Las orejas de Pablo

1 May

Es fácil reírse de alguien cuando se tiene poder. La burla es un arma terrible que se puede manejar de forma cruel sobre quien no tiene posibilidad alguna de defenderse. Es bueno tener sentido del humor, pero no lo es utilizarlo como un arma contra los demás. Me preocupa especialmente el ingenio que se manifiesta de forma hiriente por parte de quien goza de una situación ventajosa. Pasa, a veces, en las aulas. Ante la broma del profesor o de la profesora, los compañeros se ríen mientras el zaherido sonríe desde el fondo de su impotencia. Qué ocurrencia. Qué gracia. Mientras más ingenio, más risa. 

Escribí hace unas semanas sobre el bullyng en las escuelas. Una tragedia, decía, que pervive y causa víctimas inocentes que sufren en silecnio bajo la amenaza de los agresores. Lo hacía al hilo del prólogo que he escrito para un libro coordinado por Arnaldo Canales en Santiago de Chile. El libro se titula “Historias que sanan” y ha sido promovido y editado por la Fundación Lidererazgo Chile. Mi prólogo lleva por título “Radiografía del horror”.

Uno de los relatos tiene una peculiaridad que quiero destacar. Porque el agresor no es un alumno o un grupo de alumnos que actúan con crueldad a la espalda de los docentes sino un profesor que, desde el poder que le confiere el cargo, hace bromas que causan un grave daño a su destinatarios. La autora del relato se llama Macarezza Meléndez y voy a utilizar  básicamente sus propias palabras.

“De niña yo tenía una gran inseguridad: mis orejas. No podían gustarme, sentía que eran muy grandes, que eran muy largas, que eran muy todo. Evitaba recogerme el cabello en una cola, utilizaba siempre mi pelo suelto cubriéndolas o usaba gorros y evitaba que la gente las mirara por mucho tiempo, porque me sentía insegura y en casa lloraba por ello. Algunos compañeros míos me molestaban sistemáticamente, incluso mis amigos,  y yo me sentía muy mal al respecto. Siendo una niña, no sabía qué hacer para cambiar las cosas, e incluso llegué a pedirle a mi madre que me operara lo antes posible porque me acomplejaban.

Ella siempre me decía que se me pasaría, y que mis orejas eran lo más bello del mundo y que estuviera agradecida de tenerlas, y tuvo razón. A medida que fui creciendo le fui quitando importancia, pues supe que es mejor tener que no tener y que no había nada de malo conmigo. Mis compañeros dejaron de molestarme gradualmente, por lo que me sentí aliviada y tranquila, olvidando lo que era tener complejos hasta que un día me di cuenta de que otras personas también sufrían de ellos.

Cuatro años después de ese período doloroso de mi vida tenía una importante prueba que dar, a mis doce años, con el profesor favorito de todos, el profe de historia. En este examen, dio las instrucciones en voz alta, pero mi amigo y compañero de clase, Pablo, no le entendió.

 –  Profesor, ¿puede repetirlo?

El aludido repitió la instrucción, y nuevamente Pablo se vio confundido y preguntó otra vez.

 – Disculpe, ¿cómo dijo? 

Era el profesor favorito de todos, un hombre de barba simpático que nos hacía reír en cada clase por sus ocurrencias y bromas, pero cuando le respondió de nuevo a mi amigo no me reí con sus palabras.

 –  ¡Por Dios! ¡Tienes unas orejas enormes y no escuchas nada!

Todos se carcajearon hasta que Pablo, nervioso y con las mejillas encendidas por la vergüenza, se cubrió su cabeza  y orejas con el gorro de su chaqueta con los ojos empapados en lágrimas, sollozando en voz baja y poniéndose muy triste y apenado. Entonces se hizo un silencio en la sala, las caras de mis compañeros se llenaron de arrepentimiento y vergüenza y el profesor de historia intentó disculparse con él, pero este no le respondió y lo ignoró hasta que la prueba terminó.

No era la primera vez que molestaban a Pablo por sus orejas, pues siempre sus compañeros e incluso sus amigos decían algún chiste o se burlaban de él en algún momento del día. Sabía que lo molestaban, pero nunca hice nada. Yo era su amiga y jamás le di importancia, no caí en la cuenta de que para él no era fácil y que estaba viviendo algo que también me pasó a mí y que le puede pasar a cualquier persona, que es tener una inseguridad con la que los demás se divierten. Es un sentimiento que nadie debería sufrir nunca, pues yo lo sufrí por años y nadie nunca, más que mi familia, corrió en mi auxilio.

Con este pensamiento, al terminar el examen fui corriendo donde la directora para explicarle la situación, pues yo le consideraba un amigo y no podía creer que un profesor tratara así a un alumno. Cuando terminé de contarle lo sucedido, ella asintió con la cabeza, mostrándose comprensiva, y luego me tranquilizó diciendo que verían de inmediato al profesor y a Pablo para conversar con ellos y arreglar las cosas; llegaron al despacho y conversamos entre todos, luego de una corta charla de la directora, el profesor pidió disculpas y Pablo las aceptó.

Me sentí feliz y al volver a casa le conté a mi madre y ella me felicitó por haber visto más allá de las cosas y pensado en mi amigo, cenamos y luego me dormí nerviosa pensando en qué pasaría al día siguiente.

Cuando llegué a la escuela, me percaté de que nos tocaba con aquel profesor de historia a primera hora del día, por lo que cuando entré a la sala me sentí inquieta y me senté en mi lugar en silencio. Luego de un rato de las clases, nadie mencionó nada, y Pablo estaba tan risueño y normal como siempre, también se reía con las bromas del profesor y con las de los demás. Supuse entonces que todo se había arreglado ayer, pues todo el ambiente era grato y tranquilo, hasta que el profesor hizo un comentario que me dejó perpleja.

  • Oigan, les quiero contar un secreto, pero me da un poco de miedo que alguien pueda acusarme.

 Dirigió su mirada hacia a mí y preguntó: 

– ¿No es así? 

Me quedé en silencio y mis compañeros se rieron.

 – ¿Qué?, le pregunté, perpleja.

 – Que si no te vas a poner sensible si cuento algo, dijo, socarrón.

 –  Usted hizo sentir mal a mi amigo. Yo solo hice lo que fue correcto hacer, le dije, sintiendo las mejillas calientes por la situación y nerviosa porque un profesor me estaba tratando de una manera muy inapropiada.

– Pero si no fue para tanto, ¿o sí, Pablo?, le preguntó entonces a mi amigo, y este no fue capaz de mirarme cuando respondió.

 – No, yo no le pedí a nadie que hablara por mí. Sé defenderme solito, además, no soy un acusete.

Me sentí triste, decepcionada y humillada, como si hubiera cometido un error, como si me hubiera inmiscuido en los asuntos de los demás. Pero entonces comencé a reflexionar y concluí que no. No estaba equivocada. No era la primera vez que Pablo era molestado. Siempre lo molestaban, y si bien él siempre se reía, había momentos en que no. ¿Por qué entonces él mentía ahora, quitándole importancia al asunto?  

Me di cuenta más temprano que tarde de que Pablo con tal de ser aceptado entre sus compañeros y el amado profesor, con tal de no ser el objeto de esa burla, mintió y me hizo hacer sentir mal a mí, para que él no fuera el herido. 

Independiente de si somos niños o adultos…Si somos maltratados, si somos golpeados, si somos el hazmerreír, entonces las cosas no son fáciles. Entonces, las personas por ser aceptadas aguantan. Las personas con tal de ser incluidas fingen. Las personas con tal de pertenecer, aparentan. Y eso no está bien…”.

La historia sigue. Con muchas cuestiones de interés. Pero yo no tengo más espacio. Quiero agradecer a Macarezza el relato. Y felicitarla por su valentía. Era más fácil reirse con todos y callarse, que es lo que suele suceder. Es más fácil situarse del lado del agresor y reirle las gracias. Es más fácil quitarle importancia al asunto y decir con el bromista: “no es para tanto”.  O quizás: hay que tener sentido del humor. 

Lo que pretendo con estas líneas es destruir ese arsenal de armas que son las burlas sobre los demás. Sobre todo, de esas burlas que maneja impunemente quien tiene poder. Lo que deseo es terminar con ese martirio que son las risas que despiertan los comentarios ingeniosos y mordaces de quien se esconde en el burladero  que tiene el que manda. Esas risas que se repiten en el silencio de la noche, mientras quien las ha provocado duerme a pierna suelta. Me preocupan en la polìtica, en la industria, en el comencio, en el deporte, en el ejército… Pero, sobre todo, en el escenario segrado de la educación.

24 respuestas a «Las orejas de Pablo»

  1. Buenas Miguel Ángel!
    Hoy nos invitas a un desayuno muy especial e importante. Gracias.
    Solo tenemos energía para reflexionar, concretar, seguir trabajando y actuando en centros por una convivencia positiva.
    Sabemos que la convivencia es una prioridad educativa por ley, pero….
    Hay muchos peros….
    Gracias por aportar con tus libros y conferencias mucha energía positiva y sabiduría para que los centros sean Comunidades escolares acogedoras de cuidado y buen trato.
    Seguiré asesorendome ya que continúo en el paralítico consejo rector del observatorio de la convivencia, pero me encantaría que fuese presencial. Tenemos que quedar! Hay muchas cuestiones y preguntas que consultar mirándote a los ojos.
    Bueno Maestro, mil gracias y abrazos a la tribu. Os queremos!

    • Queridos amigos (qué palabra más hermosa):
      Yo te invito al desayuno y tú a una suculenta comida.
      Porque siempre aparece tu compromiso con la acción, con la búsqueda de caminos, con la mejora de la educación, que en este caso se viste de convivencia.
      Ya mw puse la segunda dosis.
      Queda nenos para el abrazo.
      Buen fin de semana con felicidades para Cema.
      Besos.
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  2. Querido Maestro!
    Hoy despierto en un sitio bello en el que vive, que me da plenitud y serenidad, Málaga.
    Siento tristeza porque el tema que trata,la burla, el insulto , las gracias, los he vivido muy de cerca.
    El relato que cuenta es enormemente ilustrativo de las situaciones que se viven cuando piensas que tu cuerpo no es perfecto.
    Hay que ser muy valiente para enfrentarse a esa manipulación indecente de personas que no tienen tacto ni sentimientos.
    Yo pienso, que nadie tiene un cuerpo perfecto y que hay que agradecer ante todo tener una mente limpia y saludable.
    Los improperios dicen más del que los dicen que de la persona insultada.
    Pero si es verdad que te hace permanecer en un estado de tristeza, de incomprensión, de añoranzas, de incertidumbres, que te hacen tener una vida insignificante.
    Ahora a años luz de esas situaciones y con las experiencias vividas me parece increíble que esa maldad pueda existir en el mundo.
    A mí no me han cambiado, sigo con la bandera de la bondad ejercida hacia mis semejantes y con el deseo de que la vida y los días amanezcan tan hermosos como hoy.
    Lo demás visto ahora con otra perspectiva creo más bien que son fruto de seres inseguros e insensibles que no saben lo que es vivir.
    Veo increíble la actuación de denuncia de la chica y con una valentía digna de admiración.
    La verdad que es un tema de una dureza extrema que se tiene que estudiar y analizar en las escuelas y en toda la sociedad y no quedarnos en silencio que fortalece al maltratador.
    Y sin más me despido con un cordial saludo para todos.
    Espero que le haya ido bien la segunda dosis de la vacuna.
    Besos y abrazos.
    Que la semana os sea leve.

    • Querida Loly:
      Quien ha pasado por ese dolor sabe mejor que nadie la injusticia que supone.
      Y la impotencia en que se sume la víctima al no poder contestar de la manera que el maltratador merece.
      Afortunadamente a ti el dolor te ha hecho mejor persona. Eso es tener sabiduría de la vida. Y fortaleza. Porque el dolor puede destruir o fortalecer. Tú lo has manejado de manera saludable e inteligente.
      Sí, Macarezza fue valiente porque, ordinariamente, a esas personas las tachan luego de chivatas y de correveidiles. Ya ves por el relato que ni su propio compañero apoyó la denuncia del maltrato.
      No es fácil enfrentarse al poder.
      Me pusieron la segunda dosis. Como si hubiera bebido un vaso de agua. Ningún efecto secundario negativo. Gracias por tu recuerdo.
      Espero que tú también estés bien.
      Besos y gracias por tu fidelidad de cada sábado.
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  3. Que un profesor bromee sobre un problema físico de un alumno, me parece intolerable. La dignidad del profesor exige la defensa de todos sus alumnos y no ponerse al nivel sarcástico de los que tiene que educar.
    El insulto debiera desaparecer de nuestras vidas en cualquiera de sus facetas. El insulto no aporta nada positivo, solo humillación.
    El político que insulta lo considero falto de argumentos. Frente al insulto, la confrontación de ideas, la argumentación.
    Los niños, que están en periodo educativo, lo que necesitan es un educador que les haga ver la miseria intelectual del que insulta y el mal moral que supone para el insultado.
    En esto, como en tantas cosas, se exige un proceso educativo que será lento. La cosecha siempre viene después de la siembra.
    Un abrazo, querido Miguel Ángel. Agradecido por tus siempre buenas reflexiones que nos brindas cada sábado.
    Saludos a todos.

    • Querido Joaquín:
      He elegido ese relato por dos motivos:
      – El de las bromas que parece que nos tienen importancia. Una cosa es una bofetada y otra un broma. Y muchos no se enteran de que una broma puede ser más dolorosa.
      – El que sea un profesor el maltratador. Porque ordinariamente, cuando se habla de bullying se suele pensar en los alumnos y las alumnas.
      Estoy escandalizado por el nivel que está teniendo la campaña electoral madrileña.
      Cuántos insultos, cuántas descalificaciones, cuántas agresiones… Y qué pocos análisis rigurosos, qué pocas explicaciones, qué poca sensibilidad ante los problemas.
      Es preocupante por lo que los jóvenes y los niños y las niñas aprenden.
      Un gran abrazo.
      Y gracias, como siempre y como nunca. Porque es admirable tu constancia.
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  4. Estimado Miguel Angel,
    El pasado sábado tuve el gusto de “conocerlo” en la jornada de actualización educativa ‘Educar en tiempos revueltos ‘ y ha sido un gran placer para mí, escucharlo y ahora leerlo.
    De ahora en adelante será maravilloso leer sus sabias palabras cada sábado y reflexionar con ellas.
    Cariños desde Argentina.

    • Querida Yanina:
      Me alegro mucho de que te hayas acercado al blog. Y, sobre todo, de que te hayas decidido a enviar un comentario.
      Por supuesto que me encantará verte de nuevo por aquí.
      No sé si estás inscrita en mi próxima conferencia del día 15. ¿Nunca nos habíamos visto? Te lo digo porque he viajado mucho a tu país.
      Besos y gracias.
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  5. Es cierto.
    Se trata de un maltrato sutil que, a veces. es más cruel que el físico.
    No se denuncia tan frecuente y fácilmente.
    Muchas veces, expropió afectado ríe las gracias por fuera, aunque esté herido por dentro.
    Me ha gustado mucho el artículo porque muchas personas no son conscientes de esta forma de vejación.
    Y los profesores graciosos tienen un campo abonado para lanzar bromas hirientes sin que nadie les diga nada.
    Saludos a todos los comentaristas y al autor.

    • Querida Raquel:
      A mí me preocupa mucho que ese tipo de gracias se haga desde el burladero del poder. Porque, es cierto que los alumnos y alumnas se burlan algunas de sus profesores (y de sus defectos físicos). Pero, claro, no lo pueden hacer de manera explícita.
      Por otra parte, la broma hecha pública adquiere una relevancia porque se ríen de ella los iguales para adular a quien tiene poder.
      Loa defectos físicos pueden ser objeto de bromas, pero también las hay sobre la torpeza o la falta de atención de los alumnos y de las alumnas. O sobre los resultados de sus evaluaciones.
      Saber encajar una broma es saludable, pero hay bromas y bromas.
      Besos y gracias.
      MÁS

    • Estimado Claudio:
      Una sola palabra. Y cuántas cosas dice.
      Gracias a ti por haber leído el artículo.
      Y por tomarte la molestia de dar las gracias.
      Un abrazo.
      MÁS

  6. El problema de estas agresiones consiste en que, al ser sutiles a veces no se toman por tales. La gente ríe (y. veces también el agredido) pero la persona ue recíbela burla sufre.
    Me ha parecido una llamada de atención necesaria.
    Gracias.

    • Querida Carmen:
      Efectivamente, esas agresiones pasan muchas veces inadvertidas.
      Y viniendo de profesores o profesoras se hacen todavía más dañinas, porque (como sucede en el caso de Macarezza) las hacen profesores que se consideran “guays”por los los alumnos y alumnas.
      Es raro que suceda lo que se cuenta en el relato, que una alumna vaya a la dirección a descubrir lo que está pasando. Porque esa alumna queda ante el grupo como una chivata.
      Gracias por tu comentario.
      Y por la lectura del artículo.
      Besos.
      MÁS

  7. Hola Miguel Ángel,
    Espero estés teniendo un gran día, que gran tema el que tocas acá!! Cómo pensamos que los niños puedan cambiar si ven este tipo de comportamientos en los mayores y quizás un referente para esos niños si viene del profesor. Es lamentable y triste, debemos educarnos para educar, nuestros actos son un ejemplo para los niños.
    Agradecida de haberlo conocido a través del Diplomado que imparte FLICH, fue un gusto poderlo escuchar!!
    He leído varios post de su blog, cada uno me ha dejado algo y hecho reflexionar.

    Muchas gracias, saludos desde Chile!!!

    • Querida Paulina: Esperaba alguna aportación desde Chile, ya que el relato de Macarezza está incluido en el libro HISTORIAS QUE SANAN, editado por FLICH.
      Tienes razón, en este caso el bullying se agrava al venir de un profesor, que tiene que ser un ejemplo para sus alumnos y alumnas.
      Besos y gracias por tu comentario y por haber tenido la paciencia de leerme y escucharme.
      MÁS

  8. Tremendo tema el del bullying en la escuela. Increíble que en ese espacio de paz, convivencia y encuentro, algunas personas vivan el asedio verbal o físico de compañeros y compañeras.
    Pero, en el caso que nos cuenta Macarezza, la broma hiriente viene del profesor, lo cual agrava el problema.
    Quiero felicitar a esta chica por su valentía, su compañerismo y su sentido dela justicia.

    • No es frecuente que esa solidaridad se produzca. Es más frecuente que el acosador (sea profesor o alumno) cuente con una camarilla que ríe y aplaude.
      Por eso muchas veces no se rompe el proceso, por eso no se denuncia.
      Y más en el caso de que acosador sea un profesor, pues se temen represalias, como sucedió en el caso de Macarezza.
      Gracias por leer, por escribir, y por la sensibilidad que muestras en tu comentario.
      Besos.
      MÁS

  9. La violencia verbal puede tener muchos matices en las aulas.
    A veces se ejerce sobre todo el grupo, sobre un pequeño grupo o sobre algún alumno en concreto.
    Como el profesor tiene el arma de la evaluación y tiene poder institucional no suele recibir quejas o denuncias.
    Muy oportuno el artículo.

    • Querida Marina:
      Sí, la evaluación es una fuente de poder.
      Como el profesor tiene que evaluar, puede utilizar ese poder de forma arbitraria, puede ser un camino para la represalia.
      He tenidos conocimientos de burlas verdaderamente inadmisibles:
      – Señorita, tiene usted el cerebro más pequeño que ele un chimpancé.
      – Si usted lo ha entendido,es que no me he explicado bien
      – Si le sacudo, caen bellotas
      Y pocas veces he visto levantar la mano para criticar el abuso o denunciar el caso a la dirección del centro.
      Por eso une pareció aleccionador el ejemplo de Macarezza.
      Besos y gracias.
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  10. “¿Nadie se quiere sentar con la andaluza? Pues el que hable o se porte mal se sienta con ella “. Son palabras que todavía retumban en los oídos de la niña que fui. Por motivos de trabajo de mi padre nos fuimos a vivir a un pueblecito del norte de España y de cuyo nombre no quiero acordarme…Recuerdo cuando en el colegio Vicente Espinel de Ronda comuniqué que me iba…fueron llantos, me firmaron en mis zapatos (que guardé durante mucho tiempo), abrazos, regalos, palabras que sigo conservando. Mis amigas y amigos del barrio, cuando me subí en el coche para irme, corrían detrás de él, dándome besos y el último adiós. Fueron 16 horas de camino en un Ford Fiesta, junto a mis padres y mis dos hermanos. Todo el camino llorando. Cuando llegamos , me dijo mi padre…verás como aquí estarás bien…El primer día de clase, la profesora me sacó a la pizarra y empezó a dar palmas y a decir “OZU mi alma…háblanos andaluz que es muy gracioso”..yo desconcertada, echando de menos la vida que recientemente me había dejado atrás…

    Cursé parte de 7º de EGB y 8º de EGB y luego estuve un año sin estudiar. En 8º de EGB durante un trimestre vino un sustituto que me salvó a través de las palabras bonitas que me regalaba, conservo una dedicatoria en una de mis libretas que corrigió “Tú interés y actitud en clase son dignos de admiración” La conservé durante mucho tiempo…son palabras que sanan y las leía y releía.

    Aunque yo ya era muy vocacional y quería dedicarme a la enseñanza, me planteé como objetivo no permitir nunca este tipo de actitudes y comportamientos con el alumnado, ya que les pueden arruinar la vida, no permitirlas bajo la excusa de un falso corporativismo. Posteriormente a lo largo de mi vida profesional he visto y sufrido este tipo de comportamientos y rechazos en una institución que debería velar por la integridad de las personas que acoge.

    La formación inicial del profesorado, que va a dar clase con personas vulnerables en fase de crecimiento físico y psicológico, es decisiva. El proceso de selección es muy cuestionable. Los centros educativos debería estar repletos de personas apasionadas por su profesión , con la firme creencia que el alumnado es el eje vertebrador de una sociedad en continuo cambio, donde lo que primará será el sentido de humanidad.

    Porque como tú bien dices en Educar el corazón: “La escuela ha sido siempre la cárcel de los sentimientos. A ella han acudido los alumnos y alumnas para el desarrollo del conocimiento. Han estudiado en la escuela geografía, historia, matemáticas, filosofía, química, física, lengua, idiomas, tecnología… Nada se ha hecho para que aprendan a cultivar el autoconcepto, sobrellevar el duelo, aliviar la depresión o superar la ansiedad …Una sociedad democrática no puede soportar que en la institución en la que los alumnos tienen que encontrar motivos para vivir lo que realmente encuentren son razones para desaparecer de este mundo”

    “El futuro de la educación es formar humanos, en el sentido de moldear, con libertad, y forjar una persona hecha y derecha. No es una cuestión de transmisión de contenidos, que realizarán seguramente las máquinas; el éxito o el fracaso de una educación consistirá en si hace o no feliz a la persona. Si lo consigue, será porque alguien habrá ayudado a esta persona en su trayectoria formativa a descubrir lo que le gusta, lo que sabe hacer, y porque habrá centrado toda su perseverancia en esa actividad. Habrá puesto su esfuerzo en aquello que sabe hacer bien y le apasiona y para lo que está capacitada. Y esta ayuda solo puede prestarla alguien capaz de cumplir esa función de acompañamiento, ánimo y respeto. Poner el énfasis en las características eminentemente humanas” (Alfons Cornella. Educar Humanos) . Nosotros hemos puesto nuestro granito de arena para que esa pasión se convierta en una vocación. http://misionesdegrupo.blogspot.com/2021/04/11la-encontramosla-creatividad-estavi.html

    Querida Escuela:
    Me prometí a mí mismo
    Te prometí el mundo
    Te di flores
    Hiciste que mis sueños se hicieran realidad…Te esperaré
    (https://www.youtube.com/watch?v=2z6ssQe_bpU)
    Gracias Miguel Ángel. Un fuerte abrazo

    • Querida María José:
      Gracias por tantas cosas.
      Sé, por el momento del envío, que estás desbordada de trabajo. Y, a pesar de todo, sacas tiempo para enviar lo que yo llamo “el segundo artículo” sobre el tema de la semana.
      Gracias también por compartir la dolorosa experiencia que tan bien narras. Salir de un lugar acogedor donde eras querida y llegar a otro donde fuiste zaherida. Qué difícil.
      Por eso he querido escribir sobre el tema. Es que hay algunos y algunas docentes que no consideran importantes estas bromas. Y no piensan que estén haciendo un grave daño.
      Como dices, un falso compañerismo hace que los colegas no nos llamemos la atención sobre estas cuestiones.
      Gracias también por las citas, por los enlaces (admirable el trabajo de tu cole) y por la sensibilidad que manifiestas en todos tus escritos.
      Me honra tener una comentarista como tú.
      Te mando muchos besos.
      MÁS

    • Estimado José:
      Hombre, qué agradable sorpresa verte por aquí.
      Es una pena que algunas personas en lugar de encontrar en la escuela motivos de felicidad los encuentren de tortura.
      Es un problem tremendo.
      Gracias por el comentario.
      Saludos.
      MÁS

      PD: Te contesto al correo sobre la cuestión que tenemos pendiente.

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