¿Qué sería de mí sin la lectura?

13 Jul

La lectura ha sido y sigue siendo uno de los pilares de mi existencia. Mil veces me he refugiado en ella para combatir la adversidad, para llenar el ocio o para vencer la ignorancia. En días nublados he podido encontrar en ella espacios luminosos. En horas de tormenta me he sumergido en paisajes apacibles. En momentos de ajetreo he hallado en la lectura un verdadero solaz. Me he preguntado muchas veces: ¿qué hubiera sido de mí sin la lectura? Casi no puedo concebir la vida sin esa persistente actividad.

Creo que no podríamos vivir sin los libros. Gracias a la lectura podemos ser más sabios y más felices. Podemos ser mejores.

Nunca me he aburrido. Es una suerte que te guste algo que se puede hacer en cualquier parte y a cualquier hora. En efecto, se puede leer en la cama, en el avión, en el metro, en el autobús, en el campo, en la calle y hasta en el baño. Hace tiempo vi no sé en qué casa un cartel en la puerta del cuarto de baño. Decía: Sala de lectura.

Afortunadamente han pasado los días de la censura. Se puede leer todo. “Esto se puede leer, esto son se puede leer”, decía con cara de feldespato el censor después de haber leído lo que se le antojaba. Estúpida e indecente tarea. Porque el censor considera imbécil o inmaduro al lector. “Pobrecito, le puede hacer daño. Es tontito. A mí no, que soy muy inteligente y estoy muy bien formado”…

Me gustan los libros como objetos. Su textura, su olor, su forma. Me gusta pasar página a página y colocar luego una señal. Me gusta tener una hoja para anotar aquello que me llama la atención y que luego es tan difícil localizar si no lo haces. Y señalo en esa hoja tres cosas: la página, el lugar aproximado con una flechita (arriba, en medio, debajo de la página) y el principio de la frase.

Me gustan el título de los libros (algunos más que otros, claro), la dedicatoria, los textos de tapa y contratapa, el índice, el prólogo, las ilustraciones, el tipo de letra, los epígrafes… Hasta las innumerables modalidades de marcapáginas…

Tengo un e-book, porque sé lo cómodo que es viajar con quinientos libros metidos en el bolsillo, porque sé que hay que ahorrar papel y proteger la naturaleza, porque sé que por ahí se va al futuro… Pero a mí me gustan los libros. Mi amigo Fernando Avendaño escribió hace años un hermoso libro didáctico titulado “La lectura ya no es lo que era”. Tiene razón. Y cuenta en el libro cosas muy interesantes al respecto. Pero a mí me gustan los libros.

Alguien me regaló hace años un ex libris que conservo como un pequeño tesoro. Sabrá el lector que un ex libris es un sello personal con una ilustración y tu nombre. Un sello que, colocado en la primera página, indica que ese libro es de tu propiedad.

Qué maravillosa afición es la lectura. Qué valiosísimo entretenimiento. Qué extraordinario alimento para la mente y para el corazón. Me da pena, me da coraje y me hace pensar, el hecho de que alguno de mis alumnos no ame la lectura. Y, sobre todo, que la deteste.

– Tantos libros, no.
– ¿Me puede perdonar uno?
– Yo de los tres, elijo el más delgadito
– ¿Puedo hacer otra cosa en lugar de leer?

Cuando esto sucede, me echo a temblar. ¿Qué ha pasado en la escuela y en la Universidad para que los alumnos aborrezcan la lectura? Quizás les hemos hecho leer lo que no querían leer, quizás les hemos obligado a leer de manera equivocada (subraye, resuma, sintetice, analice…). Pero no les hemos dicho que sientan, que saboreen, que disfruten… Y, a veces les hemos dicho que leen y no nos han visto a nosotros leer. La lectura para ellos es un deber, no un placer.

Una profesora de literatura me contaba en Tilisarao (San Luis) hace muy poco que había cambiado su postura didáctica sobre lo que habían de leer los niños el día que uno de sus alumnos le habló de “El Simio Cid”, en lugar de “El Mío Cid”.

¿Por qué he elegido para este sábado el tema de la lectura? Porque acabo de leer “Atardecer en París”. Es una preciosa novela de Nicolás Barreau. Barreau es un joven escritor francés, nacido en 1980 de madre alemana y padre francés. Estudió lenguas románicas y literatura en la Sorbona. Durante un tiempo fue librero en la Rive Gauche de París. Leí su primera novela (“La sonrisa de las mujeres”), que me gustó. La segunda “(Me encontrarás en el fin del mundo”), que también me gustó, aunque un poquito menos. Y la tercera (“Atardecer en París”), que me ha parecido la mejor. Me ha entretenido, me ha emocionado, me ha encantado.

Las tres se publicaron primero en una pequeña editorial alemana y se han convertido en un éxito de crítica y de público en Francia, Alemania e Italia.

Las claves de las tres novelas son perfectamente identificables: se trata de novelas románticas con final feliz (¿no hay bastantes problemas ya en la vida?, ¿no hay finales atroces en la realidad?, ¿no hay desgarros sin fin?), la acción se desarrolla en París (una ciudad que es escenario prototípico para el amor romántico), en ellas los libros siempre tienen presencia, y la cocina (sobre todo en la primera novela) cobra un protagonismo singular. Y, cómo no, en las tres hay una hermosa mujer que se convierte en el eje de la historia. Tienen también un toque de humor que me gusta porque creo que el humor es una forma de bondad.

Barreau escribe bien. Con agilidad y frescura. Entretiene y atrae. ¡Qué manía la de pensar que porque la lectura sea abstrusa el autor es más inteligente y el mensaje es más sólido!

Alguien puede pensar que el autor no profundiza en los personajes, que se trata de novelas un tanto empalagosas, que el final feliz las hace menos contundentes. Pero a mí me han gustado mucho. Me ha gustado lo que cuenta en ellas el autor y, también, cómo lo cuenta.

Asistí hace días a unas interesantes jornadas que organizaba la Municipalidad de Oporto (Portugal). Se trataba de compartir veintidós experiencias sobre participación, implicación e innovación. La Cámara Municipal de Valongo expuso una de las experiencia más interesantes. Se denominaba “La biblioteca humana”. El slogan de la iniciativa era: “No juzgues el libro por la tapa”. Estaba dirigida a los alumnos que cursan 9º año de enseñanza básica y a los de enseñanza secundaria de las escuelas del concejo. La finalidad era “propiciar el diálogo constructivo e informal entre jóvenes estudiantes y personas que representan a grupos que frecuentemente son el blanco de preconceptos y estereotipos, creando una oportunidad de relacionarse personalmente”.

Cada persona cuya vida tenía algo interesante que contar se convertía en un libro vivo. En una camiseta, que vestía el libro andante, figuraba un breve texto con la síntesis del contenido del libro.

Les contaba cómo su idea tenía relación con la novela Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, cuyo título indica la temperatura a la que arde el papel en esa escala. En un lugar donde el gobierno pretendía hacer desaparecer los libros quemándolos, las personas deciden aprender un libro de memoria, se hacen personas-libro. De ese modo podían conservar los libros para la posteridad.

Creo que no podríamos vivir sin los libros. Gracias a la lectura podemos ser más sabios y más felices. Podemos ser mejores. Me gusta mucho este lema: Más libros, más libres.

23 respuestas a «¿Qué sería de mí sin la lectura?»

  1. Querido Maestro!
    Siempre acertado escogiendo los temas a tratar en sus comentarios.
    A mi también me fascinan los libros y son las vias para acudir a los lugares mas hermosos donde te quieras dirigir sin tener que moverte del lugar.Leerle me da motivos de pensar que la vida es bella, que con lo que está pasando,”si se puede”, creer en las personas,superar los desafios,vivir el presente y esperar un mejor futuro.
    Gracias por todo la información y la formación que cada semana recibimos y que nos hace más sabios,más felices y mejores personas.
    Feliz verano.
    Reciba de mi parte un cordial saludo.

  2. Miguel, gracias.
    Yo tampoco sabría muy bien qué sería de mí.
    Lo que sí sé hoy es que cada vez me gustan más las cosas sencillas y cuando encuentro una perla la guardo en mi “cofre”, aunque después me cueste revolverlo todo para “lucirla”.
    Te dejo dos que quiero compartir, aunque supongo que las conoces:
    – Su majestad el título (Babalia, El País)
    – Me gusta conversar con las palabras (Mujer anciana que aprendió a leer con más de 90 años en el Brasil de Freire)
    Gracias y ánimo.

  3. Muchas gracias, señor Santos. Sobre libros y lectura, a mí también me gusta mucho que me aconsejen o recomienden libros. Voy a hacerme con “Atardecer en París”. Como en las películas, los finales felices siempre son una gozada.

    Un saludo, y muchas gracias.

  4. Buenos días querido Santos Guerra,

    hace poco tiempo (cerca de un año) que me afilié a la lectura, curiosamente leyendo algunas de sus obras aconsejadas por una de mis profesoras de mi universidad. Es curioso también saber que me “enganché” a la lectura coincidiendo con el final de mi etapa universitaria, quizás no lo hacía antes porque me obligaban a leer obras que no me gustaban o artículos pesados y aburridos. Ahora, me siento libre, puedo coger un libro cuando me plazca y poder gozarlo sin tener ningún tipo de presión (realizar un breve resumen, un análisis milimétrico de cada capítulo…)
    Como bien ha dicho Holden, a mi también me gusta que me aconsejen libros y por lo tanto propongo que cada uno de nosotros aportemos el nombre de algunas de las obras que nos han gustado más. Si es verdad que en su blog se hace mucha referencia a algunas obras (con las últimas que me hice fueron con “Aristóteles y un Armadillo van a la capital” y “Heidegger y un Hipopótamo van al cielo” recomendados por usted y por Aureliano respectivamente, y la verdad que no me defraudaron). Yo os aconsejo que leáis “Encuentra tu Elemento” de Ken Robinson, una grandísima obra (a mi parecer) que nos abre un camino para conocer nuestro propio talento natural a través de nuestras pasiones.

    Espero que os guste.

    Un saludo.

  5. Me parece acertada la idea de Raúl Berral de recomendar un libro.

    Como la mayor parte de mis lecturas son libros de ensayos y pensamiento, entiendo que para el verano serían muy pocos los que quisieran hacer trabajar a las neuronas en tiempos de calor y ponerse a reflexionar sobre “lo divino y lo humano”.

    Y dado que la narrativa es lo más recomendable, yo aconsejaría “Caín”, obra póstuma de ese gran hombre que fue José Saramago. No defraudará.

  6. Certeros pensamientos , estimado Miguel Ángel. También “sello ” mis libros. Me gusta asentar en la primera página mi nombre y fecha en que lo adquirí, ya que cada vez que los vuelvo a ver, recuerdo los motivos que me movilizaron a comprarlos, o quién me lo obsequió, y uno así lo emocional del momento, lo personal a la obra.
    Me encanta la idea de compartir títulos.Suelo comprar aquellos que me apasionan…los de Educación, Didáctica, o pedagogía. Al respecto, “Aprendizaje pleno” de David Perkins, me ha brindado mucha luz en mi tarea.Raúl: aceptaré la propuesta de leer a Ken Robinson, ya que también es un pensador que me ha permitido abrir los ojos ante nuestra realidad hoy, y Miguel Ángel…buscaré en Bs. As.”La sonrisa de las mujeres”.Gracias a todos por las sugerencias.

  7. me gusta leer aunque hoy no le he dado mucho tiempo,he incentivado a mis hijos a leer, me costó un poco ya que en el colegio la lista de libros no siempre es tan entretenida para ellos, pero de pronto aparecia uno entretenido que los motivaba. Hoy puedo estar contenta mis hijos de 10 y 15 años pidieron en la navidad pasada un libro y ahora ya tienen varios favoritos.
    Profesor además de la opinión quiero dar las gracias por la reunión sobre evaluación en Chillán, muy motivadora y reponedora de energías.

  8. Querido Profesor: me encantó su nota, comparto lo que expresa, yo tampoco sabría que hubiera sido de mi sin los libros. Recuerdo mi infancia y los tiempos de vacaciones, la lectura era mi mayor placer, con ella viajaba a mundos increíbles, vivía aventuras inimaginables, soñaba despierta que llegaba a mundos nuevos y descubría seres extraordinarios.
    Luego llegaron otros libros, otras historias, sentimientos, emociones que fueron mi paz, mi libertad.
    Obviamente, siempre estuvieron y están presentes los libros que me han permitido aprender y crecer en la profesión, pero los otros, los que me han dado las alas para volar y sentirme libre, son sin dudas, los que atesoro.
    Un gran abrazo desde Misiones, Argentina.

    Mabel

  9. Hermoso texto sobre el arte y la afición de la lectura.
    A mí también me encanta leer.
    Leo sobre mi profesión y leo en general.
    Se aprende mucho leyendo.
    La pregunta del título se puede ampliar a toda la sociedad: ¿Qué sería de la humanidad sin la lectura?
    Saludos

  10. La didáctica de la lectura tiene que revisarse. No podemos estar haciéndolo bien y tener tan malos lectores, lectores tan poco apasionados. No enseñamos bien a leer ni ensñamos a leer bien.
    Una cosa es saber leer y otra muy distintas pasaionarse por la lectura.Es a esto segundo a lo que tenemos que aspirar.

  11. Queridos comentaristas:
    Gracias a todos por participar. Y, especialmente, a quienes habéis aconsejado libros. Algunos los conocía. De los otros tomo buena nota. Cuando un libro pasa por el tamiz de una mente lúcida es aconsejado a los demás, ya llevamos una interesante garantía de acertar.
    He estado recientemente en Chile y me ha asustado el precio que tienen allí los libros. Es verdaderamente indignante que los libros tengan un impuesto tan alto. Habría que luchar para que desaparezca. ¿Cómo puede valer un libro mío el doble en Cjile que en Argentina? Increíble. E indignante.
    Saludos.

  12. Qué hermosas,vibrantes, acertadas palabras nos has trasmitido Miguel Ángel sobre la lectura. Para mí, la lectura, ocupa mucho espacio en mi vida actual y lo ha ocupado siempre y puedo decir algo muy importante que también ha dicho M. Ángel: No sé lo que es el aburrimiento y, en eso, la lectura tiene mucho que ver.
    El último libro que he leído en el libro eléctrónico, aunque reconozco que tiene otra magia el pasar las hojas de papel, ha sido “Ética para Amador” de Fernando Savater. Lo recomiendo, es para pensar.
    Gracias por todos los libros recomendados.

  13. Buenas, que grato es Maestro Miguel Ángel leer y leer particularmente tus escritos, y los recomiendo cada vez y tomo notas y aprendizaje , pues profesionalmente me ha servido y me he servido de mucho.
    De momento cada cual tiene sus opciones, sus principios, aunque no me queda mucho tiempo para la novela larga, pues es altamente demandante la labor educadora, el problema como consta in situ de tu presencia acá en Chile, ( cuándo? qué día?al parecer me perdí la oportunidad de conocerte personalmente), bueno, constatas in situ como digo, que aquí en este país, hermosa y maravillosa fuente inspiradora,-lo decía Alonso de Ercilla en su épica Araucana por allá en el 1560, en plena conquista- lamentablemente es muy caro comprar, no existe compatibilidad, adquirir un libro, más un buen libro es carísimo, así fomentar la lectura imposible. Aunque nos la rebuscamos, algunos a la web, otros al pirateo, en fín. Pareciera que el modelo económico quisiera coartar la libertad de mente y pensamiento,
    “cuanto más lees, más sabes.
    cuanto más sabes, más creces,
    cuanto más creces, más peso tiene tu voz”…
    Bueno, entre leyes, decretos, curriculo, didáctica, algo de música, lecturas matemáticas. por ahí va mi interés, cosa que a muchos no les gusta, lamento no poder recomendar algo específico en esta oportunidad. Aunque funcionó la estrategia de “leer” una película! con algunos estudiantes, comprensión y enseñanza.

    Saludos desde nuestros fríos suelos y una que otra brisa tibia en este invierno.

  14. Buenos días,

    Muy loable tema traído por aquí, Sr. Santos.

    Mi libro es “La montaña mágica”, de Thomas Mann. Cada vez me dice algo nuevo.

    Tengo buenas opiniones también de otros. Por ejemplo, como herramienta para la lucha diaria, el que más valor me da/contagia es mi sobado Quijote….

    Saludos a todas/os.

  15. Estimado Carlos:
    He estado en tu país una semana (del 9 al 14). He impartido algunas conferencias en Chillán, Santiago, Rengo y Concepción. Ha sido para mí una fantástica experiencia. He comprobado lo que dices. Los libros en Chile tienen un precio desorbitado. Habría que exigir la eliminación de ese impuesto de lujo que tiene el libro (creo que es casi del 20%). Es una medida irracional.
    Gracias por tus comentarios. Siempre son enriquecedores.
    Un abrazo.

  16. Buenas noches, desde Santa Fe, Argentina les escribo.
    Me gusta el olor de los libros nuevos, me gusta compartir esta sensación con otros, sobre todo los niños. Está bueno empezar por otro lado, hagan la prueba y verán los rostros con una expresión diferente a lo común de tener el libro en las manos.
    Habíamos recibido en una oportunidad un libro que se llamaba, “El monstruo verde”, todos los niños se desesperaban por ver y saber como era el monstruo. Pero en vez de abrir el libro empezábamos por olerlo y comenzar a imaginarnos, al abrirlo nos encontrábamos solo con imágenes para ir construyendo el monstruo. Buenísimo el entusiasmo de los chicos…

  17. A mí me encantó la novela de Saramago “Ensayo sobre la ceguera”. Impresionante relato. Otra novela que me pareción magnífica fue “La fuesta del chivo” de Mario Vargas Llosa.
    Gracias a todos los que habaís compartido vuestras preferencias.

  18. Me preocupa mucho que nuestros escolares no quieran leer. No sé cómo persuadirlos de que leer es algo entretenido y no aburrido.
    Lo mismo me pasa con los hijos. Yo quiero que lean, pero no sé muy bien cómo conseguirlo.

  19. He vivido experiencias muy emocionantes con los libros. Podríamos compartirlas aquí quienes las hayamos experimentado.
    Recuerdo que hace unos años entre en un avión con el libro “La fiesta del chivo” debajo del brazo. Casualmente estaba sentado Mario Vargas Llosa en uno de los primeros asientos. Se fijó en su libro. Nos sonreimos. No pude por menos de pedir que me lo dedicara. El hizo una hermosa dedicatoria “en las nubes”…
    ¿Qué decir de las dedicatorias? Las impresas de los autores en los libros y las que luego hacen a mano para quien se lo pide. Dice García Marquez que un libro no se acaba de escribir hasta que no se dedica.
    Tengo delante una autobiografía de Fernando Savater, que tiene esta hermosa dedicatoria: A Sara: mira, mi vida.
    Leí en un libro inglés esta ambivalente dedicatoria: A mi mujer, sin cuya ausencia nunca hubiera podido escribir este libro.

  20. Buenas tardes,

    Seguro que no se olvida de ese viaje en avión. Al hilo de las experiencias, hace unos días, dijeron en otro barrio de este pueblo, hablando de libros y de amor, y de otras cosas, porque todo guarda relación….

    …ahora anda por ahí buscando a alguien que no sabe quién es. Muy bien de los tornillos no anda. Los tiene un poco sueltos y son los del seso, que al parecer tienen peor arreglo que aquellos de S. M. Don Juan Carlos, pues éstos con un buen apretón de atornillador o de Juez Castro, dan arreglo o desarreglo al monarca para por lo menos dos o más años, como la ITV del monovolúmen; para jodienda o alegría de republicanos.

    …desde el Verano pasado anda buscando unas tumbas. Y es que cuando era un niño y andaba por el campo, un cabrero le enseñó dónde estaban. Musulmanas, le dijo. Pero el verano pasado estuvo en el Museo Arqueológico de Sevilla, y comprobó que aquellas tumbas de su niñez eran cuánto menos milenarias. Y esto lo vengo a decir porque muy bien de los tornillos del seso no anda, y que el origen de su falta de cordura está en el amor. El cabrero murió, no recuerda bien el sitio de las tumbas, y ahí anda, mirando en internet el Google Eart y unas caminatas tremendas, busca que te busca, con la calor.

    …al llegar a adulto, una chica algo gorda y muy fea que andaba enamoradiza de él, le prestó el libro ese que habla de la historia de amor de Fermina Daza y Florentino Ariza. Le gustó mucho el libro, no así, nunca, nada, la chica que se lo prestó. Leyó algunos libros más de aquel autor. También el de las putas tristes, que por éste, no veas como rajaban las feministas, y es que Don Gabriel a veces tiene unas cosas, qué cosas. En fin, sus motivos habrían de tener las feministas, pero ya se les debe haber pasado un poco, pues hace tiempo que no las oigo dar la murga.

    …uno de los libros de aquel autor era el que hablaba de su vida, la de Don Gabriel. Vivir para contarla, o algo así. Allí habló de cuando él estaba en el internado de bachillerato. Los muchachos antes de irse a dormir, leían en voz alta a diferentes autores. Una noche le tocó a La Montaña Mágica de Thomas Man, allí quedaron abobados, prolongando la lectura, y aplaudiendo antes de irse a dormir.

    ….leer a Man. Muerte en Venecia. Doctor Faustus. Los Buddenbrook –o como se diga- . En la Montaña Mágica, se hablaba de Clawdia Chauchat y de Hams Capstor –o cómo se diga-. El andar despreocupado y rápido de Clawdia Chauchat, los ojos de tártaro. El enamoramiento de Hams, un niño, por aquella Señora casada con un funcionario ruso. Qué señora, qué despreocupación, la languidez de sus gestos, sus sonrosados pómulos, oh, y sus ojos de tártaro. Y los portazos que daba en su despreocupación al pasar la puerta….

    ….la Montaña Mágica, la historia de amor jamás nunca mejor contada de las historias. Andaba por la tercera lectura, y de pronto él, sin esperarlo, en su cotidiana calle de su ciudad de Málaga, en pleno siglo XXI, vio a Clawdia Chauchat. No es posible, se dijo, si ella vivió en Davoz Plaz –o como se diga- Suiza, a principios del siglo XX. Si fue un personaje ficticio, no es posible, se dijo. La vio durante muchos días, hasta que dejó de verla. Aquello le trastornó sobremanera el cerebro, los tornillos del seso se le aflojaron como nunca.

    ….ahora anda por ahí buscando donde suele haber gente a alguien que no sabe quién es. Se ve que las tumbas que le enseñaron cuando era un niño cabrero le tienen un poco distraído. A saber qué se traerá entre manos…bueno, va, ya me cansé, a ver si me cuenta de cómo va el tema de las tumbas y lo digo por aquí…..

    Saludos a todas/os.

  21. Hace un año llegó a mi familia una niña a la que no le gustaba leer. Pienso que influyó mucho el hecho de que pasó por una situación familiar complicada el mismo año que le tocaba aprender a leer. En el cole le mandaban que leyera todos los días al menos veinte minutos, pero para ella suponía un desagradable esfuerzo y hacía cuanto podía para evitarlo.
    A mí no me cabía en la cabeza que a una criatura de seis años no le gustase la lectura. Y me preguntaba qué podía hacer yo. Se me ocurrió una idea:
    Compré un cuaderno grande, coloqué una gran pegatina en relieve, de un castillo de hadas, en la portada y con bonitas letras escribí: “Un castillo de cuentos”. Y por la parte de atrás rotulé: “Nuestra colección de palabras bonitas”. Se lo regalé con un trato: cada semana cuando nos reuniésemos yo le leería un cuento y en el cuaderno le haría un dibujo alusivo, ella solo tendría que pintarlo. Y si en la lectura encontrábamos alguna palabra que nos gustase especialmente, ella la escribiría en nuestra colección con letras de colores.

    Después, consulté un blog de literatura infantil y juvenil , https://www.facebook.com/pages/LITERATIL/379729535404783?fref=ts, y en la biblioteca del pueblo leí unos cuantos libros y álbumes, para ir seleccionando lecturas que pudieran resultarle interesantes.
    Cada semana, cuando venía a visitarnos, le leía, mejor dicho le interpretaba, un cuento: modulaba la voz, creaba suspense, chillaba si era necesario, me emocionaba, reía y, sobre todo, disfrutaba (y sigo disfrutando) de la narración. Porque, en mi opinión, este hecho es fundamental, si el niño ve al adulto disfrutar con un libro le quedará la idea de que leer puede ser divertido.
    Poco a poco empezamos a jugar: nos imaginábamos un final diferente; se lo contábamos, sin mirarlo, al hermano pequeño; ella repetía algunas frases imitando la entonación que yo le daba, luego yo leía una página y ella otra… hasta que un día, a media semana, me llamó por teléfono para preguntarme qué cuento íbamos a leer el domingo. En ese momento me di cuenta de que mi trabajo había dado fruto, por fin demostraba interés por leer.
    A día de hoy le gusta ir a la biblioteca y elegir sus propias lecturas, y nuestra colección de palabras bonitas ya ocupa dos páginas.

  22. Allá por 1963/64,durante mi secundario, estudiábamos cultura grecoromana y recuerdo haber leído un libro de cultura griega. Era hermoso. Las hojas eran sedosas. Una belleza. Describía como era la vida en la Grecia Antigua. El “hogar”, el “mercado”, el ” gineceo”, etc. Quise conservarlo pero lo debí vender para adquirir un libro de medicina. Hoy con 71 años pido si alguien sabe como se llamaba y si puedo conseguirlo(editorial). Puede parecer utópico pero es un sueño.
    Disculpen y gracias del corazón.

    • Estimado Pablo:
      Cuánto lamento no poder ayudarte en tu búsqueda.
      Haces bien en buscar cualquier resquicio para encontrar lo que deseas. NUNCA SE SABE POR DÓNDE PUEDE LLEGAR LA SORPRESA QUE TE COLMARÁ DE ALEGRÍA.
      Qué hermoso ejemplo de búsqueda cuando vemos tan gente persiguiendo cosas banales.
      Un gran abrazo.
      MÁS

      PD: Sería bueno que hicieras la petición en el artículo de la semana. Te lo digo porque lo leen muchas personas. Y, quién sabe…
      En el blog participan eruditos en estas cuestiones que te preocupan. No sé si Antonio Del Pozo… Ahí lo dejo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.