Sé que este artículo puede sorprender y hasta molestar. ¿Defensa? ¿Con la que está cayendo? La trama Gürtel, cuya sentencia se conoció anteayer, resulta vergonzante. El caso de los ERE que se está juzgando en estos días, resulta no menos repulsivo… Y así podríamos seguir hasta el hartazgo. No voy a defender a los políticos corruptos sino a los políticos y a las políticas decentes. Que son muchos, que son más.
Es raro encontrarse hoy día con un texto en defensa de la clase política. Es más popular criticar, denostar, descalificar a todos los políticos, colocando sobre cada uno de ellos la etiqueta de indeseable y de indecente. Quien así proceda recibirá, más que probablemente, el aplauso unánime de los lectores y lectoras. Existe un estado de opinión que identifica política con corrupción. No es justo. No es cierto.
No me gusta descalificar a la clase política en su conjunto. Creo que hacerlo es un gesto antidemocrático. En primer lugar porque la democracia es el mejor régimen entre los posibles, en segundo lugar porque ni todos los políticos son malos ni todos son iguales y, en tercer lugar, porque se suele hacer esa descalificación sin la menor piedad y con escasa intención de que sirva para mejorar el clima moral.
Deberían dedicarse a la política los ciudadanos y ciudadanas más inteligentes y más responsables de la sociedad. Porque se van a dedicar a gestionar el bien común. En una democracia el poder está al servicio de los ciudadanos y no a la inversa. Los políticos son los servidores del pueblo, no sus dueños. Y son los ciudadanos quienes tienen el deber de elegir a los mejores. Para ello, deben estar bien formados y bien informados. Otra vez la educación. ¿Cuántos hay que ni siquiera votan, excusándose en la idea de que todos los políticos son iguales (de malos, se entiende)? Es muy cómodo y muy cínico dejar en manos de los demás la responsabilidad de elegir. Y luego despotricar de los elegidos.
Nadie debería decir: “a mí no me gusta la política”, “yo no entiendo nada de política”, “a mí no me hables de política”. Porque la política es necesaria, importante y hermosa. Y es de todos y de todas. Todos somos seres políticos. Todos pertenecemos a la polis.
Estoy contra la generalización que mete a todos los políticos en el mismo saco y que luego arroja el saco a la basura. Hay muchos políticos honestos y muchos que se dedican a la política no por interés sino perdiendo dinero. No me cabe la menor duda de que hay personas en la política con un compromiso de mejora de la sociedad y de servicio al prójimo ejemplares. De agradecer.
Por eso creo que tiene que ser muy duro escuchar descalificaciones despiadadas, juicios de valor infundados, bromas crueles que identifican al político con la corrupción y con el egoísmo más descarado.
Esta postura que ahora defiendo es compatible con el ataque contundente hacia aquellos que, por avaricia desmedida o egoísmo exacerbado, consiguen que se castigue a todos haciendo extensiva la etiqueta de la perversión. Corruptio optimi pésima. No solo porque es más elaborada, sino porque se convierte en un ejemplo y en un motivo de descalificación general.
Por eso resultan tan indignantes comportamientos abusivos como los de Bárcenas y Correa. Se convierten en un arma arrojadiza no solo contra ellos sino contra todos los que se dedican a lo que se dedican ellos. Destruyen el prestigio de la buena gente que se dedica a la política. Como el cura pederasta no solo pone sobre él la etiqueta de pervertido sino que es una invitación para despreciar a todos los que se dedican al sacerdocio.
Hace unos días oí contar la historia de un individuo que quiere cursar los estudios de Ciencias Políticas. Acude a la Facultad y en la secretaría le dicen:
– Coja un sobre.
El solicitante, sorprendido, dice:
– ¿Ya?
El funcionario puntualiza:
– El sobre de matrícula.
El chiste sobre políticos suele ser muy celebrado por las audiencias. En los bares, en las tertulias, en las conferencias… Pocos piensan en el efecto demoledor que tienen esos chistes en la valoración que se hace de la política.
Ya sé que son ellos mismos quienes tienen que ganarse el prestigio. Y muchos se lo ganan a pulso. Y aguantan las pullas y las agresiones que otros se merecen.
En todos los colectivos hay personas corruptas. Médicos, arquitectos, profesores, pilotos, comerciantes, diplomáticos, farmacéuticos… En pocos, como en el de los políticos, funciona tan bien el mecanismo de la generalización. Si uno ha delinquido, es que todos delinquen. Si uno es corrupto, es que todos lo son.
Tiramos piedras sobre nuestras cabezas. Porque nosotros hemos elegido a esos políticos. Y nosotros hemos dicho que el sistema democrático es el que deseamos para organizar nuestra sociedad. No queremos que una persona piense por todos y decida por todos. No queremos una dictadura. Pero, claro, proponer como sistema de organización una democracia exige la confianza en aquellos que van a gestionarla porque hemos depositado en ellos la confianza.
De cualquier manera, hay algunas garantías que permiten asegurar la pureza del sistema democrático. Voy a proponer un decálogo en el que hay exigencias ascendentes (de a ciudadanía hacia el poder) y descendentes (desde el poder ala ciudadanía).
– Garantizar que nadie se perpetúe en el poder. Lo cual exige limitar los mandatos de gobierno en cualquiera de los niveles del sistema democrático. Me da igual un alcalde que un presidente de Gobierno.
– La separación de poderes. Cuando el sistema judicial está sometido, vinculado o en connivencia con el poder legislativo y o el ejecutivo no existen garantías de pureza democrática.
– Leyes justas que persigan y castiguen de forma ejemplar la corrupción política. Leyes que busquen la transparencia, la rendición de cuentas, la persecución ejemplar de la corrupción, sea del propio partido sea del partido adversario.
– Dignificación de la política como un medio de servicio a la comunidad. Hay que honrar a quienes velan por el bien común.
– Erradicar de la vida pública los métodos mafiosos, el navajeo, las trampas, las zancadillas, el todo vale con tal de acceder o de mantenerse en el poder.
– En lugar de hablar de oposición, hablar de alternativa. Porque la oposición parece tener la misión de oponerse a todo, incluso a lo que es bueno para el pueblo.
– Procurar que exista democracia interna en los partidos. Es decir, que haya posibilidad de ejercer la crítica de forma libre.
– Votar con listas abiertas y no solo mediante siglas de partido. Porque no pueden meterse en un mismo saco a quienes responden a las mismas siglas.
– Hacer más frecuente la dimisión de quienes cometen errores o se descuidan en el cumplimientos de las exigencias éticas del cargo. Es decir, darle más fuerza a la responsabilidad política de las actuaciones.
– Formación ciudadana para saber discernir cuándo el gobernante actúa de manera honesta o deshonesta y para saber castigar con el voto a quien no ha respondido a las expectativas exigidas por la votación anterior.
El camino hacia la dignificación de la política es infinito. No es solo un compromiso de los profesionales de la política. Es un compromiso de todos los ciudadanos y ciudadanas del país. Hay que avanzar constantemente aunque tengamos la seguridad de no poder llegar al final nunca. En esta cuestión todos estamos interpelado. Me gusta decir (y pido que cada uno diga lo mismo): Que por mí no quede.
LOS POLÍTICOS ESTÁN MAL PAGADOS
Estimado MAS:
Una vez más, y ya se está volviendo costumbre, tengo que felicitarte por tu artículo de esta semana. Lo suscribiría prácticamente al completo. Yo también creo que los políticos son frecuentemente objeto de generalizaciones tan injustas como facilonas. Creo que esto se debe a que muy poca gente practica la “funesta manía de pensar”, y se limitan a repetir, aumentado si pueden, el rumor, el cotilleo o la descalificación prepotente. Los políticos no son extraterrestres. Han salido del mismo sitio que todos nosotros y, como todos nosotros, los hay de todos los talantes: fanáticos y razonables, honestos y corruptos, torpes e inteligentes, formados y semianalfabetos. Incluso es probable que las cualidades positivas de cada una de estas parejas adornen a muchos más políticos que su correlato negativo. Pero, claro, que un político gestione bien y sea honesto es mucho menos noticioso que lo contrario.
A tu valiente “defensa de la clase política” añadiré un matiz de osadía: LOS POLÍTICOS ESTÁN MUY MAL PAGADOS Y MAL CONSIDERADOS. Me explicaré: Si, como muy bien apuntas, habría que atraer a la política a los mejores, a los más inteligentes y mejor preparados, la retribución, en haberes y en honores, debería ser proporcional a la responsabilidad y confianza otorgadas. No tiene ningún sentido que cualquier consejero de un consejo de administración de una empresa medio-grande cobre muchas veces más que el Presidente del Gobierno de España, teniendo miles de veces menos responsabilidad. Tampoco es de recibo que a nuestros máximos responsables se les dediquen todo tipo de insultos e injurias de grueso calibre, incluso se les someta a acosos cuasi-violentos con la más completa impunidad. Al responsable público, que además es nuestro representante democrático, se le deben una retribución y un respeto acordes a su alto cometido.
Dicho lo anterior, desglosaré a continuación algunas contrapartidas que me parecen indispensables:
1. La inflación siempre reduce drásticamente el valor de lo afectado por ella. Es un hecho palmario que en España hay actualmente DEMASIADOS políticos profesionales. A los 350 diputados que se sientan en el Congreso hay que añadir los 266 senadores del Senado (pakistaní). A todos ellos habría que sumar los 1.248 parlamentarios que asientan sus posaderas en los 19 parlamentos autonómicos. Cada uno de ellos con su correspondiente cohorte de secretarios y asesores “de confianza”. Al llegar a este punto, prefiero detener la cuenta, pues sumar los miles de concejales, diputados provinciales y otros cargos resultaría mareante. Pero los cargos electos no son sino la punta del iceberg. Muchos de ellos tienen la potestad de designar a su antojo los llamados “cargos de confianza”, que sumarían un número mucho mayor y ni siquiera están sometidos al escrutinio de una elección popular. ¿Alguien duda de que, reduciendo el número total de cargos electos a un 25 % de los actuales, la representatividad seguiría asegurada y el funcionamiento de las instituciones sería más ágil y MÁS BARATO?
2. A mucho honor, mucha responsabilidad. He empezado afirmando que los políticos deben estar mejor pagados y mejor considerados. Una reducción drástica de su número ayudaría, sin duda, a conseguirlo… También ayudaría una gradación racional en la regulación de sus haberes, para evitar que un concejal de Barcelona, por ejemplo, cobre más que un ministro del Gobierno. Pero ¡ay de aquel que traicione la confianza que sus conciudadanos han depositado en él! La actividad pública debe estar sometida a controles más rigurosos que los actuales para evitar cualquier conducta deshonesta. Si, a pesar de todo, se demostrara corrupción, prevaricación o nepotismo, el castigo debería ser ejemplar y la inhabilitación automática y permanente.
3. La vida pública no admite vida privada. Si yo encomiendo a alguien que gestione mis impuestos, mi política de educación, de sanidad, energética, de defensa, de seguridad… mi vida toda, tengo derecho a saberlo todo sobre esa persona. Si engaña a su pareja… ¿no va a engañarme a mí? Si toma drogas… ¿tomará “decisiones de cocaína”? Si tiene amantes… ¿será objeto de chantajes inconfesables? A cambio de una retribución y una consideración decentes, quiero saber si lleva una vida decente. No se trata de cesar o inhabilitar a un político por tomar drogas o tener amantes. Ni una cosa ni la otra son ilegales. Pero, como votante, tengo derecho a saber “con quién me juego los cuartos”.
4. La política no debe ser una profesión para toda la vida. Conectado con el punto anterior, no se trata de exigir a nadie que renuncie a su privacidad permanentemente; solo mientras dure su dedicación a la “cosa pública” que debería estar, como pide MAS, limitada en el tiempo: nunca más de dos períodos electorales seguidos. No queremos políticos profesionales que no han hecho en su vida otra cosa. Queremos que nuestros asuntos los lleven personas que hayan salido de la ciudadanía y tengan la perspectiva de volver a ella. Personas con una profesión real y un conocimiento real de la vida diaria. La mala imagen actual de los políticos se debe, en parte, a la percepción de ellos como una casta o una clase DISTINTA del ciudadano de a pie. La mayoría de ellos no ha conocido en su vida una ocupación distinta que la política y las luchas por el poder.
5. Participar es implicarse. También los ciudadanos debemos estar implicados en la política. Como acertadamente apuntaba MAS, política deriva de “polis” (ciudad) y viene a ser sinónimo de ciudadanía. Las democracias antiguas regulaban el derecho al voto. Solo podían votar los que estaban incluidos en el censo y, para estarlo, había que acreditar la posesión de un mínimo de bienes. Pensaban los antiguos griegos y romanos que solo alguien que se jugaba algo estaba suficientemente implicado con los intereses comunes. Es innegable que los tiempos han cambiado, pero subsiste la antigua pregunta: ¿tienen todos los votos el mismo valor? Proponía Robert Heinlein que, en el futuro, solo los que hubieran dedicado un tiempo a servir a su país, militar o civilmente, tendrían derecho al voto. Yo no sé cómo se podría regular, pero apostaría por favorecer el voto informado y responsable en detrimento del ignorante e irresponsable. Parece que caminamos en la dirección contraria. Hace poco se ha aprobado el derecho al voto de discapacitados psíquicos. Algunos reclaman rebajar la edad para votar a los 16 años… ¿Más democracia o más facilidad para manipular?
En fin, me despido disculpándome con los que hayan tenido la paciencia de leer el comentario completo porque, aunque me he esforzado en resumirlo, sigue siendo demasiado extenso.
Buen fin de semana para todos
Estimado Antonio:
Gracias por leer tan temprano y por comentar el artículo a primera hora. Eso es dar juego.
Mi mujer me decía el viernes que no era el mejor memento para escribir y publicar ese artículo. Esa era, a mi juicio, la tentación. La avalancha de críticas contra los políticos iba a arrastrar también este texto. Pero pensé, por el contrario, que era el momento más oportuno, el más coherente.
¿Cuántas horas de los medios ha consumido el máster de Cristina Cifuentes? ¿Cuántas se ha dedicado a comentar algún hecho positivo, algún comportamiento ético de políticos? Solo es noticia la corrupción. Y me parece bien que se denuncie cuando existe. Pero no todo es corrupción. Creo que no hay grupo en el que la generalización se aplique con mayor frecuencia, facilidad y contundencia.
Comparto contigo la preocupación por el número de políticos. Habría que estudiar mejor cuántos son necesario para un gobierno eficaz.
También comparto la idea de que la profesión política no debería ser para toda la vida.
No tienes que disculparte por la extensión.
Hay mucho alimento para la reflexión.
Gracias.
MAS
Hace algún tiempo leí y/o escuché (quizás a ti) algo que me impactó: La cirugía es el fracaso de la medicina.
Es necesaria, sí; pero, como último recurso, como urgencia finalista, no como acción de la mejoría cotidiana.
Gracias por ser, en estos tiempos de «sangre y escándalo», médico de familia.
¡Necesitamos muchos médicos «políticos» de familia y menos cirujanos «políticos» de la ignominia!
Hay dos maneras de conseguirlos:
– Reflexionando cada día, no solo el día de enterrar la papeleta en la urna, entre los que se proponen con «vocación» de cirujanos; y
– «Obligando» a que se hagan visibles los verdaderos «médicos de la política».
Gracias una vez más.
Querido Rufino:
Siempre me alegra verte por estos pagos.
La metáfora es muy sugerente. Me gusta mucho la metáfora médica aunque no siempre lo explica todo.
Nos hace pensar en cuestiones importantes porque es fácil despistarse.
De acuerdo: demasiada intervención quirúrgica cuando se podría prevenir.
Un gran abrazo de un soleado sur, a punto de viajar hacia Chile.
MAS
Querido Maestro!
Menudo tema ha elegido para como está el patio!
La sociedad en general ,no sólo la política está en crisis. Crisis de honestidad,todo vale, de valores, de ideas, de pensamientos.
Vivir en una sociedad así pone los pelos de punta!
La avaricia rompe el saco! Una frase ejemplar que pone en evidencia con lo que algunos políticos,presuntamente,han llenados sus bolsillos,con el dinero de todos los ciudadanos.
Este egoísmo desmedido aparece en el entorno de las familias que entran en una dura batalla campal,por las herencias, por el vil dinero.
Lo material está por encima de todo.
A veces me siento rara por pensar diferente y poner los sentimientos por encima de todo.
Todo está, como bien dice en la educación que tiene un poder mágico en cambiar lo que no está bien.
Y en el crecimiento personal y el deseo de aprender de todo lo bueno que hay en la vida y tener ejemplares figuras representativas políticas que nos den confianza.
Pienso que no todos actúan con las mismas ideas de quedarse con lo de los demás. Que hay personas que gobiernan con corazón!
Esperemos que las cosas cambien para bien!
Sin más me despido con un cordial saludos para todos.
Querida Loly:
Siempre aportas inteligencia y emoción.
Claro que deben mejorar las cosas. Lo que hace falta es encontrar el camino adecuado y tener voluntad de avanzar por él hacia la transformación.
Creo que vamos a mejor. En España hay muchos casos denunciados de corrupción, pero hace años nadie criticaba a quienes gobernaban porque no se podía denunciar al poder.
Creer que se puede mejorar es el primer paso hacia la mejora.
MAS
Querido Amigo, esta semana compartí con mis colegas una frase respecto de tu comentario de Eloi Leclerc ( autor de un autentico best sellers: «Sabiduría de un Pobre») …. hoy quiero compartirla también contigo; Leclerc dice: “Siempre habrá que escoger entre una sociedad que se plantea como objetivo gobernar a las personas y someterlas, y una sociedad que se propone ante todo servirlas y que se desarrollen. El primer tipo de sociedad reduce a los individuos para convertirlos en instrumentos de una política o de una ideología; el segundo ve cada persona un valor único que promover: cada ser humano representa aquí una vida original, irreductible a otra cosas y que lleva en sí su propia ley de crecimiento” . Saludos desde Argentina.
Querido Horacio:
Hermosa cita.
Comparto plenamente el pensamiento de Leclerc. Buscaré ese libro cuyo titulo es tan sugerente.
Sé por qué situación está atravesando Argentina. Acabo de visitar varias ciudades: Córdoba, Unquillo, La Rioja, Carcarañá, Godeken y Rosario. Siempre puedes escuchar observar con atención.
Un gran abrazo.
MAS
Dice Antonio del Pozo que el artículo es valiente. Y yo estoy de acuerdo. Es más fácil despotricar contra los políticos porque los casos de corrupción nos asaltan cada día y solo se habla de ellos.
Pero yo creo que hay muchos más políticos buenos que malos. Lo que pasa es que de los buenos no se habla.
Comparto la idea de que los políticos deben ser valorados y respetados porque su tarea está llena de responsabilidad.
Los políticos son humanos como todos los demás. No todos son perfectos. Pero no todos son malos.
Estimada Sandra:
Hace unas semanas proponía yo que debería ser obligatorio que los telediarios, periódicos y radios abriesen Sun noticieros con un hecho de contenido positivo, ejemplar, estimulante.No es que no los haya, no es que no existan sino que no se buscan y, cuando se encuentran, no llaman la atención. Por eso ocupan los primeros planos las noticias negativas, los casos de corrupción. Y, entonces, parece que solo existe ese horror.
La política informativa debería cambiar. Y deberían cambiar las expectativas de la gente.Porque los informativos ofrecen aquello que las audiencias desean saber.
Si fuera así, cambiaría la imagen de los políticos.
Beos y gracias.
MAS
Si todos los políticos no son iguales, nos cabe quizá la duda de que lo parecen; sobre todo cuando se ponen a defender lo indefendible, a seguir el argumentario de sus jefes, a utilizar el «ventilador» echándole males a los demás… Aquí nadie se entera de la honradez de algunos y se dejan llevar de las acusaciones de los otros. Y el circo sigue, por que el respetable no distingue y se deja llevar de promesas y de mentiras que no ve. Chomsky nos ha dicho que «la gente ya no cree en los hechos».
Estimado josem:
Bien sabes cuánto te valoro y te aprecio.
Creo que hay que tener cuidado con las generalizaciones. El problema que planteo está ahí. ¿Todos? ¿Siempre? ¿Todos igual? Claro que existen esos comportamientos que denuncias y muchos otros que podríamos añadir. El problema, digo, es que SOLO SE VE ESO, SOLO SE HABLA DE ESO. Y recalco el SOLO. Porque de ESO hay hay que hablar y eso hay que denunciarlo y hay que erradicarlo.
No defiendo posturas tibias contra los actos de corrupción, reclamo luz para las políticos y las políticas que actúan honradamente. Y para la acción política en sí. Porque vivimos en una democracia y detestémoslas dictaduras.
Un abrazo, amigo.
Y gracias.
MASA
Cierto que en cualquier institución o grupo humano no todo es ni bueno ni malo. Es propio de la naturaleza humana lo bueno y lo malo, incluso en el mismo individuo se puede dar esa dualidad. Seguro que los que hoy vemos desfilar a la carcel con un saco de años, llevan en otro saco, que no se menciona, otras muchas cosas buenas.
Para mí, lo malo de los políticos, no es, que no lo son todos malos, ni ladrones, etc. Lo malo es que salgan los muchos inocentes a defender a capa y espada a los de su grupo que sí lo son, y lo saben, y eso, de algún modo, los hace cómplices.
Muy de acuerdo en que debiéramos poner la mirada más en lo mucho bueno, que es más numeroso, que en lo malo, que lo hay,,pero menos, aunque más ruidoso.
Como dice Antonio Del Pozo, demasiados políticos, demasiadas instituciones inútiles, duplicidades. En cuanto a salarios no veo por qué un político debe cobrar más que un profesor de universidad o cualquier licenciado, pues a ellos ni eso se les exige.
Bueno, de lo que se trata es de ver la parte buena que hay en muchos servidores públicos. Estoy muy de acuerdo que muchos más son los que cumplen y se entregan de corazón al servicio de los ciudadanos, que su contrario.
Saludos a todos.
Querido Joaquín:
Gracias por tu aportación.
Tienes razón. Hay más positivo que negativo. El problema es que lo positivo no es objeto de comentario, de análisis, de elogio.
Creo que con los políticos el mecanismo de generalización de lo negativo es más grande. Si uno es malo, todos son malos.
Ese es el motivo de estas reflexiones.No puede mejorar la democracia si no mejoramos la valoración de la clase política.
Un abrazo y gracias.
MAS
Estimado Joaquín:
Cuando digo que los políticos están mal pagados, lo hago teniendo en cuenta varios factores:
1. La retribución debería ir acorde con la responsabilidad. A más responsabilidad, más remuneración. Las retribuciones de los cargos políticos deberían estar reguladas por ley y proporcionalmente graduadas. Es un escándalo que uno de los primeros acuerdos de cualquier organismo (parlamento, ayuntamiento, etc.) sea auto-fijarse los salarios.
2. Hay que atraer a la política a los mejores. Si no está bien retribuida, solo atraerá a los más ambiciosos, o a los más soberbios.
3. Si se redujera el número de los cargos políticos a los estrictamente necesarios, podríamos pagarles mucho mejor y nos saldría mucho más barato.
4. También es paradójico que se exija una titulación para cualquier empleo público y ninguna cualificación para ocupar un cargo político. Quizás habría que exigir una formación mínima.
Aprovecho la ocasión para enviarte un abrazo muy cordial.
Completamente de acuerdo. Es cierto que hay políticos corruptos, pero los políticos no son intrínsecamente malos. Tienen muchas oportunidades y facilidades para serlo. Por eso hay que valorar y agradecer que haya tantos y tantos que son honestos.
Habría que ver cómo se comporta cada uno de los críticos furibundos si estuvieran en esas mismas circunstancias.
Lo que pasa es que de los que son honestos no se habla nunca.
Y habría que hacerlo.
Saludos.
Querida Marta:
Algunas veces, en mis conferencias, muestro a un/una asistente una hoja blanca con un punto negro en el medio. Y pregunto mostrando la hoja: ¿Qué ves aquí?Muchas personas (casi todas) dicen: Un punto.Pero no venla hoja blanca.Observa que no preguntó qué hay pintado en la hoja sino qué hay aquí, qué ves aquí. Deberían responder: una hoja blanco con un punto negro en el medio. Pero SOLO VEN EL PUNTO, aunque lo blanco sea mucho más grande.
Esta es una tendencia generalizada. En los políticos se ve empunto negro (que existe).Pero no solo.
Ya sé que indignan los casos de corrupción. En una democracia son insoportables. Pero no se puede GENERALIZAR DE UNA MANERA TAN TREMENDA. Estoy harto de la frase «todos lo políticos son iguales». Igual de corruptos, quieren decir. No es verdad.
Gracias por tu comentario.
MAS
Creo que el problema es que estamos más dados a ver lo malo que lo bueno.
Esa descalificación global de la clase política, como se dice en el artículo, no es democrática. ¿Qué queremos entonces, que venga alguien a machacarnos? Entonces no habría ni posibilidad de crítica. Ni de denuncia.
Hay que exigir honestidad.
Por eso me parece bien la moción de censura al partido de Rajoy.
La moción no es lo que causa la inestabilidad. Lo que causa inestabilidad es LA CAUSA QUE HA PROVOCADO LA MOCIÓN.
Un saludo.
Querido Luis
Estamos en plena moción de censura. No me ha gustado que Rajoy diga que genera inestabilidad. No porque no sea cierto que no la genere sino porque tiene que pensar en los motivos que la han provocado. Esa es la causa de la inestabilidad.
Llevamos demasiado tiempo soportando los casos de corrupción de políticos de su partido. Son demasiados los escándalos. UNO SOLO SERÍA DEMASIADO. Porque a los políticos les ha entregado su confianza la ciudadanía.
Es que no dan respiro. Y ahora Zaplana. Qué decir del expresidente Rato.Y Cifuentes. Y González…Esas son las causas de la criticada inestabilidad.
Cuando el dedo señala la luna, el necio mira la mano.
Un abrazo y gracias.
MAS
Ha dimitido
Zinedine Zidane.
Nos ha salvado el día.
Estimado José Antonio:
Pocos se bajan del caballo del éxito. Es más fácil retirarse cuando se ha fracasado. También es más fácil que te echen.
Ha sido una sorpresa, sí. Nadie le ha hecho modificar su decisión.
Motivos tendrá. Uno de los que ha hecho públicos es que piensa que con él ya no iba a seguir ganando. Otro: que se necesita un cambio de método.
Un abrazo.
MAS
PD: Ya sabes que Winston Churchil decía que «el éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo».
Viendo el galimatias político con la moción de censura a Rajoy la verdad es que no sé qué pensar… El panorama político de este pais es un autentico rompecabezas…
Mires para donde mires, no se atisba un rumbo claro… Me da la impresión que los intereses personales predominan sobre el interés público. Unos no quieren soltar la poltrona, otros están deseando pillarla. Se pactan con los amigos, con los enemigos, con los amigos de los enemigos, con los enemigos de los enemigos…. Unos son corruptos, pero los otros más,… Unos compran votos y otros los venden… Unos dan confianza hoy, pero mañana la retiran,…
Miguel Ángel, seguro que hay políticos competentes y de buena fe, pero me da la impresión que esos no ganan congresos de partido y se pierden en al militancia…
¿Quien da MAS?
Estimado Juan Carlos:
No es fácil deslindar cuándo se buscan los intereses generales y cuándo el propio interés. Lo que resulta curioso es ver cómo quien acusa a otro de querer acceder a la presidencia del gobierno está muy interesado en no abandonarla.
Es decir, que si lo hacen los otros es muy diferente a lo que hace uno mismo.
En el análisis yo insisto mucho en diferenciar la comprobación de la atribución. Esto ha pasado, sí Pero, ¿por qué ha pasado? Esa es otra cuestión.
Creo contigo que, a medida que se asciende en la escala jerárquica, aumentan los riesgos de la mentira, de la contradicción y de la corrupción.
Saludos ya desde España (estoy viendo la votación de la moción de censura antes de viajar de nuevo, esta vez a Granada para participar en el Congreso de APFRATO.
MAS