He insistido más de una vez en la importancia del etiquetado que los profesores y las profesoras hacemos en las aulas, sea sobre un alumno, un pequeño grupo o el grupo entero. Cuando esa etiqueta es de carácter negativo (“no podrás”, “no llegarás”, “no serás”, “no alcanzarás”…) se produce una invitación al fracaso. Las profecías de autocumplimiento, de las que habla Paul Watzlawick, son muy nocivas porque encierran una condena que, si no se rompe, lleva a los alumnos y a las alumnas al fracaso. La profecía de un suceso conduce al suceso de la profecía. Salvo reacción. La reacción de la rebeldía, del rechazo, de la fortaleza.
Estas profecías no tienen lugar solamente en el ámbito psicológico de las personas. También se producen en el terreno sociológico. Si se anuncia por todos los medios que el fin de semana habrá escasez de combustible en las gasolineras de la ciudad, muchos conductores acudirán a las estaciones de servicio con recipientes y se agotará la gasolina.
Me dicen algunos padres y algunas madres que insista sobre esta cuestión (que también puede producirse en la familia, por cierto), porque es más frecuente en las escuelas de lo que se podría suponer. Dada su importancia y la claridad que sobre el tema existe desde el punto de vista científico voy a plantear de nuevo la cuestión.
Lo haré a través de un nuevo caso que he conocido. Un caso que desvela la existencia de la profecía y también la evidencia de que esa profecía se puede romper con lucidez y valentía. Porque lo malo de este fenómeno no reside solamente en la formulación del veredicto destructivo. Está, sobre todo, en su aceptación del mismo por parte del interpelado. Si el que la recibe no la acepta, si el destinatario de la misma la rechaza, pierde su efecto demoledor.
María de los Huertos Toriani, maestra de mente, alma y corazón, me envía desde Uruguay este relato que quiero compartir con mis lectores y lectoras, con la explícita anuencia de la autora.
Prefiero reproducir literalmente el texto que me envía, con la recomendación de que el lector aplique las matizaciones semánticas que demanda la exégesis del contenido.
“Muchas veces a lo largo de la carrera docente, que ejerzo con absoluto compromiso, he sido testigo y protagonista de la casi esperada vociferación de designios sobre el futuro de niñas, niños y adolescentes.
Es que ya sea porque es inherente a la propia profesión, me refiero a la evaluación y elaboración de juicios sobre los otros (esos otros en crecimiento, en proceso) o por la demanda de las propias familias en relación a saber en qué son buenos sus hijos y en qué no, es que los docentes nos vamos acostumbrando y casi naturalizando a elaborar mandatos que repetimos y /o escuchamos una y otra vez.
Escuché una vez un mandato de un docente sobre mi hijo, en sexto año del liceo, al saber que se iba a inscribir en la facultad de Medicina, me dijo: no pierda tiempo ni dinero, ¿no se da cuenta que su hijo quedó con un examen justamente de biología?
Por supuesto que al ser docente me retiré del lugar solo dando las gracias por el tiempo dedicado, pero cuando llegué a mi casa le comenté a mi hijo lo expresado por esta persona, él solo me escuchó y entonces le dije: el que va a decidir si es bueno en algo o no eres tú, apuesto y confío en lo que deseas hacer. Hoy mi hijo transita el tercer año de facultad.
¿Qué hubiera pasado si yo hubiera escuchado? Me gustaría hoy encontrarme con ese docente y con todos los docentes que en esta etapa deben calificar y/o emitir juicios, para convencerlos de que los mandatos no son necesarios, no estamos obligados a hacerlos.
¿Qué lugar dejamos a la esperanza, qué horizonte dibujamos, desde qué lugar formulamos, qué oportunidades de confianza en ellos depositamos?
En esta culminación y en este año tan particular de pandemia, invito a que pensemos en dar devoluciones con justicia pero no MANDATOS”.
Hasta aquí el relato de la maestra. En este caso, la madre presta su ayuda al hijo para que pueda romper la profecía de quien desmonta con un argumento fútil el deseo del chico de estudiar medicina. La madre le dice al hijo que va a ser él quien decida qué es lo quiere hacer en la vida. Pero es también ella la que se rebela en primera instancia al no dar crédito al diagnóstico.
Imaginemos que la madre se hubiese adherido a la nefasta indicación y que hubiese apoyado el veredicto del profesor. Entonces, hubiese sido imposible levantar el peso de la doble losa.
Es evidente que lo que la maestra llama mandato consistía en una equivocada predicción, basada en el fracaso en la asignatura de biología. ¿Es ese un motivo suficiente para romper todos los sueños de un estudiante?
No hay mejor prueba del error de ese triste consejo que el hecho de que el hijo de la maestra María de los Huertos esté en tercer curso de Medicina. No hay señal más clara de que algo se puede hacer que el que ya se esté haciendo con éxito. Estoy seguro de que el hijo de la maestra llegará a ser un buen profesional de la medicina. Y, desde luego, su capacidad, su esfuerzo y su ilusión serán mucho más importantes para lograr el éxito que ese fracaso en una asignatura.
Los docentes tenemos el deber de alentar a nuestros alumnos y alumnas en la búsqueda de sus sueños, no la de robarles aquellos que están persiguiendo en su vida laboral o personal. Decía Albert Einstein: “Todos somos genios, pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar a los árboles, vivirá toda su vida pensando que es un inútil”.
También recibe un notable castigo la sociedad en la que luego ese profesional ejercerá su profesión. En este caso contaría con un médico menos. Y esos posibles pacientes que recibirían su atención quedarían desprotegidos. Ya sé que estoy hablando de futuribles, pero resulta fácil imaginar lo que sucedería si todas esas predicciones negativas se hubieran tenido en cuenta por parte de sus destinatarios.
La maestra se mostró prudente y respetuosa con su colega, guardó silencio, dio las gracias por el tiempo dedicado y dejó para mejor ocasión la advertencia a su hijo: “el que va a decidir si es bueno en algo o no eres tú, apuesto y confío en lo que deseas hacer”.
Dice la madre que le gustaría encontrarse con ese docente y con los que hacen este tipo de profecías. También a mí. Lo he pensado muchas veces. Sería muy aleccionador para ellos saber que se han equivocado. Sería la mejor manera de aprender.
Especial cuidado deben tener los orientadores y orientadoras que, por oficio, tienen que ayudar a los alumnos y a las alumnas a realizar opciones académicas, personales y profesionales. Nunca deben olvidar que son ellos mismos (me refiero a los alumnos y a las alumnas) quienes tienen que pensar y decidir. Lo que, en última instancia, dicen los alumnos a los orientadores es: “ayúdame a hacerlo solo”. Es decir, ayúdame a pensar por mí mismo, a decidir por mí mismo, a responsabilizarme de mi vida. Las cosas que decimos dan forma al futuro de los destinatarios de nuestros consejos.
He contado esta historia real porque podemos aprender de ella. Es lo que se llama escarmentar en cabeza ajena. Estamos puestos ahí por la sociedad para animar, ayudar, motivar, impulsar, hacer crecer. Cuando utilizamos nuestro conocimiento y nuestra influencia para desalentar, silenciar, hundir y romper los sueños de nuestros hijos e hijas, de nuestros alumnos y alumnas estamos traicionando la esencia de nuestra tarea, el sentido profundo de nuestro trabajo.
Buenas Magister MAS!
Otro dardo en la diana, Felicidades.
Se puede aplicar el título a lo que escribes pero al revés. No pierda el tiempo y el dinero, leeme ,reflexiona y actúa.
En eso estamos, aunque este tema que compartes es de una tristeza e injusticia que me llega al alma. Ser protagonista de la tarea más noble que existe y convertirse en ladrones de sueños y asesinos de esperanzas. Muy fuerte!!
Estos «listos» profetas aumentan el fracaso, no lo describen, lo provocan! y lo que más me duele es que son eficaces cuanto más vulnerables somos. Aumentan la desigualdad que ya de por si existe.
Como nos has enseñado, Educar exige ética y sin la necesaria honestidad, la ética se convierte en cosmética. Vaya negocio.
Ahora en tiempos de anelos de vacunas, Necesitamos Vacunas educativas!! Y de estas tú sabes unas cuantas…
«Ayúdeme a hacerlo solo» un lema vital y brutal como todo el final del artículo, especialmente tu maestría con los verbos.
Tus cartas sabatinas me recuerdan a otras dominicales pero eso ya te lo contaré en la intimidad. Gracias por hacernos reflexionar y Vivir con mayúsculas.
Besos y abrazos al Equipo femenino que te acompaña.
Un fuerte abrazo
Querido Miguel:
Te estoy escribiendo en el descanso de un curso que estoy impartiendo a un grupo de profesores delColegio OSOTU de Bilbao. Una de las profesoras me acaba de decir que a ella le pasó algo parecido, que tuvo un profesor que redijo que no valía para estudiar. Ya ves, ahora es una maestra.
Como tú dices es un fenómeno TRISTE Y FUERTE. Y lamentablemente FRECUENTE.
LA INTERVENCIÓN HA DE IR ENLAS DOSDIRECCIONES:
a.Conseguir que no se produzcan las profecías.
b.Ayudar a rebelarse frente a ellas.
Ya me explicarás lo de las cartas dominicales.
Un gran abrazo de equipo a equipo.
Voy a seguir con el curso.
MÁS
Hola MÁS.
En estos momentos que se avecinan de evaluación del primer trimestre en las enseñanzas no universitarias, es alentador recordar el tema que propones para esta semana. En base a notas numéricas, en la mayoría de los casos, o de valoraciones cualitativas, creo que en menos… vamos a emitir un juicio sobre nuestro alumnado. Ahora mismo sólo es sobre si aprueba o no, y si aprueba con qué mérito (calificación). Es más tarde, cuando se emiten valoraciones más generales y que pueden rayar en la profecía tal y como tú comentas.
Pero en estos primeros momentos, a través de las reuniones de evaluación, ya se van escuchando algunas predicciones, y claro, en el futuro se corraborarán… Así es posible escuchar: «Ya lo decía yo..» «¡Qué se podía esperar!» «El que nace pa’ burro, de pequeño ya tiene orejas», o incluso se compara con algún miembro de su familia: «igual que su hermano, que se puede esperar», «con unos padres así…» El caso es que siempre solemos «echar balones fuera». En base a esos presagios estamos quitando cualquier sospecha o duda sobre la capacidad y el trabajo del docente ¡Nosotros, cómo nos vamos a equivocar!
También, en otras ocasiones, se suelen realizar juicios genéricos sobre un grupo: «Esta clase es un desastre», «El grupo A es peor que el B», «Con un grupo así es imposible trabajar»,… Es posible que así sea, o quizás, el problema no está en el grupo sino en nosotros/as mismos/as… Porque después es fácil comprobar que el grupo trabaja o se comporta muy bien con determinados profesores y con otros no.
Finalizas hablando del rol de los orientadores y orientadoras. Sobre esta función debes conocer mucho, tanto como pedagogo como por el oficio de tu señora. Siempre me ha llamado la atención la labor de orientación profesional que se suele ejercer desde este ámbito. Si se hacen predicciones en base a las calificaciones obtenidas en cada una de las asignaturas es posible que pueda ocurrir como en el caso que nos trasladas, el del hijo de María de los Huertos. Hay que tener cuidado porque se nos puede orientar en el camino equivocado, es decir más que orientar puede caerse en la desorientación.
Hablo en primera persona cuando en segundo de BUP se me ofrecieron opciones de estudios, una por la rama de ciencias y otra por la de letras. En aquella época sólo me preocupaba estar junto a mis amigos por lo que opté por ciencias. En cada evaluación me quedaban las matemáticas, la física, la química,… Tanto es así que aprobé con suficiencia, nunca mejor dicho, gracias al beneplácito de mi tutora que en la evaluaciones finales simpre me echaba una mano. Me la imagino diciendo en una sesión de evaluación: «este muchacho se esfuerza , pero no da más de sí, vamos aprobarlo con un cinquillo,….». Y claro, el presagio se constató después la selectividad, aprobé por los pelos… Es curioso que en la EGB era de sobresaliente…
Con esas notas del instituto ¿dónde se puede meter uno? ¿biológicas, empresariales, peritos….? Pues no, me metí para maestro, y por letras…. Todavía no doy créditro a haber aprobado las pruebas de acceso, que entonces las había. Por letras obtuve una nota media final en torno al ocho en mi periplo universitario ¡Cuánto hubiera agradecido en 2º de BUP un buen consejo orientador!
¿Cómo es posible que en primaria fuese un alumno aventajado, que en secundaria fuese al límite y en la universidad rayara casi en el acceso directo (que también lo había en ese tiempo)? Sin duda que los momentos evolutivos inciden de forma trascendental en nuestra forma de actuar, pero seguro que también habría otras variables que afectaron a mi tránsito por la enseñanza secundaria.
A este pececillo lo pusieron a trepar, a jugar al tenis, a saltar sobre la cama elástica, a hacer malabarismos,… y no supo qué hacer, pero cuando lo echaron al agua supo nadar…
Un abrazo para ti y para todos los comentaristas habituales (que después se enfada José Antonio)
Querido Juan Carlos:
Muchas gracias por este rico y extenso comentario.
Me ha gustado mucho el párrafo siguiente:»A este pececillo lo pusieron a trepar, a jugar al tenis, a saltar sobre la cama elástica, a hacer malabarismos,… y no supo qué hacer, pero cuando lo echaron al agua supo nadar….».
Describe muy bien lo que he querido plantear en el artículo.
Que tengas un buen fin de semana.
Un gran abrazo.
MÁS
Hola, Miguel Ángel.
Todos sabemos de esas profecías: unas no se realizan, y son los que no creen o luchan contra ellas; y otros, se las integran y acaban víctimas de esas profecías.
Sabemos, y está demostrado el efecto Pigmalió.
Comentaré la història de una persona que también conoces tú, pero no diré el nombre. Esa persona suspendía la mayoría en primaria, bastantes en bachillerato. Quiso ser profesor y suspendió el examen. Volvió a intentarlo y lo superó. Ejerció durante algunos años y lo que sé es que los alumnos lo adoraban. Decidió ir a la Universidad y saco todo notables, algún sobresaliente y alguna matrícula de honor. No suspendió nada.
Sé que ahora es una persona exitosa, feliz e integrada.
Los seres humanos cambian, no sabemos su potencial interno. De todos modos es tremendo que un profesor o un padre cuya misión es ayudar sean la losa que hunda a sus discípulos o hijos.
Gracias por animarnos a ser positivos y no enterradores de ilusiones.
Saludos a todos y uno muy especial para ti y las tuyas.
Querido Joaquín:
Querido Joaquín:
No sé de qué persona me hablas en la historia que nos cuentas.No hace falta el nombre, desde luego. Lo importante es el contenido.
Tenemos que ser muy cautos y no poner etiquetas que hagan daño a nuestros hijos/as o a nuestros alumnos/as.
Efectivamente, el efecto Pigmalión ha sido objeto de rigurosos estudios.
El problema no es tanto de conocimiento acomode actitud.
Parece mentira que con toda la experiencia que hemos acumulado (propia y de los demás), se sigan cometiendo esos errores tan dañinos.
Los cambios que se producen en la vida de las personas son, a veces, increíbles.
Nuestra tarea es la de impulsar, no late frenar. Es la de motivaron la de desanimar.
Un gran abrazo, querido amigo.
MÁS
¡Querido Maestro!
Un interesante comentario sobre una gran experiencia vivida.
Los augurios y las predicciones son meras especulaciones sin argumentos.
Sin simples palabrerías adscritas a pensamientos erróneos y antiguos por necesidad.
¿Quién sabe dónde llegarán unos alumnos/as?
¿Alguien se ha preguntado los orígenes de sus dificultades?
No hay derecho a llevar a una persona al fracaso por comentarios adivinatorios de lo que pasará en un futuro lejano.
Le voy a contar una pequeña historia de mi vida, y la cuento porqué es de lo que más sé.
Y la cuento porque quedó grabada en mi memoria y no le puedo decir el año ni la edad que tenía porque la memoria remota me juega malas pasadas.
Solo se que me fue mal en el tercer curso de lo que entonces sería la EGB y tuve que repetir curso.
Eso que podría haber sido un desajuste en mi interés por es estudio fue un aliciente para seguir adelante.
Un revulsivo para trabajar fuerte para que eso no pasara ninguna vez más.
¡Y nunca más pasó!
Y eso que las condiciones eran sumamente adversas y de gran miseria.
Pero la valentía, la ingenuidad, el deber de hacerme a mi misma me alentaron para salir de esa difícil situación.
Tal vez nunca creí en las predicciones de los demás hacía mí y eso hizo fortalecer mi confianza y anteponer mis deseos de estudiar una carrera por encima de todo lo demás.
Como no había posibilidades lo logre con una beca de estudios y llegue a conseguir mis sueños porqué luche por ellos.
Y hoy en día nadie puede quitarme los sueños, nadie puede vaticinar mi futuro , porque vivo mi presente, agradeciendo a la vida todo lo que tengo que es mi esencia y además me hace feliz y engrandece mi corazón.
Bueno ya sin más por hoy espero que todos estén bien, ¡cuídense !
Hasta la próxima semana, que os sea leve.
Querida Loly:
Muchas gracias por tu fidelidad a la lectura y a la escritura semanal.
Da gusto escribir sabiendo que hay lectoras como tú.
Me parece estupendo que compartas tu experiencia. No importan las fechas. Lo que cuenta es la actitud de superación que mostraste en aquel grave contratiempo.
Ya ves, a otro el mismo hecho le desanima y le hunde, a ti te estimuló y te dio fuerzas.
La vida te ha hecho una luchadora.
Una luchadora que es un ejemplo para todos.
Muchas gracias por tu testimonio.
Muchos besos.
Mucho ánimo.
MÁS
Estimado Miguel Ángel.
Gracias por tu articulo de esta semana. Nos ayuda a tener muy presente ahora que llegan las reuniones de evaluación que tenemos que realizar valoraciones positivas encaminadas a mejorar las dificultades encontradas de los alumnos/as y ayudarles porque como bien dices de eso se trata.
Me acuerdo de una comparativa que hacías hace un tiempo en una publicación en tu blog sobre un hospital y un centro educativo. Del mismo modo que un hospital tiene como propósito intentar recuperar a todos su pacientes que se encuentran ingresados ayudándoles a paliar dolencias y favoreciendo la curación de todas las enfermedades para darles el alta médica igualmente en un Colegio o Instituto la tarea de los docentes es trabajar para que todos los alumnos/as finalicen cada curso con éxito habiendo aprendido y mejorado su rendimiento tanto personal como académico.
Como Maestro de mi centro en Primaria tengo que contarte que no siempre ocurre que se puedan recuperar a todos los alumnos/as con dificultades de aprendizaje, que ya nos gustaría a todos. Si bien es verdad que la mayoría del Claustro se esfuerza por ayudar a todo el alumnado y en especial a aquellos niños/as que no tienen un buen rendimiento académico, la realidad es que en la mayoría de los casos la causa que provoca la dificultad está en circunstancias externas al centro que no podemos cambiar como la familia o el ambiente social que le rodea al alumnado. Y aunque les pedimos a muchas familias compromisos educativos por escrito lo cierto es que no siempre podemos ayudarles. Supongo que aquí también podremos comparar con el campo médico donde hay pacientes que , por desgracia, tampoco se recuperan de sus dolencias.
Te doy las gracias por escribir cada semana. Y aunque llegue tarde mi comentario tengo que felicitarte por tu intervención que pude ver en vídeo sobre tus consejos delante de los señores políticos de los distintos partidos de Andalucia hace unos meses que espero que tomaran buena nota de que lo más importante para tener una verdadera educación de calidad reside en el Profesorado. He visto el vídeo muchas veces y no me canso de verlo. Gracias Maestro.
Se despide desde Ronda… un Maestro, alumno y seguidor tuyo incansable.
Feliz semana.
Fdo. Juan Francisco
Querido Juan Francisco:
Gracias por el comentario.
Las comparaciones entre la sanidad y la educación suelen ser muy sugerentes: hospitales-centros sanitarios, médicos-docentes, políticas sanitarias-políticas educativas, diagnóstico-evaluación… Aunque siempre hay matices. He trabajado muchos años con médicos en lo poquito que sé: cómo hacer mejores profesionales…
Como dices, algunas veces fracasamos. En esos casos tenemos que hacer acopio de:
– humildad
– paciencia
– esperanza
– ingenio
– fortaleza
Cometemos errores, somos limitados u, además ,tenemos que contar con la libertad y la (i)responsabilidad de nuestros alumnos y alumnas.
Me alegra saber que te ha interesado mi intervención en el Parlamento de Andalucía. Gracias por decírmelo. Gracias por escucharlo varias veces.
Te deseo todo mejor en tu tarea de maestro de Primaria. ¡Qué etapa tan importante!
Un abrazo de Málaga Ronda.
MÁS
Estimado Maestro:
Gracias nuevamente por su artículo. Después de leerlo reflexioné en la importancia de ser un docente que motiva, alienta y trata de brindar una educación de calidad a sus alumnos, pues de esta manera, contribuiyo a que sus sueños y metas puedan alcanzarse.Por el contrario, creo que debemos deshechar actitudes y juicios pesimistas, descalificadores y desalentadores.. Como lo he aprendido a través de su sus libros, la docencia es una profesion que debe ser practicada con optimismo y confianza en la capacidad de aprendizaje de nuestros estudiantes. Además, he constatado que muchos alumnos que en la escuela o en el colegio han tenido un mal rendimiento escolar, luego se han superado y han llegado a ser destacados profesionales.. Desde Ecuador un abrazo a la distancia.
Querido Eduardo:
Es cierto lo que dices, el éxito escolar no ha sido siempre un factor que predice el éxito profesional o el éxito en la vida.
La tarea de los profesores tiene un trasfondo optimista porque la educación es intrínsecamente optimista porque parte de una verdad incontestable: el ser humano puede aprender, el ser humano puede mejorar.La educabilidad se rompe en el momento en que pensamos que el otro no puede aprender y en que nosotros no podemos ayudarle a conseguirlo.
Un abrazo enorme desde Málaga a Ecuador.
Gracias.
MÁS
Buenas tardes a todo el mundo.
Es evidente que a unos se les da mejor hacer determinada cosa, cosa que a otros nos es de mucha dificultad. Por ejemplo, yo no serviría para vendedor, no sé halagar, o mejor, no me gusta crear falsas expectativas. La verdad es que esos mensajes que te van diciendo “los juzgadores” de la vida, forman parte de la vida misma, no hay que asustarse por ellos ni por sus mensajes, lo que hay es que aprender de lo que dicen, créanlo, tienen su enseñanza. Creo que la vida no hay que enseñarla descafeinada, la vida es como es, y por lo tanto creo que es fundamental enseñar a vivir en ella. Ello conlleva que te digan lo negativo, lo que encierra de malo, no solo lo bonito, no solo lo agradable a tus oídos. La vida tiene muchas cosas buenas, casi todo bueno, con un poco de suerte en estos tiempos se vive 80 o 90 años sin pasar grandes calamidades; pero para que esta vida sea más plena, y no te venga nada demasiado grande, desde pequeñito te han de enseñar también las trabas, las dificultades. Creo que actualmente vamos en una ola de enseñanza del buenismo que nos aleja de la realidad. Es normal en la condición humana opinar sin que te pidan la opinión, debes estar preparado para afrontar esa opinión sin que te afecte demasiado. Es en esa preparación donde quizá el docente debe hacer hincapié. No en decirle al niño bondades y bonituras que exceden a la realidad, y por tanto poco a poco le van llenando la cabezota y por ende el pensamiento de vanidad, y cuando el niño o la niña se plante con dieciocho años tendrá un ego de alturas desproporcionadas, que a larga le harán infeliz en la medida en que no coincide con la realidad de las vivencias del día a día, tropezará muchas veces, hay una cantera infinita para los psicólogos. La verdad es que yo creo que ese mensaje del profesor a la madre del niño que estudiaba y suspendía biología, tiene más de positivo que de negativo. Quizá le dolió a esa madre porque ya tenía interiorizado el sueño -su sueño, de la madre- de que su hijo sería médico. Normalmente los adultos exigimos a nuestros descendientes que sean más que hemos sido nosotros. Haciendo una mesura proporcionada del hecho relatado yo me lo tomaría como un toque para revisar mi idea, no más. A veces peco de dar demasiada importancia a lo que dicen los profesionales de algo, tengo mucha fe en los profesionales sea de la materia que sea. La biología, la estudio a menudo, de forma autodidacta, en mis tareas de campesinado, es para la medicina -y para un campesino- lo que sumar es para un matemático. El hierro, el potasio, el fósforo, el nitrógeno, el calcio, el manganeso, el magnesio, el cobre, y la hoja que se pone amarilla, qué le pasará al limonero, a mi limonero de limones redondos, la analítica resulta bien, qué pasará. Puede que esté equivocado, pero observo que el estrés viene de hacer una profesión que excede a nuestro cómodo estado natural de vida. El abogado se pone nervioso porque va juicio, el juez está estresado, el otro abogado también, todos de mala uva. El estrés del médico antes y después de entrar en quirófano. Quizá el abogado fue abogado por juicios sociales de cercanos o profesores, no por vocación. Quizá el estrés del médico sea el anticipo de lo que tal vez ocurra al hijo de la protagonista del Sr. Guerra. Observando llego a la conclusión, que la gente, también los de izquierdas, va contra sus principios políticos, aspira a ser lo más de lo más, aunque sus capacidades sin ser limitadas le hacen vivir en estrés, y así se dejar arrastrar por esta competición de ser más, por cierto idea ésta más bien de las sociedades liberales. Creo que la verdadera felicidad se puede buscar en intentar ser muy bueno, el mejor, en algo muy sencillo para el sujeto en cuestión, es mi opinión. A quien ser Presidente de un Gobierno le resulte algo muy sencillo, ole por él. Como suelo ir contracorriente, ahora ando convenciendo a una familiar cercana mía, chica joven y muy trabajadora, licenciada en derecho, para que deje las leyes y el estrés de las trifulcas vecinales, que las siga solo por afición, y que como profesión se pegue la noble tarea del campesinado. La tengo casi convencida, perdonen mi egoísmo, pero no me gusta verla ni seria ni estresada. Puedo asegurarles, que convencer a alguien para que sea menos -en el juicio que la sociedad hace de las personas en cuanto a títulos-, cuesta lo que no hay escrito. Le he dicho que cuando la convenza la empezaré a tratar de Doña, ella se ríe.
Que tengan buena tarde.
Estimado Don Quintiliano:
Dices muchas cosas con las que estoy de acuerdo. Con otras, no.
1. Creo que esa idea que frecuentemente repites de que a los alumnos y a las alumnas hay que presentarles una realidad con luces y sombras, como la que existe, y NO UN MUNDO ALMIBARADO Y LLENO SOLO DE BONDADES es muy cierta. No hay que engañarles, claro que no. La vida está llena de dureza y de dificultades. Hacerles pensar que no habrá necesidad de esfuerzo es una trampa terrible que les llevará a estrellarse contra las aristas de la vida.
2. Creo que no todas las personas valen para todo.¿De qué depende? De las capacidades de cada uno, de las ilusiones e intereses y de la fuerza de voluntad. No sería
3.Hay que tener como criterio básico la búsqueda de la felicidad, no la idea de ganar dinero, tener fama o conseguir poder. Aquí también hay trampas y engaños: pensar que uno es más por tener un título más elevado, hacer lo que el padre o la madre han sido o lo que no han podido ser, hacer algo que ilusiona pero para lo que no se tienen cualidades…
4. En el caso que comento, no dudo de la buena voluntad del profesor, pero tampoco de su equivocación. ¿Por qué? PORQUE EL CHICO ESTÁ ESTUDIANDO TERCERO DE MEDICINA CON ÉXITO. No sabemos si la madre prefería que fuese médico.Lo que la madre dice es que es él QUIEN VA A DECIDIR LO QUE QUIERE SER.No dice el relato que el chico haga medicina porque la madre quiera. Por otra parte, la razón que da el profesor es poco sólida. Suspender biología no quiere decir que no tenga capacidad para cursar medicina.
Otra cosa es que una persona con ocho dioptrías pretendiese ser piloto de aviación o que una persona con la enfermedad de Parkinson quisiese ser cirujana.
5. No me escandaliza que pretendas persuadir a tu familiar de que se dedique al campo, si ves que en ese trabajo puede ser feliz, si la ves estresada y angustiada en el trabajo de abogada. Tampoco me parece un despropósito decir a esa mujer que entonces la llamarás Doña.Porque creo que no son los títulos lo que confieren dignidad sino la forma de pensar, de sentir y de actuar. Suelo decir que no hay forma más clara de inteligencia que desarrollar la capacidad de ser felices y de ser buenas personas.
Un cordial saludo.
Muchas gracias por el intenso comentario.
Buen riego o buena lluvia..
MÁS
La ilustración me ha parecido fantástica.
No conocía ese pensamiento de Albert Einstein, que imagino será auténtico. Digo esto porque mucha de las frases que se atribuyen a autores famosos son apócrifas.
En cualquier caso esta frase está llena de significado. A se pez se le coloca la etiqueta de que no vale para trepar al árbol. Es lógico que se considere un inútil. Sería estúpido decir que el pez no vale para ser pez.
Estimado José María:
Gracias por haberte fijado en la ilustración, que suele pasar inadvertida para los comentaristas.
A mí me parece una buena reflexión y muy adecuada para apoyar el texto.
Hace tiempo que la conocía y asuelo utilizar para reflexionar sobre una imagen que empleo para explicar algunas dimensiones de la evaluación.
Un gran abrazo.
MÁS
Apreciado Dr. Santos, comentaristas y lectores
Espero que se encuentren perfectamente de salud. Quisiera agregar que por las reflexiones que nos deja en cada uno de los artículos, solo decirle que estoy muy agradecida con Usted, Dr. Santos Guerra, porque es un claro ejemplo de sabiduría. He perdido la cuenta de las veces que me ha brindado consejos. Me confirmo con cada una de las lecturas, la profunda dedicación con la que preparan el escrito para construir puentes, salvar vidas al leerle. En esta ocasión, me preguntaba al leerle porque a veces pasa, que perdidos en el compañerismo, como colegas, uno se pregunta ¿Hasta cuándo permitiremos que el “compañerismo” esté por encima de las buenas prácticas? o ¿Qué hacer cuando eres testigo de prácticas en el aula más que son dudables?… Lo más desgastante y frustrante de un trabajo es cuando que cuando tienes vocación y amas lo que haces, pero te puedes enfrentar a injusticias y al encubrimiento de abusos. Solo gracias porque Usted ha sido clave para mí.
Gracias
Querida Lourdes:
Ya te echaba de menos por El Adarve.
Y has planteado una idea en la que nadie había reparado. Me refiero al encubrimiento de las malas prácticas al amparo de un falso compañerismo. Porque también somos compañeros de las víctimas. Y más amigos tenemos que ser del bien y de la verdad. Es como si un cirujano fuese a operar borracho y los otros médicos se callasen cuando el paciente saliese cadáver del quirófano. ¿No tendría responsabilidad?¿Y si se convirtiese en una costumbre?
Has dado con tema de gran interés e importancia: ¿por qué no nos ayudamos?, ¿por qué no nos corregimos?, ¿por qué no nos advertimos?
Sería una forma de verdadero compañerismo. Y una forma incuestionable de mejorar.
Muchas gracias por tus generosas y amables palabras.
Solo habré podido ayudar si tú has puesto tu parte, que es la decisiva.
Besos.
MÁS
Interesante la opinión de Lourdes que luego corrobora MÁS en su respuesta: ¿qué hacemos los profesores ante las malas prácticas de los colegas?
En la historia que se nos cuenta desde Uruguay, es probable que otros profesores no tuvieran noticia de esa conversación, pero me refiero a malas prácticas visibles y conocidas de todos.
Es verdad que a veces pesa más el hecho de no querer enemistarse con alguien que el perjuicio que reciben los alumnos y las alumnas.
Tendríamos que ser más autocríticos y tener más sentido de la responsabilidad.
Querida María Luisa:
Gracias por acompañarnos en estas reflexiones.
Es importante todo lo que se aporte.
Deberíamos actuar como equipos integrados por personas que se ayudan, se apoyan, se quieren y SE CORRIGEN EN LO QUE NO ESTÁ BIEN HECHO.
Besos.
MÁS
Estimado Miguel Ángel una semana llena de sesiones de evaluación, repletas de calificaciones numéricas y etiquetas. Ninguna reflexión sobre cómo el estado de pandemia puede estar afectado al alumnado y por tanto a sus malas calificaciones, como alumnado, todavía en proceso de formación presencial, ha tenido que hacer frente a una semipresencialidad carente de emociones y de la mayor motivación a estas edades: sus propios compañeros/as. Ninguna reflexión en cómo evitar que en determinadas asignaturas como Valores éticos tenga un alto porcentaje de suspensos, incluso argumentando que una alumna de necesidades educativas especiales con adaptación curricular significativa le va a ser difícil aprobar la asignatura porque tiene un nivel académico muy bajo y no sabe hacer bien los exámenes. Ahora resulta que hasta los valores se pueden suspender, si no sabes responder bien a un examen. He salido indignada, pero especialmente muy triste por la carencia del espíritu humano que concretamente en estas fechas se supone que debería estar más presente. En sesiones de evaluación de 1º ESO, he tenido que escuchar, pero por supuesto no asumir y tampoco callar, que una alumna con dos pendientes matemáticas y lengua ya se le pronostique la repetición. Comentarios del tipo” es un vago” a un alumno que posiblemente no haga los deberes pero se queda hasta tarde ayudando a sus familiares en un negocio familiar, no creo que ese calificativo sea justo. Etiquetas del tipo “es cortito”, “es muy conflictivo”, “charlatana”, “es un mueble”, “prepotente”, “respondón”, “raro” … ..hacen daño y es que esa pérdida de confianza en su potencial llegan al alumnado y generan una Mentalidad Fija que les repercutirá a lo largo de su vida”. Me encantaría que en las sesiones de evaluación se intentará ver que hay detrás de esas etiquetas, un mundo interior profundo que espera pueda ser entendido.
Etiquetas también a profesores que aprueban a determinados alumnos “claro como tú eres muy blandita” “será contigo”…Les resulta difícil entender que el alumnado si reacciona ante la implicación emocional y se esfuerza por aprobar en esa asignatura. Creo, como bien ha dicho Lourdes, que el “colegueo” no llego a llamarlo corporativismo, permite injusticias con los más débiles, y no debemos olvidar que nuestro objetivo es el desarrollo integral del alumnado, no el intentar caer bien a los compañeros con un silencio que refuerza conductas y palabras que no se deberían permitir.
Como tú bien dices : “Hay evaluadores que clasifican y etiquetan a los evaluados atribuyéndoles unas capacidades inamovibles que, de alguna manera, condicionan las expectativas y predisponen al fracaso o al éxito “Una gran parte de la literatura del etiquetado de los niños en la escuela descansa en una rama particular del idealismo. Es decir, supone que las identidades de los alumnos son creadas totalmente por las percepciones que los profesores tienen de los estudiantes en el aula. Destrucción del autoconcepto, mediante la reiterada atribución de etiquetas hecha por quiénes tienen poder, los alumnos van adquiriendo la idea que no tienen capacidad, de que no sirven, de que no valen para estudiar» (La evaluación como aprendizaje de Santo Guerra).
Tristes manifestaciones que lamentablemente están presentes en los centros educativos y que especialmente se explicitan en las sesiones de evaluación. Etiquetas que rompen el alma y destruyen los sueños de personas muy vulnerables que están en plena construcción de su identidad.
A principio de curso, empecé a trabajar con un grupo de 1º de la ESO, de los que se supone “conflictivo”, para mi esos cursos son retos porque considero que no hay alumnado conflictivo, sino un desconocimiento de las formas de llegar a ellos. Es muy satisfactorio para mi, encontrar la forma para poder descubrirlos y así poder aprender juntos. En la sesión de Evaluación Inicial hubo etiquetas para cada uno de ellos. Fue una de las sesiones que más me he enfadado, les dije que se deberían buscar soluciones y que por supuesto quería intervenir en clase. He estado todas las horas de tutoría junto a ellas y ellos. En la sesión de la primera evaluación reconocen que el alumnado ha mejorado, pero sin ahondar en causas y motivos. Hoy he recibido un hermoso regalo por parte de ellos, me llamaron y cuando entré tenían preparada una sorpresa. Me habían regalado por iniciativa de ellos y ellas, frases enmarcadas en la pizarra:
“GRACIAS POR TODO”
“Gracias por sacarnos una sonrisa siempre”
“Gracias por apoyarnos”
“Gracias por estar siempre”
“Gracias por enseñarnos el lado positivo de las cosas”
“Gracias por entendernos siempre”
“Gracias por cuidarnos”
“Sobre todo GRACIAS POR CONFIAR EN NOSOTROS”
Además en la pizarra había dos cartas, llenas de mensajes individuales. Nunca he visto una pizarra que latiera al son de sus corazones. Junto con un corazón enorme, me han puesto “Te queremos”…Yo sí que los quiero a ellos, porque yo veo su luz y logro que me ilumine en mi camino, porque son la razón de mi vocación y mi pasión por mi profesión, porque yo sé que son los protagonistas de un futuro mejor.
No tenía palabras para agradecerles tan hermoso regalo. De cada frase que me han regalado les he hecho ver que ellos han sido los responsables y protagonistas y que soy yo la que estoy aprendiendo de ellos y ellas, que me aportan mucho y que confío que llegarán a cumplir todos sus sueños, es cuestión de seguir confiando.
Suprimiría las etiquetas de la escuela y las sustituiría por Huellas. Confío en todos los profesionales que hay en la Educación y que van dejando huella a lo largo de su camino, una huella que acompaña al alumnado a lo largo de su vida. Al igual que las huellas que dejas tú, Miguel Ángel, como ser humano y profesional y no sabes como me alegro que te lo hayan reconocido y te hayan otorgado el premio por la Fundación Liderazgo Chile: “Educamos Emociones para una mejor sociedad”. Premiación 2020 PERSONAS QUE DEJAN HUELLA «Por su contribuición al bienestar emocional de América Latina» Y por supuesto me he inscrito para poder disfrutar de tu reconocido y muy merecido premio. Me encantaría que en España se dieran estos premios y que tú formarás parte.
Gracias Miguel Ángel, aunque tarde, siempre me encontrarás en tu Blog, que sigue siendo mi refugio ,porque lo que escribes está en consonancia con lo que siento y eso me hace sentir enormemente feliz.
“Nadie puede construir un mundo mejor sin mejorar a las personas. Cada uno debe trabajar para su propia mejora”.
Querida María José:
Te he esperado toda la semana porque tus comentarios son magníficos como tú.
No te preocupes por el momento. Nunca es tarde. Y sé que hay tareas más apremiantes en la familia y en la escuela.
Espero que los días vayan sanando la herida de la ausencia.
1. En mi libro Evaluar con el corazón hay capítulo titulado La evaluación de los alumnos, un proceso de aorendizaje para el profesorado. En él reflejo una sesión de
evaluación en un IES de Málaga. Ahí se reflejan muchas de las explicaciones o atribuciones que tú mencionas. Te cuento que no pude incluir algunas cosas que se dijeron. Por verguenza profesional.
2. No me sorprende nada la reacción de tus alumnos y alumnas. Tienen un radar para saber quién les quiere y a quién le importan de verdad.
3. De acuerdo en la eliminación de las etiquetas que desaniman y condenan. Y con lo negativo del colegueo.
4. Gracias por tus palabras sobre el premio. Nunca había visto ninguno sobre la esfera de los afectos. Los he visto sobre ciencia, música, cine, literarura, arte…
Y gracias por unirte a la entrega el día 22.
5. Estupenda la cita de tu adnirada (y mía) Madame Curie.
Muchos besos.
MÁS
Miguel Ángel la frase es de mi admirada Marie Curie.
Por cierto, ¿dónde te has enterado de la concesión del premio?
Estás en todo.
Besos.