Déjame que te cuente

4 Jun

Voy a compartir hoy con mis lectores y lectoras una confidencia. Espero que nadie lo considere una impertinencia o un  atrevimiento, sino un humilde deseo de compartir una dilatada experiencia personal. “Y eso, ¿a mí que me importa?”, podría pensar alguien al conocer el tema de la semana. Quien lo entienda así, tiene la oportunidad de abandonar el artículo después del primer párrafo. Ahora mismo.

El día que nació mi única hija Carla comencé a escribir en el Hospital El Ángel de Málaga un diario (no es en sentido estricto un diario porque no escribo todos los días) que todavía no ha terminado. Algunos días no he escrito nada porque no había algo llamativo que reseñar, porque estaba de viaje o porque tenía ocupaciones apremiantes, y otros lo he hecho por partida doble o triple porque había algo reseñable o porque no pude hacerlo en el día que lo hubo. La experiencia tiene ahora 17 años y medio. Hoy mismo he dejado constancia de que cuando esta mañana le dije que no se preocupase tanto por la imagen, por lo exterior sino por su interior, me ha dicho: “es que lo interior está perfecto”.

Me he alegrado muchas veces de haber comenzado este diario el mismo día del nacimiento de mi hija. Y, sobre todo,  de no haberlo dejado hasta la fecha. Voy por el tomo X. Exactamente 1472 páginas. Y no sé cuando le pondré fin. Le he dicho a Carla que pensaba cerrarlo cuando cumpla los 18 años y me ha mirado extrañada mientras formulaba esta pregunta: ¿por qué solo hasta esa fecha?

Uno de los motivos por los que me alegro de tener escrita esta historia, lo he descubierto mucho después de tomar la iniciativa. La memoria no lo almacena todo. Y, muchas veces he tenido que acudir al diario para recordar fechas, frases, nombres y acontecimientos. El diario es la memoria familiar escrita y comentada desde el corazón de uno de sus miembros.

Los textos están escritos en estilo directo, en conversación con mi hija, por eso el título de cada uno de los tomos es el mismo: “Déjame que te cuente” (Tomo I, Tomo II, Tomo III…).

Escribo siempre a mano. Y he de decir que he ido viendo cómo mi escritura se ha ido haciendo pasito a paso más vacilante, menos clara. Ella ha ido creciendo y yo he ido menguando. 

Dedico a cada situación reseñada una página, salvo excepciones y, en ocasiones, incluyo una foto, una entrada de cine, un billete de avión, una pulsera del Hotel de vacaciones que añade presencia gráfica y rompe la monotonía de la letra.

Creo que este diario tendrá valor cuando pasen los años, cuando yo no esté y cuando ella trate de recuperar su infancia y su adolescencia pasadas por el filtro de la narración de su padre. Ahí verá la evolución asombrosa del lenguaje, los viajes realizados, las pequeñas enfermedades, la celebración de los cumpleaños, las respuestas ingeniosas, las amistades más fugaces y más duraderas, las experiencias escolares… En definitiva, la vida.

Escribo el diario a pie quebrado, un estilo en el que  publiqué uno de mis primeros libros, “Yo te educo, tú me educas” (traducido al portugués con el título “Uma pedagogía da libertaçao. Crónica sentimental da uma experiencia”). Muchas veces me han preguntado (y me he preguntado) por qué ese estilo literario. Y solo he podido responder (y responderme) que así fluía y fluye en estos dos casos la escritura.

Soy yo quien toma la iniciativa de lo que quiero dejar constancia, aunque a veces Lourdes, su madre, y la misma Carla me dicen:

– Esto lo tienes que escribir en el diario.

En esos casos siempre acepto encantado la sugerencia.

Cuando me jubilé, la Facultad organizó un acto de homenaje y despedida al que ella, como es lógico, asistió. Y ella redactó, sin aceptar intromisión alguna, lo que quería decir. En su alocución hizo referencia a su diario:

  • De todos los libros que ha escrito mi padre estoy muy orgullosa pero, del que más, es del que me está escribiendo a mí.

Los libros “vacíos” en los que escribo, adquiridos en librerías y aeropuertos del mundo, son preciosos, de pastas duras y cierres originales. Todos diferentes, aunque del mismo tamaño. Creo que será una hermosa herencia emocional para ella.

La niña se ha convertido, de la primera página en la que era una bebé recién nacida, hasta hoy, en una adolescente que me saca dos cuartas y que tiene criterio propio. ¿Cómo ha sido posible ese milagro? No hace mucho me ha hecho una propuesta estremecedora, a la que no sé si me podré negar y tampoco si la podré aceptar:

  • Papá, quiero que me escribas un tomo para cuando tú no estés. Primer día, segundo día, tercer día… He de confesar que no he tenido, hasta el momento, el valor de iniciarlo.

Por el diario han pasado todos sus familiares, algunos profesores, algunos amigos y algunas amigas. También la muerte ha hecho acto de presencia cuando despidió a su abuelo materno y, recientemente, a una prima en plena juventud.

Hace poco releí  una anécdota de hace más de siete años, relacionada con el lenguaje. Iba con ella al conservatorio. Yo conducía y ella iba a mi lado merendando. Después de tomar su bocadillo de jamón,  bebió un zumo de naranja y se le escapó un eructo. Le dije:

– ¿Qué haces, Carla?

La respuesta fue rápida y sorprendente:

– Papá, son gases del oficio.

Durante muchos años he estado haciendo viajes a países de Hispanoamérica (Argentina, Chile, México, Bolivia, Colombia, Uruguay, Paraguay… ). Esos viajes tienen una duración mínima de seis días. Cuando Carla tenía siete años le dije que iba a realizar un viaje a Chile.

  • ¿Cuántos días, papá?, me preguntó.
  • Ocho días.
  • ¿Con viajes o sin viajes?
  • Contando los viajes.

Se quedó pensativa y me dijo:

– Papá, tus viajes me van a arruinar la vida.

Hice el viaje. En una comida con profesores en la que se me planteaba una intervención en las semanas siguientes, les hablé de la demanda de Carla para justificar mi negativa. Regresé  a casa. Semanas después, llegó desde Chile una preciosa carta dirigida a Carla en la que un grupo de profesores y profesoras le pedían  que les dejase compartir la sabiduría y el corazón de su padre porque “tu papá, decían, viene a repartirnos a los profesores el polvillo de hadas que se nos ha perdido y que necesitamos para dar las clases”. Era una carta larga y emotiva.

Carla leyó la carta. Le pregunté si quería contestar. Y me dijo que por supuesto.  Le preparé el correo. Y me fui porque tenía cosas que hacer. Por la noche  busqué en mi ordenador. No sabía si había contestado y, por tanto, lo que había dicho. Localicé  el texto, que decía: “Queridos profesores de Chile. He visto que mi papá es muy importante para vosotros, pero es más importante para mí, así que la próxima vez irá dos días, pero no ocho”. Fue, a la vez, generosa y egoísta.

Francesco Tonucci le ha dedicado dos viñetas en sus libros, extraídas de dos anécdotas que figuran en el diario. Contaré una de ellas porque el espacio no da para más. Un día que la llevaba al Colegio  y había un gran atasco, yo me lamentaba de que íbamos a llegar tarde.

  • Ha tenido que haber un accidente, mira cuánto tráfico hay, vamos a llegar tarde.

Me veía nervioso y preocupado. Para tranquilizarme, dijo lo siguiente:

– Papá, no te preocupes por llegar tarde, porque vamos al Cole. Lo malo de llegar tarde es que fuéramos a un cumple porque  me perdería la tarta, el mago y la piñata.

En el año 2016 me pidieron  que impartiera una conferencia en un Congreso sobre Narrativas que se celebraba en Mahón (Menorca). Los organizadores conocían que yo estaba escribiendo este diario a mi hija. Y añadieron una petición inusual.  Tenía que  participar en la conferencia mi hija Carla. Se lo dije a ella.

  • Carla, me han pedido que des una conferencia.
  • Qué guay. ¿Dónde?
  •  En una ciudad que se llama Mahón y que esta en las Islas Baleares.

La segunda pregunta que me hizo, fue la siguiente:

  • Papá, ¿y a mí me van a pagar?
  • La mitad  será para ti, contesté.

Y aun añadió otra inquietud.

  • ¿Me van a tratar como VIP?
  • Solo mientras impartimos la conferencia, le dije de forma improvisada.

Preparamos la conferencia. Nos repartimos las tareas.  Ensayamos. Ante 300 docentes  ocupamos  el tiempo que se nos había asignado. Después, hubo preguntas. He tenido a mi lado muchas personas importantes en mesas redondas y conferencias a lo lago y ancho del mundo.  Nunca alguien tan importante como ese día.

36 respuestas a «Déjame que te cuente»

  1. QUERIDO AMIGO Y MAESTRO MIGUEL ÁNGEL:
    Un saludo afectuoso para ti y para tus lectoras y lectores. ¡Cómo no! Un abrazo para Carla.
    Es de agradecer que dediques el artículo de hoy a comentar aspectos del diario que surgió con motivo del nacimiento de tu hija Carla. Estaba informado de ello. Conozco algunas anécdotas y las ingeniosas y emotivas respuestas y comentarios de Carla.
    Escribir un artículo en el que revelas aspectos de tu vida familiar dice muchas cosas buenas de ti (y de Carla). La escritura en general y la que fluye de las vivencias y experiencias personales o familiares permite la reflexión y el recuerdo, además de su indudable valor sentimental para la posteridad. Por desgracia, ya no se escriben diarios, ni cartas, ni felicitaciones (tú y yo debemos de ser una excepción, una especie en peligro de extinción).
    Yo no escribo propiamente un diario: en la agenda de la planificación de cada día
    -organizo, secuencio y apunto también lo referente al ocio- suelo anotar al lado de los asuntos que me han ocupado una apostilla o comentario si resulta pertinente. También adjunto las entradas de cine, de teatro, los programas de actividades culturales, los billetes de tren, etc.
    Estoy convencido de que esos tomos de tu diario no solo albergan un valor afectivo, sino que también poseen una calidad literaria por la escritura y la redacción elegante.
    No cabe duda de que ese diario es un legado extraordinario para Carla.
    ¡Feliz fin de semana a todos y todas!

    • Querido Carlos:
      Ya veo que escribes hasta por las noches, a horas que para otros serían intempestivas. A las 2.12 ya estabas enviando el comentario. Increíble.
      Sé de tu pasión por la lectura y por la escritura. Sé que no es para ti una obligación el escribir sino un arte placentero.
      Y sé que escribes bien, no solo correctamente sino recreando el lenguaje.
      Es cierto que se escribe poco a mano, pocas cartas, pocos diarios… Creo que es muy importante hacerlo porque el pensamiento errático y caótico que tenemos sobre muchas cosas, cuando escribimos, tenemos que someterlo a la disciplina de la escritura. Y eso nos ayuda a reflexionar y a comprender.
      Creo que el diario lo escribo fundamentalmente para Carla, pero algunas veces pienso que también lo escribo para mí. Cuando releo muchas cosas, me sorprendo de aquello que pasó y que se había ido al rincón del olvido.
      Tengo aquí a Carla. Te agradece los saludos.
      Un abrazo.Gracias, amigo.
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  2. Buenas Magister Miguel Ángel!
    Y alguien nos dejo entrar en su corazón.. Gracias
    Emotivo y enriquecedor artículo que me produce sobre todo ternura pero también una envidia que no sé si es sana de tu diario. Que inmenso regalo para una hija! Una de las mejores herencias que he conocido, mucho más que ladrillos. Educacion y un diario; que somos sino memoria compartida. Me imagino la terapia central en los centros de personas con Alzheimer que cada día alguien le lee su diario personal, sus recuerdos, su vida concreta…es recuperar su Vida, su dignidad de persona.
    Es muy agradable despertar y leer algo tan hermoso, que buen libro sería ahora también en este siglo XXI post Pandemia, Crisis , guerra…un Déjame que te cuente!
    Las miles de corazones..hijas e hijos, hermanos pedogogicoespirituales tendrán también un diario?
    Mientras llega podemos disfrutar de tus libros y ejemplo. Mil Gracias.
    Con el deseo sincero de una feliz recuperación de Lourdes os mandamos abrazos para toda la familia. Besotes desde otra familia más al oriente.

    • Querido Miguel, querida Gema:
      Qué precioso comentario. Tú escribes al hilo de las ideas, enhebrados con los sentimientos más ricos y más profundos.
      Tú esperas cada sábado el artículo y yo espero cada sábado tu comentario. Siempre sugerente, siempre ingenioso, siempre afectuoso, siempre aleccionador.
      Hace años le pregunté a Carla si quería que publicase el diario y me preguntó:
      – ¿Y me haré yo famosa?
      – Mucho más que yo, le contesté. Porque lo que importa no es quién escribe sino a quién se lo escribe.
      Ahora me plantea un problema porque cuando cumpla los 18 se irá de casa, casi con toda seguridad. ¿Y cómo se hace un diario a la distancia? Esos tomos serán los tomos de la añoranza, de la ausencia y de las videoconferencias y las visitas. Ya veremos.
      Estoy preparando un libro sobre las emociones de los docentes. Será como mi testamento sentimental. Voy por la página 100. Es todavía un proyecto que no sé si verá la luz. Lo inicié a propuesta de una compañera de Departamento, que ya impulsó mi libro de prólogos (Pase y lea) y mi libro e ejercicios (Ideas en acción).
      Un fuerte abrazo, queridísimos amigos.
      Lourdes sigue mejorando a paso lento. Gracias.
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  3. Querido Miguel Ángel:
    Me siento maravillada de ese canto de amor que dedicas a tu hija. Experiencia entrañable para ella, para Lourdes y para ti sin duda ninguna.
    Muchas gracias por compartir ese trozo vital de tu vida familiar.
    Sin duda eres una persona especial.
    Un abrazo para ti y para toda tu familia.
    María Ángeles Peláez

    • Querida María Ángeles:
      Sé que es una iniciativa complicada para quien tiene más de un hijo o una hija, pero siendo Carla hija única no hay problema de sobrecarga y de comparaciones.
      Cuando lo inicié en el Hospital no tenia en mente nada sobre la dimensión de la iniciativa. S4 ha ido consolidando cada día.
      Lourdes y Carla han ido dando peso y poso a la experiencia.
      Es curioso el paso de la infancia a la adolescencia. Ese proceso evolutivo se puede rastrear en la secuencia de los textos.
      Parece mentira que esta adolescente combativa sea aquella niña inocente y sumisa. Es la vida.
      Mucos besos.
      Tú eres también una persona especial.
      Gracias por estar ahì.
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  4. Hola Miguel Ángel.

    Pues sí que eres un cuentista… (en el buen sentido de la palabra, claro…). No paras de contar y contar…

    A tu hija le dejarás un gran legado con los múltiples tomos de tu diario, de su diario. Pero a nosotros, a los visitantes de este “semanario”, nos estás dejando otro tan rico, aunque seguramente no tan emotivo, como el de Carla.

    Ya sabes que a nosotros no nos tienes que pedir permiso para contarnos… Contamos con ello… Te dejamos… Algunos nos hemos vuelto “Guerradictos” y necesitamos cada sábado una dosis para que nos agites las neuronas…

    Algunas de las anécdotas con Carla que has recuperado te las había leído. La del tráfico y que no le importaba llegar tarde a la escuela, es penosa para el oficio. Afortunadamente, desde la Educación física, creo que mi alumnado está encantado de ir al cole los días que tienen esa asignatura. Sí, esta área tiene una motivación intrínseca para el alumnado, pero créeme, hay colegas que consiguen hacerla también odiosa… ¡Más penoso todavía!

    Te diría, en relación a otra de las anécdotas que cuentas, que dejes de arruinarle la vida a tu hija… Pero egoístamente también quiero que ella nos deje compartir a su padre… En este medio no es necesario viajar, no hay que perder el tiempo en aeropuertos y en largos vuelos (aunque tú seguro que lo sabes aprovechar al máximo) y sólo le pedidos un día. Creo que no pondrá impedimentos y será comprensiva.

    Disfruta de tu Carla… Ya sabes que yo tengo otra Carla de 10 años… Que también tiene tarea…

    Adiós cuentista… 😉

    • Querido Juan Carlos:
      Gracias, querido amigo, por este precioso y emotivo comentario.
      Sí, recordaba que tu niña se llamaba Carla.
      He dudado mucho si escribir este artículo. Me decidí, al fin, porque hace unos días me han pedido no sé de qué país, una conferencia sobre la importancia de escribir, sobre la necesidad de contar. Y pensé que esta era también una forma de hacerlo, de escribir por gusto, no por obligación.
      Sé que tus clases no hubieran provocado el comentario de Carla. Estoy seguro.
      Lo del semanario tiene su aquel. Ya llevo tres años escribiendo gratuitamente. Si no me gustase lo haría dejado. Y tiene también la compensación de tener lectores y comentarista como tú.
      Un gran abrazo.
      Ya queda menos para que vuelva al blog el icono de tu sombrilla.
      Gracias.
      MÁS

  5. Qué bonito…los hijos sorprenden. Ocurren cosas preciosas cuando crecen. Hay un tiempo en elq ue todo es ansiedad porque son pequeños y demandan mucha atención primaria…Y el tiempo pasa muy rápido…luego se van haciendo mayores y llega un momento en el que, de repente te das cuenta que la semilla empieza a dar sus frutos. Sin saber por qué, ocurre. Desde que son pequeños grabo música, toco el piano, escribo cuentos…y nunca les he incitado a tomar clases de música ni a leer. Y de repente, el mayor, un día se sienta al piano y empieza a tocar. Me pareció maravilloso lo que sonaba…Eran notas simplemente pero me acerqué y le dije: ” Cómo me gusta estar en casa y escuchar el piano de fondo”…y empezó a tocar de oido y a practicar. Y cada día sonaba mejor. Y yo super feliz y animándolo a que siguiera. Un día me dijo: Papá, cómo pudiste hacer esta canción tú? es decir, ¿cómo hiciste algo tan bonito tú solo? se refería a una canción que grabé cuando tenia 25 años con un grupo que tenía. Era guitarra y clarinete. Para mí era una más, pero para él fue una fuente de inspiración donde podía beber y sabía que podía hacerlo. Al fin y al cabo, yo había podido. Yo soy una persona normal. Y él supo que podía llegar a lo mismo incluso más. Me sorprendió. Pero aún más cuando, desde Dublín con el instituto, me manda un vídeo que le grabó un amigo en la calle tocando en público en la parada del metro, en un piano en la calle, el Bohemian Rapsody él solo. Decenas de peronas grabando como él tocaba la canción. Y no sé si fue porque sonó preciosa o porque fue capaz de tocarla sin pudor ni miedo a equivocarse delante de todos lo que me hizo llorar de felicidad…

    • Estimado Paco:
      Gracias por compartir con los lectores y lectoras del blog tan magnificas y preciosas experiencias.
      No me extraña que te emocionases con las imágenes de tu hijo tocando el piano en la calle para tanta gente.
      Yo ahí tengo una experiencia distinta. Carla fue al Conservatorio en el grado elemental. Y luego siguió con una magnífica profesora japonesa. Tiene unas cualidades extraordinarias pero lo ha dejado completamente. Es una pena. Tengo la esperanza de que algún día vuelva a aficionarse.
      De vez en cuando se pone y toca piezas enteras sin partitura, pero LO HA DEJADO COMPLETAMENTE. La profesora (y nosotros) piensa que no la debemos obligar.
      Un gran abrazo.
      MÁS

  6. Querido Miguel Ángel:
    Ya sabes que alguna vez me has comentado esa maravillosa idea de hacer un diario de tu hija desde el día que nació. De tus ideas maravillosas tengo más experiencias. En fin, el genio no puede quedar dentro de la botella, siempre sale.
    La verdad es, que yo que soy más bien copión que genio, cuando me lo dijiste pensé: lástima que no se me ocurrirá o me hubieran sugerido esa idea antes de nacer mis hijos. Qué maravillosa herencia estás dejando a tu hija. Me la imagino cuando tú faltes y ella sea de nuestra edad actual, leyendo su infancia y adolescencia con los ojos húmedos, recordando a su padre y saboreando su infancia y adolescencia pasadas.
    Simplemente, genial, Miguel Ángel!!!
    Yo con mis hijos también tuve una idea, más vulgar, cuando nacieron: les hice una foto cada cumpleaños hasta que cumplieron los 15. Resulta gracioso ir viendo su transformación física.
    Esto lo digo para dar más brillo a lo que de verdad vale, la evolución mental.
    Por lo que he leído de otros comentaristas veo que tu esposa Lourdes ha tenido algún problema de salud. No necesito decirte que mi deseo es que vuelva a estar en plena forma.
    Hoy me despido diciendo: felicidades, Carla. Y a ti un abrazo, padre ejemplar.
    Saludos a todos.

    • Querido amigo Joaquín:
      Efectivamente, Lourdes se está recuperando de una operación con escaso riesgo. Le está costando recuperarse, pero va bien. Gracias.
      Yo creo que ideas de de tipo tienen muchos padres y madres. Lo que es difícil es mantenerlas muchos años. He oido muchas veces: “yo empecé con el primero, pero cuando nació el segundo…”, “cuando cambiamos de casa se me extravió el diario”, “lo dejé un tiempo y no lo recuperé”, “no llevé el libro de vacaciones y ya lo dejé”…
      Sí, creo que ella tendrá un recuerdo importante que le acompañará toda la vida. Yo también me imagino a Carla leyendo a sus hijos las aventuras de su infancia… A veces,Carla me pida que le cuente anécdotas de la mía. Ella lo tendrá más fácil.
      Ahora estoy en un momento especial porque no sé si cerrar cuando cumpla los 18. Ella parece que quiere que siga. No sé si cuando se vaya de casa sería el momento.
      Tu idea de las fotos es muy bonita porque se va viendo la transformación…
      Gracias en nombre de Carla a la que he leído tu comentario.
      Un gran abrazo.
      MÁS

  7. Estimado Miguel Ángel
    le agradezco que nos dé a conocer vivencias con su Hija Carla. Eso nos permite conocer Algo de Carla, y de usted, el amor que por ella siente.
    También agradezco a Carla que nos permite disfrutar de las enseñanzas y reflexiones de su padre.
    María Rosa

    • Querida María Rosa:
      Soy yo y es Carla quienes estamos agradecidos a ti, por leerme y, sobre todo, por escribirme.
      Dudé mucho en escribir este artículo, pero me decidí en compartir esta experiencia porque podría ayudar a algunos padres/madres a dedicar un tiempo para dialogar de este modo con sus hijos e hijas.
      Gracias, por tus hermosas palabras.
      Besos.
      MÁS

  8. Gran maestro, como siempre he vuelto a llorar…ya sea al escucharle en clases o leerle.
    Gracias por que cada una de sus palabras me ha lelvado a la reflexión y, aún mejor, a la mejora de la acción educativa.
    Sin saber, que hacía lo mismo que usted, inicié un diario para mi pequeña…creo que será laúnica y de ahi la idea de escribir aquello que va ocurriendo… leo lo que ocurre con Carla y simplemente vuelvo a las lágrimas…el sólo hecho de pensar en todo ese amor desbordante mi emoción aumenta…

    Gracias por ser un inspirador y transformador…cariños a Carla y toda la familia

    • Querida Katherine:
      No sé desde dónde me escribes.
      Me ha alegrado mucho saber que estás escribiendo un diario a tu hija.
      Me gustaría saber cuántos años tiene.
      A veces dudo si ese regalo es más importante para ella o para mí. Te digo eso porque disfruto hablando con ella en las páginas de esos libros.
      Gracias por tus hermosas palabras y por tus saludos para la familia.
      Muchos besos.
      MÁs

  9. Buenos días Miguel Ángel,

    Conozco de la existencia de tu blog apenas hace un mes y, desde ese momento lo consulto semanalmente.
    Provocas en mí, como lectora, que me enganche con cada palabra que leo pues lo que escribes y cómo lo escribes provoca ese efecto. Te felicito.
    Tus aportaciones hacen transportar mi imaginación, sacar una sonrisa en ciertas reflexiones que comentas……..en definitiva, seguir leyendo.
    No he llegado a pensar “ojalá hubiese seguido antes este blog”, no. Nunca es tarde. Ha llegado en el momento preciso para mí.
    Te seguiré cada semana esperando con una altísima motivación el momento del día que escojo, o bien sábado o bien domingo, para sentarme y disfrutar de la lectura de tu artículo. Has despertado en mí el poder de la imaginación que andaba algo dormido.

    Gracias!!

    • Querida Judit:
      Muchas gracias por tus palabras.Son muy generosas y amables.
      Estaré encantado de que te incorpores a esta familia de lectores y lectoras.
      No sé desde donde escribe ni qué profesión tienes.
      Será una alegría verte por aquí cuando quieras.
      Besos.
      MÁS

  10. Querido maestro:
    Gracias por ser tan generoso. Qué hermosas historia compartís en tu blog.
    Me encanta leerte .Fui creciendo espiritualmente contigo, con tus enseñanzas.
    Me detengo esta tarde de rutina, de la vorágine de la vida para pensarlos en sus charlas o en sus silencios.
    ¡Salud maestro! Que sigas escribiendo y haciéndonos participe de esta hermosa anécdotas.
    Abrazos y más abrazo.

    • Querida Leonor:
      No sé dese dónde me escribes ni a qué te dedicas. En cualquier caso, quiero agradecerte estas hermosas y generosas palabras que me ayudan a seguir escribiendo en el blog con la ilusión del primer día.
      Recibir un correo como el tuyo es el mejor aliciente para compartir ideas, historias y sentimientos.
      Muchas gracias por leerme y por escribir.
      Muchos besos.
      MÁS

  11. Muchas gracias Maestro, por compartir con nosotros esta bonita experiencia, yo quisiera saber escribir, me encantan las narrativas, por el valor que tiene. Que grande Carla. Saludos.

    • Querida María:
      No es tan difícil. Confía en ti. Mira qué fácil: sujeto, verbo y predicado; sujeto, verbo y predicado; sujeto, verbo y predicado… Y así hasta que cuentes lo que deseas contar.
      A escribir solo se aprende de una manera: escribiendo.
      Gracias a ti por leer y escribir.
      Gracias de parte de Carla.
      Besos.
      MÁS

      • Muchas gracias , maestro. Leo y releo tu artículo:” Hay qué escribir” por cierto muy lindo, tengo bien guardado y en ocasiones comparto con mis alumnos, con el deseo de que se fogueen en escribir sus prácticas educativas.Saludos cordiales

        • Querida María:
          Me alegra que la lectura de alguno de mis artículos te ayude y, sobre todo, que también ayude a tus alumnos y alumnas.
          Ojalá´afronten la actividad de la escritura con disfrute y no como una tarea ingrata.
          Muchas gracias y muchos besos.
          MÁS

  12. Qué estupenda idea. aunque, lo que más valoro, no es la idea (imagino que la han tenido muchos padres) sino la constancia. 18 años son muchos años para que no se haya abandonado la idea inicial y para que no existan lagunas importantes.
    Otra cosa que me ha gustado es que se trata de un diario emocional, porque es más rica que hacer archivos de fotografías, de videos o de objetos.
    Gracias por compartir la experiencia con tus lectores.

    • Querida Raquel:
      Tienes razón. Hay muchos peligros que amenazan la constancia. Unos de carácter personal (dudas, cansancio, olvido…) y otras de carácter circunstancial (pérdida del diario, enfermedad, viajes…).
      Lo que más me gusta es que puedo hablar con ella, que no es una simple crónica, ya que expreso mis sentimientos y emociones respecto a ella y a toda la familia.
      Muchas gracias por tus palabras.
      Besos.
      MÁS

  13. Que tal Dr. Santos Guerra.
    De los múltiples artículos que leído de usted, este es el que más me ha llegado al corazón, me apretuja el corazón el sentimiento contenido… Comparto la dicha de ser padre y ver crecer a mi hijo y tenerlo a mi lado, es lo más maravilloso que podemos apreciar de esta vida. Precisamente hoy, se fue la luz en su escuela primaria y me llamaron para ir a recogerlo porque no habría clases y ha estado conmigo en la oficina en mi trabajo y disfruto de sus ocurrencias y de la inyección de imaginación que aporta una mente clara, sana, sin prejuicios y llena de vitalidad.
    Sus palabras me hacen entender todo lo que usted nos comparte con tanta paciencia, en cada plática o de manera escrita… porque no se puede dar lo que no se tiene y usted nos da todo lo que ha construido como persona y este retrato de su vida familiar me conmueve y me llena de energía para hacer tantas cosas con mi hijo, que no quiero que el día de mañana queden en simples ideas y se vuelvan arrepentimiento.
    Con este escrito, con su permiso, iniciaré mi clase de posgrado el próximo sábado.
    Un abrazo a la distancia. Muchas gracias por su palabras.

    • Estimado Misael:
      Qué emocionante tu comentario.
      Bien sabes que, cuando se tiene un hijo, se deja el corazón fuera del cuerpo de por vida.
      Gracias por compartir con los lectores y lectoras tus emociones de padre.
      Por supuesto, será un placer escucharte y que te escuchen el sábado.
      Un gran abrazo.
      MÁS

  14. Emocionas con tus delicadas palabras. Gracias por compartir tus vivencias. Un saludo a Carla, algun dia espero verla y escucharla hablar.
    No tengo mas palabras porque estoy muy emocionada, no tengo hijos y soy una persona muy empatica, me pongo en tu pellejo y hay cosas que me llegan a alma

    • Querida Noelia:
      Aquí tengo a mi lado a Carla.
      Tener un hijo es dejar el corazón fuera del cuerpo de por vida.
      Es una chica maravillosa, que está haciéndose una adulta y madurando a pasos agigantados.
      Educar es hacer con los hijos y alumnos lo que la primavera hace con los cerezos.
      Besos.
      MAS

  15. “Yo te educo, tu me educas” es tu obra más bonita sin ninguna duda.
    Pero lo que produce una hija en el corazón de un padre no puede compararse con nada.
    Los hijos son todo, las alegrías, las penas, las ilusiones, las expectativas, la vida que irrumpe y desparrama.
    Me alegro tanto por ti…

    • Querida Verónica:
      Muchas gracias, Verónica. Tener una hija es dejar el corazón fuera del cuerpo de por vida.Sí, es lo más importante que me ha pasado. Ahora mismo está fuera de casa-Ha salido con su cochecito. Hay tantos peligros, tantos riesgos, tantos problemas… Y los jóvenes son tan ingenuos, tan confiados, tan arriesgados que no estás tranquilo hasta que la ves entrar por la puerta sana. y salva. Y luego está lo que le pasa por dentro…
      Que curiosa y bonita valoración de Yo te educo, tú me educas. Gracias.
      Muchos besos.
      MÁS
      No sé si tienes hijos/as ni si los quieres tener. Es una decisión importante.

      • Tengo 3 hijos y una hija. Mi corazón hace 30 años que vive fuera del cuerpo.
        Tu estás entre mis lindos recuerdos en tu paso por Argentina. Y aún conservo ese bello libro con una bella dedicatoria.
        Mucho tiempo escribí en este blog.Solo que lo hacía como AF.
        También tengo un nieto.
        La vida es bella.

        • Querida Verónica:
          Qué hermosa historia. ¡Y ya abuela! Alguna vez he dicho que el mundo sería mejor si antes de ser padres o madres pudiéramos ser abuelos y abuelas.
          Dice García Márquez que un libro no se acaba de escribir hasta que no se dedica. Me alegro de que tengas un libro terminado.
          Me acuerdo de AF. ¡Qué descubrimiento!
          ¿Y por qué dejaste de escribir?
          Muchos besos.
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          • La vorágine de cada día sin duda. Ahora tengo reposo obligado por una cirugía y algo de más tiempo libre.
            Creo que ser madre es lo mejor de la vida. Un amor que se construye a través del tiempo en una relación de respeto y libertad, sabiendo que nuestros hijos no son nuestra propiedad, pero sabiendo también que es uno de los amores más bellos y más perfectos. Creo que es de los pocos amores eternos. Es un amor para siempre. Yo cuento en mi riqueza cuatro de esos inmensos amores. Y como les digo siempre a cada uno, nadie es este mundo los va a querer cómo los quiere su mamá. Ser abuela es un plus de felicidad agregado.
            Un cariño grande.

          • Querida Verónica:
            Qué sorpresa después de tanto tiempo.
            Espero que la cirugía haya sido leve y exitosa. Y deseo que el postoperatorio sea también breve y positivo.
            Veo que el maldito virus no ha llamado a tu puerta.
            Las vueltas que da la vida.
            Sé que tus cuatro amores sienten orgullo por su madre.
            Tener un hijo es dejar el corazón fuera del cuerpo de por vida. Tú lo has dejado fuera cuatro veces.
            Hace poco escribí que el mundo sería mejor si antes de ser padres pudiésemos ser abuelos.
            Me ha alegrado mucho verte por aquí y saber que estás bien.
            Besos.
            Gracias por escribir.
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