El día 17 de julio de 2012 publiqué en este mismo espacio un artículo que se titulaba “Justos por pecadores”. A él, y a los comentarios recibidos, remito al lector. Resumo con la mayor brevedad aquel texto y enseguida comprenderá el lector por qué y para qué.
En una clase de un instituto de Enseñanza Secundaria canario aparece rota la regla de dibujo. Como no se autoinculpa el autor del desperfecto (si es que existe) y nadie acusa a nadie (si es que alguien conoce al infractor), se aplica una norma de convivencia del centro que obliga a cada alumno de esa clase a pagar una pequeña cae céntimos. Una alumna se niega a pagar invocando un principio democrático que, según dice, le han explicado en la clase de Educación para la Ciudadanía. El principio de la presunción de inocencia (hago referencia en mi artículo a otro principio democrático: no se puede declarar a alguien culpable sin pruebas). La dirección del centro decide que los alumnos que no hayan pagado no podrán acudir al viaje de fin de curso.
Apoyé decididamente la postura de la alumna. Entendí aquella prohibición de ir al viaje como un chantaje. La familia apoyó a su hija y acudió al centro para pedir las explicaciones pertinentes y no recibió respuesta satisfactoria. Entonces los padres decidieron emprender un largo camino para reivindicar los derechos de su hija. Venciendo la sospecha de que no se va a conseguir nada, rechazando el conformismo y la pasividad, afrontando los riesgos de represalias, dedicando un tiempo que a nadie le sobra, los padres de la alumna denuncian los hechos ante la autoridad competente.
Probablemente algunos dijeron de ellos que estaban faltando al respeto al profesorado, otros los trataron de ilusos al dar curso a sus quejas, algunos pensaron que debían haber obligado a su hija a satisfacer la cantidad elegida y a acatar la norma impuesta. Muchos pensarían entonces que esa pequeña cantidad no merecía ni un solo momento de enojo y se dijeron: a pagar y a callar.
Desde la convicción de estar defendiendo la justicia, desde la valentía de hacer frente a la dirección del centro, desde la esperanza de ayudar a hacer más democráticas las instituciones escolares, se negaron a pagar y quisieron acabar con esos absurdos e injustos castigos colectivos que impulsan a la delación y que dejan en los alumnos la sensación de haber sido objeto de un atropello.
Algunos comentaristas dijeron entonces que cuando una familia matricula a un hijo en un centro escolar asume todas sus normas. Les contesté que el derecho y el deber de la participación exigía el compromiso de analizar las normas y de tratar de cambiarlas si eran injustas. Así lo entendieron los padres de la alumna. Emprendieron un camino difícil y tortuoso, pero han llegado a buen fin. Es para felicitarlos.
Pasado un año de aquellos hechos, la madre de esta alumna me escribe este correo:
“No sé si me recordará. Usted escribió a petición mía un artículo titulado “Justos por pecadores”, sobre lo ocurrido a mi hija por un asunto de una regla de dibujo que ella no rompió y por cuya rotura sancionaron a toda la clase. Esto fue hace un año aproximadamente.
Ahora le escribo para darle buenas noticias y para decirle que gracias a sus ánimos y a mi marido, de seguir luchando por lo que es justo y la presunción de inocencia, lo hemos conseguido.
Sobre noviembre habíamos mandado a la inspección un escrito con todo lo ocurrido y hasta la fecha no nos ha contestado. En enero se recurrió al defensor del estudiante y nos dijeron que ese cargo no había sido ocupado (con toda las personas que están en paro…) y eso que es obligatorio nombrarlo. Nos atiende la secretaría territorial que depende del director territorial, máxima autoridad aquí en educación y nos escuchan y dicen que nos llamarían en quince días para decirnos algo….pero hasta la fecha hemos estado sin respuesta.
Entonces ya en abril, presentamos un recurso de alzada ante el director territorial con todo lo acontecido y la mala actuación de tutora, jefa de estudios, director del instituto e inspectora, con todas las negligencias cometidas. Y aquí viene la buena noticia, con la ley en la mano nos dan la razón y ordenan que el instituto cambie sus normas de convivencia, ya que según el Ordenamiento Jurídico no se puede sancionar a persona o personas porque no aparezca el infractor que haya cometido la falta, ya que va totalmente en contra del mismo Ordenamiento Jurídico.
Todo un año entero de lucha, pero ha merecido la pena, ya que esperamos que a partir de ahora no vuelvan a hacer lo mismo. Y eso que desde el principio de la lucha nosotros aportamos el boletín donde venía recogida toda la normativa a ese respecto, pero en el instituto, ni caso. Todavía desde el mismo, no nos han comunicado nada, pero esperemos que para el próximo curso escolar ya tengan las normas cambiadas.
Gracias por todo el apoyo mostrado a ésta mi humilde familia y por haber confiado en mí. Cuanto me gustaría que ahora, a todos aquellos que comentaron en su artículo en contra del mismo y por supuesto de mi hija, lean la respuesta de la máxima autoridad educativa dándonos la razón y obligando al centro a cambiar esa norma de pagar justos por pecadores. No me extrañaría que todavía algunos sigan pensando igual y no cambien. Con gente como esa no se prospera ni en la educación ni en la sociedad”.
Soy yo quien da las gracias a esta familia por el ejemplo que me ha dado. Por su valentía, su coherencia y su compromiso con la educación. A la alumna por su capacidad de reflexión y por su valentía. A los padres porque se pusieron del lado de la racionalidad y de la justicia. También al lado de su hija. Estoy seguro de que en otras ocasiones le habrán dicho no. No había razones para hacerlo en este caso.
A nosotros, los profesores, esta historia nos debe hacer pensar. Las normas están para servir a las personas y no a la inversa. Las normas tienen que ser racionales y justas. Deben ser explicadas, no aplicadas de forma mecánica y autoritaria. No se pierde la autoridad cuando se cede, o cuando se reconoce un error, sino cuando se mantiene contra viento y marea.
He querido mostrar en este texto que no hay que entregarse al conformismo, a la resignación y al cómodo sometimiento. Si esta familia se hubiera plegado a la imposición del centro, si no se hubiese tomado la molestia de acudir al instituto, de estudiar la normativa, de emprender el tortuoso camino de la réplica, nada hubiera cambiado en el centro.
La principal consecuencia de esta historia es que la alumna ha aprendido en el libro de la vida una importante lección. La lección de la dignidad y del compromiso con la mejora de la sociedad.
Quienes entonces pagaron y se callaron, se beneficiarán ahora de este logro que han alcanzado otros con su esfuerzo… Era más fácil pagar los cincuenta céntimos. Era más fácil callarse. Muchas veces confundimos prudencia con cobardía.
Creo, Miguel Ángel, que de un hecho concreto como es el que has tratado en esta ocasión, además del interés de debatir sobre él, convendría hacer una reflexión a fondo, y si se tiene un buen libro de referencia, mucho mejor.
Yo invitaría a los lectores y lectoras del Adarve que leyeran “El discurso de la servidumbre voluntaria” del francés Étienne de La Boétie, publicado en 1576, gran amigo de Montaigne.
Se puede leer en la pantalla o descargarlo, pues tiene edición libre.
Seguro que todos podemos aprender mucho de tan excelente texto y aprender a ser algo más rebeldes y menos acomodaticios.
Por otro lado, felicito a esos padres que defendieron a su hija ante la arbitrariedad de un centro (y la cobardía o pasividad de los que allí estaban) y no cejaron hasta ver que la razón se imponía.
Extraordinario.
Gracias, gracias a todas las personas que dan lecciones de dignidad y compromiso con la mejora de la sociedad.
Un saludo
No creo que el camino para que el alumnado aprenda a convivir acorde a un marco democrático de transmisión de valores ciudadanos (y el encubrimiento de conductas contrarias a las normas de convivencia es un grave factor a corregir de forma cotidiana) sea desmentir a un centro educativo a través de los tribunales. Absolutamente penoso y que en última instancia, como es habitual, sintetiza la acción educativa, en el centro, en las aulas, de toda una comunidad educativa versus neófitos de la educación. Estos últimos deberían dejar actuar a los profesionales de la educación y dejar de hablar de aquello que no saben. Saludos.
Estimado Pedro:
No sé si eres docente. En cualquier caso, quiero decirte que claro que es este el camino. El camino de pensar, de no ser un súbdito acrítico y sumiso, de luchar por los valores, de anteponer los principios a la comodidad. ¿Por qué supones que esta alumna ha encubierto algo? Ese es el planteamiento del poder abusivo. Ella dice que no sabía nada.
“Absolutamente penoso” es tu comentario.
A ver si cambias de discurso porque lo de “neófitos” (con tono despectivo) ya está muy viejo. Y muy equivocado. Parece que ignoras lo que significa ¨neófito”. Neófito puede ser un profesor joven. Un padre o una madre experimentados no son neófitos. Hay padres especialistas en educación. Un neófito es un individuo recientemente convertido a una religión o una persona que se ha adherido recientemente a una colectividad.
Si los profesionales actúan como lo hicieron en este caso. Si, cuando les abre los ojos la justicia o la lógica se empecinan en sus errores, como haces tú, estamos apañados.
¿No crees que lo que deben hacer los buenos profesionales de la educación es ayudar a que los alumnos aprendan a pensar por sí mismos y a que se comprometan con los valores? Es lo que ha hecho esta alumna ¿Por qué te molesta?
De cualquier manera, gracias por participar.
Oye,Pedro, tu crees que el camino para que aprendan a convivir es quebrantar los más elementales principios de la justicia, como la presunción de inocencia. A ti eso te parece mejor. Y no te parece bien que el centro cambie y mejore sus prácticas. Tú eres de esos que piensan que de la educación solo saben los profesores. Pero, ya ves, en este caso estaban equivocados. Pero a ti te parece mejor seguir en el error. Así se aprende. Vamos, hombre.
¿Qués “desmentir” a un centro educativo? ¿Desmentir? Lo que ha pasado es que tienen una norma injusta, que aplican injustamente y la ley y la lógica se la hacen cambiar. Afortunadamente.De ser madres, me hubiera gustado que mi protesta protestara. De ser profesora, creo que hubiera reconocido el error y hubiera dado las gracias a la familia.
Pero ya vo que hay otras posiciones. Muy poco justificabls, a mi juicio.
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Enhorabuena, al Maestro, por hacerse eco de estas pequeñas y estimulantes historias de la vida escolar, que tanta serena reflexión nos producen.
Y a esta alumna, y a su familia, que después de casi un curso entero han logrado que la luz de la justicia alumbre intensamente en ese instituto.
Ahora toca animarles a que continuen confiando en esos buenos impulsos de defenderse ante las injusticias, a no claudicar ante los temores y las presiones en contra. No hay otra forma de avanzar hacia una mejor sociedad y una mejor escuela.
Y a los “sabios” profesionales que pretenden anteponer la importancia del encubrimiento, -(entre el alumnado, se entiende, que también lo hay entre los profesionales docentes, como entre muchos funcionarios públicos, bueno fuera)-, como grave factor a corregir de forma cotidiana, frente a la presunción de inocencia, sólo indicarles que la presunción de inocencia es fundamental y universal, es decir, es un derecho básico de todos y para todos, mientras que el encubrimiento entre el alumnado, en caso de existir, es accesorio y particular, porque primero se tiene que producir, y luego sólo se podría atribuir a los que lo realizen, pero no a todos los alumnos de un grupo escolar por el simple hecho de su pertenencia al mismo, como era en este caso, en razón a estar recogido en una normativa de convivencia escolar.
En este caso, la norma era sancionar a todo el grupo si no se descubría al responsable, sin pararse a contemplar si había inocentes o encubridores. Más bien parece, que lo que se estaba encubriendo era la incapacidad de los sabios profesionales de ese instituto para resolver con justicia y dignidad los más simples problemas de convivencia, usando como paraguas una normativa de convivencia que hasta este caso nadíe se había atrevido a cuestionar.
El señor Pedro parece un absoluto ignorante de la educación. Como miembro de la sociedad, solicito se le ayude para que pueda salir de su perjudicial ignorancia.
Un saludo, y muchas gracias de antemano.
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La verdad, yo tengo serias dudas sobre toda la situación tal y como se describe. Y me parece que se lanzan muchas ideas, confundiendo churras con merinas…
Pedro aporta una visión que puede resultar molesta, pero tiene su sentido. Quizá el problema es que es incompleta. La conciencia de que el problema lo ha generado alguien dentro de un grupo, el manejo de estrategias de presión del propio grupo hacia el responsable, el que se asuman esas responsabilidades ante el rechazo o la presión de los otros, son los objetivos de este tipo de medidas. Requieren tiempo y dedicación. Y son perfectamente comprensibles desde la óptica del desarrollo de los futuros ciudadanos, de los que se espera que sean maduros, autónomos y responsables. Y que sean capaces de facilitar que cada sujeto asuma sus propias responsabilidades, cuando vive en sociedad.
Se echa de menos, por ejemplo, que los padres de la alumna la hubieran obligado a leer la normativa del centro antes de que ocurriera nada de esto, para que supiera en qué condiciones se estaba escolarizando. Y que hubieran puesto en marcha toda esta defensa de los derechos individuales porque ella hubiera manifestado su desacuerdo ANTES de verse obligada a pagar unos céntimos o quedarse sin viaje de fin de curso. Que parece ser la verdadera motivación de todo esto, y no la “injusticia” de la normativa en sí misma. ¿Capacidad crítica y defensa de los derechos individuales? Por supuesto. Pero es trampa acordarse de Santa Bárbara sólo cuando truena.
La defensa de la capacidad crítica y de la presunción de inocencia es indiscutible, pero no creo que sea recomendable manejarla desde una óptica exclusivamente individualista, porque de ahí se pueden acabar justificando hasta delitos como la omisión de socorro.
De aquí acaban saliendo mentalidades como “que el otro haga lo que quiera, mientras que a mí no me afecte; porque, como me afecte, protestaré hasta conseguir lo que me corresponde” o “no pasa nada por romper algo que es de todos, porque lo repondrán -es su obligación, faltaría más- y podremos volver a romperlo otra vez”. Así, seguimos alimentando una sociedad de seres individualistas e irresponsables, que va a lo suyo y prescinde de las necesidades de todos. Como la que vamos descubriendo día tras día, cada vez que abrimos el periódico.
Curioso que una aportación que viene a desmentir el fondo y la esencia de tan discutible artículo se vea rodeada de toda suerte de improperios, más que de argumentos sólidos. Fiel reflejo, en todo caso, de la personalidad de los interlocutores. Precisamente, para evitar semejantes posturas y radicalización de estos perfiles, el mundo educativo y sus profesionales, desarrollan a diario una labor que se transmite en desarrollo de todo el currículum: una educación para la convivencia, para el desarrollo de valores democráticos, una educación para la Paz. Afortunadamente, la mayoría de las Comunidades Educativas trabajan teniendo como objetivo al alumnado, no otros intereses que poco o nada tienen que ver con el mundo educativo. Saludos. Recomiendo esta lectura: “El valor de educar”, de Fernando Savater, creo que os resultaría interesante.
¿Fernando Savater es ese señor que defiende, justifica y fomenta la tortura y muerte de los toros en las plazas de toros -calles y campos?
Vamos a ver Pedro, parece que tienes problemas con el lenguaje. ¿Té has “desmentido” el artículo? Es que no sabes lo que significan las palabras. ¿Desmentir? ¿Que´significa para ti desmentir?
¿Improperios? ¿Sabes lo que son? Sencillamente han rebatido tus argumentos.
Y tú no has rebatido nada. Solamente dices que los que no son profesionales no pueden hablar.Qué barbaridad. Busaca algún argumento para desmontar la actuación de la alumna y de su familias. Porque los argumentos que ella da son contundentes: la presención de inocencia y la acusación (y condena) sin pruebas.
¿Qué raonamientos aportas tú salvo el de decir que los demás -por no ser profesisionales de la educación- no pueden decir nada sobre ella?
¿Imponiendo castigos colectivos indiscriminados se forma para la convivencia? ¿Practicando chantajes? ¿¿Negándose a dar información a los padres/madres? Pues vaya profesionales.
Y después vienen los que aplauden la sinrazón… Porque sí. Porque les gusta hacerlo así.
Por cierto, tres cosas más a comentar…
En el artículo original, el autor dice esto: “No sé lo que pensaría la dirección del Centro si un buen día apareciese en la prensa la siguiente noticia. Se ha robado una cantidad de dinero al Ayuntamiento. Como no aparece el autor del robo, todos los vecinos van a tener que pagar la parte correspondiente.”
Esto es una falacia, porque no es comparable; sí sería comparable que alguien hubiera causado desperfectos en una instalación o un objeto del Ayuntamiento, como una farola, por ejemplo. Como no aparece el responsable, se arregla… pagándolo con los impuestos de todos los vecinos.
Otra cuestión es que creo que es un avance que las familias puedan participar activamente en el gobierno de los centros educativos. No creo que los únicos autorizados para hablar de esto seamos los profesionales, aunque sí que creo que deberíamos mostrar la capacidad para animar a los demás a ponerse en nuestro lugar en algunos asuntos como éste. Yo muestro mi más profundo respeto a un padre o una madre que, después de que uno de sus hijos haya roto un objeto valioso -no caro, ojo: valioso- de la casa, decida, en silencio, reponerlo sin más, en aras de la presunción de inocencia.
Por último, la presión de grupo es una estrategia que hay que manejar con cuidado, pero que ofrece buenos resultados en cuanto al desarrollo de la responsabilidad personal y colectiva. Tengo entendido que uno de los factores clave en el bajo absentismo que hay en el sistema educativo finlandés es el rechazo que los alumnos muestran al que hace novillos, porque se asume que está cometiendo una irresponsabilidad que les afecta a todos como sociedad. Si esa mentalidad se generalizara en nuestra sociedad, seguramente nos iría algo mejor; por el contrario, aquí tendemos a aplaudir al “listo” que lo hace. Y así nos va.
Señor Pedro, Flint, la irresponsabilidad que les afecta a todos como sociedad, ¿Cómo se evita, corrige o elimina? ¿Sancionando a inocentes? ¿Imponiendo castigos colectivos indiscriminados? ¿Practicando chantajes? ¿Negándose a dar información a los padres/madres?
Saludos, y gracias de antemano por su respuesta.
Es increible. La madre de la alumna dice en su correo que ahora, quienes discrepaban del artículo inicial, verán cómo la máxima autoridad edicativa les da la razón. Pues no lo ven. Algunos prefieren instalarse en sus errores. Y no es tanto porque lo diga la autoridad. Es que hay razones. Dd la otra parte no he visto más que el argumentos de que algunos no tienen derecho a opinar.
Sólo por mostrar un poquito de comprensión lectora:
La capacidad de vivir en el conflicto de forma civilizada pero no dócil es una señal de salud mental y social, no de agresividad destructiva. Para un maestro sensato la ocasional insolencia de sus alumnos es un síntoma positivo, aunque pueda resultar por momentos incómodo. Digo un maestro «sensato» y aclaro que entiendo la sensatez como la forma adecuada de reconciliar magisterio y autoridad.
Esta reconciliación incluye lo más difícil: practicar una enseñanza que se haga respetar pero que incluya como una de sus lecciones necesarias el aprendizaje de la irreverencia y de la disidencia razonada (o burlona) como vía de madurez intelectual.
(dixit F.Sabater-en El valor de enseñar)
Perdón, se me coló enseñar por educar en el titulo de la obra.
Sólo por mostrar un poquito de comprensión lectora:
La capacidad de vivir en el conflicto de forma civilizada pero no dócil es una señal de salud mental y social, no de agresividad destructiva. Para un maestro sensato la ocasional insolencia de sus alumnos es un síntoma positivo, aunque pueda resultar por momentos incómodo. Digo un maestro «sensato» y aclaro que entiendo la sensatez como la forma adecuada de reconciliar magisterio y autoridad.
Esta reconciliación incluye lo más difícil: practicar una enseñanza que se haga respetar pero que incluya como una de sus lecciones necesarias el aprendizaje de la irreverencia y de la disidencia razonada (o burlona) como vía de madurez intelectual.
(dixit F.Sabater-en El valor de educar)
y que me perdone también el profesor Savater, por indicarle como Sabater.
Yo creo que, después de la lectura, lo sensato, lo lógico, lo positivo, lo sano, es felicitar a la aluman y a la familia.
Gracias a que hay gente como ellos la lucha por la dignidad ha tenido algunos éxitos.
Lo demás, creo que son mezquindades.
Eso es lo que pienso y eso es lo que digo.
Me sumo a las felicitaciones a la alumna y a su familia. Felicitación que hubiera hecho también en el caso de que no hubiesen conseguido nada.
Y voy a hacer otra felicitación. A la autoridad educativaesa decisión haya causado un desprestigo al centro si sus profesionales saben reconocer el error. Si lo hacen ganarían también autoridad. Si se empecinan en él (como hacen otros) emperorarán su imagen.
Saluos y gracias a todos por participar.
Miguel A. Santos
Verdaderamente los profesores tenemos que cumplir con nuestra misión de educar en un mundo incierto, debemos brindarles a nuestros alumnos todas las herramientas que podrán necesitar para enfrentar esta sociedad compleja, de manera que eviten el conformismo y la inercia, ellos deben ser capaces de reclamar sus derechos, de defender la justicia, salvaguardar el bien común.
Verdaderamente los profesores tenemos que cumplir con nuestra misión de educar en un mundo incierto, debemos brindarles a nuestros alumnos todas las herramientas que podrán necesitar para enfrentar esta sociedad compleja, de manera que eviten el conformismo y la inercia, ellos deben ser capaces de reclamar sus derechos, de defender la justicia, salvaguardar el bien común.
Me sorprenden algunas críticas. Porque se salen por peteneras.
El asunto está muy claro. Hay una norma injusta, una alumna (apoyada por la familia) se niega a cumplirla argumentando con solidez su postura. La dirección del centro impone el criterio de que la norma es la norma. Y la máxima autoridad educativa dice que la familia tiene razón.
Olé por la alumna.
Olé por la familia.
Olé por la máxima autoridad educativa.
Ya otra cosa mariposa.
Eso de que solo los profesionales pueden opinar, de que los emás son aficionados y no pueden hacerlo es de juzgado de guardia.
Deberían otros padres/madres denunciar esas posturas (porque la ley dice otra cosa en este país y, por supuesto, la lógica) y exigirles otra actitud ante la profesioón y ante los demás.
Decir que hay que educar para la convivencia, bien. pero decir que se hace imponiendo esas sanciones, no es de recibo.
De una lectura más pausada del tan “discutido artículo”, desde la óptica de la tan cacareada educación en valores democráticos, -descrita por algunos como compleja y hasta erudita-, y considerando plenamente demostrado que el encubrimiento entre el alumnado sólo debería sancionarse de forma particular y constatable, nunca de forma general y preconcebida, creo que el Maestro nos brinda en los dos últimos párrafos una estupenda reflexión.
Por un lado, la pequeña protagonista ha aprendido, resistiéndose a la dócil obediencia y soportando las molestias derivadas, una lección imprevista de dignidad y compromiso, (a pesar de las tan sesudas programaciones educativas).
Y por otro, que su honesta acción va a favorecer la vida escolar a todos sus compañeros, y por extensión la de todo su Instituto, de aquí en adelante.
No me cabe otra, que felicitarla, y que en su vida tenga paz y buena prosperidad.
Genial por la familia de la joven,muy valiente ella…ese es el ideal de personas que deberíamos formar.
Buenos días,
Suscribo íntegramente las palabras del Sr. Flint. En todo. Justicia. Mesura. Equilibrio. Proporcionalidad.
Me gustan las matemáticas, si aplicásemos todo lo que aquí se defiende, en todos los ámbitos, en todo el territorio nacional, necesitaríamos un presupuesto anual en el Ministerio de Justicia veinte veces, o más, al e PIB.
Sería muy justo, sin lugar a dudas. ¿Posible?.
Un poco de sentido común, Sres. Es solo mi opinión. Un saludo a todas/os.
…perdón, quise decir:
Me gustan las matemáticas, si aplicásemos todo lo que aquí se defiende, en todos los ámbitos, en todo el territorio nacional, necesitaríamos un presupuesto anual en el Ministerio de Justicia veinte veces, o más, al equivalente al PIB.
Ni la familia ni yo hemos invitado a la irresponsabilidad, nunca hemos dicho que no importa que alguien rompa una regla que es de todos, nunca se ha defendido un comportamiento antisocial…
Lo que se niega es que paguen justos por pecadores. El ejmplo que usted pone, señor Flint, es lo que se corresponde con lo que aquí ha pasado. Cuando se rompe una farola se repone con el dinero de todos, pero no se castiga a nadie (como ha pasado en nuestro caso) con una sanción que nada tiene que ver con lo sucedido… A la alumna no se le deja ir de excusrsión. No es justo. Y, además, la regla no la pagan los alumnos de todo el Colegio sino los de la clase (se les hace culpables de algo que no han hecho).
Siento una profunda admiración por las personas que incansablemente, una y otra vez, con toda la paciencia del universo, explican evidencias a personas que probablemente nunca las entenderán.
Señor Miguel Ángel Santos, tiene usted toda mi admiración, y no sólo por eso.
Muchas gracias.
…me temo que aquí se está inculpando a alguien de antemano. Toda la defensa de la alumna y su familia se basa en la existencia de un culpable -con carácter seguro-, el sujeto rompereglas. Esa no es la noticia. La noticia que conocemos es la que sigue:
[…] En una clase de un instituto de Enseñanza Secundaria canario aparece rota la regla de dibujo. Como no se autoinculpa el autor del desperfecto (si es que existe) y nadie acusa a nadie (si es que alguien conoce al infractor), se aplica una norma de convivencia del centro que obliga a cada alumno de esa clase a pagar una pequeña cae céntimos.
En mi taller (cooperativa), le pedimos una soldadora a una empresa del sector, también amigos. Un día dejó de funcionar. Pusimos cada uno una cuota y le compramos una nueva. El prestatario no sufrió ningún contratiempo por nuestra actuación colectiva. Cualquier otra actuación -caza de brujas- en la cooperativa hubiese podido dar pie al deterioro de la convivencia, e incluso el tercero, por culpa de nuestra actuación -colectiva-, hubiese sido perjudicado. Aquello nos unió más.
La regla (posiblemente de metacrilato), se pudo romper símplemente por caer al suelo. No tengo ni un solo dato que me diga lo contrario.
El castigo a la alumna -de que no vaya de excursión- no es un castigo por no colaborar en el pago de justos por pecadores -que es lo que se está defendiendo aquí-. El castigo es por no colaborar en una norma de convivencia.
Ah, que políticamente La Autoridad Administrativa “a quen” haya interesado resolver dando la razón a la alumna sin pruebas de que la regla se rompió premeditadamente, es otro cantar.
Un juez, en un contencioso administrativo -de ser posible acudir a él dada la entidad, que lo dudo- hubiese resuelto sobre la base de pruebas fehacientes. O sea, de contrario.
Es solo mi opinión, saludos a todas/os.
Quintiliano:
No. No.
Lo que se discute es la bondad de esa norma. Porque, desde mi punto de vista es una norma injusta.
A la chica se le castiga por no cumplir esa norma.
Y lo que ha venido a decir la autoridad es que hay que cambiar esa norma.
Eso es.
Angeles,
No puedo decir si eso es, o no es, pues no la entiendo bien. Por favor, dígame en qué hecho objetivo se basa para decir que la norma es injusta. A ver si así entiendo tu opinión. Gracias.
P.D. Estoy un poco confuso con este post, en general, pues casi todas los argumentos -menos algunas excepciones, muy poca- se basan en consideraciones y apreciaciones subjetivas. ¿Justicia?.
Un cordial saludo.
…perdón,
quise decir “A ver si así entiendo su opinión”.
Y “menos algunas excepciones, muy pocas-
Que por qué es injusta la norma. Porque castiga a quien no ha cometido un delito. Si roban el Banco que está al lado de tu casa, ¿es justo que -si no aparece el ladrón-´rte hagan pagar a ti parte de lo robado?
¿Tu no entiendes el principio de presención de inocencia? ¿No ves que no se puede acusar a alguien de algo sin pruebas?
¿Por qué crees que ha obligado la autoridad a cambiar la norma? ¿Por capricho? ¿Porque sí?
… lo siento Angeles, se ve que soy muy torpe.
Por favor, solo eso, dígame Angeles, si quiere, claro, ¿en qué hecho objetivo -de la noticia que ha ocurrido- se basa Ud. para decir que la aplicación de la norma -o la norma por sí misma- es injusta?.
Si la norma dice que pagarán justos por pecadores, indudablemente, es injusta. Luego, su obligado cumplimiento es más que cuestionable, o injusto. En ningún sitio de la noticia he leído que se dé este supuesto de hecho. Sí lo he leído en los comentarios posteriores.
Si la norma dice que el material que se deteriore entre todos -de coste económico simbólico- se repondrá entre todos los usuarios, entiendo que es justa. Además educativa, pedagógica, responsable, ensalsa valores, crea compañerismo, crea responsabidad, crea apreciación del valor de las cosas…..El incumplimiento de ésta norma es justo, entiendo, que se castigue con la privación de un premio.
Cuando Ud. conteste a mi interrogante anterior, por supuesto, respondo a sus interrogantes. De momento me quedo atascado aquí, a falta de esa respuesta.
Un atento saludo.
Para tratar de clarificar, podría ser interesante releer el hecho relatado por la madre de la alumna:
“(…) con la ley en la mano nos dan la razón y ordenan que el instituto cambie sus normas de convivencia, ya que según el Ordenamiento Jurídico no se puede sancionar a persona o personas porque no aparezca el infractor que haya cometido la falta, ya que va totalmente en contra del mismo Ordenamiento Jurídico.”
La norma disciplinaria aplicada al caso, es contraria al Ordenamiento Jurídico, y por tanto “ilegal”, sin perjuicio de que otros comportamientos administrativos también relatados puedan ser considerados “injustos”.
Exigir, que no proponer, un pago colectivo a los componentes de un grupo para reparar un daño material del que se desconoce al responsable concreto, es sin duda una sanción administrativa económica.
Materializar una amenaza de no disfrutar de una actividad extraescolar por no cumplir con la sanción económica colectiva, además de ser una injusticia y una ilegalidad, es una inmoralidad.
Más claro no alcanzo a verlo.
….la noticia dice que la regla apareció rota. La misma chica dijo que así fue. Nadie ha probado que fuese rota. Nunca se dice en la noticia que haya un responsable, aunque sea desconocido.
Una regla de plástico endurecido o metacrilato, insisto, se puede romper hasta en reposo. Se acristala y se rompe, sin más. Es material que se deteriora por el uso. No así un lápiz, o un bolígrafo, o una lámpara, o un sacapuntas de acero inoxidable. Es justa una norma que diga que se reponga -léanse mis comentarios anteriores-.
La resolución administrativa está contaminada de base. Parte de argumentos para cambiar la norma en el hecho de que hay un responsable -insisto no consta en la noticia-. Por razones políticas, no es la primera vez, ni la milésima, que las resoluciones administrativas pecan de ser prevaricación. Miren que es duro lo que estoy diciendo, pues si es falso estoy incurriendo en un delito de calumnias -al dato-.
Solo les deseo que Dios les coja confesados a los responsables de la enseñanza, ante una posible imputación de hechos sancionables o delictivos, si esperan que la Administración les aplique una resolución usando la misma vara de medir en cuánto a hechos y su prueba, de los aportados en esta situación aquí vista.
Un atento saludo.
Señor Quintiliano, no sé si no le he entendido bien, o que tiene usted un sentido particular de la justicia. Porque,
Parece evidente que si la regla se rompió por el uso (sola, sin responsabilidad de nadie), entonces debe ser repuesta por el presupuesto de la Administración Pública, o sea con los impuestos de todos. No, como parece sugerir usted, con el impuesto revolucionario exigido a los padres de los alumnos/as de esa clase en particular (claro que una Administración Pública esquilmada por nuestros políticos parece capaz de cualquier cosa).
Y, si la rotura de la regla tiene un responsable (por dolo, negligencia, desidia, descuido o maldad), entonces la debe pagar el responsable o nadie. Eso parece de una justicia elemental.
Pero para que usted es muy pragmático y cree que un mundo justo es imposible y además -sería- muy caro, lo que no se puede permitir de ninguna de las maneras; así que a joderse y paguen (sigan pagando) justos por pecadores, ¿No es así?
Un saludo
Señor Quintiliano, no sé si no le he entendido bien, o que tiene usted un sentido particular de la justicia. Porque,
Parece evidente que si la regla se rompió por el uso (sola, sin responsabilidad de nadie), entonces debe ser repuesta por el presupuesto de la Administración Pública, o sea, con los impuestos de todos. No, como parece sugerir usted, con el impuesto revolucionario exigido a los padres de los alumnos/as de esa clase en particular (claro que una Administración Pública esquilmada por nuestros políticos parece capaz de cualquier cosa).
Y, si la rotura de la regla tiene un responsable (por dolo, negligencia, desidia, descuido o maldad), entonces la debe pagar el responsable o nadie. Eso parece de una justicia elemental.
Pero parece que usted es muy pragmático y cree que un mundo justo es imposible y además -sería- muy caro, lo que no se puede permitir de ninguna de las maneras; así que a joderse y que paguen (sigan pagando) justos por pecadores, ¿No es así?
Un saludo
Sr. Holden,
Yo he dicho lo que he dicho, y no lo que Vd. insunúa que he dicho. Y no es lo mismo.
Lo principal, le ruego que lo relea:
Si la norma dice que el material que se deteriore entre todos -de coste económico simbólico- se repondrá entre todos los usuarios, entiendo que es justa. Además educativa, pedagógica, responsable, ensalsa valores, crea compañerismo, crea responsabidad, crea apreciación del valor de las cosas…..El incumplimiento de ésta norma es justo, entiendo, que se castigue con la privación de un premio.
La resolución administrativa está contaminada de base. Parte de argumentos para cambiar la norma en el hecho de que hay un responsable -insisto no consta en la noticia-. Por razones políticas, no es la primera vez, ni la milésima, que las resoluciones administrativas pecan de ser prevaricación. Miren que es duro lo que estoy diciendo, pues si es falso estoy incurriendo en un delito de calumnias -al dato-.
Por favor, no entremos en sacos de vientos, ni en burbujas dialécticas interesadas.
Un atento saludo.
Es decir, señor Quintiliano, parece que yo le entendí bien a usted, y en mi humilde opinión, usted parece tener un sentido particular de la justicia y el reparto de los costes públicos entre la ciudadanía: Usted cree justo (corríjame si no es así) que la regla, rota por el uso (parece evidente que no es el caso del artículo) la paguen los que la usan en el colegio (una aula, dos aulas, tres clases o todo colegio [Tampoco parece este el caso del artículo]). En mi opinión, esto, desde todos los puntos de vista es injusto: Los padres no tienen porque cargar con el coste económico simbólico del colegio entero, ni del de la clase de su hija, ni de los objetos de coste simbólico que usan sus hijos.
(Pero centrémonos, el articulo del señor Santos trata de la sanción impuesta a una alumna que no está demostrado fuese responsable, ni por acción ni omisión, de la rotura de la regla. Regla que se da por hecho, el colegio entiende, fue rota por un/os responsable/s. Si no es así, que me corrija el autor)
Sr. Holden, le ruego que lea la noticia atentamente, y si quiere y tiene tiempo, también todos mis comentarios. Si después de ello cree Ud. seguir teniendo su razón, yo se la doy. Y además le deseo lo mejor. Saludos.
[…] En una clase de un instituto de Enseñanza Secundaria canario aparece rota la regla de dibujo. Como no se autoinculpa el autor del desperfecto (si es que existe) y nadie acusa a nadie (si es que alguien conoce al
infractor), se aplica una norma de convivencia del centro que obliga a cada alumno de esa clase a pagar una pequeña cae céntimos. Una alumna se niega a pagar invocando un principio democrático que, según dice, le han explicado en la clase de Educación para la Ciudadanía. El principio de la presunción de inocencia (hago referencia en mi artículo a otro principio democrático: no se puede declarar a alguien culpable sin pruebas). La dirección del centro decide que los alumnos que no hayan pagado no podrán acudir al viaje de fin de curso. […]
Vamos a ver, Quintiliano, parece que te empeñas en buscar tres patas al gato.
La norma injusta es esta: Cuando se rompe algo en un centro escolar (o en un aula) y no aparece el culpable, tienen que pagarlo entre los alumnos del centro (o del aulaorma?).
¿Te parece justa esta esta norma?
Pues ya está.
Qué ganas dfe complicar las cosas.
A la alumna, a la familia, al autor del texto, a la autoridad educativa que ha tomado la decisión final, a mí y a otros muchos no nos parece justa. Y hemos explicado ampliamente por qué. Si no te quieres enterar, allá tú. Ya está bien.
Y si discrepas, pues muy bien. Allá tú. No voy a decir ni una palabra más. Me has hartado.
Angeles,
La norma injusta es esta: Cuando se rompe algo en un centro escolar (o en un aula) y no aparece el culpable, tienen que pagarlo entre los alumnos del centro (o del aulaorma?).
¿Te parece justa esta esta norma?
Ya lo he dicho, pero lo repito:
1.- No me parece justa si se acredita con pruebas que ha sido rota premeditadamente y no aparece el culpable. No me parece justa porque estarían pagando justos por pecadores la responsabilidad de otra persona. (Esto no es lo que ha ocurrido en la noticia).
2.- Sí me parece justa si NO se acredita con pruebas que ha sido rota premeditadamente. Por lo tanto no existe culpable -presunción de inocencia-. Por lo tanto se debe reponer -precio simbólico- según la norma de convivencia. (Esto es lo que ha ocurrido según la noticia). Y entiendo que si la alumna no cumplió la norma de convivencia es justo que sea castigada a no recibir el premio de excursión).
P.D.- Aún con nuestras discrepancias, si algún día necesita una defensa justa, se acordará de estos comentarios, y por una estimable cuantía, más bien suntuosa, estaría dispuesto a ayudarle.
Un cordial saludo.
Debate profundo el propuesto por Quintiliano, interesante sin duda, pero no parece muy acertado la disyuntiva sobre la categorización de injusticia o no. Me explico:
Esta historia tiene dos partes, este post, y el que el autor remite a los lectores, de hace aproximadamente un año, y en el que basa su reflexión sobre el supuesto de que alguien ha sido el causante de la rotura del objeto.
Esto nos situaría en el primer dicho de Quintiliano, siempre que también pueda estimarse la rotura por accidente casual, para no circunscribirlo sólo al agravante de la premeditación, y por tanto se dispone de un culpable desconocido y no identificado, que sería el pecador, y por existir per se, se puede declarar injusta la norma de que otros, sus compañeros de grupo en este caso, paguen la responsabilidad de sus actos u omisiones.
Para el segundo dicho, al suponer que no se acredita con pruebas la rotura premeditada, (o accidental si se permite), deduce que no existe pecador, y por ello antepone la obligación, casi moral, de reposición colectiva simbólica del objeto o su valor equivalente, sin que ningún miembro del grupo pueda considerarse justo o inocente, y por ello estima que la norma es justa, se debe cumplir, y castigar a quien la niegue, sin caer en la cuenta, de que está vinculando la presunción de inocencia, la de todos y cada uno, a la circunstancia previa de existir o no un culpable, (tanto que al referirse al mismo, le incrusta a la derecha el término, presunción de inocencia), como si sólo está pudiera existir vinculada con él, cuando este derecho fundamental, es algo personal, intransferible, y no dependiente de las circunstancias de los demás, sean cercanos o lejanos.
Una persona es inocente de un acto si no lo ha ocasionado directa o indirectamente, y no se podrá cambiar esa situación dependiendo de los actos de los demás, ni de las circunstancias que le rodean.
Vistos desde esta óptica, los dos dichos expuestos conducen a la misma conclusión, si no se está seguro de la culpabilidad de alguién no se le puede acusar, y menos aún, sancionar, y todos deberíamos tener en alta estima el defender este sano principio para nosotros, nuestros hijos y para toda la ciudadanía.
Nos va mucho en ello, aunque no lo parezca.
Quintiliano:
He leido tus comentarios.
Qué ganas de complicar las cosas.¿Qué mas da que alguien haya roto o no intencionadamente la regla? El caso es que el centro exige que la paguen quienes no la han roto. Y eso no es justo. Porque los alumnos no tienen por qué pagar el material que se deteriora. El pago tiene el character de sanción, no de colaboración Da igual para el caso que alguien haya roto la regla intencionadamente o por casualidad. O que se haya roto por azar. Lo que se exige es que aparezca el culpabla y, al no aparecer, pagan todos. Eso es lo que no es juto.
Sr. Ernesto Guevara,
jeje, ay, ay, que le van a incluir entre los buscadores de patas de gato.
Bromas aparte, es un placer seguir razonando. Comparto y me alegro en la opinión de Ud. de que nos va mucho en ello, aunque no lo parezca. (Y si alguien lo duda que le pregunten a Dolores Vázquez, por ejemplo).
De otra, Ud. dice cuando comenta mi segundo punto/dicho: “sin que ningún miembro del grupo pueda considerarse justo o inocente” -saco la frase de contexto, pero creo que lo permite-.
No, no digo eso; digo, precisamente, que todos son justos o inocentes -por presunción de inocencia de todos-. Luego, a partir de ahí estoy en desacuerdo con su argumentación. Pues nunca estimo como condicionante para cumplir la norma de convivencia que ha de haber algún culpable/responsable. Todos, por el solo hecho de usar, reponen -simbólicamente-, esa es la norma, según “el colegio” de la noticia.
Doy por sentado que la norma de convivencia existía previamente a la rotura de la regla. Y consistía en reponer -simbólicamente- el material deteriorado por el uso. Así interpreté la noticia. Así se hace, a veces, en colegios públicos que escolarizan a familiares que me son muy cercanos. Si es pedagógico, y así lo entiendo, es razonable/proporcional/justo y me alegro de que exista.
La excepción a la norma es que si hay un responsable –para mi opinión ha de ser doloso-, él paga. En nuestro caso, no hay responsable, todos son justos o inocentes -por presunción de inocencia de todos-. Todos pagan -simbólicamente- para reponer el uso, y dar cumplimiento a la norma.
Imagínense que hoy aparece una cinta de una cámara del pasillo y resulta que estaba grabado, y vemos en la cinta que entró una racha de viento por la ventana, la regla cayó al suelo y se rompió. Factible, ¿no?, creo que sí. Doy por sentado que existe la norma de reposición simbólica del uso, con carácter previo a la rotura de la regla. Justa/razonable/proporcional, ¿no?, creo que sí. Imagínese que se hubiese suspendido “toda la tramitación” del asunto, hasta que se aclarasen los hechos, en el momento inmediato anterior al castigo de la alumna -privación del premio/excursión- porque evidentemente no pagó su cuota -simbólica- de reposición del uso. Hechos aclarados, ¿no?, creo que sí.
Ahora la pregunta, dejando aparte las consideraciones de servicio público de la Administración, pues ya digo, estamos hablando de una norma de convivencia -de pago/coste simbólico, como norma de interés pedagógico -en mis primeras intervenciones ponía el ejemplo de la soldadora en mi antiguo taller-:
¿Qué sería lo justo/razonable, castigar, o no, a la alumna?
Sr. Martinez, ¿seguro que Vd. ha leído todo, la noticia también?. Gracias. Lo siento, mi facultad pedagógica es la que es, no más. De todas formas, aún con nuestras discrepancias, si algún día necesita una defensa justa, se acordará de estos comentarios, y por una estimable cuantía, más bien suntuosa, estaría dispuesto a ayudarle.
P.D.1.- La primera causa de hartazgo, cansancio, apatía, animadversión, suele ser nuestra incapacidad para reconocer nuestro error.
Un cordial saludo a todas/os. Ahora, me voy a regar, jau.
Supongo que la presunta resolución judicial, si acaso existe, es facilmente recurrible y que la cuestión, es evidente, apunta a vuelos más altos. Para simplificar el tema y aclarar un poco la opinión de tanta “voz autorizada”, incluida el autor, solo añadiré que el encubrimiento es una figura abiertamente reconocida del delito penal y que, cuanto menos, debería ser familiar por las películas. Como experto en educación, apuntaré, a colación, un dato que parecen obviar todas estas “voces autorizadas”: en un aula no hay secretos. Todo se sabe, todo se comenta. No hay secretos, pero sí silencios, como es lógico. Pues bien, ese silencio es, simple y llanamente, un encubrimiento, si callamos sobre algo censurable, en este caso, una conducta contraria a la norma de convivencia. En definitiva: aquél que no habla, que no dice, que no confiesa… es sencillamente culpable. Creo que el asunto es tan evidente que quizás no dé más de sí, salvo desvaríos estivales, reflejos de cierta ociosidad. Saludos.
Desde luego, flaco favor a su hijo y a la educación en general el que recurre a un juzgado para descalificar la corrección de conductas contrarias a las normas de convivencia. Digo lo que dijo alguien más arriba, ese esfuerzo baldío de los padres correspondientes deberían invertirlo en hacer comprender a sus hijos que aquello que es moralmente reprochable no debe ocultarse, en caso contrario uno es partícipe. Una valiosa lección de moral y de ética. Animo al autor a que pase unos cuantos días en un centro educativo que imparta enseñanza obligatoria de algún barrio con parámetros socioeconómicos y culturales deprimidos, ahora que está jubilado. Sus artículos, desde la experiencia, ganarán en calidad.
Quintiliano (permíteme el tuteo), es curiosa tu respuesta a la pregunta (Comentario de Quintiliano el Julio 12, 2013 a las 7:24 am) ¿Te parece justa esta esta norma?
Empiezas respondiendo “1.- No me parece justa si se acredita con pruebas que ha sido rota premeditadamente y no aparece el culpable. No me parece justa porque estarían pagando justos por pecadores la responsabilidad de otra persona. (Esto no es lo que ha ocurrido en la noticia).”, y resulta curioso (incomprensible) porque las normas son justas o injustas a juicio del que juzga, y el juicio no se puede condicionar porque: Una norma jurídica parte siempre de un presupuesto de hecho. Por tanto, decir “No me parece justa si…”, o sea, depende de (como la canción de Jarabe de Palo: Depende), está fuera de toda lógica o razón. La respuesta correcta a la pregunta sólo admite un “SÍ, porque…” o un “NO, porque…”, redactados como se quiera. (Salvo que mi raciocinio esté errado, claro)
No sé si me he sabido explicar y puedes entenderme.
Un saludo
Yerra Ud. Sr. Holden,
El presupuesto de hecho es infinitamente más numeroso que la norma, por amplia que sea esta. Y sin embargo, casi siempre, ha de haber varios dependes para poder subsumir el supuesto de hecho dentro de la norma. El último, ad exemplum, el caso Bretón. El ser culpable de asesinato, al parecer de S. Señoría, ha necesitado al menos veinte dependes. Atte.
Sr. Pedro,
Estoy completamente de acuerdo con Ud. con sus razones me basta y sobra.
Mi amplitud es solo mi conciencia, en el trato para asuntos tan delicados, donde se confunde el significado del concepto de presunción de inocencia, y por ahí queremos meterlo todo. Eso no es justicia.
Atte.
Quintiliano, no he he sabido explicarme o tú no me has entendido.
Yo he dicho que una norma jurídica parte siempre de un presupuesto de hecho. Cosa que tú niegas en tu respuesta a la pregunta ¿Te parece justa esta esta norma?
Es decir, es como se yo digo que la tierra es un planeta y que el gato es un animal, y tú niegas ambas afirmaciones.
No sé si es que me he explicar mal o que tú sigues sin entenderme.
Un saludo
Quintiliano, no he sabido explicarme o tú no me has entendido.
Yo he dicho que una norma jurídica parte siempre de un presupuesto de hecho. Cosa que tú niegas en tu respuesta a la pregunta ¿Te parece justa esta norma?
Es decir, es como se yo digo que la tierra es un planeta y que el gato es un animal, y tú niegas ambas afirmaciones.
No sé si es que me he explicado mal o que tú sigues sin entenderme.
Un saludo
Admitido error Sr.Holden, creo.
Donde dije “norma”, quise decir “aplicación de norma”. Creo que se sobreentiende que quiero decir eso. Si no se me entendía, disculpen mi error, intento hablar lo más coloquial para que nos entendamos todos.
Insisto que para la aplicación de la norma, a veces hay casi infinitos dependes. Espero que ahora se me entienda mejor.
Un atento saludo.
Permita Sr. Quintiliano, que le contradiga de nuevo, (aún no he pillado al gato).
En mi opinión, en contraposición a la suya, referente al segundo dicho suyo anterior, si admite como refiere que en ausencia de culpable conocido, todos los miembros del grupo son justos o inocentes, precisamente por la presunción de inocencia de todos. El resto de su argumentación sobra.
Otra cosa, y vayan por delante los ejemplos de su soldadora o el la farola, y por supuesto el de la regla de dibujo escolar, es que habrá que reponer el material a su estado original.
Pero eso es otro tema que no es objeto de norma disciplinaria, ni se ha planteado en el artículo, y por supuesto conlleva otra reflexión que debe ser colectiva.
Por ejemplo, en el caso de su cooperativa que se ve en la necesidad de reponer una soldadora que se les presta, se resuelve sin aludir a culpables o a inocentes, sencillamente se aplica al propio compromiso cooperativista, ya recogido en los estatutos o escrituras de la misma. Gastos y beneficios a repartir de forma cooperativa, supongo.
En un centro escolar público y gratuito, por ahora, esos temas se recogen en los presupuestos anuales, supongo que en el concepto de gastos de reposición o de dotación de material, que sobra decir que dispone de financiación pública dimanante de los impuestos de todos. (Lo que viene a ser equivalente al caso de la farola rota, que se resuelve con cargo a los fondos municipales que todos sostenemos, salvo que se pille al causante, que tras la denuncia y multa correspondiente, abonara el costo de su estropicio).
Y un añadido sobre la errónea consideración del encubrimiento en el ámbito escolar, que se está presentando como un gran factor a corregir diariamente, y que se presenta como excusa para desarbolar la presunción de inocencia, sería cuestión de repasar los artículos 451 a 454 del Código Penal Español, que le pone unas limitaciones muy clarificadoras a la hora de estimarlo y valorarlo, que por si solas, le deja fuera de la aplicacion docente que aquí se está pretendiendo inducir.
Le adjunto el siguiente enlace para facilitarle la lectura de los mismos.
http://www.quieroabogado.es/codigo-penal-2011/delitos-contra-la-administracion-de-justicia/el-encubrimiento?tmpl=component&print=1
Para que se pueda apreciar lo delicado que es usar el concepto de encubrimiento, y basar sobre él acciones educativas que podrían llegar a ser hasta pecaminosas, (por lo de favorecer delaciones entre alumnos, crispar el ambiente de las aulas, encumbrar a chivatos y pelotas, provocar marginaciones, y más), podría ser de utilidad leer las reservar legales de un fiscal de Sevilla en 2009, para no acusar de encubrimiento de un asesinato a una menor de 14 años, que supo de la confesión del asesino un mes antes de comunicarlo a la Policia.
http://www.diariodesevilla.es/article/sevilla/374368/cambio/codigo/penal/impide/imputar/la/novia/miguel.html
Espero que pueda ser de utilidad para despejar algunas dudas.
Ud. no me contradice, Sr. Guevara, no a mí. Sí a la noticia que yo leí en el post de 2012.
Estas son las palabras de la chica:
“Después, comenzó el suplicio. Según la seño, la normativa de convivencia dice que el material escolar hay que reponerlo y aparece la primera sanción (no, ahora se llaman medidas correctivas de conductas contra la convivencia): todos tendremos que pagar 50 céntimos de euro. Y yo todavía no tengo paga, ¡madre mía!. Todos a una, o casi: seño, que yo no fui, ¿por qué tengo que pagar? La respuesta, sin dudar: porque lo dicen las normas de convivencia, y todos son responsables de lo que pase en el aula”.
Análogamente, idéntico al régimen de la soldadora, que tan bien ha expuesto Ud.
Un cordial saludo.
Uff, Sr. Quintiliano, se le acaba de escapar el gato, que pena.
Precisamente, esa es la cuestión, la norma. Esa es la pata que le faltaba.
La alumna se considera inocente. La sancionan a pagar. No paga. Le amenazan con no asistir a su excursión. Sigue sin pagar. Le prohiben ir la excursión. (O sea, le aplican la norma, no cumple y la sancionan).
La familia de la alumna protesta en base a su inocencia y el principio constitucional de la misma. La autoridad le da la razón, en base al Ordenamiento jurídico en vigor, y exige al centro educativo modificar su Norma de Convivencia por se ilegal.
Algo más, necesita. Ya el gato está completo, no le falta ninguna pata.
Si en una comunidad de vecinos se rompe algo o alguien rompe algo y se repone, se paga entre todos/as y no conozco ningún caso de alguien que diga yo no lo he roto y yo no pago ese gasto. Lo de la presunción de inocencia es en este caso una tontería, nadie dice que todo el alumnado de una clase sea culpable cuando algo se rompe, pero si que deben ser responsables de su reposición, ya que también lo son de su disfrute.
Cuando queman los contenedores de basura, ensucian las calles, rompen las papeleras, etc. las pagamos todos/as, y yo le aseguro que no hago estas cosas. ¿Puede decirme como reclamar que me devuelvan la parte proporcional que me han cobrado por estas roturas?. Tampoco estoy de acuerdo en pagar por los servicios de policía, ya que ni robo, ni me salto las normas.
¿Porqué paga más impuestos el más rico y por servicios que no usa o no está de acuerdo con determinadas políticas, ni con algunas normas?.
Al final lo que es de todos/as no es de nadie. Lo que pretendía ser una lección de responsabilidad para el alumnado se ha convertido (señores/as, estamos hablando de una regla, 50 céntimos por alumno/a) en un derecho constitucional de inocencia.
Miguel Ángel, esta vez no estoy de acuerdo con Vd., por lo que se ve es más fácil dar siempre la razón al más debil, utilizar sólo una parte de la verdad o falsos e insolidarios razonamientos. Que disfruten de lo ganado.
Dice el señor Santos Guerra:
“Ni la familia ni yo hemos invitado a la irresponsabilidad, nunca hemos dicho que no importa que alguien rompa una regla que es de todos, nunca se ha defendido un comportamiento antisocial…”
No creo que directamente se haga esto, pero parece claro que debilitar la responsabilidad común es el resultado de eliminar una norma supuestamente “injusta”.
“Lo que se niega es que paguen justos por pecadores. El ejmplo que usted pone, señor Flint, es lo que se corresponde con lo que aquí ha pasado. Cuando se rompe una farola se repone con el dinero de todos, pero no se castiga a nadie (como ha pasado en nuestro caso) con una sanción que nada tiene que ver con lo sucedido…”
Aquí está el quiz de la cuestión: la farola se repone con el dinero de todos, pero un ciudadano estima que, con su dinero, no se debe reponer, porque él no rompió la farola; es inocente, en sus palabras, y quiere que se respete su “presunción de inocencia”, un derecho constitucional, etc, etc… Con lo cual, decide no pagar sus impuestos. ¿Qué ocurriría si así lo hiciera? ¿Sería castigado por no pagarlos?
“A la alumna no se le deja ir de excusrsión. No es justo.”
Lo justo o injusto de la decisión es algo completamente subjetivo. Tampoco es justo que se niegue a pagar la parte proporcional de una regla que se rompió en su clase, existiendo una normativa al respecto que aceptó al ingresar en el centro, y que no cuestionó hasta ese momento. ¿Actitudes críticas? Sí, por favor. ¿Actitudes interesadas? Si puede ser, menos.
“Y, además, la regla no la pagan los alumnos de todo el Colegio sino los de la clase (se les hace culpables de algo que no han hecho).”
En esto, lo cierto es que los chicos tienen un espejo fantástico en el que mirarse: los adultos. Todo el mundo es inocente hasta que se demuestra lo contrario. Y vemos todos los días a políticos, personajes públicos, negando que hayan cometido delitos y faltas, amparándose en este principio. La conclusión a la que cualquiera llega, especialmente a los 14 años, es que no pasa nada por cometer delitos, romper cosas, atentar contra lo de todos… porque:
a) El problema no es que lo hagas, sino que te pillen.
b) Tus derechos individuales están por delante de los comunes.
c) Niega lo que hayas hecho hasta que se demuestre lo contrario.
d) Tranquilidad: si algo de todos se rompe, ya lo repondrán con los impuestos de todos.
Porque, amigo mío, la regla al final se repone con los impuestos que pagan los padres de los chicos de esa clase, de ese centro, de toda la población y de todo el país. Pagando muchos justos, y dejando que el pecador se vaya de rositas. Eso sí, como tocamos a menos, parece que no importa ¿verdad? Eso sí, sin posibilidad de elegir si pagamos o no. Absolutamente justo.
Y, más allá de las consideraciones subjetivas sobre la injusticia, está la realidad cotidiana.
He visto a chavales mentir descaradamente, negar que han hecho lo que han hecho (visto por profesores, compañeros, etc) manipulando a sus padres y haciéndolos vivir engañados.
He visto a padres y madres defender de manera absolutamente equívoca a sus hijos o hijas, a pesar de que se les han proporcionado informaciones objetivas sobre lo que habían hecho.
He de decir que son casos puntuales, concretos, ni mucho menos una mayoría. Pero existen. Y es cierto sólo se ven cuando se está dentro, o si se está al lado. Y me refiero a las otras familias que, pudiendo sumarse a la iniciativa, no lo hicieron. Quizá nos falta información.
Por último: ideas como “Algunos prefieren instalarse en sus errores”, “creo que son mezquindades”, algunas críticas “se salen por peteneras”, etc… hacen un flaco favor al debate. Porque, de fondo, estamos discutiendo si se deben manejar las cuestiones escolares en términos judiciales. Si aplicáramos este modelo a cada una de las situaciones que se producen diariamente, muchos de los que aquí perciben el problema como algo simple, se llevarían las manos a la cabeza justamente por lo contrario…
Gracias a todos los que tratan de hacer de esto una discusión llevadera y constructiva, Quintiliano, Ernesto Guevara, el sr. Santos Guerra…
Ya sabemos que somos producto de nuestra historia con el aprendizaje y las experiencias que nos han dado el sello de “únicos”. La comunicación se ve afectada por estos “detalles” Muchas de nuestras historias y experiencias se unen en alguna parte y actuamos igual, hablo de la comodidad de dejar todo arreglado lo antes posible para seguir nuestro camino.Hemos sido moldeados así y pregunto : Ya sabemos que es lo que no se debe hacer, coincido con que “La ley pareja ES DURA” ¿Qué habría hecho Ud. en este caso?