La LOMCE, una ley cruel

25 May

Le he oído decir a la Secretaria General del Partido Popular, señora De Cospedal, con el aplomo que la caracteriza, que le parecía increíble que alguien se opusiese a realizar cambios en el sistema educativo, dado el innegable y elevado fracaso existente. Con una inusitada carga de asombro viene a decir que no puede entender a quienes nos oponemos a la LOMCE.

A quienes no dan la talla, los elimina. Como si todo dependiese de su esfuerzo y de su talento.

Tendría que sorprenderle a ella que quien hace una ley para mejorar la calidad se dedique de manera concienzuda a eliminar los requisitos más elementales para conseguirla: aumentan el número de alumnos por aula, endurecen las condiciones laborales de los docentes, reducen la formación permanente… Eso sí que debería producirle extrañeza y sonrojo si tuviera un poco menos de soberbia y un poco más de respeto a quienes no pensamos como ella.

No entiende la señora De Cospedal, con lo lista que se cree, que se puede cambiar una situación para empeorarla. Cuando hay un problema no basta hacer cualquier cosa para solucionarlo. Alguna de ellas, podrían agravar la situación. A nadie se le ocurrirá decir que si alguien está enfermo es necesario hacer algo, lo que sea. Algo, sí, pero acertado. Porque si lo que tiene el paciente es dolor de cabeza, de nada serviría ponerle una inyección contra el tétanos. Y me temo que eso es lo que sucederá con la LOMCE. De modo que todos podremos ver cómo el fracaso sigue e, incluso, cómo se incrementa.

Un amigo le dice a otro:

– ¡Qué pena esta vida, nadie cambia!

El amigo, objeta:

Hombre, no digas eso, que yo he cambiado mucho desde el año pasado.

Y el primero replica:

Me refería para bien.

Es decir, que una cosa son cambios y otra, muy diferente, mejoras. Lo que hace la señora De Cospedal, tratándonos a los demás de tontos, es confundir una cosa con otra. Es hacernos pensar que esta ley va a remediar los males que aquejan a nuestro sistema educativo. Pero, estos legisladores no tendrán que dar cuentas si eso sucede. Será muy fácil otra vez echarle la culpa a alguien: a los alumnos (que no es fuerzan), a las familias, al profesorado o a la herencia recibida.

Plantearé algunas cuestiones que fundamentan mi posición crítica ante la nueva ley:

La primera es que se piense que para evitar el fracaso o conseguir la no hay nada mejor que otra ley. ¿No sería más lógico perfeccionar la selección y formación inicial, tener menos alumnos en el aula, mejorar las condiciones de trabajo de los profesores, darle más medios a la escuela, atender con más cuidado la diversidad…?

La segunda se refiere a la cultivada mentira de que esta ley ha tenido el mayor consenso de todas las leyes educativas. Es sabido por todos y todas que esta ley ha concitado el rechazo más sonoro y amplio que nunca se haya dado en las leyes anteriores: escritos, manifiestos, conferencias, mesas redondas, jornadas, huelgas, manifestaciones en la calle…

La tercera es acusar a los detractores de utilizar la ideología para atacar el contenido de la ley. Como si al concebirla y redactarla no hubiera habido ideología. No hay ideología al desmontar la asignatura de Educación para la Ciudadanía, ni al incluir como evaluable y promediable la asignatura de religión, ni al aumentar de 4 a 6 años la duración de los conciertos, ni al admitir la segregación en los Colegios concertados, ni al potenciar el papel del director como órgano unipersonal, ni al quitarle atribuciones al Consejo Escolar, ni al minar la fuerza de la escuela pública… ¿O nacen todas esas decisiones de la investigación científica? Lo que sucede es que la ideología suya es la buena.

Quien se estará frotando las manos será el señor Rouco, arzobispo de Madrid. Él tampoco tiene ideología. Ya no sé cómo decir que no quiero dar un euro para que unos profesores elegidos a dedo por los respectivos monseñores les expliquen a los niños y a las niñas las cosas que les explican. No estoy dispuesto a que, con mi dinero, se les diga que la homosexualidad es pecado, que no se pueden usar métodos anticonceptivos, que el aborto es un asesinato… Por citar algunos ejemplos.

Se me dirá que sin entender la doctrina católica no se puede entender nuestra cultura. Y yo añado: ni nuestra pintura, ni nuestra literatura, ni nuestra historia… Pero los profesores de las asignaturas no tienen por qué ser elegidos por el Obispo. Ni tiene que decir el Obispo quién sigue como profesor o no. A mí me parece estupendo que haya creyentes, de cualquier credo y moral, lo que no es de recibo es que esa catequesis se haga en las escuelas y que se sufrague con dinero público.

Lo de la libertad que tanto llena la boca de algunas personas no es más que una excusa para defender intereses: de elegir centro, de tener enseñanza segregada, de tener clases de religión… Pero si, acogiéndose a ese principio, ETA quisiese crear un colegio concertado, veríamos cómo entonces la libertad no se proclamaba como principio absoluto.

Endurecer la evaluación no es la mejor forma de conseguir la calidad. Para que haya buenos resultados es preciso atender otras dimensiones de la enseñanza de las que no se preocupa la ley: quiénes con los docentes, que formación teórico-práctica les asiste, qué motivación tienen para desempeñar su oficio, cómo se elabora un curriculum básico coherente, qué metodologías se utilizan en las aulas, qué sentido educativo tiene la evaluación, cómo participa la familia en la tarea, cómo se organizan las escuelas, cómo se evalúa a los profesores, cómo se potencia la dimensión pedagógica de la dirección…

Establecer evaluaciones externas como eje del sistema educativo es darle importancia al momento de pesar el pollo sin haberse dedicado a alimentarlo previamente. Téngase en cuenta que la evaluación externa y estandarizada solo atiende a resultados, no a procesos. Está descontextualizada y se encamina a la clasificación y a la selección más que a la mejora.

El título del artículo obedece a lo que yo considero la principal lacra de la ley. Al establecer la enseñanza como una carrera selectiva, con reiteradas pruebas externas (han tenido a bien eliminar el término reválidas para llamarlas evaluaciones individualizadas), los que más fácilmente van a ser eliminados son aquellos que parten de condiciones más desfavorables.

A quienes no dan la talla, los elimina. Como si todo dependiese de su esfuerzo y de su talento. Y, claro que en parte depende de eso el resultado. Pero también de muchas otras cosas. Y en esas otras cosas está el contexto económico y social, la cultura familiar, los medios de que disponen los padres, las expectativas, los motivos, las experiencias…

Potenciar la privatización de la enseñanza y mermar la importancia de la escuela pública, favorece a los ya favorecidos por la cultura y la historia. ¿Qué será de los más pobres, de los más débiles, de los más torpes, de quienes tienen dificultades…? ¿Qué será de los discapacitados y discapacitadas? Que se lo pregunten al señor Wertz.

33 respuestas a «La LOMCE, una ley cruel»

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  2. El otro día, para abrir debate con los alumnos, les hago la siguiente pregunta: ¿Sabéis qué quiere decir el acrónimo LOMCE?
    Una alumna levanta la mano y sin titubear responde: ¡Claro que sí Aureliano!
    Significa: Ley de Ordeno y Mando de la Conferencia Episcopal.

    (Para que después digan que los estudiantes de ahora no tienen imaginación.)

  3. Esta semana, al comienzo de Las Jornadas pedagógicas de Inteligencia Emocional, Educar con CO-RAZÖN, su ponente, el maestro José María Toro, nos invitaba a hacer un hueco para agradecer, honrar, a todos/as los que fueron nuestros maestros/as, a los buenos y a los malos. Nos decía que estos/as últimos nos hacen el gran regalo de enseñarnos como no tenemos que hacer las cosas. Yo traslado esta mirada a la LOMCE, reafirmando mi convicción, mi reconocimiento por mi profesión y las ganas de continuar trabajando en ella, a pesar de esta ley, desde la seducción de la entrega a mis alumnos/as, el disfrutar de mi trabajo y el agradecimiento por poder realizarlo. Comparto estos apuntes de las Jornadas, como alternativa de insubordinación personal a esta ley cruel.
    Un abrazo.

  4. El problema es que, por muchas explicaciones y argumentaciones que se den, la mayoría absoluta operará como un rodillo ante la oposición y se aprobará con pequeños o nulos cambios.
    No puede la educación someterse a esos bandazos impulsados por los políticos cada vez que llegan al poder. Esta ley durará lo que dure el Gobierno. Y otra vez a cambiar.

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  6. Comparto bastantes puntos del escrito de Santos Guerra; otros (hacia el último tramo del artículo) los considero capciosos, faltos de rigor. Pero, lo que quiero saber de Santos Guerra es lo que opina a una serie de objeciones que un artículo suyo en SUR despertó en mí (“recién licenciado” tras tres décadas de ejercicio docente en escuelas de barrios obreros anteriores a la EGB, en secundaria y bachilleratos antiguos, en BUP y en ESO y Bachillerato actuales). Le envié por correo mi escrito porque SUR no quiso publicarlo (yo no era colaborador o columnista del periódico)y decían que no podían publicármelo como carta por demasiado extenso. De esto hace unos 9 años ó 10 años. Si ya entonces me parecía extraña su autocomplacencia doctrinal, más me sorprende ahora, diez años después, la complacencia(ausencia de sentido crítico profesional) con la deriva estructural del sistema educativo. La crítica a la ley Wert que expone en los primeros párrafos es de cajón e impepinable, pero, a partir, de ahí, sigo leyéndole el mismo discurso, los mismos posicionamientos, las mismas fórmulas, ajenas al mundanal ruido, a la ley de la gravedad.

    • Estimado Rafael Núñez:
      No sé cómo voy a contestar a un correo que nunca he recibido (o no recuerdo haber recibido). “Lo que quiero saber lo que opina sobre (no debe decir lo que opina a) una serie de objetciones que un artículo suyo despertó (no debe decir despertó) en mí…”. Ni siquiera sé de qué artículo se trata. ¿Cómo responder a dichas objeciones?
      A mi me sorprenden esas descalificaciones genéricas SIN UN SOLO ARGUMENTO. ¿Qué es eso de autocomplacencia doctrinal? Expreso mis opiniones. ¿Por qué supones que hay autocomplacencia en ellas? Hablas también de complacencia con la deriva estructural del sistema educativo. ¿De dónde sale esa afirmación? Creo que tengo un postura crítica (que algunos también me reprochan) sobre muchas limitaciones y errores profesionales.
      El mantener las mismas opiniones no creo que sea un error. Y so fuera no es porque sean mantenidas sino porque sean erróneas. Pero para decir eso hay que argumentar.
      ¿Cuál es tu ley de la gravedad? Me gustaría saberlo.
      En definitva, que no comparto una descalificación sin argumento alguno. Para criticar hay que argumentar. No basta decir que quien discrepa de lo que tu piensas está lejos del “mundanal ruido” (quiero entender que te refieres a la verdad de tu experiencia).
      Debemos ser rigurosos al escribir, peor más rigurosos al criticar.
      De cualquier manera, gracias por leerme y por este comentario.

  7. No es que no aprendan, ABUELO, esque saben demasiado. Como tú.
    Estos del PP, hacen las leyes que les interesan. Las que interesan a los suyos: a los obispos, a los ricos, a los que tienen y a los que pueden. Claro que saben y clkaro que aprenden. Lo que le sinteresa.

  8. Señor Santos, no creo equivocarme si le digo que el señor Rafael Núñez no va a entender nada (o casi nada) de lo que usted le ha dicho, con toda claridad, en su último comentario (25, 2013 a las 10:14 pm). Es un pena que nos tengamos que pasar la vida explicando evidencias.

    Un saludo, y muchas gracias. Me gusta mucho este artículo.

  9. Esta es la Ley del péndulo. Dichoso péndulo que no nos para de marear. Cierto que las leyes educativas van cargadas de ideología, tanto las elaboradas por el PSOE como las elaboradas por el PP (recordemos la LOCE, que se publicó, aunque no se llegó a implantar) y ahora LOMCE.

    Y como suele suceder en política, en todo hay medias verdades. Efectivamente, las leyes socialistas priman la equidad en la educación y tratan de favorecer la enseñanza pública. Pero tampoco es menos cierto que, a pesar de los evidentes y grandes esfuerzos económicos, los resultados de los alumnos no han mejorado. ¿Algo habrá que cambiar? ¿Cuáles son los motivos? Pues ahí también se produce discrepancia según la doctrina política del observador.

    La doctrina conservadora, como bien apunta usted, suele usar argumentos distractorios para pagar deudas, con la iglesia, con la empresa privada,… Porque si evidentemente hay cosas que cambiar, no creo que el paradigma de ello se base en que se imparta la asignatura de religión o se quite la educación para la ciudadanía, por ejemplo.

    Creer que con más fiscalización, tanto en la organización y funcionamiento de los centros como en la evalaución de los aprendizajes de los alumnos, se van a lograr mayores resultados, posiblemente sea otro error. He conocido muchos alumnos y alumnas que su fracaso escolar suele estar fuera de la escuela, a pesar de haber recibido durante toda su escolaridad distintos tipos de apoyos (también habría que valorar como han sido éstos. Y tanto una ley compensadora como una restrictiva no creo que vayan a variar mucho esta situación.

    Claro que hay múltiples circunstancias externas al colegio o al instituro, como advertía Chivite Izco o el mismo profesor Santos Guerra, que inciden en el proceso de aprendizaje de los alumnos, pero que desde la escuela podemos hacer muy poco. También es cierto que el docente puede tratar de modificar su proceso de enseñanza en muchos casos, aunque no siempre es cuestión de método.

    Soy consciente que la ideología impregna las leyes, lo estamos viendo, y cómo con ellas las administraciones públicas dan servicio a sus ciudadanos. Quizás cuando las leyes, en este caso educativas, vayan limitando dicha influencia, seas entonces cuando se puedan llegar a consensos, actualmente impensables. Posiblemente de esa forma el pédulo se detenga.

    Gracias a los que hayan tenido paciencia de leerme. Un saludo cordial a todos, a los de derechas e izquierdas.

  10. Es un artículo claro y contundente.
    Este clamor que ha despertado en contra (alu mnos, padres, profesores, sindicatos, asociaciones…) no es un clamar caprichoso. ¿No ve el Gobierno esta marea crítica contra los postulados de la ley?
    ¿No debería sentir el Gobierno de un país la escuela pública como algo suyo, como algo que tiene que mimar?

  11. No todos los concertados somos así. Yo trabajo en un concertado desde hace 14 años. No tenemos segregación de niños y niñas, no elegimos al alumnado. Tenemos alumnado de todo tipo de razas y religión, emigrantes y alumnado de casas de acogida. Tenemos aulas de apoyo y tratamos a todo el alumnado , con mucho esfuerzo y entrega por parte del profesorado.
    Tanto la dirección del centro como las institución hacen inspecciones de calidad, y no hace falta decir que las visitas de nuestra inspectora de zona son habituales.
    Nuestro horario, como imagino que cualquier docente, no se limita a las 25 horas de clase y algunas más de reuniones y atención a padres…….
    Si esto no es trabajar o no tengo derecho a trabajar porque no he pasado un examen del tipo que marca la administración, que venga cualquiera a ver nuestro tipo de enseñanza y se les aclaren todas las dudas.

    • Inmaculada:
      Claro que hay excelentes profesionales y excelentes experiencias educativas en la enseñanza concertada. ¿Quién lo puede negar? Ahora bien, los datos son tozudos. La mayor parte de alumnos inmigrantes de Analucía (donde vivo y trabajo) están en la enseñanza pública. La mayor parte (más del 75%) de alumnos y alumnas con discapacidad están en la enseñanza pública. ¿Es esto casual? Y todos los colegios e institutos de la enseñanza pública son mixtos.
      Creo que con dinero público habría que exigir una serie de requisitos (ue al parecer tu centro cumple holgamente).
      Haces muy bien en decir que no todos los colegios concertados (ni privados) son lo mismo. Es saludable que alguien recuerde que las generalizaciones son peligrosas.
      Gracias por tu aportación y enhorabuena por tu trabajo.
      Saludos.

      )

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  13. Miguel ángel.

    Yo también vivo en Andalucía, y aquí ha gobernado el PSOE desde que se instauraron las comunidades autónomas. Y después de más de 30 años, sigo preguntándome cómo hay centros en los barrios marginales de grandes localidades qeu habiendo institutos siguen impartiendo el primer ciclo de la ESO en el mismo centro de primaria. A eso se le suele denominar gueto. Luego tanta equidad en la educación y después se producen anacronismos como éste (Colegio Ruiz Jimenez de Jaén).

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  16. Y, ¿por qué no defienden los obispos la libertad para que las familias de los mulsulmanes y de los judíos y de los budistas y de los protestantes…tengan tambiém calses de religión?
    Dicen que hay mayoría de católicos y que eso es muy importante pero, cuando ellos son minorías, lo importante es defender los derechos de las minorías.
    Vamos, que se les ve la mitra a mil kilómetros.

  17. ¿Qué decir del tratamiento que hace la LOMCE sobre la dirección? ¿Por qué restarle poder al Consejo Escolar en el que toda la comunidad educativa está representada?
    ¿No está claro el giro autoritario que imprime esta ley al sistema educativo?
    En lugar de ir hacia una dirección más compartida y democrática se busca un reforzamiento del órgano unipersonal de gobierno del los centros. Ya veremos lo que se tarda en ir hacia el cuerpo de directores.

  18. La educación en los colegios la dan los profesores y la reciben los alumnos. ¿En qué mejora la ley Wert a los profesores y en qué atiende a la enorme diversidad de los alumnos incluidas sus ideologías?
    Extraordinario artículo el de Miguel Ángel. Estoy de acuerdo en sus postulados.

  19. Ma gustaria preguntarleal PP si bajandoel presupuesto destinado a educacion espera que aumente la calidad.Lodigo porque tambien esta ley lleva por titulo la pretension de la mejora del sistema.
    Quizas crean en los milagros.

  20. ¿Quién ha dicho que la LOGSE eliminó el esfuerzo de los alumnos porque pasaban de un curso a otro y daba igual estudiar que no estudiar? En España tenemos el nivel más alto de repetición de Europa. ¿Quién ha dicho que no había que esforzarse? ¿Quién ha dicho que no era importante respetar al profesor?
    Hay muchos tópicos interesados.
    Veremos cómo esta ley no elimina el fracaso. Veremos incluso cómo lo aumenta.

  21. Señor Santos Guerra, tengo que confesar que estoy casi de acuerdo en casi todo lo que critica de la nueva ley, o no tan nueva y que predica valores y usos que bien parecen de hace muchos lustros.
    Como católico practicante muchas veces siento vergüenza del uso que hacen algunos partidos, y porque no, religiosos también, de la religión, pero a los que opinan como yo, bastante hacen con dejarnos trabajar y, bastante tenemos con aguantar las burlas y opiniones como la suya, condicionada eso sí, por esa gente que encima y para más Inri dicen llamarse a sí mismos católicos.
    Hay un hecho innegable y se lo digo desde el más profundo respeto y admiración, hace ya tiempo que he dejado de creer en la educación pública, lo digo porque hace ya tiempo que me gano un pequeño sueldo dando clases particulares de matemáticas a universitarios que cursan primaria e infantil, me gustaría pensar que cuando los dejo entienden algo de lo que yo les he dicho y no sólo han venido a mí sólo para aprobar, la triste realidad es que cada año, alumnos diferentes siguen recibiendo clases de los mismos profesores de universidad que no entienden, o no les importa, que los alumnos que tienen delante mañana les darán clases a sus hijos o nietos. Lo siento la educación pública a mi entender tiene un cáncer en su misma esencia y es la figura del funcionario, entendida desde el sentido más peyorativo, es decir gente que escogió esta profesión por el sueldo, las vacaciones, o cualquier otra cosa y que está amargada con una profesión que no le aporta nada de lo que esperaba, porque nunca esperó nada y, desgraciadamente es lo que trasmiten promoción tras promoción.
    La nueva ley puede que no aporte nada, y que más da, los que seguimos levantándonos por las mañanas con una sonrisa y vamos a clase con prisas y nerviosismos esperando ver cómo nos sorprenden esos grandes genios que tenemos delante, hace ya tiempo que dejaron de importarnos las leyes, seguimos haciendo nuestro trabajo o al menos la parte que nos dejan y seguiremos hasta que nos dejen seguir.
    Atentamente un cordial saludo.

  22. Muchas reválidad. Mucha evaluación externa.
    Poca confianza en los profesores. Poca evaluación contextualizada. Poca evaluación cualitativa. Poca evaluación de procesos.

  23. ¿Qué diagnóstico han hecho estos legisladores para saber de dónde procede el fracaso? Ninguna.
    ¿A cuántos docentes han consultado sobre la realidad del sisteam educativo?
    ¿Qué expertos han colaborado en la redacción del proyecto de ley?
    Quizás piensen que rezando, rezando, rezando, todo mejorará.

  24. Estimado Melchor.

    Realiza unted una exposición muy respetuosa, pero la culmina realizando una generalización. Y cuando se generaliza suele pasar que se acaban los argumentos.

    Pertenezco a la enseñanza pública desde hace 23 años y en este tiempo he tratado de realizar mi función de la mejor manera posible y he conocido muchos colegas de los que puedo afirmar lo mismo, también es cierto que hay otros de los que es mejor no hablar, pero eso pasa en todos los colectivos. Comparto con usted que mi formación inicial universitaria distaba mucho de lo que es la profesión y la realidad escolar, pero de ahí a tacharnos de mercenarios, me parece una falta de respeto. Es cierto que la ley propone y el maestro dispone, y afortunada o desafortunadamente, según se mire, tenemos unas autonomía pedagógica que nos posibila impartir nuestras clases en libertad, otra cosa es que haya personas que prefieran no hacer uso de ella.

    Un saludo.

  25. He de decir que estoy completamente con el señor Santos Guerra, pues quienes hacen las leyes las hacen sin pensar en quienes sufriremos las consecuencias.

    ¿Qué será de aquellos que presentan alguna dificultad de aprendizaje?, pues eso depende, si nos referimos a los hijos de los ministros, por ejemplo, creo que vivirán también como hasta ahora, porque sus padres tienen el dinero suficiente para costear interminables horas de clases particulares, clases de idiomas, y cualquier otro tipo de ayuda que se requiera. Si por el contrario hablamos de aquellos que cuyas familias deben afrontar la dura crisis, he de decir, que el futuro que les augura es algo oscuro, pues sus padres no poseen el poder adquisitivo para contratar las ayudas extras que sus niños requieren, y estos los más perjudicados, se verán obligados a sucumbir ante la presión de un sistema elitista, clasista y discriminatorio.

    Y aun así, se sorprenden de la cantidad de detractores de esta ley. Nos manifestamos encontra porque pensamos en la sociedad en general y no en unos pocos. Parece que lo que se pretende es volver a la éppoca de antaño, en la que la educación, aún más la de nivel superior, era un privilegio de las clases privilegiadas y rectoras de la sociedad.

    Solo me queda decir, que aun cuando parezca que nuestro sistema educativo esta perdido, debemos seguir luchando por nuestros derechos y los de los niños y jóvenes que son el futuro de la sociedad.

  26. “¿Qué será de los más pobres, de los más débiles, de los más torpes, de quienes tienen dificultades…? ¿Qué será de los discapacitados y discapacitadas? Que se lo pregunten al señor Wertz”.
    No tengo ocasión de preguntarle, asi que al grano:
    Allons enfants de la patrie…

  27. Más cruel que la LOGSE, que significó el principio del fin de la Educación en España y particularmente de la educación pública, no creo.

  28. La LOGSE fue una ley que incorporó las corrientes más innovadoras de la psicología de la educación. La pregunta es ¿en qué momento se aplicó esa Ley? ¿De verdad piensas Pedro que se llevó a las aulas o que la mayoría de los docentes cambió su metodología? Aún hoy día, 23 años después, sigue imperando lo tradicional, la disciplina, la memorización, los exámenes y el libro de texto, y siento decirte que, a la vista de otros sistemas educativos que distan años luz del nuestro, eso es lo que hace que la educación no funcione. ¿Qué destruyó la educación pública? ¿El constructivismo?¿El aprendizaje significativo?¿Los contenidos procedimentales? Todas esas banderas que enarbolaba la LOGSE quedaron a media asta por culpa de una gran mayoría de docentes que optaron por seguir aplicando las estrategias conductistas de nuestros abuelos. El problema que achacas a la LOGSE es por una cuestión ideológica, y si te atienes a los malos resultados cosechados a la sombra de esa ley, te diré que el hecho de que A ocurra antes que B no quiere decir que B sea consecuencia de A. Si en cambio de arañar la superficie miras en el interior, descubrirás que la única diferencia entre muchas aulas de hoy en día y de hace 50 años es que ya no se pega con la regla.

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