepto evaluación va ligado a la calificación, porque eso es lo que le pide la administración educativa tras un proceso de enseñanza y de aprendizaje…
Y todo ello pese a que la normativa sobre evaluación establece que sea continua, formativa, integradora, diferenciada y objetiva según las distintas áreas del currículo y que sea un instrumento para la mejora tanto de los procesos de enseñanza como de los procesos de aprendizaje (Orden de 15 de enero de 2021 por la que se establece, entre otras cosas, la ordenación de la evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado en Andalucía).
Y claro, en una evaluación cuantitativa se utiliza la misma “vara” de medir… Valoramos con un examen a veintitantos alumnos y alumnas a la vez… Terminado el trimestre hacemos la media y obtenemos la nota…
Es cierto, este tipo de evaluación hay que hacerla… La de poner una nota al final del trimestre. Lo de hacer tantos “controles” como medio de valoración del progreso del alumnado, no tanto…
¡Cuántas cosas muestra nuestro alumnado hasta que llega al examen! ¡Cuántas aptitudes y actitudes se quedan en el limbo sin haber sido observadas por los docentes! ¡Cuántos esfuerzos se han quedado sin registrar! ¡Cuántos sentimientos del alumnado han permanecido invisibles a los ojos de su maestro o de su maestra! Porque de eso va la evaluación contínua, no la suma de calificaciones, sino la observación atenta a todo lo que rodea y acontece tanto al proceso de aprendizaje del alumnado como al proceso de enseñanza del profesorado… Algún fallo comentemos nosotros y nosotras, digo yo…
Voy a contar una anécdota de una alumna (no sé si ya la he comentado en este mismo medio anteriormente, pero está en línea con lo que has escrito en tu entrada de esta semana). No pretendo ponerme una medalla con esta anécdota porque seguramente tenga más manchas en mi vida académica que me sonrojen…
En tercero de primaria recibí como tutor a una niña que había repetido en segundo… La niña era arisca con sus nuevos compañeros, estaba “marcada” como un desastre, la familia estaba desestructurada y no facilitaba su formación, es más, su hermano mayor ya había dado problemas anteriormente… “De tal palo tal astilla”… Vamos, ese era el “informe personal” no oficial de la alumna que recibí de colegas que la habían tenido anteriormente…
La niña no hacía nada en clase, lo poco que escribía se realizaba con mala caligrafía, con desorden, con múltiples faltas de ortografía… No había quien entendiera lo que escribía… Recibía refuerzo educativo en lengua y matemáticas, lógicamente… Sus compañeros y compañeras no jugaban con ella, en el recreo buscaba las amigas que tenía de antes de repetir. De sus nuevos compañeros y compañeras no esperaba nada. Estos y éstas siempre estaban acusándola de su mal comportamiento…
Al principio la cosa no cambiaba, a pesar de mi empeño en intentar revertir la situación… Mira por donde, les propuse un trabajo sobre una temática para posteriormente exponerlo oralmente en clase frente a sus compañeros y compañeras. No era nada escrito, algo que a ella no le agradaba, se ve que le habían inculcado lo de “la letra con sangre entra” o algo parecido… En definitiva que la niña lo preparó, una cosa modesta, pero explicada con cierto desparpajo, en otro alumno lo hubiera valorado con un 6 o un 7 a lo sumo… Le puse un 10, le alabé delante de sus compañeros y compañeras todos las “oes” que había observado en su discurso… La niña nunca había visto una nota más alta que un cinco o un seis… estaba “abonada a notas de suspenso. Jamás le habían dicho algo positivo frente a los demás…
Desde ese momento siempre me estaba pidiendo trabajos de ese tipo, a los que ella hacía frente cada vez con más destreza… Pero lo mejor de todo es que fue encauzando también el resto de las asignaturas de una manera digna, su caligrafía fue mejorando igualmente… Sus compañeros empezaron a valorarla y a mirarla de otra manera, ya empezaron a invitarla a los cumpleaños (antes no contaban con ella). Sus circunstancias familiares no habían mejorado, seguían siendo las mismas, pero el cambio a mejor se había producido. Luego echar balones fuera sin haber intentado intervenir en situaciones similares no es la solución, ni debe ser el argumento a escribir en un acta de sesión de evaluación.
Es cierto que, en muchas ocasiones, cuesta dar con la “tecla” y hay que estar atentos a cuando aparezca la situación oportuna para aprovecharla, pero si vemos a nuestros alumnos con el corazón posiblemente detectemos que el fracaso, en la mayoría de los casos, suele ser motivado por una falta de atención. No cuesta nada prestarles atención, escucharlos, de observarlos detenidamente cuando no hablen, siendo pacientes y dando tiempo…
Recuerdo una de tu estrategias que hiciste a un padre cuando estuviste en la inauguración de la reforma de mi colegio. Dibujaste un punto negro en el centro de un folio en blanco, y le invitaste a que te dijera lo que veía. El padre, dijo que un punto negro… Y tú le comentaste que entre millones de puntos blancos que componen ese folio por qué se había fijado en mirar el punto negro. Hubiera sido más fácil haber dicho que lo que veía era un punto blanco…
Centramos la atención en lo negativo y se no escapa la observación de lo positivo de las personas, que también lo tienen… Motivar es mucho más potente que castigar y, sin embargo, cuánto cuesta a algunos utilizar el refuerzo positivo…
Ya mismo te iré leyendo bajo la sombrilla…
Un abrazo.
P.D. Disculpad este largo discurso…
Querido Juan Carlos:
El artículo no llega tarde si consideras que está destinado a comprender y orientar la práctica evaluadora del próximo curso.
Interesante comentario.
Está construido sobre dos pilares fundamentales. La reflexión teórica y la práctica comprometida.
Se nota que quien escribe está con los pies en el suelo de la práctica y con la mente en el análisis de la teoría y de la normativa.
La anécdota que cuentas es muy significativa. Tu alumna, por primera vez, se vio reforzada en su esfuerzo. Y fue decisivo ese hecho para que se estimulase y empezase a creer en sus posibilidades.
Sí, alguna ve he hecho esa experiencia que cuentas y aquí escribí un artículo sobre ella titulado EL SíNDROME DEL PUNTO NEGRO.
Parece mentira que ya estemos cerca de que leas y escribas bajo la sombrilla. Es un icono del blog.
Muchas gracias por tu aportación.
Un gran abrazo.
MÁS
Sí, el tiempo corre cada vez más vertiginosamente. Recuerdo un artículo reciente sobre la objetividad o subjetividad del tiempo… Hoy he terminado de darle una nueva vuelta al Sol, ya van por 58…
Querido Juan Carlos:
Pues no lo parece.
Me alegra saberlo para felicitarte y desearte que, por lo menos, dobles esos 58 lleno de felicidad.
Un abrazo.
Querido Maestro:
Hoy, con un poco de retraso en mi entrega, porque estoy disfrutando de un bonito fin de semana en su maravillosa tierra de Málaga.
Me hacía falta romper con la monotonía y la tristeza.
He pasado unos días súper tristes. Se ha ido al cielo una gran persona, un entrañable amigo, un ser maravilloso, una persona afable y comunicativo que se ha llevado mis grandes confidencias y a mi me ha dejado su ejemplo, su perseverancia y sus consejos.
A veces las personas que no pertenecen al círculo familiar están más en el corazón que las propias familias.
Este hombre, me trasmitia paz y bienestar, me miraba a los ojos , me daba cariño, me decía que me quería.
Yo le correspondía con alguna visita de vez en cuando.
He aprendido con él lo efímera que es la vida y que mientras estemos en ella hay que disfrutarla y quién da amor lo recibe en cantidades.
Me quedo con sus palabras de aprecio y amor hacia mi persona y con su escucha y entendimiento.
Y otra vez sola, ante el peligro que genera la vida, con el vacío que deja la pérdida pero con el atrevimiento de pensar que las personas no desaparecen del todo y están vivas dentro de ti.
Perdone mi atrevimiento porque hoy mi opinión no va relacionado con el tema pero es algo que tenía que decir.
Espero que todo vaya bien y ya me despido con un fuerte abrazo para todos.
Feliz y leve semana.
Nos encontramos el próximo sábado.
Querida Loly:
No escribes nunca con retraso. Siempre s buen momento para compartir.
Y no hace falta escribir sobre el tema del artículo, claro que no.
Lamento mucho la pérdida de una persona tan querida para ti y que te ayudaba con su amor sincero y estimulante.
Sí, la muerte es algo excesivo pero, como bien dices, las personas no se van del todo porque permanecen sus recuerdos y su bondad en nosotros.
Me alegra que estés disfrutando de esta hermosa ciudad y del mar en que se mira.
Muchos besos
Mucho ánimo.
Muchas gracias.
MÁS
Interesante artículo. Vale para la escuela y para la vida.
La capacidad de superación es fundamental, Eso significa que tiene que haber inquietud por mejorar y esfuerzo para hacerlo.
Los demás pueden ayudarnos o bien perjudicarnos. Nos ayudan si confían en nosotros y se reconocen nuestro avance.
Querida Carmen:
Gracias por leer y por escribir.
Los ingredientes de la evaluación entendida como un camino de aprendizaje son:
– Análisis riguroso de lo que se hace.
– Reconocimiento de lo que ha hecho bien (y mal).
– Espíritu de superación.
– Capacidad de esfuerzo.
– Ayuda de los demás (profesores/as y compañeros/as)
Ojalá que la evaluación adquiera ese valor pedagógico y no solo sancionador.
Besos.
MÁS
Ya sabes maestro que yo, sin cuentos no soy ni la mitad de mi yo…
UN MAESTRO Y MUCHOS CAMINOS
Había una vez una niña delante de muchos caminos que se abrían delante de ella. Su maestro le explicó las ventajas y desventajas de cada uno. Unos eran largos y pedregosos pero llenos de sorpresas. Y otros eran cortos, llanos pero aburridos. La niña no quiso conformarse con sólo uno y quiso recorrerlos todos antes de llegar a su destino. Su maestro le acompañó en cada camino. Ella jugó, lloró, rió, abrazó, descartó, priorizó, teorizó, practicó hasta que por fin, eligió uno y le puso su nombre. Entonces el maestro desapareció. Un día la niña, delante de su camino, vio a un niño pensando qué camino escoger. La niña, discreta, le animó a que escogiera cualquiera de ellos. Que todos llegaban al mismo sitio. Que debía elegir él y sólo él. El niño tenía miedo de equivocarse y le pidió que le acompañara. Ella lo siguió y recorrieron varios. Eligió uno y le puso su nombre. La niña desapareció. Aquel niño con camino recorrido, un día, delante de muchos caminos, vio a un adulto pensativo, triste y desolado. Éste le preguntó por su estado. “Llevo años sin decidir el camino más apropiado. He visto amigos y amigas elegir uno y desaparecer. Yo, sin embargo, aquí sigo, indeciso sin saber cuál es mi destino”. El niño le cogió fuerte de la mano y le dijo: “ Vamos, yo estaré contigo y, juntos, encontraremos tu camino”.
“Los maestros somos impulso de decisiones y cadena de emociones”
Querido Paco:
Me gusta tu capacidad creativa porque se produce en el ámbito educativo y porque hay en tus cuentos una preciosa simbiosis de la esfera intelectual y de la esfera emocional.
Son cuentos cortos, sugerentes y enriquecedores.
Gracias por compartir tus cuentos con los lectores y lectoras de El Adarve.
MÁS
Gracias a ti por ser siempre tan bondadoso y cariñoso! un saludooo
Estimado Paco:
Tengo un par de estanterías con libros de cuentos, de todo tipo.
Entre ellos hay una que se titula APLÍCATE EL CUENTO. RELATOS DE ECOLOGÍA EMOCIONAL.
Pero, claro, lo más bonito es crearlos.
A ti no se te puede decir: Déjate de cuentos.
Saludos.
MÁS
Que tal Dr. Miguel Ángel Santos G.
Justo acababa de dialogar con un docente sobre el tema de la evaluación. Porque siempre en los exámenes de grado que me toca estar como parte de sínodo evaluador, empiezo diciendo que este proceso es una oportunidad más de aprendizaje; como usted bien lo dice educa a quien lo hace y a quien lo recibe. Sin embargo, otro docente, integrante del mismo sínodo, aprovecha su espacio de preguntas para contradecir lo que yo había dicho, diciendo que eso no era posible, que el examen es el examen y se usa para ver si aprendió y para que aprenda.
Claro está que a pesar de que hemos evolucionado en nuestras prácticas educativas, que hemos sido testigos y participantes de diversos modelos de aprendizaje, no podemos dejar pasar que aún existe en la mente de muchos docentes, un visión bastante acotada sobre las posibilidades infinitas que tiene el saber evaluar adecuadamente, más allá del simple hecho de reprobar.
Siempre llevo a mis clases la imagen de su autoría de la evaluación auténtica (la de subir el árbol) y sigo aprendiendo de los conceptos multifacéticos, evolutivos de la evaluación. Porque lo que era cuando fui alumno es muy diferente a lo que es, hoy que soy docente.
Muchas gracias por compartir.
Saludos.
Estimado Misael:
Sí, hemos avanzado pero aun queda mucho camino.
No es fácil transformar las concepciones y las actitudes. Y eso hace que las prácticas sean rutinarias.
En el año 1993 publiqué en la Editorial Aljibe un libro titulado LA EVALUACION, UN PROCESO DE DIÁLOGO, COMPRENSIÓN Y MEJORA.
Es muy diferente a entender la evaluación como una simple medición.
Un cordial saludo.
Gracias por leer el artículo y escribir el comentario.
MÁS
Brillante Maestro: Es una alegría y emoción compartir el dibujo de Austin. Se nota , como puede mejorar y llegar a la perfección una propuesta de aprendizaje, poniendo como centro la evaluación como diálogo, comprensión y mejora. Se puede innumerables aristas en este proceso, el papel del Maestro, de los compañeros, la actividad , el clima , pero sobre una evaluación desde el corazón, que nu ca falla.
Querida María Teresa:
Es un placer comprobar que quienes te leen comparten tus inquietudes, tus ideas y tus sentimientos.
Por eso agradezco que lo hayas expresado tan bien en tu coimentario.
Muchas gracias.
Beos.
MÁS
LAS DOS HISTORIAS ME HAN PARECIDO MUY SIGNIFICATIVAS Y MUY EFICACES PARA. COMPRENDER LO QUE PRETENDES EXPLICAR EN EL ARTÍCULO.
Muchas gracias por compartirlas.
Querida Raquel:
Algunas anécdotas permiten explicar muy bien una idea. Por eso me gusta animar a los profesores a escribir las experiencias que viven en las aulas y a compartirlas posteriormente con los colegas.
Muchas gracias por leer y por escribir este nuevo comentario.
Besos.
MñAS
Siempre que asesoro a los docentes, desde una muy humilde opinión, les digo que es diferente una entrega poco asertiva a quien simplemente no asistió a clase. Especialmente cuando diseñan rúbricas, dejar un criterio de “No asiste o no entrega”, es darle un reconocimiento (así sea bajo), a quien hizo una entrega -probablemente lejos de lo esperado- pero hizo algo.
Y en las realimentaciones cualitativas, procurar iniciar con aspectos positivos, que motiven a leer o escuchar las demás apreciaciones.
Gracias por declarar esas ideas tan amablemente en esta publicación.
Pd. Me encantan los apoyos visuales que acompañan sus publicaciones Profesor Miguel.
Querida Liliana:
Veo que tienes tareas de apoyo a los docentes. Interesante responsabilidad.
Es importante buscar los caminos que permiten convertir la evaluación en un instrumento de aprendizaje, tanto para los evaluados como para los evaluadores.
Gracias por tus apreciaciones sobre los textos y las ilustraciones.
Besos.
MÁS