Estamos en pleno verano. Tiempo de viajes. Tiempo de ocio. Tiempo de
lectura. Los profesores y las profesoras disponen de un tiempo sin las exigencias profesionales de la preparación de clases y la corrección de ejercicios. Tienen tiempo libre, tiempo abierto para leer lo que deseen. Los estudiantes tienen la oportunidad de leer sin la presión de las demandas escolares. Pueden leer lo que les guste, no lo que les manden. Hay más libertad para la elección y más tiempo y tranquilidad para el disfrute.
Acabo de leer en el suplemento literario «La esfera de papel» del
periódico El País un reportaje de Rafa Sañudo titulado «Qué leer este verano». El subtítulo es elocuente: «El verano invita a leer». Y la etiqueta que preside el texto resulta excitante: «Leer y gozar». He de confesar que me gustaría leerlo todo. Todo de cada sección del suplemento: Narrativa española, Narrativa extranjera, Best sellers, Historia, Ensayo, Pensamiento y filosofía, Memorias, Clásicos, Poesía, Policíaca, Infantil y juvenil, Fotografía, Teatro, Cine, Comic… Sí, incluida la sección de Infantil y juvenil. Porque me gusta saber qué puedo recomendar a mi hija.
A mí me gustaría que el verano durase más para poder leer más. Porque encuentro un gran placer en la lectura. Y puedo leer en todos los sitios. En cualquier lugar de la casa, de la ciudad, del mundo… Puedo leer en los aviones, en el salón o en la terraza de la casa, en la habitación del hotel, en un banco de la calle…
Me gusta leer libros propiamente dichos a pesar de tener un e-book que me regalaron hace tiempo. Me gusta el tacto de las hojas, el hecho de pasar las páginas, el olor del papel, la variedad infinita de marcapáginas… Acabo de comprar en el aeropuerto de Barajas un marcapáginas electrónico que es un diccionario abreviado. Si encuentras durante la lectura una palabra que desconoces, enciendes el marcapáginas, la escribes y aparece el significado en la pequeña ventanilla. Un bonito y curioso regalo. A quienes me cantan las excelencias de la lectura en el e-book les pregunto si han encontrado alguna vez unos pétalos de rosa entre las páginas de la
lectura digital.
Me acaban de regalar en Santiago de Chile un precioso libro sobre el
pensamiento pedagógico de Gabriela Mistral. Se titula “Pasión de enseñar”. Algún día escribiré algo sobre él en estas páginas. Hago referencia a él ahora porque tiene una encuadernación antigua que, al no tener canto, permite ver el cosido de las páginas. No me han podido hacer un regalo mejor.
Hace unos meses mi querido amigo Carlos Arconada que, en cultivada
generosidad, hace regalos sin venir a cuento, me envió uno precioso: un ex libris con mi nombre escoltando la imagen de un búho. De todos y todas es sabido que el ex libris es un sello que, colocado en la primera página de un libro, indica de quién es propiedad. Ya tenía uno desde hace muchos años. La amistad de Carlos lo ha arrumbado a un segundo plano. No hay mejores regalos para mí que los relacionados con el mundo de los libros.
Tengo en casa más de diez mil libros. Son parte de mi vida. No sabría vivir sin ellos. ¿Qué sería de mí sin la lectura? ¿Qué sería de mi casa sin libros? Estar rodeado de libros hace casi inevitable la lectura. Porque, desde cualquier estantería, el libro reclama tu atención, te llama de forma irresistible. Por eso me sorprende y preocupa tanto que haya quien no solo no lee sino que considera la lectura un castigo.
Me preocupa la desafección de muchas personas hacia la lectura. Sobre todo, la de niños y jóvenes. No sé si es la red, con sus seducciones; no sé si es el esfuerzo que necesariamente requiere concentrarse; no sé si son las prisas por moverse de un lugar a otro; no sé si es la condición efímera de su atención; no sé si es la mala didáctica de la lectura que hemos utilizado; no sé si es el mal ejemplo que algunos adultos ofrecen; no sé, en definitiva, a qué se debe este rechazo que veo cada día más intenso hacia ese arte y esa ciencia que es la lectura.
Lo veo en mi hija. Antes era una lectora compulsiva y ahora, con su móvil ejerciendo de rey de sus preferencias, le ha dado la espalda a los libros y apenas si lee lo que es obligatorio en el colegio. Me tiene preocupado porque ha perdido una afición que antes. Me gustaría que leyera por placer, no por darme a mí ese gusto. Espero que pronto vuelva sobre sus pasos.
Lo veo en los estudiantes de mi Universidad que no se apasionan por leer, que no disfrutan leyendo. Me dejó perplejo la pregunta que me hizo uno de mis alumnos a quien le estaba recomendado una serie de lecturas para cursar la asignatura:
– Profesor, ¿no me puede perdonar uno?
El verbo elegido para hacer la petición dejaba al descubierto la
valoración de castigo que entrañaba para él la lectura de los libros
recomendados.
Alguna vez he contado la anécdota que compartió con sus lectores y
lectoras el ya fallecido Eduardo Haro Tecglen. Estaba haciendo una mudanza y, entre los objetos que tenía que llevar de una vivienda a otra, estaban muchas cajas de libros. Un joven transportaba sudando cajas de libros. Eduardo le dijo:
– Siento mucho que tengas que hacer un esfuerzo tan fuerte. Los libros son muy pesados y las cajas demasiado grandes.
El chico respondió de forma rápida y contundente:
– Don Eduardo, no se preocupe usted por mí. Lo mío no tiene importancia. Lo malo es lo suyo, que tiene que leerlos.
Me han contado que en una librería de la localidad argentina de Armstrong se encuentra un cartel con este interesante lema: Leer da sueños. Sueños, en plural. No sueño, como piensan algunos detractores de esta maravillosa forma de llenar el tiempo. Es sabido que algunas personas utilizan la lectura como somnífero. A mí me desvela.
¿Por qué da sueños la lectura y no sueño? Pues por el mismo ejercicio en el que consiste. Nos hace salir de nuestra realidad prosaica para meternos en una realidad fantástica, que no es la que tocamos con las manos y pisamos con los pies.
Da sueños porque nos ofrece historias reales o ficticias que nos permiten conocer otras formas de vivir, de sentir y de pensar. Historias que no son la nuestra, que jamás habríamos imaginado.
Da sueños porque nos permite conocer personas, biografías, vivencias, aventuras y experiencias vitales muy distintas a la nuestra.
Da sueños porque nos permite hacer viajes sin movernos del salón de
nuestra casa o de la biblioteca o del e-book que tenemos en las manos.
Da sueños porque estimula nuestro pensamiento y nuestra imaginación,
porque nos incita a pensar, nos pone contra las cuerdas de la crítica. Y porque nos emociona y suscita nuestro interés y nuestro deseo de descubrir.
Da sueños porque permite encontrar tesoros de sabiduría, de humanidad, de ingenio, de aventuras, de proyectos, de emociones. La profesora chilena Carolina Urbina, entrañable amiga, me contó hace años que cuando un nieto arrancaba a leer, su padre le enviaba por correo postal a la casa un mapa al que adjuntaba un sobre con tarjetas diversas. En esas tarjetas le daba instrucciones al nieto para que, siguiendo el mapa, el niño encontrase un tesoro. El tesoro consistía en una botella llena de monedas de un peso. Si la búsqueda del tesoro tenía lugar en invierno el mapa representaba espacios de la casa y el jardín. Si tenía lugar en verano el mapa era de una playa o de un lugar al aire libre.
Leer da sueños, inspira sueños, genera sueños, contagia sueños, inventa sueños, multiplica sueños. ¿Por qué renunciar a la hermosa aventura de embarcarse en sueños maravillosos?
Buenos días y buenos libros. Porque los libros son buenos, se portan bien, no hacen mal a nadie ni se gastan malas intenciones. Algo tendrán de bueno, cuando se les ha perseguido tanto. Me encanta este artículo, porque te saca de la calima del verano y te hace ver claro. Ya hace tiempo, a principios de verano escribí unos artículos sobre “La mejor mascota, un libro”. Y es que el verano, en que muchos maestros hacen cursillos y participan en congresos, sin que nadie les obligue, esos mismos maestros lo aprovechan para devorar libros y no dejan demasiado tiempo al ocio, porque ese ocio está ya negociado de antemano con lecturas que no pueden atender durante el curso.
Gracias por tus artículos, tan jugosos como la mar salada y líquida de los libros. No quiero robarte más tiempo, porque no quiero que me regañen tus libros, por no dejarte atenderlos.
Querido josem.
Siempre me alegra ve tu nombre por estos pagos, aunque te leo con interés en otros sitios.
Te escribo mientras espero el vuelo que me lleva a Madrid y a Málaga. H estado una semana entera en Chile, donde me han dado una buena paliza de 8 horas diarias de trabajo. Pero estoy feliz.
Qué bonito comentario has escrito.
– Madrugador (7.27).
– Ingenioso.
– Simpático.
– Certero.
No. No, me robas tempo. Los libros no protestan. Porque estoy leyendo a un amigo que escribe bien y escribe cosas interesantes.
Gracias. Buenas lecturas.
MÁS
Espero que te guste «La casta naranja», porque si has estado fuera, ahora te puedes poner al día de cómo está el personal. Vivir para ver, por lo menos, lo que nos dejan y, muchas veces, más de lo que se empeñan.
Querido josem:
Ya había leído tu interesante artículo. El título es irresistible.
Yo no dedico muchos textos a la política nacional porque el artículo se lee en otros países.Pero es muy necesario el análisis que tú haces.
Un gran abrazo y enhorabuena por La casta naranja.
MÁS
QUERIDO MAESTRO Y AMIGO MIGUEL-ÁNGEL:
Un saludo para ti, para Carla y Lourdes, y para tus lectores y lectoras.
Tengo que entonar los versos de Lope de Vega (cuando define qué es un soneto componiendo precisamente uno): «en mi vida me he visto en tal aprieto»…Es lo que me ha ocurrido a mí al leer con placer tu artículo de hoy: me citas a propósito del ex libris que te regalé con unas palabras de elogio que son inmerecidas. Muchas gracias, Miguel-Ángel.
Es un orgullo para mí tenerte como Amigo y Maestro…de los buenos, de los excelentes…¡Feliz fin de semana!
Querido Carlos:
Desde el aeropuerto de Santiago me hago eco de tus palabras.
NO hay nada inmerecido en lo que digo. Es la pura verdad.
Tu ex libris desbancó al que tenía por ser tuyo y por tener un motivo que me es especialmente querido.
Te deseo unas felices vacaciones que estarán marcadas para ti por su importancia para toda la vida.
Un gran abrazo.
Gracias de nuevo.
MÁS
Gracias, MIGUEL-ÁNGEL, por el detalle de responderme en esas circunstancias. La verdad es que nos cuidas (a quienes participamos en tu blog) en todo momento, con tus respuestas diligentes y llenas de sabiduría.
Disfruta del congreso chileno en el que intervienes como ponente. Los participantes disfrutarán, a buen seguro, de tus intervenciones.
Un abrazo desde Valladolid, desde la estepa castellana.
Querido Carlos:
Ya estoy de vuelta.
He viajado a Concepción, Valparaiso, Nacimiento y Santiago. Seminario de siete horas y media. Una buena paliza, pero una hermosa experiencia.
Ahora preparo las maletas para un largo viaje a Vietnam y las islas Maldivas. Muchos kilómetros, pero esta vez con la familia y no por trabajo. Decía Chesterton que viajar es comprender que estabas equivocado.
Ya he utilizado tu ex libris numerosas veces. El libro dejará constancia de la propiedad de mis libros.
Gracias por estar ahí.
Un gran abrazo.
MÁS
Admirado Miguel Ángel.
Como bien dices, se puede leer desde cualquier sitio… Ya sabes que desde la sombrilla también… Son muchos los que devoran libros durante mientras toman el sol o la sombra en este tiempo de ocio y tiempo libre. A mí me cuesta, llego saturado al verano, pero siempre tengo tiempo para leerte bajo mi sombrilla mientras miro al Mediterráneo. Porque leer este blog me permite (parafranseándote) estimular mi pensamiento, encontrar tesoros de sabiduría, de humanidad, de ingenio, de aventuras, de proyectos, de emociones…
Un veraniego abrazo para ti y para los comentaristas y lectores.
Querido Juan Carlos:
Del aeropuerto a la playa.
Ya sé que lees bajo la sombrilla. Yo no puedo ir a la playa sin un libro. Curiosas manías. Bueno, en realidad no puedo ir a ningún sitio.
Aquí tengo, mi lado, el libro que ocupará buena parte de las trece horas y media del vuelo a Madrid: «Pasión de enseñar», de Gabriela Mistral.
Cuando llegue a Madrid, no podré menos de buscar el nuevo libro de Luis Landero: Lluvia fina. Para mí es el autor que mejor maneja nuestra lengua. Le dije un día: escribes de manera tn maravillosa que, incluso en las novelas, me gusta mas cómo lo cuentas que lo que cuentas.
Un caluroso abrazo, aunque tengo puesto un jersey, ya que aquí es invierno.
MÁS
Me encanta leerte Miguel Ángel Santos Guerra!!
Pra Amaal:
No existen ni artículos ni libros si no hay unos ojos que quieran leerlos. Por eso me gusta saber que alguien ha dedicado un tiempo a leer lo que he escrito.
Soy yo quien siente gratitud hacia mis lectores y lectoras.
Gracias, pues.
MÁS
Gracias, Miguel Ángel.
Y gracias, María Jesús Sanchez, por estas palabras que escribes y utilizo a continuación:
«Vivo redeada de gente, de edificios, de ruido… Solo veo las flores en algún jardín. Nos hemos metido en una de esas bolas de cristal que tienen algo dentro rodeado de agua y que, si las mueves, cae purpurina. Todo es cerrado, cuadriculado y previsible. Vemos todo como normal, sin hacer preguntas. Vivimos como borregos siguiendo tendencias y cambios de moda.»
«Pero, de pronto, un día algo cambia y te conecta con el milagro de la vida.»
«Todo es un bonito misterio que obviamos por habernos acostumbrado a ver como algo sabido y haber perdido nuestra capacidad de asombrarnos ante lo cotidiano. »
Miguel Ángel, leer, a parte de ser una muy buena forma de ocio y de disfrute, es una oportunidad de aprender.
Feliz regreso y buen descanso.
Querido José Antonio:
Te eché de menos para hablar de la soledad del Director. Me sorprendió que ese texto tuviera tan poco eco.
Ya estoy de vuelta, pero mañana salgo para viajar a Vietnam. Tengo magníficas referencias del país. Me gusta contactar con culturas diferentes. Algo contaré, creo.
Y me llevo un par de libros, como es lógico. Hay mucho avión y algo de Hotel.
No sé viajar son libros.
Un abrazo. Y gracias por estar ahí.
MÁS
Querido Maestro!
Hoy el artículo me ha llenado de sueños.
Es usted un auténtico forofo de la lectura y como muestra la cantidad de ejemplares que tiene en su biblioteca.
¡Ojalá me enganchaba a mi su deseo de leer y de aprender!
Siempre me han gustado los libros y para más a mi favor trabajé algún tiempo en una biblioteca. Estaba como en el paraíso, las ilusiones recorrían mi cuerpo y me sentía realizada pudiendo dar a los usuarios mi mejor mensaje de amor a los libros.
¡Un tándem perfecto los libros y yo!
Ahora tengo un libro en mis manos llamado » Los posos del café » escrito por un compatriota Rafael Navarro Zaa.
Es muy cierto que los libros nos hacen más grandes y mejores personas porque nos crean espacios infinitos donde desarrollar nuestros más bonitos deseos.
Los libros y la música me convierten en un ser pleno de energía y positividad.
¡Son cosas inexplicables!
Sensaciones inmensas que te transportan a preciosos e imaginarios lugares que quizás nunca llegues a ver.
Con respecto a Carla, ojalá se apegue a las hermosas sensaciones que dejan los libros en nuestro interior.
Seguro que si, teniendo el gran ejemplo y la ayuda que tiene de su padre.
Me siento enormemente feliz de pertenecer a este gran grupo que tanto afectos demuestran por la lectura.
Mi deseo que pasen un genial verano.
Gracias a todos y ya me despido con un cordial saludo.
¡Hasta pronto!
Querida Loly:
Lectura y música son dos pilares, por lo que dices, de tu vida.
Dos fenómenos que hacen posible que el ser humano se sienta orgulloso de serlo.
Dentro de unas horas salgo de viaje.
Hasta el 28.
Te deseo lo mejor.
Buenas lecturas.
Besos y gracias por tu comentario.
MÁS
Amigo Miguel Ángel: en esta ocasión seré muy breve.
Como estás recorriendo medio mundo y, para darnos un poco o un mucho de envidia, nos dices que vas a ir a Vietnam, te aconsejaría que leyeras la novela “El simpatizante” del vietnamita Viet Thanh Nguyen que fue premio Pulitzer en 2016.
A mí me la prestó mi amigo Antonio Blanco, inmenso lector y responsable del fondo histórico de la biblioteca de mi Facultad.
No te arrepentirás, al tiempo que comprenderás mucho de lo que aconteció durante y después de la guerra que Vietnam llevó a cabo contra la patria de Donald Trump.
Bueno, que no te pierdas por esos países tan lejanos.
Un abrazo y que vuelvas vivo, junto con Lourdes y Carla, pues imagino que te acompañan.
Querido Aureliano:
Estoy en el aeropuerto de Doha, esperando el vuelo a Hanoi.
Hasta aquí ha llegado la recomendación de la novela «El simpatizante». Claro que la leeré. Como ya no puede ser a priori, será a posteriori.
Por lo que dices tiene muy buena pinta.
Gracias.
Un gran abrazo.
MÁS
Hola a todo el mundo.
Interesante tema. Una allegada terminanda de estudios universitarios anda por aquí queja sobre queja dándose cuenta del poco “nivel” que tiene. Yo le digo, menos caso a los maestros universitarios y más leer libros. Una buena receta sería, bien leídos, al menos 15 ó veinte en lo que el periodo vacacional universitario de verano. Me mira con cara de loco, no pareciéndolo ella, sino insinuando con su silencio ante mi consejo, que el que está loco debo ser yo. Ahí anda, con la queja del poco nivel a cuestas. La verdad es que no tiene el hábito de la lectura. Yo creo que padece de una especie de síndrome postraumático como consecuencia directa de más de un libro de dar sueño que le han recomendado. Los libros de dar sueño deberían estar prohibidos, su detección sería lo más difícil, pues la atracción de un libro es tema demasiado subjetivo, por ejemplo yo considero aburrido todo lo que no me aporta nada, que solo habla de lo evidente sin estilo ni forma que estimar. Tenía que haber una especie de concurso obligado sobre el libro más aburrido, y al que saliera elegido, le tendrían que poner una multa coercitiva escandalosa, por ejemplo no menos de cien mil euros. Este importe debería ser destinado a dar publicidad a los buenos libros. Además, los juzgados deberían admitir demandas de reclamación de daños y perjuicios contra los escritores de libros de dar sueño, basadas en el perjuicio emocional que causan sobre los incautos e inocentes que se tropiezan con estos libros. Quedan traumatizados de por vida, parece que quedan como irreconciliables crónicos para la lectura. No obstante, yo uso a menudo estos libros aburridos, por ejemplo tengo “la cruz invertida”, de Marcos Aguinis, premio planeta de 1970, este es insuperable, es el mejor método para dormir, desde que lo tengo solo hago buscar otro que le supere en aburrido. Ni valeriana, ni somnífero que se le pueda comparar. Esto es una joya en su terreno, en el de causar sopor. A veces, para dar sueño, también uso de algunos artículos periodísticos, los hay realmente buenísimos para estos cometidos del sueño. También los hay bien aburridos comentaristas de blog, mea culpa, me declaro culpable.
Que tengan un buen día.
Estimado DON Quintiliano:
He aquí un comentario ejemplar, de lo que no da sueño, de los que ayuda a pensar y despierta, además, una picarona sonrisa.
Qué buena idea la de la multa. Quienes escribimos mucho (quizá demasiado) nos tendríamos que andar con cuidado. ¡200.000 euros, qué barbaridad! Pero, claro, el delito es grave.
La historia de la queja es también un acicate para saber qué le ha pasado y por culpa de quién le ha pasado. Porque no hay mejor objetivo de los docentes que contribuir a crear lectores crónicos apasionados.
Huiré como el diablo de La cruz invertida.
Ya sabes que si yo fuera jurado, este comentario tuyo estaría en los antípodas del castigo. Destina esa pasta a otros menesteres.
Un cordial saludo desde el aeropuerto de Doha.
MÁS
Buenas a todos soy la allegada de Don Quintiliano, me pasaba por aquí ya que se me ha mencionado para contaros brevemente mi experiencia con la lectura.
La verdad es que los docentes que tuve cuando era pequeña nunca hicieron incapié en fomentar la lectura, al menos en el aula en la que yo estaba. Sin embargo, en bachillerato, una profesora que se ve que le daba al tema la importacia que tiene, mandó una avalancha de libros para leernos durante el curso, de los cuales no te podías escaquear leer porque iban acompañados de un examen. Además, no eran simples cuentos o novelas que pudiesen resultar sencillos, sino libros de literatura con un gran número de páginas.
Por si fuera poco, tenía a dicha profesora en dos asignaturas y ambas se aprobaban de la misma manera. Al principio pensé, vamos no puede ser tan malo, es solo leer. Pero cuando leí unas pocas páginas del primer libro ya no podía más, me aburría, no le veía sentido, e incluso se me ocurrió buscar resúmenes en internet para ahorrarme leer el libro completo, vaya, que leer me resultaba una odisea. Lo más grave es que toda la clase se encontraba en mi misma situación. Llegamos hasta a repartirnos capítulos y luego contárnoslo entre nosotros para no tener que leerlos.
Creo que eso es lo que pasa cuando no has leído en tu vida y de repente intentan inculcarte ese hábito. Por muy buena que fuese la intención de la profesora, los resultados académicos no fueron satisfactorios, no teníamos nivel para afrontar esos libros y, aún hoy, sigo luchando para dar una oportunidad a la lectura.
De hecho, Don Quintiliano no para de decirme que debo leer, que es el mejor hobby que se puede tener y que incluso disfrutaré de ello. Pero claro, el hombre está ya mayor y le empieza a fallar la cabeza, así que a veces dudo en hacerle caso a todo lo que me dice.
Sin embargo, estoy intentando seguir su consejo y sin sentirme presionada porque haya examen sobre un libro que me han impuesto y el cual me resulta aburrido. He elegido el que más me gusta y estoy intentando disfrutar de él. Libertad que considero que se debería dar en el aula desde que se aprende a leer.
En vez de imponer, inculcar el hábito y la pasión por la lectura.
Buen día a todos.
Querida «allegada de Don Quintiliano»:
Se te notan las compañías que frecuentas.
Muy interesante lo que cuentas de tu experiencias con los diversos profesores que has tenido.
Una buena parte de la afición procede de la influencia de los maestros. Y, claro, no todos son buenos.
De acuerdo con tu última observación. Cultivar y orientar la libertad.
Leer a la fuerza produce rechazo a la lectura. El verbo aprender como el verbo amor no se pueden conjugar en imperativo.
Te espero más veces por aquí.
Besos y gracias.
MÁS
Estimada Ana,
No te puedes ni imaginar la ilusión que me hace que te hayas decidido a leer y participar en este blog. Seguro que te aporta cosas interesantes. Incluso a veces, te tendrás que tapar los ojos para no leer el repaso o contradicción que hago al Sr. Guerra. Intento no pasar la línea de la irrespetuosidad, pero claro, a veces se me puede ir la mano. El Sr. Guerra (a él le gusta más que le digan Sr. Santos ó MAS) es el lado bueno de la sociedad, ante tanta bondad mi obligación como ciudadano del mundo es buscar el equilibrio de lo que es la sociedad real. Ante tanta bondad, he de ser el contrapunto, el lado malo, para que así no se pierda el equilibrio de la realidad social representada en este blog. Estas palabras últimas también se las dedico al joven Sr. Lema, que escribe por aquí como José Antonio, y que aún no ha cogido el verdadero sentido de algunas de mis réplicas o comentarios. Él también es buena gente, de izquierdas y gallego, pero buena gente. El Sr. Lema tiene manzanos, yo limones y un maizal, ves tan distintos no somos al fin y al cabo. A veces está un poco rabioso, y creo que su rabia nace de que en realidad, con el tiempo, se está dando cuenta de que las políticas de izquierdas no funcionan. A veces te veo pasar entre mis limoneros, ya sabes lo que pinchan los limoneros al recoger los limones, ya sabes del picor del sudor entre el polvo de la tierra, ya sabes lo que pesa el sol cuando derrite tus sesos en las tareas agrícolas, ya me gustaría que aprendieses lo que ellos te enseñan. Ellos te enseñan en gran medida el valor de las letras. También veo a tus perros Newton, Wiki y Atila; creo que desde que te empeñas en aficionarte a leer me están teniendo más cariño a mí que a ti, no los descuides, también ellos te pueden enseñar muchas cosas.
Ahora me voy a regar.
Que tengan un buen día.
Estimado Don Quintiliano:
Te estoy escribiendo desde Hanoi. Hoy hemos hablado mucho de política con nuestro guía…Hace mucho calor, hay mucha humedad y puedes palpar lo que es otra cultura: otro lenguaje, otras religiones, otras costumbres.. Viajar, decía Chesterton, es comprender que estabas equivocado.
Ahora compruebo que tu allegada se llama Ana, sé que tiene tres hermosos perros y que tú le has inculcado una pare de su afición por la lectura. Magnífica influencia, que no ha tenido de algunos docentes.
Yo no soy el «yin» y tú el «yan» de este blog. Lo dos aportamos ideas, como hacen los demás comentaristas. y de todos se puede aprender.
Ojalá que «tu allegada» se nos quede y nos ayude a todos a penar. Parece que tiene madera.
Buen riego con estos calores. Tus plantas te bendecirán.
Un abrazo desde lejos.
Y gracias por tu participación en todas las facetas.
MÁS
Buenas noches.
Amigo Quinti, muchas gracias por colocarme en el lado de la buena gente. Y eso a pesar de ser gallego y de izquierdas (no sé cuál de las dos cosas será mayor pecado).
Y como las personas (en lo básico) tampoco nos diferenciamos tanto (aunque lo intentamos), yo también te coloco con las buenas personas, aun siendo de derechas y antipedagogo. (“Me inclino por la línea de los Sres. Ricardo Moreno, Alberto Royo, Antonio del Pozo y en similar parecer, otros.”).
A pesar de mi “juventud”, debió ser en mi tierna infancia cuando aprendí (percibí o sentí) cómo funcionan las políticas de derechas. De ahí mi cabreo, a veces.
¿Estás seguro de que no cogí ese verdadero sentido de tus palabras? A que no.
En otro orden de cosas, y hablando de sueños, ¿has visto?, nuestro querido Sr. Guerra se ha ido a conocer a los charlies (y sus cosas). Ya nos contará.
Un abrazo.
Querido José Antonio:
Estoy en un junco en plena Bahia de Halong. Una de las maravillas del mundo.
Otra cosa es lo que ha sucedido y lo que sucede por aquí.
Ayer mantuve una interesante conversacion con nuestro guia vietnamita…
Hablaremos.
MÁS
Saludos a todos
Dr. Santos estupendos, el artículo “leer da sueños” y los análisis. Sin duda, leer hace parte fundamental para los que escribimos. En tanto a la disminución de los jóvenes en la lectura, creo que puede deberse a que décadas anteriores, publicar no era tan sencillo y para que otros leyeran las opiniones pues otro tanto de espera. a con las redes sociales se pueden realizar publicaciones en los muros con facilidad y donde no requieren de aprobación para hacerlo y se espera por la inmediatez que es el contexto de hoy día, sea un mensaje leído y que reúna muchos likes.
Lo cierto, es que la intención comunicativa de un escrito refleja la formación y los posibles modos de actuar o dialogar de los escritores a los nudos o problemas. La lectura de un texto, sea cual sea el género, hace inevitable tomar posturas de elogio, de indiferencia o de rechazo. En mi caso las lecturas de educación son las que realizó con más frecuencia y me hacen preguntarme ¿Qué conversaciones y entre quienes me gustaría presenciarlas? Gracias
Querida Lourdes:
Hablas de la relación entre lectura y escritura. Utilizo una simpática metáfora para decir que escribimos, en buena medida, según lo que leemos. Digo que a los escritores les pasa como a los cerdos, que la calidad del jamón que dan depende de la calidad de lo que hayan comido.
Para escribir bien, es necesario leer mucho y bueno.
Besos y gracias.
MÁS
PD: Tengo pendiente una respuesta a un correo que me escribiste. Estoy en un largo y ajetreado viaje. Lo haré.
Estimado Miguel : Por este medio le dejo un afectuoso saludo y le comento que estoy en proceso de lectura y escritura permanente, creo que son la base de un pensamiento crítico y profundo desarrollo del análisis y poder reflexivo, fue un honor conocerlo y cada día animo a muchos a leerlo.
Buenas tardes Miguel Ángel.
Me parece un tema bastante interesante el que ha tratado en esta entrada de su blog personal. Resultará sorprendente que en tal época del año esté pensando en “¿Qué leer este verano?”, o mejor dicho, “¿Que leeré el verano que viene?”, pero considero que es un tema que se debe tratar y trabajar a lo largo del año, especialmente, en la escuela.
La lectura de libros en la mayoría de jóvenes y niños se ha convertido en una obligación. Ya no se valora, ni se le da la importancia que tiene. Como futura pedagoga opto por animar a los niños (desde una edad temprana) de la importancia que tiene leer. Además de soñar, el niño con dicho ejercicio desarrolla su vocabulario, estimula su imaginación y aumenta sus propios conocimientos.
Animo a mis compañeros a leerlo.