La escuela de la dificultad

19 Feb

Solemos emplearnos a fondo cuando llega el momento de criticar o denunciar el comportamiento escandaloso de políticos, profesores, banqueros, cantantes, deportistas, sacerdotes o  cualquier otro tipo de profesionales que tienen alguna relevancia social. Decimos que el aprendizaje vicario o aprendizaje social es un riesgo dañino para nuestra juventud, cuando el comportamiento de personas relevantes resulta escandaloso. Por eso considero importante presentar la otra cara de la moneda. Quiero mostrar el comportamiento ejemplar de una persona que ha llegado a tener un gran éxito en la vida y que se encuentra en el candelero de la popularidad. Me estoy refiriendo al tenista mallorquín Rafael Nadal.

El pasado día 29 de enero, domingo, me levanté tarde (tengo ritmo de búho, no de alondra)  y mientras me aseaba conecté la radio y me encontré con la decepción: Rafael Nadal había perdido los dos primeros sets del Open de Australia. Y también iba perdiendo por 0-40 el primer juego del tercer set. Imposible la remontada, pensé. Una pena. Podía coronarse como el mejor tenista de la historia pero no había sido posible. Estuve en un tris de cambiar de cadena, dando por consumada la derrota. No lo hice. Di por bueno el esfuerzo que estaba realizando después de haber caminado con muletas no hacia mucho, de haber atravesado la covid-19 hacía poco y después de una crisis en la que, según había contado el propio Nadal, se había planteado la posibilidad de abandonar el tenis.

Cuál no fue mi sorpresa cuando presté atención  y escuché que iba ganando algunos puntos y algunos juegos de forma espectacular. Y que había ganado el tercer set. A esas alturas, le daba como perdedor, a pesar de la reacción. Quedaba el cuarto set y  creí que el ruso se iba a imponer. Medvedev tiene diez años menos que Nadal, pensé. Se impondrá la juventud. Pero no. Golpe a golpe fue avanzando hasta ganar el cuarto set.  Una heroicidad, pensé, al ver el empate. Habían pasado más de cuatro horas de un tenis de primerísimo nivel.

La emoción fue creciendo ante la probabilidad (ya no solo la posibilidad) de ganar el quinto set y  adjudicarse el 21 Grand Slam,  superando a Dyokovic y a Federer, ambos con veinte títulos.  Y ganó el último, el quinto set. El mejor tenista de la historia.

Qué maravilloso ejemplo de superación, de lucha contra la adversidad, de coraje, de esfuerzo, de fe en sus posibilidades, de aguante del dolor. De todos es sabido que estaba jugando con el escafoides roto por la mitad.

Imagino el asombro de su contrincante cuando, después de ganar los dos primeros sets, se encuentra con un titán que saca fuerza de flaqueza y va comprobando que el gradiente de la meta está espoleando y no hundiendo a su adversario.

Uno siente orgullo de tener un compatriota de ese nivel deportivo y, sobre todo, de esa calidad humana.  Un verdadero modelo.  Diré luego por qué  mi admiración hacia esta persona, que tiene una trayectoria insuperable como tenista y una personalidad fraguada en la dificultad, en la sensatez y en la bonhomía. Nadal es un buen deportista, una buena persona y un ciudadano ejemplar.

Son varios los valores que quiero destacar de la biografía de Nadal. Valores que se combinan y se entremezclan  forjando una personalidad admirable. Porque una hazaña de este tipo no es fruto de la improvisación. Hay detrás de ella muchas horas de esfuerzo, de sacrificio, de trabajo oculto. Es el fruto de haber aprendido constantes lecciones en la escuela de la dificultad.

Ante un hecho de esta envergadura solemos poner el foco en el éxito conseguido, pero olvidamos que el éxito no se hubiera producido sin los esfuerzos persistentes de muchos días, sin la presencia de las cámaras y del público que aplaude. Pocas veces se pone el foco en la superación de las dificultades.

He aquí, a mi juicio, alguno de los rasgos de  la personalidad de Rafael Nadal. Los enumero y comento sin tener más conocimientos sobre su trayectoria vital que los que todos hemos podido ver y admirar a través de su presencia en los medios de comunicación.

Capacidad de superación: el tenista manacorí, hace  unos meses, dudaba si tendría que retirarse  de forma definitiva. Andaba con muletas y conocía que la rotura de su escafoides no tenía solución. Y dudó en acudir al Open australiano. Pero tuvo el coraje de viajar, de inscribirse, de ir superando eliminatorias y de ganar una final en una magnífica reacción.

Humildad: a  pesar de ser, de forma indiscutible, el mejor tenista de la historia,  ya que tiene 21 títulos de Gran Slam, Rafael Nadal respeta a sus adversarios y no alardea nunca de sus éxitos.  Le oí decir en alguna ocasión que no se sentía  más que nadie, “a fin de cuentas, decía,  no hago más que impulsar una pelota al otro lado de una red”. Atiende a la prensa con cortesía y respeto. Los éxitos no se le han subido a la cabeza.

Constancia: Hacer un duro esfuerzo en un momento determinado, está en manos de todos, pero mantener esa actitud de manera persistente es lo verdaderamente difícil. La lucha de Nadal para mantenerse en lo más alto exige una costosa perseverancia.  Un victoria como la del Open de Australia es fruto de un buen partido pero, también, de muchos días de entrenamiento.

Resiliencia: Salir de  una grave lesión,  entrenar con fuertes dolores, pensar que quizás tuviese que abandonar el tenis definitivamente y ganar un Grand Slam es el mejor ejemplo de una actitud resiliente.

Fe en sí mismo: las cotas de éxito alcanzadas por Nadal son el fruto de  un buen autoconcepto y de una buena autoestima. Sin esa fe en sus posibilidades sería imposible alcanzar tantos éxitos  consecutivos.

Coraje ante la adversidad: la montaña que se elevaba ante él en la final que he descrito, lejos de arredrarle, se convirtió en un estímulo. Haber perdido los  dos  primeros sets y de empezar perdiendo los primeros puntos del tercero era una montaña de tal altura que parecía imposible de escalar.  Y estoy seguro de que esa actitud ante la dificultad  habrá tenido que ejercitarla muchísimas veces.

Optimismo: tener la esperanza de que se va a conseguir algo, es el primer paso para poder alcanzarlo. Le he oído decir que no quiere quedarse con 21 títulos de Grand Slam y que ya está preparándose para el 22.

Fortaleza: no solo hablo de fortaleza física, hablo también fortaleza mental.  Es una cualidad que elogia su tío y antiguo entrenador Toni Nadal. La fortaleza mental encauza y sostiene el empleo de la fuerza física. 

Ejemplaridad ciudadana: que yo sepa, no se le conoce a Nadal ese tipo de comportamientos insolidarios que llevan a hacer trampas con el dinero, que evaden impuestos colocando su dinero en paraísos fiscales.

Ser un buen deportista, supone haber desarrollado unas destrezas hasta limites excelentes  y haber entrenado con esfuerzo y constancia. Ser buena persona  exige algunas cosas más: solidaridad, empatía, humildad, compasión, respeto a la dignidad humana.   Lo ideal es que se sumen las dos  dimensiones como creo que sucede en el caso de Nadal.

 Hemos visto las actitudes de otro gran tenista, Djokovick, que fue deportado de Australia por no haberse querido vacunar, lo que considero un actitud insolidaria. Porque solo se podrá superar la pandemia si todos y todas participamos en la lucha contra ella. Y eso significa que hay que vacunarse y que hay que cumplir las norma sanitarias para evitar el contagio. También mintió en los formularios de entrada diciendo que no había estado en otros países antes de su viaje, a pesar de haber pasado unos días  en Marbella como era público y notorio. Otros deportistas afamados se muestran altaneros, displicentes, antipáticos, agresivos, egoístas, orgullosos, como si perteneciesen a una clase superior. 

“El ejemplo es la escuela de la humanidad, la única escuela que puede instruirla”, dice Edmond Burke. Qué buena lección de esfuerzo para nuestra juventud la vida de Rafael Nadal.

23 respuestas a «La escuela de la dificultad»

  1. Querido Maestro:
    Me sumo a todos los calificativos que le ha otorgado a nuestro campeón Rafa Nadal.
    Es lo mismo de grande en el tenis que en la vida.
    A pesar del gran imperio tanto económico como en trofeos conseguidos se mantiene afable, humilde y muy buena persona.
    Nos sirve de ejemplo para superar todas las piedras y las adversidades que nos encontramos en el camino.
    Al ver sus triunfos y éste último con el esfuerzo que le ha costado, me sirve de aliciente para animarme en mis momentos bajos y me da que pensar que los esfuerzos dan sus resultados.
    Solo hay que dar crédito a nuestro poder personal y a perseguir con ahínco nuestros sueños.
    Es muy dura la espera, el tiempo a veces es difícil de llevar, los años pesan, los daños te consumen, pero la fe mueve montaña y la esperanza tiene que ser nuestra más fiel aliada.
    Con la fuerza brutal y emocional del mejor tenista me apoyaré para seguir siempre delante.
    Sin más, deseando que paséis una feliz semana, me despido con un cordial abrazo para todos.
    Muchos besos!

    • Querida Loly:
      ¡Qué madrugadora has sido esta semana! Has leído casi al momento de aparecer el artículo.
      Gracias por estar otra semana al pie de la firma.
      Tus comentarios siempre son instructivos. Porque tú lees no solo para conocer, para saber sino para ser mejor. Porque siempre aplicas lo leído a tu vida. No te resbala lo que lees sino que lo haces tuyo y procuras que te sirva para ser mejor persona.
      Qué importante actitud.
      Feliz semana también para ti.
      Besos.
      MÁS

      • Querido Maestro:
        La actitud de ser mejor persona siempre va conmigo.
        Gracias a su blog, a sus comentarios y a sus respuestas personales, he logrado sobrevivir, me ha salvado la vida.
        Nunca deje de escribir, porque es el capitán de este barco y la tripulación no cruzará esos fríos mares ni esas negras tormentas, si le falta ese gran marinero.
        Siempre le estaré agradecida de estar ahí hace muchísimos años y con ello haber mejorado y encauzado mi vida.
        Feliz y leve semana!
        Muchos besos!

        • Querida Loly:
          No hay mayor aliento para quien escribe que recibir una respuesta como la tuya.
          Pienso, de todas formas, que todo el mérito es tuyo. Porque eres tú la que hace la reflexión y el esfuerzo mantenido
          Muchas gracias, Y enhorabuena por tu actitud de mejora, a pesar de las adversidades.
          Besos y ánimo.
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  2. Muy buenas Miguel Ángel!
    Buen saque con el artículo, prácticamente nada que decir al resto, en este buen set que has escrito. Hoy solo mi agradecimiento y reconocimiento a los nadales pedagógicos que también son ejemplo de todos los valores que describes. Todas sabemos que nuestro Nadal juega magistralmente con la raqueta y las pelotas.. mientras otros solo las tocan, por eso es tan importante para la educación el Ejemplo y tener referentes aunque la vida nos de reveses. He de reconocer que me gustan más los deportes de equipo pero el tenis tiene un punto guapo; creo que la educación se parece más al waterpolo especialmente porque nos movemos actualmente en incertidumbres y suelos líquidos.
    Tus recomendaciones o comentarios de libros se agradecen muchísimo, espero que el próximo set del sábado nos remates con varios ya que eres nuestro Nadal pedagógico 21 Grand Slam.
    Mil gracias
    Abrazos sinceros a toda la familia.

    • Querido Miguel, querida Gema, querida familia:
      Siempre tu toque de ingenio. Así da gusto.
      Y siempre una generosidad ilimitada que agradezco. Con lectores cy lectoras como vosotros es imposible dejar de escribir.
      Desde luego que nuestra tarea se refleja mejor en deportes de equipo. Está claro. No hay niño que se resista a diez profesores que estén de acuerdo.
      Pero también para cada uno de los integrantes del equipo es válido li que planteo sobre la actitud esforzada de Rafa Nadal.
      Un abrazote de Málaga a Almeria.
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  3. Querido Miguel Ángel:
    Comencé a ver el partido cuando iba perdiendo dos sets. Mis pensamientos coincidieron con los tuyos, lo daba por perdido. Todos sabemos cómo es Nadal: nunca se rinde. Estoy muy de acuerdo en lo que dices de esta gran persona.
    Su sencillez y el enfoque humilde de su actividad es extraordinario, como dices de él, al fin solo es impulsar una pelota al otro lado de la red. Si fuera solo eso todos seríamos iguales.
    Sin quitar ningún mérito al gran Nadal, me lleva a pensar en el gran esfuerzo de nuestros investigadores por mejorar nuestra vida y salud y ni nos preocupamos de ellos ni los conocemos, y desde luego, económicamente, no son comparables con los magos de la pelota.
    Mi admiración para tantos y tantos, en todas las profesiones, que dan lo mejor de sí mismos.
    Un abrazo, querido Miguel Ángel, y saludos a todos.

    • Querido Joaquín:
      Por supuesto, querido amigo. Por supuesto que esta actitud del tenista español puede (debe) darse en todas las actividades profesionales.
      Estoy seguro de que en el campo de la investigación que tú citas y en todas la profesiones hay personas que superan las adversidades, que se esfuerzan cada día y que acuden a esa escuela de la dificultad para superarse.
      Y, sobre todo, hay personas que, después de encontrar una enorme dificultad, sacan fuerzas de flaqueza para seguir adelante.
      Hermosos ejemplos.
      Al estar en lo más alto de la gloria, es más fácil verlos.
      GRACIAS.
      MÁS

  4. QUER8DO AMIGO Y MAESTRO MIGUEL ÁNGEL:
    Un saludo muy afectuoso y mis mejores deseos para ti y para los tuyos.
    Gracias por el artículo que nos brindas hoy: una vez más, la forma o la expresión lingüística y el fondo o contenido guardan una perfecta armonía. Nos ofreces un caso concreto de una persona de una gran relevancia social -como es Rafael Nadal- que irradia ejemplaridad en todos los órdenes o dimensiones de su vivir y su quehacer. Resulta confortante encontrar estrellas o celebridades (las hay) que reúnen las cualidades que nos comentas (a modo de argumentos) sobre este patriota. De la vida personal de Nadal, poco sé. Tan solo puedo decir que una compañera de mi Departamento de Lengua castellana impartió clases a Nadal cuando ejerció en Palma de Mallorca: según nos cuenta esta docente, el tenista no era brillante académicamente -al menos en Lengua castellana-, pero mostraba unos valores admirables como persona.
    Recuerdo, ¡cómo no!, el caso del famoso portero de la Selección Española: Luis Arconada, vasco de pro. Un verdadero hito de la historia del fútbol español: se retiró con modestia y no hemos vuelto a saber de él: ninguna entrevista, ninguna aparición en programas televisivos de cotilleo, nada. Silencio y humildad de un auténtico campeón.
    La escuela debe forjar ciudadanos y ciudadanas resilientes, preparados para la adversidad (ámbito de la educación emocional). E, igualmente, la institución escolar debe ser modelo de ejemplaridad (como indicas muy oportunamente al final del artículo). De este modo, abundarían figuras con prominencia social como Rafael Nadal, auténtico modelo de referencia no solo en el deporte, sino en el ámbito personal.
    Feliz fin de semana a todos y a todas.

    • Querido Carlos:
      Muchas gracias por la lectura y valoración del artículo. Y, sobre todo, por el estupendo comentario que has enviado.
      Es un honor tener lectores y lectoras que mejoran el articulo con sus comentarios.
      Somos más dados a destacar los casos de malos ejemplos que nos ofrecen las personas que han alcanzado la fama. A muchos triunfadores se les sube a la cabeza el éxito y miran al resto de los mortales desde un plano superior. Por eso me ha llamado siempre la atención la actitud humilde de Rafa Nadal.
      He querido subrayar la capacidad de superar las adversidades de este magnífico tenista.
      ¡Anda que no has tenido tú que luchar contra la adversidad!
      Mi admiración y afecto por tantos esfuerzos.
      Tú eres el Nadal de los docentes de Lengua y Literatura.
      Un gran abrazo.
      Saludos a tu familia.
      Un abrazo a Eli.
      MÁS

      • QUERIDO MIGUEL ÁNGEL:
        De nuevo, un saludo afectuoso y mi gratitud por las palabras que me diriges como respuesta a mi sencillo comentario. Si te digo la verdad, casi me ruborizo al leer tus palabras finales: que soy el Nadal de los docentes de Lengua castellana y Literatura.
        Un abrazo y feliz domingo.

  5. Hola Miguel Ángel.

    No sé porqué, pero no te veía a ti muy amigo del mundo del deporte… Me ha sorprendido cuando he visto la imagen de Don Rafael Nadal Parera (así lo llaman algunos locutores de radio) presidiendo tu entrada de esta semana…

    Ya no se pueden decir más calificativos ejemplares del tenista de Manacor.Tú has empleado algunos rasgos o atributos de Rafa, así le llamamos porque lo sentimos como a un amigo cercano y querido… ¡Vamos Rafa! dice la afición y sus propias zapatillas de deporte…

    Pero me voy a detener en su “maestro tenístico”, que algo habrá hecho en el modelaje de la personalidad de Rafa. Y ese no es otro que tu tío, Toni Nadal. Escuchar las reflexiones de Toni es todo un placer para el intelecto ¡Cuánta sabiduría tenística y humana tiene este señor! Porque, además de entrenador de tenis, es un eminente psicólogo y educador en la práctica. Porque no es todo darle a la pelotita para que pase la red…, El cmportamiento y elc arácter de Rafa se ha hecho efectivo gracias a la acción de su tío (también me imagino que sus padres habrán obrado en su personalidad, indudablemente…). La relación tío-sobrino va más allá a la que normalmente se suele presentar en el ámbito familiar porque Toni es su entrenador, su maestro, su psicólogo, su guía, su consejero…

    Ya sé que el comentario se va a hacer muy largo, pero os copio y pego las últimas declaraciones de este señor:

    “Durante estos últimos días y a raíz del aclamado triunfo de mi sobrino en el Open de Australia, he leído y escuchado repetidamente un sinfín de elogios dirigidos a su persona. En muchos de ellos se hacía referencia a su fortaleza mental, a su demostrada entereza ante las dificultades y a su capacidad de sobreponerse después de situaciones muy adversas. Muchos son los que se han preguntado cuál es la razón de todo ello e, incluso, algunos se han atrevido a dar alguna explicación. Yo, algo conocedor del particular caso que nos ocupa, formaré parte de estos últimos.
    Sin ningún ánimo de estar en posesión de la verdad absoluta, intentaré explicar las claves que, a mi parecer, hacen que Rafael responda así ante estas situaciones y que esto resulte tan singular en los momentos actuales porque, evidentemente, lo que hace admirable el hecho, por encima de todo, es su excepcionalidad.
    En muchas ocasiones me he preguntado, no tanto por qué él es capaz de actuar así, si no por qué no lo hace de esta misma manera la mayoría de la gente que aspira a conseguir algún logro importante en su vida. Yo entiendo que cuando uno toma una decisión así asume la dificultad y el reto que todo ello conlleva y presupongo, a su vez, que estará interesado en hacer todo lo necesario para alcanzarlo. De ahí mi sorpresa cuando constato que eso no sucede de forma habitual. Y mi creciente desazón cuando comprendo que ese modo de actuar se da en todos los ámbitos y no solo en el tenístico o deportivo.
    Toda vez que esto es así, a mi modo de ver, sería bueno que nos replanteáramos nuestros principios y que nos preguntáramos, como mínimo, si con el modelo actual estamos formando correctamente a nuestros jóvenes y si les ayudamos a afrontar con garantías su futuro.
    En un pasaje del ensayo La civilización del espectáculo, Mario Vargas Llosa escribe: “¿Qué quiere decir civilización del espectáculo? La de un mundo donde el primer lugar en la escala de valores vigente lo ocupa el entretenimiento y donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal”. Y añade que ese ideal en la vida es perfectamente legítimo pero advierte, también, de sus inesperadas consecuencias, y continúa: “De ese modo, no aburrirse, evitar lo que perturba, preocupa y angustia pasó a ser para sectores sociales cada vez más amplios de la cúspide a la base de la pirámide social, un mandato generacional”. Y yo añadiría que esto tiene consecuencias contrarias, si no devastadoras, para una buena formación del carácter.
    Esto que describe el escritor peruano-español no ha empezado ahora, es donde hemos llegado en un proceso de declive que empezó unas décadas atrás, pero sí se ha agudizado enormemente con el mundo tecnológico actual y con el buen empeño que en ello ponen ciertos dirigentes necesitados del favor popular y respaldados por un grupo creciente de población necesitado de pensar que está contribuyendo a crear un mundo ideal y de alardear de su gran corazón, de su excelsa corrección y de su singular empatía. Y así, paulatinamente, hemos logrado desdeñar todo lo que exige esfuerzo o que nos incomoda mínimamente.
    En mi amplia experiencia dentro de la formación tenística he ido comprobando cómo se han acentuado en los jóvenes la frustración, el hastío y el abandono enseguida de algo que les turba o no les sale inmediatamente como desean. Las nuevas generaciones necesitan en una medida cada vez más creciente que los entrenamientos sean divertidos, que las recompensas sean inmediatas y que se les aplauda el más mínimo avance.
    Y volviendo al por qué Rafael se ha escapado a todo esto y es capaz de actuar como actúa, mi respuesta es sencillamente: porque se acostumbró a ello. No concibo otra manera de hacer. Nunca vi en un examen, al menos no me ocurrió a mí, que alguien pudiera contestar aquello que no había estudiado. Mi sobrino se preparó durante muchos años, prácticamente durante toda su vida, para afrontar la dificultad. Por eso, yo fui un entrenador muy exigente, poco complaciente, muy poco dado al halago y, por tanto, consecuente con el camino elegido.
    Mi sobrino tenía la obligación, inculcada por mí al principio, asumida por él después, de no quejarse, de entrar en la pista cada día con buen ánimo, de aceptar que las cosas no salen bien de inmediato y de asumir la dificultad tanto física como mental. Él aceptó la exigencia, absolutamente todos los días de todos los años que entrenó conmigo, de entrar con buena cara en la pista, de no romper una raqueta (signo de desánimo), de entrenar más tiempo del previsto, de no quejarse jamás y de pegarle a la bola, cada vez, lo mejor que pudiera. Pero, sobre todo, de entender y aceptar que aunque hiciéramos todo esto, no necesariamente las cosas saldrían bien.
    Él creció escuchando y, especialmente, asimilando toda una serie de frases que le repetí incansablemente: “Si no eres capaz de derrotar a tu rival, al menos no le ayudes a que él te venza”. “Hacer todo lo que toca no nos garantiza el éxito; no hacerlo, casi con toda seguridad, nos garantiza el fracaso”. “Cuando luchamos en una situación totalmente adversa, casi siempre acabaremos perdiendo; pero habrá un día que conseguiremos darle la vuelta a la situación. Y ese día justificará todos los anteriores”. “Es muy difícil dominar la pelota si tú no eres capaz de dominar tu voluntad”. Todas estas frases, y algunas más, Rafael las interiorizó y las aplicó constantemente.
    A veces, me han atribuido cierto mérito en la forma de actuar de Rafael. Sin falsa modestia, no es así. Decirlo es muy fácil. El mérito es única y exclusivamente de él, porque estuvo dispuesto a obedecer, primero, y a interiorizar y a aplicar después.
    Que Rafael fuera capaz de hacer lo que hizo en la final del domingo pasado en Melbourne, y de tantos otros domingos, responde en parte a la aplicación de todos estos aprendizajes, pero principalmente, no nos engañemos, a un talento inusual y a una habilidad innata impropios en la mayoría de los jugadores.
    Independientemente del número de títulos conseguidos, yo he visto antes este espíritu de lucha, esta concentración y esta fe inquebrantable en la victoria en jugadores como Mats Wilander, Björn Borg, Steffi Graf, Arantxa Sánchez Vicario o el mítico Rod Laver, y en otros tenistas con menos éxito deportivo. Lo inquietante es, sin duda, que hoy en día esto sea un hecho excepcional.”

    Dicho queda.

    Buen fin de semana para todos y todas.

    Un abrazo MÁS grande para ti…

    • Hola a todo el mundo.
      Enhorabuena, estimado D. Juan Carlos, por traer aquí este afortunado texto del tío/entrenador de Rafa Nadal. Viene a concretar lo esencial que busco y espero de este blog. Muchísimas gracias.

      • Estimado Don Quintiliano:
        Ya veo que también a ti te ha parecido estupenda la larga cita que nos ha ofrecido Juan Carlos.
        Es de agradecer el esfuerzo de la transcripción. Podría habernos remitido a la fuente.
        Buen fin de semana.
        MÁS
        PD: Tendremos que cantar el “que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva… ¡Qué horrible sequía! La solemos llamar pertinaz.

        • Hola Miguel Ángel.

          El texto lo saqué de un comentario de facebook y pensanado ena aquellos que no disponen de esta aplicaicón, preferí copiar y pegar directamente en el blog.

    • Querido Juan Carlos:
      Muchas gracias por el esfuerzo que supone transcribir esta larga y estupenda referencia de Toni Nadal.Desde luego que ha merecido la pena leerla de pe a pa.
      Te lo agradezco en nombre de todos los lectores y lectoras. Ya habrás visto que Don Quintiliano se hace eco de esta gratitud.
      Es fundamental conocer esta estrategia educativa para explicarse el caso de Nadal.
      Y es muy oportuno preguntarse por los criterios educativos de familia y escuela respecto a estas cuestiones.
      No puede afrontar con éxito las dificultades de la vida quien ha vivido en la pereza, en la molicie y en la extrema facilidad que propicia la sobreprotección.
      Un gran abrazo.
      MÁS

      • Como indicaba en un comentario anterior, no ha supuesto ningún esfuerzo, solo he tenido que copiar y pegar…

        Creo que es justo rescatar y poner el foco también en las personas que ayudan a formar a grandes deportistas y grandes personas, y Toni Nadal, es un vivo ejemplo…

        Seguro que en la escuela la labor de muchos docentes trascienden en sus alumnos en igual manera… Ese es el camino a seguir…

        • Querido Juan Carlos:
          El comentario es muy pertinente. Porque responde a una pregunta esencial: ¿Por qué Rafael Nadal es así? Y de esa contestación se derivan conclusiones muy importantes para loa educadores/as y para los padres y las madres.
          Pensé en ello, pero el espacio del artículo no daba para tanto.
          Así que gracias por tu aportación.
          MÁS

  6. Querido Miguel Ángel:
    Como dice algún comentarista más arriba, pocos calificativos has dejado para poder añadir. Es difícil completar con alguna idea nueva el perfil humano o deportista de Rafa Nadal.
    Es el mejor ejemplo para los jóvenes ciertamente y creo que no sólo para ellos.
    Siento orgullo de que sea compatriota y no puedo ni siquiera imaginar el que sentirá su familia, sobre todo sus padres.
    Muchas gracias por este magnífico artículo que sin duda resultará del agrado de nuestro mejor deportista de la historia.
    Un abrazo
    María Ángeles Peláez

    • Querida María Ángeles:
      Sí, es un ejemplo no solo para los jóvenes.
      Muchas veces, los medios solo muestran a los triunfadores en la cima el éxito, pero no dejan ver todo lo que ha sido necesario hacer par a alcanzarlo.
      Se muestran las fotos de la entrega de los trofeos pero no se ve el entrenamiento diario, la superación de las dificultades, el esfuerzo cotidiano, la renuncia a muchas satisfacciones…
      Me acuerdo de tu hija y de todo lo que me comentabas de sus horas inexorables de estudio, incluso en días festivos. Otra persona admirable. Lo que sucede es que quienes han alcanzado notoriedad pública se ven con más facilidad.
      Besos y gracias.
      MÁS

  7. Me encantó. Rafa Nadal, símbolo de las lecciones de vida. Un artículo más que elocuente,sobre la capacidad de sobreponernos en circunstancias de desventajas. Una remontada increíble, Gracias Rafael Nadal, Gracias Maestro Miguel Ángel, por abordar a través del deporte , en algunos casos prostituidos, un ejemplo digno de destacar. El deporte , siempre multidisciplinario, la escuela debe aprovechar como transversal para mejorar vidas.

    • Querida María Teresa:
      Ha llegado tu correo repetido cuatro veces. No te sorprendas de no verlo de inmediato porque le tiene que dar paso el administrador. Y no siempre estoy conlas manos en la masa.
      Gracias, María Teresa, primero por leer el artículo y luego por escribir este comentario.
      Sí, en la escuela y en la familia, tenemos que trabajar estas cuestiones. No se hace uno fuerte por arte de magia.
      Besos.
      MÁS

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