Es curioso que utilicemos expresiones como “eres un animal”, “eres un cerdo, “eres un burro”, “eres una bestia”… para insultar, descalificar o despreciar a un ser humano, sin pensar que también nosotros somos animales, sin pensar, por otra parte, que ese animal no ha hecho nunca daño a nadie intencionadamente. Si observamos atentamente los comportamientos de personas y animales, el verdadero insulto sería decirle a un animal irracional:
- Eres una persona, eres un político, eres un catedrático, eres un periodista, eres una abogada, eres un juez…
Los animales se comportan con más espontaneidad, nobleza y autenticidad que los seres humanos. Con menos crueldad, desde luego. Con ninguna malicia. Ojalá nos comportásemos como ellos. Recuerdo un poema en el que se cuenta que algunos monos (el mono es un animal arborícola que habita sobre todo en los árboles genealógicos), viendo desde un árbol cómo los hombres se pelean y se matan entre sí, se niegan a aceptar que seres tan sanguinarios y crueles sean descendientes suyos. “Qué vergüenza para nuestra especie”, concluyen. Al fin al cabo, como dice Steinbeck, el hombre es el único animal de la creación que bebe sin tener sed, que come sin tener hambre y que habla sin tener nada que decir.
Los animales piensan, sueñan y sufren. Su dolor tiene las dimensiones del planeta. Los niños aplastan lagartijas para ver cómo se mueve el rabo de forma autónoma, una vez separado del resto del cuerpo, la familia abre las puertas del coche y abandona al perro a su suerte, los toreros clavan hierros punzantes en los lomos del toro y acaban matándolo entre vítores y olés, se organizan peleas de perros y de gallos para diversión y juego de los espectadores, los gastrónomos pelan vivos a algunos animales para que la vianda tenga más sabor, los cazadores degüellan vivas a las presas para que las pieles tengan más esplendor, los científicos experimentan en animales con genes y con virus, los ganaderos separan a las crías de sus madres, se sacrifican animales para fabricar abrigos de pieles, los vecinos del pueblo mantienen la costumbre de arrojar entre risas un burro o una cabra desde lo alto del campanario de la iglesia parroquial… ¿Por qué tanto dolor? ¿Por qué tanta crueldad? ¿Por qué tanta insensibilidad? ¿Por qué tantas trampas?
– “Vamos a pescar juntos”, le dijo el pescador a la mosca mientras la colocaba de cebo en el anzuelo.
Las personas admiran las grandes dotes de los animales pero saben que aun más admirable es la inteligencia humana, capaz de imaginar a un perro jugando al póker:
– Tu perro es muy listo, le dijo Aristóteles a Platón, ya que sabe jugar a las cartas.
– No es tan listo como parece, matizó Platón: siempre que le llegan buenas cartas, mueve el rabo.
Un mundo en el que los animales son maltratados no es un mundo habitable para los seres humanos. Porque esa crueldad que se ceba en seres indefensos muestra la dureza de nuestro corazón. Y de un corazón duro no pueden brotar sentimientos nobles y hermosos. “El hombre es un lobo para el hombre”, decimos. Con lo cual el hombre le da una patada al hombre en el trasero del lobo.
Un ornitólogo desconocido dijo : “Si los hombres no los apedrearan, hubiera sido pájaro. Mas si no los apedrearan, hubiera sido hombre”. Si fuéramos más amorosos, más cuidadosos, más amables con los animales, contribuiríamos a mejorar este mundo nuestro.
Mi amiga Lola Alcántara vota una y otra vez al PACMA (Partido Animalista contra el Maltrato Animal), partido político español que trabaja por los derechos de los animales, la defensa del medio ambiente y la justicia social. Lola tiene en su casa cinco perros y tres gatos, a los que quiere y cuida con desvelo. He visto su indignación ante la crueldad humana que sacrifica cada año más de 50000 galgos en España, esos perros de usar y tirar. Me ha explicado con pasión la necesidad de que la ley sea más severa con el maltrato de animales. Si todos fuésemos como Lola Alcántara, el mundo sería mucho mejor.
Mis abuelos paternos tenían un perro llamado Fiel (notable redundancia). Recuerdo que un verano pasó tres días sin aparecer por casa. Lo encontraron hambriento, sediento y extenuado, vigilando un saco de trigo que se había caído del carro en el que se transportaba la carga al silo. La vida por el cuidado de un bien del amo.
Los animales han sido una extraordinaria compañía en los meses de confinamiento. Al terminar el primero, se hizo célebre la burra Baldomera en la localidad malagueña de El Borge, sita en la Axarquía, a unos treinta kilómetros de la capital. El reencuentro con el amo, Ismael Fernández, después de dos meses de ausencia, fue tan emotivo, que la grabación del encuentro ha dado la vuelta al mundo. Conmueve escuchar los rebuznos de la burra y ver las lágrimas de su dueño.
En un estanque del Monasterio de El Escorial hay un precioso cisne blanco que se acerca con rapidez al jardinero Raúl, cada vez que este aparece en la orilla. Es hermoso ver cómo interactúan en una relación cómplice, a través de gestos y sonidos.
Nosotros tenemos una pequeña perra llamada Miluca. Su nombre recoge la primera sílaba de los nombres de cada uno de los moradores de la casa: Miguel, Lourdes y Carla. Es lista, cariñosa y disciplinada. Miluca nos humaniza, nos une, nos hace más sensibles, nos hace mejores. Carla dice:
- Una de las cosas más valiosas que habéis hecho por mí es comprar a Miluca.
¿Cómo no emocionarse ante la mirada insondable de un perro el día que ha muerto su amo?, ¿cómo no asombrarse ante la tristeza de una larga ausencia, como le sucedió a Miluca cuando Carla asistió a un curso de quince días en Alemania?
Los animales forman parte de nuestro mundo y de nuestra cultura. Nunca podremos olvidar al loro de Flaubert, al cuervo de Poe, al cisne de Saint Säens, al albatros de Baudelaire, a las moscas de Sartre, a la ballena de Herman Melville, al águila de Tenysson, al escarabajo de Kafka, al mastín de Baskeville…
Los humanos hemos escrito innumerables fábulas protagonizadas por animales de las que, didácticamente, extraemos moralejas, pero conocemos muy poco sobre su mundo interior. No debemos olvidar que de todo lo que ocurre en el mundo solo tenemos visiones humanas. No nos solemos acercar a los animales con respeto, con ternura, con curiosidad. Recuerdo haber leído con emoción el hermoso libro del etólogo y premio Nobel Konrad Lorenz, titulado “El anillo del rey Salomón”. Con qué finura, con qué rigor, con qué interés observa, estudia y describe las costumbres y las emociones de los animales.
¿Cómo nos ven los animales a nosotros?, ¿cómo nos observan y nos interpretan? Bien pudiera suceder que los gorriones se rieran de nosotros al ver un espantapájaros. Es una señal inequívoca de que allí hay comida para ellos.
No me gusta volcar sobre los animales visiones antropomórficas. No me gustan esas películas en las que los animales hablan como si fueran humanos. Les atribuimos gratuitamente nuestras cualidades: el gallo es arrogante, el lobo es rapaz, el camaleón es hipócrita, el león es valiente, la hormiga es trabajadora, la cigarra es holgazana, la hiena es cruel (por cierto, la hiena duerme al raso, se alimenta de carroña y hace el amor una vez al años, ¿de qué diablos se ríe?).
También tiene aquí presencia la educación. En la escuela y en la casa. De forma coherente y coordinada. A una amiga de mi hija le mandaron del colegio una carta porque había aplastado cruelmente una lagartija en el patio. No sabían que en la casa de la niña había una sala con animales disecados, piezas de caza mayor de su padre.
Los animales: magníficos compañeros de viaje. Lord Byron escribió sobre la tumba de su perro: “Aquí yacen los restos de un ser que poseyó la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad y la belleza sin la vanidad”. Es probable que el tamaño de la lápida no diera para más.
Buenas días Magister!
Hoy no sé cómo expresar el pedazo de artículo que te has marcado, sólo puedo comentar con admiración sincera que es…
Bestial !!
En casa lo celebra especialmente mi hija, una bióloga amante y defensora de los animales que investiga la inteligencia animal, cualidad no tan difícil de encontrar como en los homo que se autodefinen como sapiens.
Ya tienes en casa otra fans, jeje junto con Indy, Lilo y Darwin (un perro y dos gatos)
Que bien le pega al ingenio el humor. Gracias Miguel Ángel.
Hoy nuestro desayuno compartido ha sido muy humano gracias a tu artículo animal que será enmarcado como merece.
Gema en cole humaniza a sus fierecillas humanas con diversos animales y Funciona!!
En fin, Mil Gracias por este regalo sabatino que nos hace exclamar un Guaaaaauuuu de placer y me llevo para la semana el resumen que haces de autores y animales ya que desconozco a casi la mitad.
Estate atento que en la selva hay asamblea esta semana para nombrar a un humano como embajador y doctor del bienestar animal…un homo que deja huella!!
Te lo comento para que no te pille por sorpresa ,Amigo!!
Un fuerte abrazo animal para la familia al completo de toda la nuestra.
Querido Miguel, querida familia, incluidos Indy, Lilo y Darwin:
Así que a las 9.46 ya estaba leído el artículo en familia y ya estaba enviado el precioso comentario.
¿Qué mayor premio puede tener un pequeño esfuerzo semanal?
Yo también disfruto de tus comentarios porque siempre están cargados de ingenio, sensibilidad, empatía e inteligencia.
Gracias por informarme de la asamblea de los animales. Permaneceré atento. Tu simpática información me lleva a mi libro «El pato en la escuela o el valor de la diversidad», título que hace referencia a una reunión de animales que con toda seguridad conoces.
Muchos besos para ese tesoro de bióloga sensible y entusiasta que tenéis en la casa.
Feliz fin de semana, libres del virus.
Muchas gracias a toda vuestra preciosa familia, por leerme juntos.
Es imposible no quereros a raudales.
MÁS
Buenos días, Miguel Ángel.
Hoy nos has traído, a mi modo de ver, un magnífico artículo sobre unas criaturas en las que no hay malicia hagan lo que hagan, y a las que nosotros, como dices, les aplicamos nuestras bondades y maldades, porque en nosotros hay de todo.
Cuántas veces he pensado que la naturaleza es hermosa y misteriosa. Cierto que tiene cosas terribles: volcanes,terremotos, fenómenos meteorológicos excesivos; pero lo más terrible de todo (y también lo más hermoso) es el hombre.
Se hacen alarmas, candados, pistolas y hasta bombas atómicas para defendernos de él. Y decimos que somos los inteligentes.
A mi, ya de niño, me decían: fulano de tal lleva una vida perra. Nadie quería esa vida. Hoy no me disgustaría, siempre que sea la de perro ciudadano. A esos animales se les llega a querer con locura y diría que amor bien merecido.
No quiero estropear tu magnífico artículo lleno de razón y sensibilidad hacia los animales.
También diré, que aunque no hay culpa en los animales, en algunos de ellos, su convivencia con el hombre es muy complicada, por no decir imposible. Don Quintiliano seguro que nos diría unos cuantos.
Un abrazo y saludos a todos.
Querido Joaquín:
Sé que siempre estás ahí, fiel a la lectura y participativo con tu estupendo comentario. Siempre aportas, siempre completas, siempre enriqueces.
Da gusto tener lectores (y comentaristas) como tú.
Sabes, antes de escribir, que al menos hay un puñado de lectores y lectoras que van a estar ahí, no buscando tres pies al gato, sino tratando de compartir ideas y sentimientos.
Como has leído, para nosotros fue muy enriquecedor incorporar a Miluca a la vida de la familia.Nos une y nos llena de alegría. Saluda por la mañana como si vinieras de lejos después de mucho tiempo, juega con nosotros y come pipas como una más…
Qué falta nos hace una mirada y un trato más sensible para tantos animales con los que compartimos la vida y el planeta. Cuánta crueldad innecesaria.
Un gran abrazo, querido amigo.
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Querido Maestro!
Hoy su sentido comentario ha hecho que mis ojos se llevarán de lágrimas que casi me impedían leer.
En la grandeza del corazón entra sin ningúna duda el respeto y afectos para los animales.
Le quiero comentar dos pequeñas anécdotas con dos de mis nietos.
Con mi nieta Daira María que desde que nació estaba en casa un bulldog francés.
Cuando yo iba a visitarla veía como cada vez que pasaba por su lado lanzaba su pequeña manita para acariziarlo y saludarlo.
A mí me llevaba de satisfacción ver qué fondo tan hermoso tiene mi nieta y que grande su amor por ese perro, su compañero, su cuidador, su amigo.
Sin pequeñas cosas que guardo en mi pecho y nunca olvido.
El otro pequeño, mi nieto Iván de 5 años, un día en el verano, que yo iba andando sin darme mucha cuenta de dónde pisaba, me dice: ! Abuela mira por dónde pisas que estás matando a las hormigas!
Me impresionó tanto, ví que mi nieto tenía una alta sensibilidad y que en algo se puede parecer a su abuela.
El que ama a la vida tiene que amar a los animales.
Hoy me quedo con esos dos puntales que existen en mi vida que hacen de mi mundo un lugar perfecto.
Gracias porque cada semana nos abre los ojos para que sigamos siendo buenas y sensibles personas.
Cuidense que nos veremos la próxima semana.
Sin más un cordial abrazo para todos.
Querida Loly:
Esperaba tu comentario de hoy porque estaba seguro de que una persona sensible como tù, tiene en alto aprecio a esos compañeros de vida que son los animales.
Los casos de tus dos nietos (Daira Maria e Iván) son a la vez hermosos y significativos. Creo que los niños y las niñas de hoy son más sensibles que lo fuimos nosotros en nuestra infancia. Es una señal de que el mundo mejora.
La ley debería ser más contundente para perseguir el maltrato animal, aunque pienso también que la educación es el principal instrumento para conseguir actitudes y comportamiento más sensibles de las personas con los animales.
Muchos besos.
Que disfrutes de tus nietos.
Gracias.
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¡Una animalada de artículo! Porque los animales tienen mucho que enseñarnos ya que muchos de ellos representan valores y principios que nos vendría muy bien asumirlos, especialmente en tiempo de crisis.
¿Cómo sería una Escuela si cada Aula se asemejara a una colmena? Las abejas viven en grandes sociedades llamadas colonias y perfectamente organizadas, donde cada abeja realiza una función determinada de acuerdo a su edad y desarrollo físico. Trabajan por el bien común, conviven en sociedad, y respetan las leyes naturales y el medio ambiente. Son un ejemplo de trabajo en equipo. Mi sueño es construir una nave colmena de las competencias, para poder llegar a una Escuela Creativa. Estoy en proceso de construcción y estoy convencida que funcionará.
Los animales nos enseñan el poder de la Diversidad. En el “El pato en la Escuela o el valor de la Diversidad” (Santos Guerra) nos podemos encontrar historias que te hacen reflexionar y por tanto creer en la posibilidad de crear una Escuela Creativa e Inclusiva que te traslade al Universo del Aprendizaje con estrellas que te iluminarán cuando estés perdido. Debemos observar y disfrutar de nuestro entorno y percatarnos que “La gallina no es un águila defectuosa” , “El Dromedario no es un camello defectuoso”, “La Cigarra Postmoderna” nos demuestra que “la principal conquista es alcanzar la felicidad,con el trabajo y con la diversión, con la fidelidad a uno mismo y con el respeto a los otros”.“ El mono Federico” nos recuerda que la “sobreprotección es una actitud dañina y egoísta que impide que el otro sea él mismo y crezca con libertad” . Con las “Pulgas amaestradas” comprobamos que “Si metemos varias pulgas en una pequeña caja de cristal, podremos ver cómo saltan sin cesar contra las paredes y el techo de la caja. Si después de un tiempo las sacamos de su encierro y las dejamos en libertad podremos ver que sólo realizan saltos como los que efectuaban dentro de la caja. Se han acostumbrado a los límites, se han habituado a unos esfuerzos recortados por la experiencia. Los amaestradores han condenado a las pulgas a su pequeño fracaso. Algo parecido nos pasa a los humanos. Cuando nos acostumbramos a unos determinados límites nos sentimos incapaces de superarlos.Ni siquiera lo intentamos” .Al igual que nos lo demuestra “El elefante encadenado” de Jorge Bucay. “Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos pensando que «no podemos» hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo, cuando éramos pequeños, lo intentamos y no lo conseguimos. Hicimos entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria este mensaje: No puedo, no puedo y nunca podré”.
Aprender de la metamorfosis, porque los animales también nos dan motivos y esperanzas para el cambio. “Las neuronas son células de formas delicadas y elegantes, las misteriosas mariposas del alma, cuyo batir de alas quién sabe si esclarecerá algún día el secreto de la vida mental» (Ramón y Cajal). El Efecto Mariposa, «El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo». Este proverbio chino es el origen, junto a las investigaciones del matemático y meteorólogo Edward Lorenz, de una de las más cinematográficas teorías físicas: el efecto mariposa. Según este concepto vinculado a la Teoría del Caos, el aleteo de un insecto en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York. La idea germen del efecto mariposa es que la secuencia interminable de hechos, aparentemente desencadenados entre sí, acaban por tener consecuencias completamente impredecibles (National Geographic). Mariposa de la Oreja de Van Ghot dedicada al Síndrome X Frágil “ La casualidad se puso el disfraz de una mariposa
Que al vuelo se entregó soltando su efecto nos acarició/No imaginas cómo sería yo/
Si hubiera esperado un segundo más el amor”.
https://www.youtube.com/watch?v=t0sklnFYcvI
Nosotros tuvimos la suerte te tener un fiel compañero de viaje “GÜILI”, fueron 15 años de anécdotas y vivencias compartidas y de mucho aprendizaje. Él nos demostró principios de lealtad y compañerismo. Se percataba de nuestras emociones y nos acompañaba para disfrutarlas y calmarlas cuando eran desagradables. En sus últimos momentos, levantó la cabeza y nos miró a todos, se despidió con una mirada profunda, de la forma más humana que pueda existir.
Como siempre gracias Miguel Ángel. Un fuerte abrazo.
Querida María José:
Otro comentario que vale lo que un artículo.
Tú deberías tener tu propio blog. Y no lo digo solo por la extensión. Lo digo por la riqueza del contenido y por la claridad de la exposición.
Me ha intrigado tu comparación de la escuela con la colmena.
Para darle vueltas…
Me llama tanto la atención la vida de los animales que en 2006 escribí un libro en Homo Sapiens que tiene este título: «La estrategia del caballo y otras fábulas para trabajar en el aula». Un libro menor que, para mi sorpresa, ha alcanzado siete ediciones.
Hay una cosa que me preocupa de la convivencia con los animales. Me refiero al dolor que produce su pérdida. Una despedida que tú describes tan emotivamente.
No he podido abrir el enlace en la primera lectura. Lo intentaré de nuevo. De todos modos, gracias.
Besos.
Gracias pir todo.
Ánimo en esta interminable crisis.
Y fuerza en los altibajos del duelo
MÁS
Estimado maestro:
Celebro que en el artículo de esta semana haya escojido hablar sobre el valor y respeto que se merecen los animales. Le comentó que en el libro que he escrito y que pienso publicar muy pronto. incluyo un articulo sobre este tema. Ahí señalo que a nuestros alumnos no solo debemos enseñarles muchos datos sobre los animales ,sino además enseñarles a respetar y valorar a estos seres vivos que tanta ayuda nos han dado a los hombres. .
En las clases con los estudiantes he tratado también el problema de los perros y gatos que son abandonados en las calles y también hemos reflexionado sobre los maltratos que recibían (espero que ya no) algunos animales en algunos circos.
Gracias Maestro por las ilustraciones con que apoya sus argumentos . Me van a servir para enseñar a mis estudiantes.
Espero cuando publique mi libro hacerle llegar un ejemplar on line, pues en algunos de los articulos hago comentarios sobre sus libros de los que he aprendido mucho. Un abrazo y adelante con el tratamiento de estos temas que nos deben ayudar a entender que los hombres no podemos irrespetar la vida de otros seres vivos…
Querido Eduardo:
Me alegra saber que estás trabajando en un libro que algún día podré leer. Dime dónde y cuándo lo vas a publicar. Dime también qué titulo va a llevar.
A mí me gustan mucho más leer en papel. Yo pertenezco a la vieja cultura del libro físico.
Agradezco que en libro hagas uso de algunas ideas que ha encontrado en mis libros o conferencias.
Me gusta que seas sensible a estas cuestiones y que las trabajes en el aula con tus alumnos y alumnas. Creo que ese es el camino para construir un mundo más habitable.
Muchas gracias por leer el artículo y por escribir este comentario.
Te mando un fuerte abrazo.
MÁS
Me preocupa la impunidad de quienes maltratan a los animales. Hay demasiado dolor gratuito.
Los que hacen tanto daño a los animales deberían pagar por ello. Hoy se puede apalear a un perro en plena calle y no pasa nada.
El PACMA está trabajando para que la ley proteja el bienestar de los animales.
Tendríamos que apoyar al Partido Animalista.
Saludos
Gracias aljutor del artículo y a todos los comentaristas.
Querida Elsa:
Estoy de acuerdo.Aunque pienso que la vía punitiva no es la más eficaz para acabar con el maltrato.
Como sucede con todos los comportamientos humanos.
Si solo se atiende esa vía, lo que aprenderá la gente es a ocultar el maltrato para que no haya castigo. Aprenderá a maltratar cuando no haya testigos.
Por otra parte, existe una vertiente positiva, que es la de conocer, cuidar y amar a los animales que comparten con nosotros la vida en el planeta.
Besos y gracias, querida Elsa.
MÁS
Querido maestro: Una vez más te tenemos que dar las gracias por este extenso artículo que nos deja sin palabras, porque nos agotas los temas. Me he acordado de la canción de Roberto Carlos, «Quisiera ser civilizado como los animales», con la que hemos crecido durante un buen tiempo. La diversidad trae una atmósfera enrarecida, cuando se subrayan las cualidades negativas de los animales, porque a esta sociedad le interesa comerciar con las poco elevadas pasiones, que meten las narices en todo lo que huelen. Los animales en general nos dan lecciones, pero no estamos atentos. Sin embargo, es curioso cómo poco a poco va aumentando la empatía por los demás. Recordaré cómo en un recreo de Infantil del colegio un niño lloraba, porque otro le había aplastado su caracol. Entonces una niña rápidamente le dijo al dueño del caracol: no llores, yo te buscaré otro. La empatía se puso en el lugar debido y demostró que no todo estaba perdido.
Hace mucho tiempo, hará unos treinta años, mandé una carta a un periódico, sobre los toros y no la publicaron. A la vista está que vamos avanzando. Ahora hace falta de que cuando se habla de algún tema, se sepa atender y entender de lo que s habla y no salirse del tema porque nos lo exige la empatía y responsabilidad humana. Tenemos que responder a todo con más humanidad y menos poderío.
Querido josemª:
Siempre me alegra ver tu nombre por este blog ya que siempre aportas inteligencia, sensibilidad y experiencia.
La tonadilla de la canción de Roberto Carlos ha llenado muchos momentos nuestras idas. Espero que la letra también haya calado.
Sí, yo creo que estamos avanzando. Nuestros chicos, en general, son hoy más sensibles a esta cuestión. ¿Cómo se iba a pensar hace años en la desaparición de la fiesta de los toros? ¿Cómo se iba a pensar en una ley para la protección de los animales? ¿Cómo se iba a pensar en la existencia de un Partido Animalista?
Pero tenemos que seguir avanzando. Y ahí tiene un gran papel la educación.
¡Qué hermosa anécdota la del caracol! Gracias por compartirla.
Y un gran abrazo.
MÁS
Apreciado Dr. Santos Guerra, lectores y comentaristas
Saludos
Espero que se encuentren bien de salud. Con respecto al artículo y sus análisis, me enamoré de los perritos de portada, en general respeto y me encantan todos los animales. Con respecto a las acciones hay que sumarnos a realizar las mismas en pro de mejorar y dar el ejemplo para lograr avances paulatinos y cambios a largo plazo radicales ante la situación de los animales. Ojalá que muchos seres humanos aprendiésemos de algunos comportamientos que tienen los animales, ellos siempre perdonan, son leales, no pueden hablar mal de nadie. Este artículo de ser sensible y ser mejores seres humanos, me hizo recordar lo que me dijo hace un año, sobre el voluntariado. Y justamente le comenté que yo procuraba siempre guardar algo para apoyar a los perritos/as de la calle, las aves y en su caso ofrecerles comida y en ocasiones la esterilización porque trae consigo grandes beneficios para los perros y perritas en temporada de celo y también para la sociedad, ya que con ella frenamos la cría irresponsable o el abandono o el maltrato. Eso me parece porque si somos racionales se esperaría que fuésemos menos indiferentes. El artículo, los analisis y los aportes de las o los comentaristas me parecieron conmovedores, pero sobre todo nos tienen que convocar a implementar accione para mejorar la calidad de vida de todos los animalitos, está en nuestras manos, también, eso me parece. Gracias Dr.
Querida Lourdes:
Hace mucho tiempo que no te veo por el blog. Estaba en la duda de que hubieses tenido algún problema de salud porque, estos tiempos de tanta incertidumbre, nadie está libre de las asechanzas de la covid. Me alegra Saer que estás bien.
Sé que eres una apasionada de los animales. Algún vez te oí contar (bueno, te leí) que te apiadabas de los animales callejeros.
Yo creo que en un mundo donde los animales son torturados, abandonados poco queridos, tampoco podemos vivir felizmente los seres humanos.
Es preciso que a través de la educación, de la política y de la mejora de actitud de las personas, podamos construir un mundo más habitable.
Besos.
Me alegro de que hayas vuelto.
Gracias.
MÁS
Hola a todo el mundo,
Antes de nada, gracias Sr. Guerra por tan entrañable artículo. Me ha rememorado tiempos pasados muy gratos, ahora más abajo cuento.
Al hilo del comentario de Don Joaquín Álvarez, efectivamente, incluso me atrevería a decir que hay animales de habitat incompatible con el del ser humano. Ahora caigo en la cuenta de que soy un genocida de animales, solo en los tratamientos de araña roja del cítrico, durante el verano cada 15 días fulmino a varios millones de animales. Son del tamaño de un punto de escritura pequeño, en plaga, cada hoja de cada árbol alberga a miles. Las asfixio con aceite de verano autorizado en cultivo ecológico.
Ahora con el coronavirus, el jabalí de toda la vida está siendo un problema. Hay superpoblación, la lucha animalista contra la caza ayuda en parte, destrozan los cultivos, destrozan los sistemas de riego por goteo, ocasionan accidentes en carretera, se meten hasta el centro de las poblaciones buscando restos de comida. Son agresivos si se ven acorralados. Uno más de muchos ejemplos.
A ver, a mí no me gusta la caza, pero la creo necesaria siempre se se haga con control. El conejo puede ser una pandemia tan peligrosa como el covid. Ya lo vivieron en Australia en la primera mitad del siglo XX. Arrasaban los campos, secaban los árboles cuando se quedaban sin hierba, las ovejas morían de hambre.
Habría que incentivar el juego de toro de lidia, como en Portugal, para eliminar la lidia con daño para el animal, y así a su vez conservar la especie, que solo sería viable si es rentable en alguna actividad económica.
Los animales no son todos iguales. Imagino que un purista otorgaría los mismos derechos a todos. Para mí no es igual un perro o un caballo que una mosca. No entiendo como pueden criar equinos para consumo de carne. No comprendo cómo en China comen perro, además los asan o cuecen vivos para que sepan mejor. Claro, el colmo del ser humano es ser caníval, y lo fue hasta hace cuatro días, o quizá lo sea aún en algún lugar recóndito.
Después de esta especie de lista de sentencias teóricas, frías y desgarradoras en parte, que nos dan buen calibre y confirmación de lo que siempre afirmo, la maldad que encierran algunos humanos, decir que me considero un amante de los animales, decir que hace apenas 3 ó cuatro semanas, en el artículo de este blog “los abrazos perdidos”, cuando hablábamos de emociones no me olvidaba de las emociones de los animales, dije…..””””.Todos tenemos un sexto sentido que nos hace captar las emociones del otro. Posiblemente las personas autistas o con síndrome de asperger no lo tengan. Hasta los animales tienen este sentido. El perro Atila de mi familiar Ana es un labrador de dos años. Inocente y bueno como el que más. Es muy travieso. Aún no le he visto enfadado. El perro de mi familiar Ana y yo nos llevamos muy bien, nos entendemos. Le quiero más que a muchas personas, perdón. Atila, tiene la costumbre de que cuando lo suelto se pasa por algún aguacate y coge uno para comerlo. Pero regáñale al perro, me dicen. Le regaño, y me hace caso en negativo, o sea, que se pone hasta más contento. Pero cómo te va a hacer caso si le regañas hasta con cariño, me dicen””””.
Como saben, soy campesino, hijo de jornalero asalariado del campo, donde en casa siempre muchos animales, unos ayudaban en la economía, otros no tanto. Todos tenían su función. Siempre hubo gatos y gatas, perros y perras (va, por simplificar voy a emplear sexismo en la escritura), hurones, perdices, yegua, mula, burro, cerdos, cabras, pavos, gallinas, etc…Podría decir mucho de cada uno de ellos, a todos los conocí casi mejor que a mi mismo.
A modo de ejemplo de mi vasta vida entre animales, hablaré de un perro. Cuando yo tenía 8 años, mi hermano mayor, que era más sociable que yo, trajo a casa un cachorro de perro de unos dos meses, era un cruce hijo de padres y abuelos cruzados, quizá de podenco con alguna raza de orejas gachas, de tamaño mediano, de color rubio casi amarillo, con el pelo muy corto. Tenía los ojos, la nariz y los labios negros. Se lo regaló a mi hermano un tal Diego Herrera. Mi hermano, un niño también, una vez llegó el perro a casa se desentendió siempre de él. Como yo tenía poca imaginación por entonces, le puse Diego por nombre al perro, aún contra la voluntad de mi padre, cómo es eso de llamarle a un perro como a una persona, me decía, pero mi padre poco a poco fue cediendo en lo del nombre del perro ante mis quejas de que por otro nombre no me obedecía, creo que era cuento chino mío, el perro me hubiese obedecido igual. Pero es que Diego, por entonces me parecía un nombre tan grandilocuente, me sonaba tan bien.
Por aquellas yo era el encargado de las cabras que había en casa, unas 25 ó 30, solo me ocupaba de ellas cuando no iba a la escuela rural. Yo iba a la escuela rural a perder el tiempo, pues mi cabeza estaba siempre en los animales que tenía en casa. Mi perro Diego, como cuando vino a casa aún mamaba de su madre, lo enseñé a mamar de una cabra que daba mucha leche, al principio la cabra retozaba y no se dejaba, pero como el perro le aflojaba del dolor de las tetas prietas, poco a poco igual que mi padre con el nombre del perro, la cabra fue cediendo, e incluso la cabra buscaba al perro para que le mamase las tetas, se agachaba la cabra, el cachorro mamaba, y de tanto ímpetu con el pezón en la boca, le salían los chorros por ambos lados de la comisura de la boca, un número verlo. Claro, un número hasta que mi padre, que las ordeñaba por entonces, se enteró del malandrín que aflojaba las ubres de la cabra. Ya saben la economía de entonces, las apreturas económicas de los antiguos, los prejuicios de que si manteniendo una cabra para que el perro se tome la leche. Ahora el problema, y bien gordo, era evitar lo que perro y cabra aprendieron a ayudarse recíprocamente. A duras, a regañinas, a escondidas, el perro siempre mamó de la cabra hasta que ésta se preñó y se le secó la leche.
Como cuando yo no estaba en la escuela, estaba con las cabras en el campo, el perro, siempre estaba conmigo. Le enseñé, o quizá se enseñó el solo, a desarrollar el olfato. Llegó a ser un cazador infalible, ya adulto el perro, cazaba liebres, muchas, las cazaba a la sorpresa mientras dormitaban. Las liebres se quedan quietas aún con el peligro a poca distancia. Cuando llegaba a casa con una liebre que había cazado Diego, mi padre ya no lo veía con tanto recelo. De todas formas, Diego, nunca se iba con nadie, iba conmigo, y si yo no estaba, o se iba solo a cazar o estaba holgazaneando por casa. Siempre estuvo suelto, ni atado ni encerrado. Mi padre era cazador, e intentaba llevárselo de caza, el perro no le obedecía, lo ataba con una cuerda, y cuando estaba un poco lejos de casa, lo soltaba, justo momento éste en que Diego, con los pies en polvorosa, volvía a casa como una exhalación. Recuerdo el rito de mi padre, dos o tres días antes del domingo que pensaba ir a cazar, convenciéndome para que nos fuésemos Diego y yo a cazar con él. Con Diego había garantía de que por donde pasaba si había una liebre la levantaba, y mi padre era fino con el primer tiro de escopeta. Aún recuerdo, como si fuese ayer, y de esto hace muchas décadas, cuando mi padre le tiraba una piedra hacia un arbusto o matojo para que el perro buscase allí, el perro se quedaba sentado a mi lado y me miraba a mí, cómo diciéndome algo así como, “no ha de tener fe tu padre si quiere que yo le obedezca”. Mi padre, en el ímpetu de la caza, aún en contra de sus principios respecto del nombre de persona que tenía el perro, le decía: “…anda Diego, busca allí”. Y Diego, solo hacía mirarme a mí, hasta bostezando, y a un solo giro de mi cabeza hacia donde padre había lanzado la piedra, y un “anda” que yo le dijera, iba a toda velocidad hacia el sitio y se dejaba las pezuñas y el hocico en un busca que te busca entre la maleza. Y mi padre celoso de la obediencia que el perro me tenía. Y mi hermano, celoso del perro, pues por aquellas yo era un poco cascarrabias y le demostraba constantemente a mi hermano que el perro era más listo que él…..(bueno, va por hoy, perdón por la brasa).
Que tengan un buen día.
Estimado Don Quintiliano:
Tu interesante relato me ha llevado a la infancia. A mi vida en un pequeño pueblo leonés, llamado Grajal de Campos.En las casas de mis dos abuelos (maternos y paternos) había animales: teníamos un buen rebaño de ovejas, criábamos dos cerdos, teníamos varias mulas, conejos, gallinas, perros, gatos…Recuerdo también haber tenido un burro, llamado Cochise. Un niño de pueblo convive de cerca con animales.
Qué hermosa la historia de tu perro Diego, que tan bien describes.Te convirtió en su único y exclusivo amo…
Me acordaba perfectamente al leerte de Atila,a quien regañabas con cariño…
Nuestra perra Miluca tiene también un clarísimo orden jerárquico en los afectos. Primero va Carla, luego va Lourdes y, finalmente, voy yo yo. En ese orden saluda. Y eso que yo soy quien la saca a pasear y quien la lleva al veterinario.
Bueno, estimado Don Quintiliano, te leo siempre con interés no solo por lo que cuentas sino por cómo lo cuentas. Por eso eres siempre bienvenido.
Un cordial saludo.
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Querido Miguel Ángel:
Por aquí ando una vez más, animado por el cariño que les tengo a mis vacas, y por lo entusiasmado que me ha dejado el relato de mi Quinti sobre Diego. Esta vez se ha esmerado más que de costumbre con la redacción y con la generosidad de las palabras (en mi cabeza, casi fotos).
Pero bueno, yo, la verdad, es que me he quedado un ratito estancado con el concepto de esperanza, y con todos los conceptos e ideas que le son cercanos. Visto lo que estamos viendo después de las fiestas navideñas respecto al bicho, creo que nos hace mucha falta.
Un compañero de mi hijo menor ha dado positivo en coronavirus, y estos días a partir de hoy, no va a ir al colegio. Supongo que la Xunta confinará a toda mi familia. Todavía no han llamado. Sinceramente, estoy un poco acojonado. La valentía no es ninguna de mis virtudes.
Volviendo a los animales, a los buenos y cariñosos animales (porque lo nuestro, a veces, no tiene nombre). En mi aldea, por mi casa han pasado un buen puñado de perros. Creo que me acuerdo de todos ellos, como de las personas que ya no están. Sencillamente, eran uno más de la familia, de la casa. Las anécdotas me las guardo por no extenderme.
Otra cosa. Desde sus primeras letras, desde sus primeras palabras en este barrio, sabía que María José era un buen fichaje para todos nosotros.
Una última idea. Mi cariño por los animales no me ofrece ninguna duda. El respeto y buen trato que debemos tener con ellos es indiscutible si nos tenemos por personas educadas. Pero a veces veo, pienso y me apena creer que algunas personas quieren y les preocupa más el bienestar de su animal (perro) que el de seres humanos con pocos recursos (por lo que sea). Me apena ver que gastan más a gusto un dinero en sus animalicos que en grandes problemas humanos que existen.
Ya sé que una cosa no quita la otra, que a las mascotas hay que quererlas, mimarlas, cuidarlas al máximo. Pero es que se me viene a la cabeza una imagen que vi en Las Helvetias cuando aún era un chaval. Una señora con un perrito muy mono y cuidado en sus brazos, y llevaba colgado de su mano a un niño llorando, que me imaginé era su hijo. No sé cuáles serían los motivos de todos ellos (los tres) de esa situación, pero me chocó hacia quién dirigía la atención, el buen trato y el cariño esa mujer. Cierto que para mí, creo que también para España, eran otros tiempos, Pero en mi aldea los perros no iban en brazos. Ni a la peluquería. Ni tenían comida especial para ellos. Los demás de la casa tampoco teníamos ni íbamos. Todo era muy casero, hasta el cariño tenía una forma especial de manifestarse. Eran otros tiempos.
Un abrazo para ti, Miquel Ángel, y también para todos los vecinos. Si tardo en escribir, igual es que me he cambiado de barrio, aunque sea sin desearlo.
Querido José Antonio:
1. Pues a mí no me gustaría que te mudases de barrio. Y, si lo haces, ni dejes de visitar este que ha sido tuyo desde hace años.
2. También creo que María José ha sido una magnífica incorporación al barrio.
3. Sí, estupendo el relato de Don Quintiliano. Así se lo he dicho en mi respuesta.
4. Siento mucho tu inquietud por la probable cuarentena.No vamos en buena dirección.
5. Vivir entre animales nos humaniza. Estoy seguro de que tus vacas y tus perros te quieren porque las quieres y les quieres.
6. También a mí me preocupa que se vista, se peine, se opere, se cuide a perros y gatos con un dinero que pernitiría salvar a muchos seres humanos.
Creo nos vendría muy bien (a nosotros) que te quedaras en el barrio.
Un abrazo.
Gracias por la visita.
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Estimado José Antonio, quiero darte las gracias nuevamente, por tus palabras que llegan siempre en los momentos oportunos y necesarios. Mi más sincero agradecimiento.
Comparto contigo que nuestros animales son parte de la familia y por supuesto que se añora su ausencia, como ellos demuestran en multitud de ocasiones que añoran la nuestra. También es verdad que choca y mucho, el ver como personas intentan humanizarlos a través de ropas y complementos de marcas, peluquerías… un materialismo que a veces resulta absurdo. «El cariño tiene una forma especial de manifestarse» y la esencia debe ser esa.
Con respecto al positivo del compañero de tu hijo, es normal tener miedo para tener prudencia, afrontarlo es lo que nos hace valientes. Todo saldrá bien.
Me encantaría encontrarte en este barrio por mucho tiempo. Muchas veces he pensado que sería interesante organizar un encuentro, aunque sea virtual, con nuestro admirado y querido Miguel Ángel. Poner cara a nuestras reflexiones y pensamientos y conocernos más allá de las palabras. Un fuerte abrazo y GRACIAS, por supuesto también a Miguel Ángel que como ya comenté, guardo todos sus comentarios con un gran cariño.
Querida María José:
Ya ves que alguien más que yo valora tu presencia por estos lares.
Pues nada, habrá que ir pensando en un encuentro, de momento, virtual.
Sobre todo si se piensa en algunos comentaristas de allende los mares.
Besos.
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A todos los comentaristas gracias por lo que escriben. De todos aprendo, siempre.
Sr. Guerra, Don José Antonio, gracias por las palabras positivas. Por favor, no las merezco, por favor si hay hasta faltas de ortografía, e incluso soy un caníbal en la redacción.
Y tranquilo, Don José Antonio, que no te vas a morir tan pronto. Hombre, siendo gallego y joven, ni se te ocurra.
Aunque, visto lo visto, yo creo que entro esta semana de segundas por si la semana que viene ya me he muerto, y si es así lo más seguro es que no pueda entrar por aquí.
A todas/os, gracias.
Estimado Don Quintiliano:
No son elogios inmerecidos. Sí son invitaciones a entrar para entrar de segundas y terceras.
Y qué bueno que te acompañe el sentido del humor en cuestiones que la mayoría del agente considera tétricas.
Esta, la próxima y muchas-muchísimas semanas que estoy seguro irán llegando.
Yo también creo que a José Antonio le queda mucha cuerda.Como buen gallego, como buena personas y buen comentarista.
Un cordial saludo.
Y que la lluvia nos acompañe.
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Es preciosa la imagen que ilustra el artículo.
Yo tengo un perro que se llama COMO TÚ (ya os imagináis las bromas la primera vez que pregunta la gente por su nombre): siempre me muestra su cariño, nunca se enfada conmigo, mientras más tarde llego a casa más contento se muestra…
Me cuesta pensar que le quiero más que lo quiero a muchas personas.
Me duele mucho ver a perros callejeros, abandonados, apaleados, hambrientos… Esos que han propiciado la expresión de «qué vida más perra».
Saludos.
Estimada Claudia:
Gracias por tu comentario.
Ya conozco otro perro con ese mismo nombre: COMO TÚ. Y, claro, son inevitables las bromas: ¿¿Luis?, ¿Eva?, María?, ¿Carlos?, ¿Laura?, ¿Carla?…
Sí, es una intrigante cuestión:¿amamos más a los perros que a las personas?
Es importante que pongamos en marcha todos los medios para conseguir herrador el maltrato a los animales en el planeta.
Besos.
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