He aquí una historia que no necesita comentarios. Basta su entretenida y metafórica lectura para deducir lo que podemos aprender. No hay bondades absolutas. No hay superioridad omnímoda sobre los demás. Lo he pensado muchas veces. Aquel alumno incapaz de asimilar un conocimiento abstracto, tiene una habilidad con la tabla de snowboard que dejaría asombrado al más ilustre profesor. Una chica que no es capaz de resolver un problema matemático, interpreta unos pasos de baile espectaculares. Un estudiante que no puede redactar diez líneas sin faltas de ortografía, maneja el iPad con una destreza inusitada. ¿Por qué nos sentimos superiores a los demás?
El rey del cuento aprendió a través del desafío del caracol, pero muchos no son capaces de desprenderse de su mezquina conciencia de superioridad sobre los demás aunque se estrellen contra evidencias clamorosas.
Tener, saber, saber hacer son, por otra parte, dimensiones secundarias respecto a la fundamental que se arraiga en el ser. Podemos tener más cosas, poseer más conocimientos o dominar más destrezas, pero somos lo que somos. Personas mondas y lirondas. Hay que acabar con la estúpida expresión de VIP (Very Important Person). No hay personas más importantes que otras. Hay millonarios más millonarios que otros, hay científicos más sabios que otros, hay deportistas más hábiles que otros. Pero no hay quien sea más persona que otra. Este es el cuento que quiero compartir con mis lectores y lectoras.
Mulk era el rey más poderoso de la tierra. Más poderoso que cualquier otro rey que haya existido antes que él. Hasta las aves y los animales le obedecían porque sabían que no había otro con más poder. Los reyes de otras tierras lo miraban con respeto y con temor, y se dice que hasta el viento le pedía permiso para soplar. Además de ser poderoso, Mulk no era un mal rey. Era un hombre justo y pacífico, que hacía todo lo posible para llevar la felicidad a quienes vivían en su reino.
Sin embargo, tenía un defecto: la vanidad. Y claro, siendo tan poderoso le parecía que nadie podía competir con él en nada. Miraba la enorme extensión de su reino, con sus magníficos castillos, torres y fuentes, las miles de personas que acataban sus órdenes, y entonces decía en voz alta: “nunca existirá nadie tan poderoso como yo”. Pero un día, al decir nuevamente esta frase mientras disfrutaba entre sus muchas posesiones, alguien le llamó la atención.
– Pssst, ¿a eso llamas poder? ¡Eso no es nada!
El rey, muy enojado, buscó al responsable de esas palabras, pero no encontró a nadie a su alrededor. Dijo en voz alta:
– ¿Quién se atreve a desafiarme de esa manera? ¡Que no sea cobarde y muestre su rostro! ¡Sea hombre!
– ¡Aquí abajo, rey! Y no te confundas que no soy hombre.
El rey Mulk observó el suelo, y junto a sus pies, encontró un pequeño caracol que lo miraba desafiante.
– ¿Tú eres el que se ha burlado de mi poder?, dijo Mulk.
– No me he burlado, pero tampoco me parece gran cosa… , respondió el caracol.
– ¿No te parece gran cosa? ¿Y qué puedes opinar tú?
– Aquí donde me ves yo también soy poderoso, dijo el caracol.
El rey Mulk rió con fuerza. ¿Cómo iba a ser poderoso ese pequeño caracol? Pero al caracol no le gustó nada la risa del rey y, muy enojado, le dijo:
– ¿Así que te ríes? Te desafío a una competición, para que veamos quién es más poderoso.
Mulk no salía de su asombro ante la valentía del pequeño caracol.
– Si quieres competir aceptaré tu desafío, dijo el rey Mulk, pero no veo cómo podrías vencerme en nada.
– Ya que estás tan seguro de ti mismo, te pongo dos condiciones: la primera, que sea yo quien elija las pruebas y la segunda que compitas solo, sin la ayuda de tus hombres.
– Trato hecho, respondió Mulk
– Sé que puedo vencerte en la competición que tú quieras y sin ninguna ayuda.
Y concertaron la pugna para el día siguiente. Llegó el momento, y se decidió que un grupo de aves hicieran de jurado. El caracol relató entonces cómo realizarían la competición.
– Bueno, rey Mulk, veremos quién es el mejor de nosotros en cuatro contiendas que ambos realizaremos. Esta es la primera: te desafío a una carrera.
Mulk lo miró risueño y dijo:
– Dime que esto es una broma. ¿Quieres organizar una carrera?
– Claro, respondió el caracol
– Te desafío a quién puede realizar una carrera de forma más lenta.
– ¿Qué clase de carrera es esa?, dijo Mulk sorprendido.
– En mi mundo es un gran poder desplazarse lentamente, así tus enemigos no notan tus movimientos. Veamos lo bueno que eres tú en esto.
Se pusieron uno al lado del otro, una de las aves dio la voz de salida y el rey Mulk intentó moverse lo más despacio posible, pero apenas recorrió un paso, dejó muy atrás al caracol.
Las aves, sorprendidas, tuvieron que reconocer que el ganador de esa competición había sido el caracol.
– La siguiente será una prueba de fuerza, explicó el caracol. Veamos quién puede caminar cargando su propio hogar. ¿Cuál es tu hogar, rey Mulk?
– Aquel castillo, respondió el rey, y señaló el fastuoso castillo en el que vivía, con 124 habitaciones, 47 jardines, 24 fuentes de agua y 18 torres de varios pisos.
El caracol, después de mirar el castillo sin darle mucha importancia, dijo:
– Pues cárgalo en tus espaldas y comencemos.
– Pero, ¿cómo voy a cargar tan enorme castillo en mis espaldas?
– Es asunto tuyo. Como ves yo ya traigo mi hogar a cuestas, respondió altanero el caracol, y las aves tuvieron que reconocer nuevamente que el ganador era el caracol.
– Ahora probaremos tus sentidos, rey, continuó el caracol. Te desafío a que dirijas tu vista hacia el frente y hacia atrás al mismo tiempo.
– ¡Eso es imposible!, dijo Mulk.
– ¡No para mí!, dijo el caracol y, sin agregar nada más, orientó sus ojos movibles, uno hacia delante y el otro hacia atrás. Y nuevamente fue el vencedor.
– Esta es tu última oportunidad, rey Mulk. Haremos una prueba de delicadeza. Veamos quién se pone encima de esta rama sin romperla.
Y así fue como el caracol se acercó a una pequeña y delicada rama apoyada en el piso. Se colocó sobre ella sin romperla. El rey Mulk quiso apoyar suavemente su pie en la rama, pero la frágil madera no resistió el peso y se quebró inmediatamente.
– Rey Mulk, reconoce que te he vencido y que soy un oponente poderoso, dijo el caracol.
– Lo reconozco. He sido vencido y tú has sido el ganador, dijo Mulk.
El rey Mulk estaba tan sorprendido por la victoria del caracol, que quiso hacerle algún regalo. Le dijo:
– Amigo caracol, me has enseñado una gran lección, ahora sé que cada cual es poderoso a su manera y que no debo nunca creerme superior a los demás. Pídeme lo que quieras. ¿Deseas mi palacio? ¿Quieres inclusive mi reino?
– No quiero nada, respondió el caracol, me conformo con que nunca olvides esta lección… Y bueno… quizás un poco de lechuga para el viaje.
Desde ese día, cuando alguien le decía al Rey Mulk “tú eres el más poderoso”, él respondía “¡no creas que soy el más poderoso! Una vez fui vencido”.
Y cada vez que decía esto, los corazones de los presentes se sumergían en el terror, imaginando cuál sería la grandeza y fuerza de ese adversario increíble que había logrado vencer al rey Mulk.
Querido Maestro!
Siempre me ha gustado leer a Jorge Bucay por la utilización en sus enseñanzas de precisos cuentos de los cuales siempre se saca una lección para seguir.
Hoy su comentario ha seguido su mismo estilo y me ha llevado al mundo imaginario de los cuentos y de las fabulas
donde personas ingenuas como yo se recrean para escoger el camino correcto en esta vida.Usted es un gran profesor y siempre sus comentarios me llevan a creer en el valor de las personas y en sus circunstancias y como bien dice todos tenemos nuestras capacidades y a veces no las vemos.
Usted me hace sentirme grande y parecerme al caracol.
Me alegro de seguir sus enseñanzas.
Espero este pasando un buen verano.
Sin más me despido con un cordial saludo.
Querida Loly:
Gracias también a ti por tu sensibilidad y por tus generosas palabras. nacen de un gran corazón más que de mis reflexiones.
Siempre que escribes lo haces desde la pasión por la vida y el compromiso con los valores.
Gracias.
Un beso.
miguel A. Santos
La reflexión acerca de la enseñanza que se deriva de la lectura del cuento no deja de encerrar una gran verdad: La estrategia del caracol define perfectamente que quien lo propone, lo consigue. Podemos imaginar que cualquier otro animal hubiese conseguido igual resultado con su propia estrategia: vaca, avestruz, lagarto….
Quiero decir que la pruebas propuestas me recuerdan bastante a los requisitos de departamentos universitarios cuando sacan a concurso plazas de profesores con el “perfil de candidato único” entre los que se bareman aspectos muy ajustados a la persona que termina consiguiendo el puesto ya que, obviamente, los demás aspirantes no pueden contar con las “habilidades tan específicas” de la convocatoria . Por tanto, el que lo propone lo consigue.
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¡Ojalá todo el mundo tuvieramos los ojos con los que tú miras a todas las personas! Miguel Ángel, has conseguido que quiera y me quiera un poco más.
Cierto que cada ser humano, como único que es,tine sus cosas personales que son las que le diferencian del resto. Quizás necesitemos unos ojos como los del caracol para mirar a las personas en todas sus facetas.
Hermoso artículo. Saludos.
Los cuentos siempre encantan.
Este está lleno de enseñanzas.
Gracias por compartirlo.
Aunque la Universidad en España siga siendo un tema tabú en este foro, conviene recordar que en el último y reciente ranking de la prestigiosa Universidad de Shanghai, sigue sin aparecer, entre los 200 primeros puestos, ninguna referencia española. Hay que situarse hasta el puesto 500, para que aparezcan 10 de ellas. Ninguna andaluza. http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/08/15/actualidad/1376568737_149080.html
¿Para cuando una reforma, urgentisima, de la Universidad Española que elimine de una vez por todas la endémica endomagia universitaria y en definitiva la aplastante mediocridad del profesorado universitario? La lista de Shanghai se elabora teniendo como indicador principal… la excelencia investigadora de su personal. Saludos veraniegos y que cualquier ip siga siendo accesible a este foro. En caso contrario, estariamos hablando de una feroz censura en pleno siglo XXI.
Pepe, ¿este foro tiene bloqueadas ip? No lo puedo creer.
Para Pepe:
No hay temas tabú en este foro. Ni la Universidad epañola ni ningún otro. Si así fuera, no hubiera dado entrada a tu comentario. Ya ves qué sencilla demostración. Hay más: ya se han publicdo algunos artículos sobre la Universidad española (y habrá otros, acaso no cuantos y cuando tú quieras). Artículos en los que me he mostrado crítico porque entiendo que la crítica rigurosa y bienintencionada siempre ha de ser bienvenida.
No hay tampoco ninguna censura. Aunque hay que discutir si en un foto particular hande ser publicados todos los comentarios que deseen hacer los lectores. Yo creo que en tu casa dejas entrar a quien quieres, no a todo el que lo desee.
Hasta el presente no se ha censurado ni un solo comentario en este foro.
El cuento es hermoso y aleccionador.
Creerse más que los demás es una pedantería.
Hay quien confunde el tener mucho con el ser mucho.
Mejor nos iría si fuésemos más humildes.
Hermoso cuento para que piensen los arrogantes.
Es muy buena la capacidad didácticas de las historias. Primero porque son muy claras y segundo porque son entretenidas.
No sé a quién leí o escuché que el prmer mandamiento del esritor es no aburrir al lector.
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El cuento es simpático y aleccionador.
Lo contaré a mis niños y niñas en las clases.
Encirra una gran lección par todos y todas. Para los que se creen más que los otros y para los que se creen menos.
Es cierto que hay diferencias, pero básicamene todos y todas somos personas con igual dignidad.
Estimulante lección en un momento en que las apariencias están más arraigadas que las esencias.
Qué buena y oportuna moraleja para tantos famosillos que se las dan de ser el no va más.
Ojalá que nos sirva el cuento para pensar y relacionarnos con los demás desde el respeto y la humildad.
Desde luego que esta entrada tiene muchas lecturas, pero a mí me parece excelente para todos los que nos dedicamos, de una u otra manera, a la educación, incluso en la Escuela Infantil, como es mi caso.
Porque hasta que llegó H. Wardner con la teoría de las inteligencias múltiples, los chicos eran clasificados en base a un “perverso” cociente intelectual, que llegaba a determinar su futuro. Y a hacer que, desde la propia escuela, muchos se sintieran inferiores por no ser capaces de escribir sin faltas, asimilar un conocimiento abstracto o resolver un problema matemático. E incluso que fueran machacados por ello y sometidos a odiosas sesiones de ortografía o matemáticas, consiguiendo anularles aquella inteligencia natural para la que estaba especialmente predispuestos.
Escuche en una entrevista a Ken Robinson, contar cómo Bart Conner, de niño, no era considerado por sus maestros más que un alocado saltimbanqui, sin interés alguno por el estudio, sólo por pasarse el día haciendo el pino. Pero su madre creyó que su hijo era diferente y muy especial y, a los once años, decidió apuntarle en un gimnasio. Poco después empezó a cosechar triunfos como gimnasta llegando a ser campeón olímpico, aunque hoy sea más conocido por su matrimonio con Nadia Comanecci.
Es una historia real, en la que al igual que el caracol del cuento, se nos muestra que hay que potenciar aquello para lo que la naturaleza ha dotado a cada individuo, dejando un poco de lado los baremos creados artificiosamente y que llevan a que unos sujetos se crean superiores a otros.
Saludos,
Lucía Antolín.
la historia es muy linda nos enseña a saber valorar nuestras capacidades y potenciales que cada uno tenemos; así mismo nos muestra que no somos ni pequeños ni grandes para humillar o ser humillados.
Buenas Noches profesor…
Estoy muy de acuerdo con lo publicado, ya que cada uno somos seres capaces, importantes y competentes en distintas áreas en las que nos toque desempeñarnos aprovechando los dones que Dios nos dió. Suerte. Sonia Sanabria de Concepción – Paraguay
Buenas Noches profesor…
Estuve leyendo este hermoso cuento y realmente es hermoso porque una vez más nos dice que todas las personas somos importantes, capaces y talentosos en el área que nos toque desenvolvernos, demostrando los dones que Dios nos regalo a todos por igual y nos resta desarrollarlas. Que Sigas adelante profesor. Desde Concepción – Paraguay Saludos.