Quien más quien menos ha tenido algún problema con sus seguros de hogar, de coche, de moto, de viajes, de salud, de vida… Probablemente más que menos. Lástima que no compartamos más a menudo las experiencias de pequeños fraudes que vivimos. Tendríamos más conciencia de la indefensión ciudadana ante los poderosos y nos uniríamos para hacernos más fuertes.
Cuando ves y escuchas la publicidad que hacen las empresas aseguradoras, parece que te ofrecen una ayuda imprescindible e ilimitada. No habrá más problemas porque todos te los resolverá el seguro. Cuando te llaman para suscribir una póliza todo son ventajas. Se diría que estás haciendo el negocio de la vida. Por poco dinero, total seguridad.
No se acaba la enumeración de los daños que solucionará la nueva póliza. Una póliza que, por otra parte, se te presenta como la más rentable del mercado: la que te da más por menos. Y firmas casi emocionado sintiendo el respaldo de una gran compañía que, por un módico precio, te ofrece las garantías más elevadas que puedas imaginar. No necesitas ni leer las numerosas cláusulas después de todo lo que te han dicho. Y firmas como un bendito. En la letra pequeña no reparas y, de hacerlo, no te enteras ni de la mitad.
El problema llega al dar el primer parte de un siniestro. Cuando se produce el daño, piensas en la tranquilidad que supone estar cubierto por aquella firma salvadora. Pero entonces viene el problema.
He oído decir que es mejor tener un seguro y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo. El problema se produce cuando tienes un seguro y, a la hora de la verdad, que es la cobertura de los siniestros, es como si no lo tuvieras.
Pondré dos ejemplos (entre cientos), extraídos de mi reciente experiencia. Uno se refiere a la aparición de unas humedades en una pared de la entrada de la casa. Me habían dicho que el seguro repararía los daños producidos por la humedad, no la causa de los mismos. Con esa tranquilidad (¡menos mal que tengo un seguro de hogar!) llamé para comunicar el problema. Vino el perito a ver lo que estaba pasando. Comprobó que había una mancha grande de humedad y decidió abrir una cala para comprobar si había tuberías (sé que hay máquinas de detectan el paso de tuberías y las fugas que puedan existir, pero nunca las he visto). En el lugar de la cala no había tuberías, de modo que en ese momento concluyó que la humedad era consecuencia de filtraciones del terreno. Diagnóstico rápido, poco riguroso y, aquí está la clave, interesado. Porque resulta que el seguro no cubre los daños producidos por filtración. Hay tuberías en otros lugares, por ejemplo debajo del suelo de la entrada, pero allí nadie exploró.
Lo que sí cubre el seguro es el tapado de la cala que se había hecho en la pared, me dijeron. Solo faltaba que no fuera así. Vino el albañil de una empresa reparadora y, cuando terminó, me dijo que no podía pintar porque estaba húmedo y que, cuando secase, hiciese una llamada para pintar en las condiciones deseables. Dejé pasar tres o cuatro semanas. Llamé a la empresa reparadora y cuál no fue mi sorpresa cuando me dijeron que el seguro les había comunicado que no cubría la pintura. Es decir, que mi seguro no solo no me había solucionado el problema sino que me había ocasionado un gasto, ya que de mi bolsillo tenía que pagar a un pintor para que viniese a pintar aquella parte que el seguro había decidido romper para hacer una exploración que les venía bien para realizar un diagnostico arbitrario.
Llamé por teléfono al seguro. Hablé primero con una persona que me repitió una vez tras otra la misma frase: en caso de filtración no cubre la pintura. Yo insistía: no cubre la pintura de los daños, pero sí tiene que cubrir la de la cala que se ha practicado. Luego hablé con otra persona que, acaso para acabar con mi insistencia me dijo que le parecía razonable y justa mi demanda y que en ese momento se estaba poniendo en comunicación con la empresa reparadora para que fueran a pintar. Quedé muy satisfecho de la gestión. Había ganado la batalla. Cuál no fue mi sorpresa cuando llamo a la empresa reparadora y me dicen que no ha llegado ningún comunicado de la aseguradora.
Sabía el nombre de la persona con la que había hablado pero, claro, “es imposible localizarla”. Tampoco es posible hablar con algún supervisor o responsable que pueda hacer algo más que repetir lo que dice la cláusula invocada para la denegación.
Conclusión: a pagar de mi bolsillo el desaguisado y a buscar una empres particular para que localice el origen de la humedad y ponga remedio al problema. Y otra vez a echar mano de la cartera.
El segundo ejemplo. Un temporal de viento rompió uno de los toldos de la casa. La póliza del seguro cubría la reparación de los daños. Di el parte, y me felicité de estar pagando un seguro. Me preguntaron por el día del temporal de viento. Me dijeron que tenían que informarse en el observatorio de la zona de la velocidad que había alcanzado el viento. Si era inferior a 80 kilómetros por hora, el seguro no cubría el percance. ¿Qué había sucedido? Pues que la velocidad del viento no había alcanzado la velocidad mínima de 80 kilómetros por hora.
Ya sé que lo has firmado. Ya sé que tenías que haber leído con detenimiento la letra pequeña. Pero no voy a eso. Voy a la lógica de la cláusula. ¿Qué más da la velocidad del viento si ha roto el toldo? ¿Cuál es el motivo por el que no cubre el daño si el viento sopla a 79 kilómetros por hora?
Y te dicen: ¿no vio usted lo que firmaba? Pues no, no lo vi. Me fie de la información que me dieron por teléfono. Y lo peor es que si elijo otro seguro, voy a encontrar una cláusula similar sobre la velocidad del viento, kilómetro arriba, kilómetro abajo. ¿Qué hacer?
Hace algunos años tuvimos un seguro del que nos echaron porque habíamos recibido más de lo que habíamos pagado. Es decir, que solo son válidas las reglas del juego cuando gana uno de los jugadores, que es el que las impone.
No sé dónde he leído que los seguros son como los vinos. Si no se nota la diferencia hay que elegir el más barato. Ahora bien, al día siguiente no hay que quejarse del dolor de cabeza.
¿A qué vienen estos minuciosos relatos, quizá tediosos para algún lector o lectora? A reivindicar nuestra condición de ciudadanos y ciudadanas en una sociedad depredadora. A reivindicar la formación para la ciudadanía. A invitar a que pasemos de una mentalidad ingenua a una mentalidad crítica, como proponía Paulo Freire. A pedir que seamos fuertes y perseverantes en las pequeñas luchas.
Muchas veces nos dejamos engañar demasiado fácilmente. Nos informamos de manera superficial. Hacemos comparaciones poco rigurosas. Firmamos a la ligera. Somos poco exigentes con nuestros derechos. Batallamos poco cuando se produce una negativa. Nos damos fácilmente por vencidos. Perdemos la esperanza en la victoria. Pensamos que no merece la pena el esfuerzo. Como consecuencia, el pez grande se sigue comiendo a los peces chicos.
Son numerosas las películas que analizan casos escandalosos en los que la justicia hace doblegar la cerviz a una compañía de seguros de renombre. Acabo de ver una vez más The Rainmaker (titulada en España “Legítima defensa” y en Argentina “El poder de la justicia”). Es una película de 1997, dirigida por Francis Ford Coppola. Un abogado imberbe (Matt Damon) y un auxiliar al que han suspendido seis veces el examen de graduación (Danny DeVito), ganan la partida millonaria a una gigantesca compañía de seguros que había denegado una y otra vez, de forma fraudulenta, un trasplante de médula a un enfermo de leucemia por la negativa a la petición reiterada de la madre, había fallecido.
Pero claro, no se hace una película sobre cómo una clausula interesada sobre la velocidad del viento deja sin cobertura la rotura de un toldo o sobre cómo se hace un diagnóstico interesado que atribuye a las filtraciones del terreno una persistente humedad en la pared de la casa de un ciudadano de a pie.
Refleja bien la tensión entre el seguro y el tomador este pensamiento de Woody Allen: “Nietzsche dice que nosotros viviremos la misma vida nuevamente. ¡Dios mío, yo tendré que ver de nuevo a mi agente de seguros!”.
Querido Miguel Ángel:
El tema que nos traes es de calentón de cerebro. Cierto que a la hora de utilizar ciertos seguros todo son balones fuera y se pregunta uno para qué sirven.
Algo comentaré: en mi zona comunitaria llovió tanto un día que desplazo un muro de contención de jardines. El seguro no se hace cargo porque no tenía huecos para salida de aguas de filtración. Tenía que hacerse cargo la constructora que ya no existe. Total a pagarlo a escote la comunidad y cambiamos de seguro.
Casos como el que cuentas tú he tenido y todo es peloteo de unos a otros.
Pero no todo es malo: hace tres días me voy cargadito al fresco de Andorra. Al llegar a la Seu de Urgell aparco el vehiculo al lado de la carretera para beber un poco de agua y al querer encenderlo como si no hubiera coche. Tengo la Mutua Madrileña, seguro con franquicia. Qué maravilla! En una hora tenía un vehículo para devolverme el coche a Cerdanyola y un taxi para llevarnos mi esposa y a mí al domicilio. Al día siguiente nuevamente la grúa lleva mi vehículo a un taller a Barcelona, donde ahora está. Todo perfecto y sin soltar un euro.
Los seguros de vivienda es de lo más conflictivo, siempre andan con excusas.
Un abrazo con el deseo de la seguridad de no necesitar un seguro. Saludos a todos.
Querido Joaquín:
Mi seguro es la Mutua Madrileña desde hace más de 50 años.
Dos de coche a todo riesgo, sin franquicia. Y dos de vivienda.
Cuando llevas el coche a reparar, la Mutua te ofrece un coche de sustitución. Paga el taxi desde el taller hasta una agencia de alquiler, te dan un coche y, cuando vas a devolverlo, NO PAGHAN ELTAXI HASTA EL TALLER y, como consecuencia, tienes que pagar el taxi de tu bolsillo. ¿Qué explicación tiene que no se hagan cargo del regreso? Pues la mezquindad.
En el caso que nos cuentas veo que actuaron de forma justa y racional.
Tenemos que ser más exigentes en la defensa de nuestros derechos.
En escaso de los seguros, pero también con las compañías de telefonía móvil, con los bancos…
Un gran abrazo.
Ya veo que te desplazas a lugares envidiables.
Gracias por la aportación, como siempre, atinada.
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Muy buenas Miguel Ángel!
El mundo real de las multinacionales de los seguros es de película….pero de los hermanos Marx.
Ya sabes que lo que Vodafone ha unido que no lo separe un siniestro….
Espero que las secuelas psicológicas de tus aventuras se curen pronto.
Hoy te mandamos un abrazo desde la Alpujarra Almeriense donde estamos en un encuentro de la Federación de Madres y Padres por la escuela pública preparando y concretando el emocionante curso 21-22.
Nos acordamos mucho de ti y te tenemos presente. Estamos en contacto.
Mil abrazos
Querido Miguel, querida familia viajera:
Pero, bueno, vosotros no parais, da gusto veros de acá para allá.
Aprendiendo y disfrutando. Decía Cherteston que viajar es comprender que estabas equivocado.
Tengo que contestar al pedido de Gema.
No sé de cuantas páginas tiene que ser el artículo.Digo esto porque, si es corto, debería darle un vistazo al artículo Machismo lingüístico. Hay un artículo de Juana Castro sobre este tema qu es magnífico.Hablamos.
Un gran abrazo itinerante.
Y gracias por estar, a pesar de los kilómetros y deletreo.
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Querido Maestro.
Hoy el tema que trata de la cobertura de los seguros es superinteresante.
Tengo siempre en el pensamiento que mejor es estar asegurado que carecer de ello.
Por eso pago tengo asegurado lo único que tengo que es la vivienda , el coche y además el de decesos.
Hasta ahora nunca me he sentido engañada. El seguro ha respondido a varias siniestros que me han pasado.
Desde la rotura de cristales de una montura de patio a la rutura de un cristal de escaparate bastante caro y lo han repuesto dos veces.
La pintura de parte del patio por humedades.
La valoración en dinero de una enciclopedia también estropeada por la humedad.
En fin hasta hoy todo entraba en la póliza.
Algo bueno habré hecho, o he tenido mucha suerte.
Entiendo lo que dice que uno no lee toda las clausulas de coberturas y a veces nos engañan como a chinos (aunque a los chinos no los engañe nadie).
Desde que estoy en su blog y leo los comentarios de sus amigos como el de Horacio Muros , que me encantó, soy más positiva-resiliente.
He cambiado mi mentalidad ingenua por otra mentalidad crítica y enriquecedora.
Es cierto los pensamientos de Paulo Freire cuando dice que la fortaleza se demuestra cada día, superando los pequeños avatares y enigmas de la vida.
Que orgullosa me siento de vivir este momento de sanación y encuentro a mi misma.
Si le sirve de consuelo yo he sigo engañada, otras veces, por personas de mi entorno más próximo, de las que nunca me esperaba tales hechos.
Quizás sea ese engaño el más doloroso porque te deja caos y vacía por dentro.
Pero siempre confío en el tiempo que me enseñe a que todo llegará en su momento.
Espero se tome está incidencia con el seguro, como experiencia de vida y para la próxima esté más atento.
Sin más me despido con un montón de besos y abrazos para todos.
Que la semana os sea leve y menos calurosa.
Querida Loly:
Pues me alegro de que todo te haya ido bien con tus seguros.
Es cierto que resulta más doloroso el engaño de las personas más cercanas, de las que pertenecen a tu entorno y, sobre todo, a tu misma familia.
Para superar ese tipo de adversidades hace falta mucha fortaleza.
Qué coincidencia que hables de Paulo Freire. Estoy redactando un prólogo para un libro que contiene 100 cartas dirigidas a él en el centenario de su nacimiento (1921-2021). Tengo que enviarlo esta semana que entra.
Muchas gracias por estar ahí cada sábado, aportando tu granito de arena de bondad, de optimismo y de honradez.
Besos.
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Querido Miguel Ángel.
El comentario de ayer sábado no lo he podido comentar porque no me sale el sitio de comentarlo.
No sé que ha pasado porque no sale ningún comentario.
Se lo digo para que no crea que me ha pasado algo.
Y le ruego que me diga algo para aclarar la situación.
No sé cómo hacerlo.
Muchas gracias!
Besos para todos.
Querida Loly:
Efectivamente, ayer hubo un problema que pienso será subsanado el lunes.
Miguel Vera, que escribe siempre a primera hora del sábado, me escribió diciendo que no estaba habilitada la función de Dejar un comentario.
Llamé al periódico y me dijeron que hsta el lunes no llegaban los técnicos.
Espero que mañana se solucione y puedas enviar tu comentario.
Gracias por tu comentario.
Besos.
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Hola Miguel Ángel.
Si yo te contara mis vicisitudes con una misma compañía de seguros ante dos siniestros, uno que afectaba en mayor medida al continente que al contenido y otro al contrario, y cómo adoptaba dos medidas diametralmente distintas en función de sus intereses. Es demencial…
Compañías de seguros, eléctricas, de telefonía, de aguas,… nos tienen en sus manos y nos manejan como cobayas…
Y para más impunidad crearon la atención al cliente on line o por telefonía,…Nuestra indefensión es aún mayor tal como señalas….
Tú nos hablas de denunciar, pero es que la justicia es otro laberinto del que es difícil salir. Pleitos tengo ganados y aún no se han ejecutado tras pasar muchos años..
Aprovechemos los resquicios de libertad que nos dejan para seguir viviendo lo mejor que podamos… Y demos gracias a la diosa Fortuna para que no tengamos problemas con los poderosos…
Ojalá no se vuelve la sombrilla con el levante no vaya a ser que le dé a alguien y su seguro me demande… La ajustaré bien al clavo… 🏖️. 😂
Un abrazo.
Querido JUAN CARLOS:
Suponía que no estaba solo en la queja.
Esa es la sensación que yo tengo ante las grandes compañías: indefensión.
Y dificultad cuando decides emprender una reclamación en toda regla.
Tengo 4 seguros de Home Service. Son baratos. El problema es que no los utilizo y cuando alguna vez ocurre algo, resulta que «eso precisamente no está cubierto». He estado varias veces en un tris de rescindir los cuatro contratos. Llegado este momento me hacen una oferta, con no sé descuento y un servicio gratis. Y sigo enganchado. Es una adicción estúpida.
Creo que hay que conocer los derechos y que hay que tener el coraje de exigirles.
Buena sombrilla en este verano tan especial.
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Es la batalla de David contra Goliat.
Creo que muchas veces tenemos la sensación de que no podemos ganar, aunque tengamos razón.
La educación para la ciudadanía nos tiene que ayudar a conocer nuestros derechos y a saber defenderlos.
También me ha pasado con las compañías móviles.
Entre los errores y los engaños, tengo la sensación de estar indefensa.
Querida María:
En este asunto hay varios problemas.
Uno es el desconocimiento que tenemos de los derechos.
Por ejemplo, hay grandes compañías que no tienen un teléfono gratuito, como es obligatoria, para llamar. Y te meten un 902 de pago. O números carísimos.
Desconocemos los derechos y los caminos para defenderlos.
Existe también pereza. Cuando se trata de pequeñas cantidades pensamos que no merece la pena el tiempo que vamos a gastar. Y lo dejamos.
Hay también cierto escepticismo, es decir, tenemos la idea de que no vamos a ganar, aunque tengamos razón.
Nos quejamos, pero no hacemos.
Gracias por participar.
Un beso.
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A veces tengo la sensación de que que de algún modo y por algún sitio me van a engañar.
Se han citado varias instancias en las que el engaño es fácil e, incluso, no solo posible sino probable.
Se ha hablado en el artículo y en los comentarios de los seguros, de las compañías de telefonía móvil, en los bancos…
Y es verdad que , a la hora de reclamar, tienes la sensación de estar indefenso.
Hay que abrir los ojos y hay que afilar las uñas.
Gracias a todos y a todas los que escriben. en el blog.
Estimado Juan:
Estamos tan acostumbrados a que nos engañen que casi ni nos enteramos de cuándo se produce el engaño.
Vivimos de una forma demasiado ingenua.
Tenemos que estar más vigilantes y debemos reaccionar con más rapidez, energía y constancia ante los pequeños fraudes.
Hay quien se aprovecha de la ignorancia, de la dejadez y de cobardía de la gente.
Un abrazo y muchas gracias por participar.
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GRATITUD EN ACCIÓN
“La gratitud es la memoria del corazón”
“La ternura es la caricia del alma”
“Y la melancolía es un buen ejercicio de la memoria”
Estas tres expresiones me llevan a intervenir después de tantos años sencillamente para darte las gracias. El impudor me arrebataría a ser más explícito. No lo haré. No es necesario. Sencillamente: gracias, Miguel Ángel por estar siempre ahí, por existir.
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“Gracias a la vida” fue compuesta e interpretada por primera vez por la cantautora chilena Violeta Parra (1917-1967) para su último álbum, “Las últimas composiciones” (1966) el último publicado por Violeta antes de su suicidio, ocurrido el 5 de febrero de 1967.
A Joan Baez se le unen más de un centenar de artistas que han interpretado este himno a lo largo de los años.
Un abrazo sempiterno
Luis Eugenio Utrilla
Querido Eugenio:
Qué alegría verte por aquí de nuevo.
La gratitud es mía para todos y todas quienes tienen la amabilidad de entregar su tiempo y su atención a lo que escribo.
No existe un artículo si no hay unos ojos que quieran leerlo.
En mi último viaje antes del confinamiento tuve la alegría de visitar la casa natal de Violeta Parra.
Desde entonces su canción ha cobrado más fuerza para mí.
Era un viaje de trabajo pero se trataba de una visita obligada del corazón.
Un enorme abrazo con la esperanza de que te hagas más presente.
Muchas gracias, hoy especiales.
MÁS
Estimado Miguel,
Yo personalmente acabé con una fuerte crisis de ansiedad con el seguro de vivienda y relatar la lamentable cadena de despropósitos me llevaría tiempo….
La indefensión es tan grande!! Todo el sistema está de acuerdo. No no podemos olvidar que desde el momento que firmas una hipoteca, necesitas un seguro de hogar obligatorio!! y claro la gran mayoría, firmamos las pólizas maravillosas que nos venden a buen precio, porque ya bastante nos llega con la letra de hipoteca y demás,……
Un abrazo
Mar
Querida María del Mar:
Ya me imagino tu calvario.
Conozco la obligatoriedad del segundo de la vivienda cuando pides una hipoteca.Y sé de sus precios abusivos.
Me gustaría conocer lo que te pasó pero comprendo que te de pereza contarlo.
Comprendo tu sentimiento de indefensión y espero que todo terminara felizmente para ti.
Besos.
Gracias y ánimo.
MÁS
Estimado profesor,
Qué dolor de cabeza ese mundillo de los seguros y todos esos solados vestidos de gente amorosa que se preocupa de uno para vendernos ilusiones.
Me recuerda cuando veo banqueros afuera de las Universidades ofreciendo tarjetas de crédito a jóvenes de 18 años que no tienen educación financiera alguna, o aquellas otras casas que le venden créditos a gene que está endeudada para «ayudarles a salir», a la vez que entran a un pez más grande y voraz.
Curioso y terrible que atraviesa fronteras, desde Chile también he vivido el abandono, ese modus operandi que incluye entre diversos peones, uno encargado de darnos esperanza en el medio del caos y que nos hace creer que «pronto llegará una solución». Pero no llega. Y el vendedor seguirá vendiendo ilusiones, y el apaciguador seguirá apaciguando conflicto con soluciones inexistentes. Una estafa refinada, pulcra y perversa.
¡Que nos los cuente es un avance para que no nos pille desprevenidos!
Y sinceramente, yo agregaría la escena en un guión de película.
Un abrazo profesor,
Querido Felipe:
Has captado a la perfección el sentido de mi artículo.
Es más, tú lo completas con otros frentes de abuso.
Me ha gustado tu comentario, no solo por su contenido sino por la forma de expresarlo.
Como dice Paulo Freire, hay que pasar de una mentalidad ingenua a una mentalidad crítica.
Hay que hacer frente a la indefensión protegiendo los derechos de la ciudadanía.
Te mando un fuerte abrazo con la gratitud más sincera por tu participación.
MÁS
Me disgusta tener que estar siempre a la defensiva porque existe mucha gente que quiere timarte.
Lo tremendo es que lo hagan bancos, seguros, compañías de telefonía móvil…, que abusan de su mayor conocimiento y de su posición de poder.
Hay una parte que tiene que hacer cada persona para defenderse, pero también tiene que intervenir la autoridad para proteger los derechos del ciudadano.
Saludos.
Querida Sandra:
Después de mucho tiempo, me alegra verte de nuevo por aquí.
Pienso que la autoridad tiene que intervenir en dos sentidos. Uno, a través de normas severas que garanticen hasta donde sea posible la defensa de los derechos de las personas. Y otra atendiendo eficazmente las reclamaciones que se formulen por abusos que se denuncian. Cuando no se hace así, aumenta la sensación de indefensión.
El ciudadano (y la ciudadana) tiene también en sus manos la posibilidad de estar atentos, de no dejarse engañar y, cuando sucede una estafa, por pequeña que sea, tiene que luchar para conseguir que se haga justicia.
Besos y gracias.
MÁS
ATENCIÓN, LECTORES Y LECTORAS DEL BLOg EL ADARVE:
Al parecer hay un problema en la última entrada que consiste en no poder dejar comentarios.
He llamado al periódico que gestiona los blogs y me dicen que el lunes solucionarán el problema
LO SIENTO.
Saludos.
MÁS
Hace unos años tuve un accidente, el auto fue considerado como pérdida total pero tenía seguro…después de 10 años viajábamos de regreso con mi esposo y mis hijas pero no tenia seguro…
En ambos casos uno agradece estar vivo…
Esto de contratar seguros pareciera que nos deja cierta tranquilidad, pero en la mayoría de los casos, el seguro ya tiene una salida a cada situación para poder maniobrar sus argumentos en favor de ellos y no del cliente, esto se debe a que implica dinero, como el dinero es lo más importante para la aseguradora el cliente pierde, si el amor al prójimo fuera su prioridad cumplirían su verdadera misión.
Por eso es difícil que los principios y valores prevalezcan en este tipo de negocios.
Ánimo!
Querida Lily:
Estoy de acuerdo. Las una cuestión de dinero, no de solidaridad.
Creo que tenemos que ser más exigentes con nuestros derechos. Hay quien no conoce los derechos y hay quien los conoce pero desiste de reclamarlos por escepticismo o pereza.
Deberíamos mejorar, como sociedad, las transacciones para que sean siempre justas. Deberíamos acabar con la creencia de que el pez grande se come al chico.
Besos. Y gracias por compartir tu experiencia.
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