Todo el mundo sabe que la educación es un asunto decisivo para las personas y para las sociedades. Las familias piensan que si quieren dejar en herencia algo importante a sus hijos e hijas, más que dinero, o casas o joyas, deben dejarles educación. Creo que nadie duda de que las sociedades prosperan a través de la buena educación de los ciudadanos.
No hay debate en televisión o radio que no sitúe en la educación la solución a los problemas de la sociedad. ¿Hay problemas medioambientales? Educación para cuidar la tierra. ¿Hay problemas de violencia? Educación par la paz. ¿Hay problemas de drogas? Educación para la salud. ¿Hay problemas de sexismo? Coeducación… Y así sucesivamente. Estoy convencido de que la salida de la crisis no se encontrará en los cuarteles, ni en los bancos, ni en los despachos ministeriales, ni en las iglesias, ni en las multinacionales sino en las escuelas. “La historia de la humanidad es una larga carrera ent5e la educación y la catástrofe”, dice Herbert Wells.
Entiendo la educación no como una mera acumulación de conocimientos sino como el desarrollo de la capacidad de pensar y de convivir. No hay conocimiento útil si no nos hace mejores personas.
Resulta incomprensible e indignante esta ola de recortes en educación. Esta violenta agresión a lo que debería considerarse más sagrado de una sociedad. Este retroceso imperdonable a situaciones ya superadas hace años.
Sé que la educación de calidad es cara. Pero no tener educación o tenerla de mala calidad es mucho más caro. Y estos recortes conduces inexorablemente al empobrecimiento de la calidad. Quienes clamaban contra el fracaso nos abocan ahora a unas más altas cotas de abandono y de empeoramiento.
Existen muchas evidencias que permiten afirmar que los recortes en educación se convertirán en una espantosa lacra social Porque no hay mejor inversión que la educación. A la larga, no hay inversión más rentable
Hace unos días se ha hecho público un estudio que ha publicado la Fundación del BBVA. De él se puede concluir que la rentabilidad de la inversión en educación es del 7% frente al 4% de media de la Bolsa.
En ese Informe titulado “La rentabilidad privada y fiscal de la educación en España”, del Observatorio sobre Capital Humano en España del BBVA, al que me remito desde estas líneas, se muestra el enorme impacto del fracaso escolar sobre los rendimiento privados y fiscales de la educación.
El Informe, elaborado por el científico titular del Instituto de Análisis Económico del CSIC Ángel de la Fuente, muestra el enorme impacto del fracaso escolar sobre la economía. “Dependiendo del ciclo educativo –dice- las repeticiones de curso y el abandono prematuro en educación sin haber completado el ciclo educativo supone aumentar entre un 30% y un 63% el número de años que lleva aprobar un curso académico”.
Por eso sorprende que vayamos de forma acelerada hacia unas mayores tasas de fracaso. Los recortes y las medidas que se están llevando a cabo en educación nos conducen inexorablemente al desastre. No hay mayor estupidez que lanzarse con la mayor eficacia en la dirección equivocada.
Eso es masoquismo económico. Castigarse sin piedad. Eso es aplastar lo que está creciendo, matar lo que está vivo, detener la que está avanzando, envenenar lo que está sano.
¿Qué sentido tienen todos estos recortes que estamos viendo aplicar con no menor asombro que indignación? Porque tienen también un efecto sobre la psicología de los profesionales y de la ciudadanía en general. Ver lo que se hace desalienta al más optimista. Destruye la esperanza del más osado. ¿Qué podemos esperar de una país cuyos mandatarios deshacen lo que se había conseguido en una parcela tan sensible como la educación? Lo más triste es que parecen hacerlo sin sentimiento de culpa, sin la menor conciencia del daño. O, lo que es peor, con la etiqueta sádica del tan significativo como repetido “que se jodan”.
Nos encontramos, pues, ante un hecho gravísimo. Si hasta ahora había problemas, al renunciar a las inversiones en la educación, se agravarán sin remedio.
Dice Luis García Montero: “El deterioro de la educación pública, además de un reparto de negocios particulares, responde a la estrategia de excluir los compromisos sociales de la relación entre individuos. Al romper el contrato pedagógico, estamos poniendo nuestro futuro en manos de los mercados. Después de lo que llevamos visto, ¿no es un disparate?”. Así lo creo.
Hay una cuestión todavía más sangrante. Es la que nos sitúa ante los agravios comparativos. Estas medidas de recorte perjudican más a los más desfavorecidos. Bernstein dijo: “El ritmo de los aprendizajes que hace falta seguir hoy en la escuela es tan acelerado que hace falta una segunda escuela en la casa para seguirlo”. Y mi pregunta es: ¿Y los que no la tienen? Esos ya eran desgraciados antes de ir a la escuela. Y por ir, son ahora doblemente desgraciados, porque están condenados al fracaso.
No es una cuestión menor el que se hubiese prometido no tocar la educación y la sanidad en la campaña electoral. ¿No valen las promesas electorales? ¿No vale la palabra dada? ¿No debería exigirse el cumplimiento de aquello que se nos prometió?
¿Qué hacer ante estos persistentes atropellos de la educación? ¿Cómo responder a estas nefastas políticas que recortan una y otra vez el sistema educativo, esquilmando la calidad educativa?
Hay que denunciar esta dinámica destructiva. Hay que elevar la voz para decir que esta política nos lleva al desastre.
Hay que reforzar el compromiso con la educación, cada uno desde el puesto en el que se encuentra dentro de la sociedad. Los profesionales de la educación haciendo un trabajo más concienzudo, las familias incrementando su participación, los ciudadanos permaneciendo atentos y solícitos al devenir político. Y todos y todas aposando al optimismo a pesar de todos los pesares.
Mucho me temo, Miguel Ángel, que quienes realizan los recortes están pensando en la enseñanza privada, lugar en el que ellos estudiaron y en la que continuarán sus retoños, y por cuyo crecimiento apuntan (en la actualidad hay ya 29 universidades privadas en nuestro país).
¿La enseñanza pública? ¡Bah! Eso es cosa de los pobres y para los pobres… que, por cierto, no necesitan saber mucho.
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Señor Gurú:
Hoy usted se ha comprometido hasta las trancas. Es usted un engagé sartreano.Congrats!!
Olvida, no obstante, criticar a los españoles izquierdistas que han abandonado la enseñanza pública.
En dos sentidos,
1.han huido de las clases (los que eran docentes)a las mamandurrias CEP-UNIVERSI-SINDICALERAS
2.han mandado a sus hijos y nietos con las monjitas o a los coles pijo-progre-guays.
Para ser coherente, levante la alfombra y muéstrenos la basura, TODA LA BASURA que apesta en el debate educativo.
Sine acritude et studio.
Jajajaja Lozano andaluz. Absolutamente de acuerdo. Pero las ideologías por desgracia, vuelven muy subjetivas e interesadas las opiniones.
¡Santo cielo! ¡Cuánto sabe la gente! Y yo que creía que estábamos al borde del abismo de la incultura total.
Si el curso pasado pregunté, para abrir debate sobre los medios de comunicación, y en relación a la fotografía que había recibido el premio de World Press Photo, que dónde estaba Yemen, y ninguno cien de los estudiantes que llenaban el aula supo decírmelo correctamente, este que comienza les preguntaré qué quiere decir «engagé sartreano».
Si hay alguno que es capaz de explicármelo, directamente le daré matrícula de honor y le pondré como ejemplo, tal como dice «el lozano andaluz» a Miguel Ángel Santos Guerra, que, por cierto, no es «engagé» ni «sartreano».
Yo creí que lo que se planteaba era un debate sobre los recortes en educación. Pero, como suele suceder, lo que ha pasado es que cuando el dedo señala la luna el necio mira la mano.
«Hace falta una tribu entera para educar a un niño». Este refrán africano nos ilustra sobre lo «terriblemente cara» que es la educación. TODA una tribu para UN SOLO niño. Aquí han pillado a los economistas ultraliberales: educar no es barato, no tiene atajos, no hay trucos. Y además no es delegable: exige tu tiempo y «tiempo de calidad».
Pueden «revalidar» , auditar con «exámenen externos», aplicar pruebas «standar», comparar resultados PISA… ¡Y creerán que han descubierto algo! ¡¡No se han enterado de nada!! Educar y ser educado ocupa «sólo» el 100% de la vida. Tendremos 100 años y todavía estaremos aprendiendo (y enseñando). Redúcelo a estas pruebas «externas», sin «validez ecológica», diseñadas «por encargo» y demostrarás que los pobres son estúpidos y los ricos portentos intelectuales. Ya ocurrió con los test de inteligencia en EEUU que pasaban a los recién llegados al país: los inmigrantes italianos tenía un CI inferior (aquellos test hablaban de hamburguesas, ¿por qué no preguntaban sobre pizzas?)
Educar procede etimológicamente de «educere» (guiar). Cuando se escatima en «luces» cada cual irá por su lado, dando tumbos. Sólo se salva el que tiene linterna (propia).
Pensemos que cuando ciertos políticos hablan de «recortes en educación» sólo piensan en «la educación de los demás». La propia y la de los suyos, de sobra saben lo importante que es (gracias a ella llegaron al cargo). Y esa, la suya, ¿se la pueden pagar por su cuenta! Y mejor que nadie «les levante el chollo»
Recortar en educación es suicida.
Estoy con el autor: no se puede tolerar un discurso grandilocuente sobre la calidad y una políticva de recortes que la hacen imposible. Es una contradicción insoportable e hipócrita.
Nuevamente el dedo en la llaga D. Miguel Ángel. Todas estas medidas de recortes, no sólo en educación, también en programas formativos y otras políticas sociales, seguramente servirán para apaciguar a los mercados y pagar nuestras deudas en el corto plazo. Pero… ¿habrá alguien que pueda pagar las consecuencias a largo plazo de estas decisiones?. Continuamos hipotecando el pan de nuestros hijos con la excusa de llegar a fin de mes.
De acuerdo, Miguel Ángel, con tu visión de la educación. Me quedo con dos frases:»No hay conocimiento útil si no nos hace mejores personas». Los desbalijadores de pisos y de la economía, de seguro que tienen muchos conocimientos, pero ¿para qué los emplean?
La otra: «La educación de calidad es cara. Pero no tener educación o tenerla de mala calidad es mucho más caro.»
También me adhiero al comentario de Jesús Marcial.
Dudo que os lea Rajoy y el Ministro de Educación. Esos, de seguro, que también tienen muchos conocimientos…y el dinero…por algún lugar anda, y por cierto, no es por la educación. Saludos.
La educación en España es mediocre, dicho así de manera muy optimista. Los estudios internacionales llevan muchos años ofreciéndonos un panorama del sistema educativo español que es más que preocupante. Sin embargo… nada he visto, hasta el momento, a efectos de resolver problemas endémicos que nos alejan de la media de la OCDE. E insisto que han pasado muchos años. Problemas endémicos que lastran el futuro profesional de muchos alumnos y alumnas. La sucesión de leyes orgánicas que he visto, no han servido para nada. Ahí están los porcentajes abruptos de abandono/fracaso escolar. Y me pregunto cómo Leyes Orgánicas sin consenso, fruto exclusivo del partido político correspondiente, pueden catalogarse de mínimamente eficaces, a sabiendas que sus días están contados, desde que se aprueba, justo hasta el cambio de ciclo político. He ahí el monumental error, en el que todos los partidos han insistido, sucesivamente,en caer. ¿Esta Ley Orgánica? Ni idea, una más, de entre tantas. Que el sistema educativo necesita, con urgencia, cambios más que notables, no lo niega nadie. Pero que de nuevo, posiblemente, la Ley quede lejos del consenso, la volvería tan inconsistente como todas las anteriores. ¿Recortes? Las Administraciones están bajo cero, lo mismo que la inmensa mayoría de los Ayuntamientos de toda España. Los despidos están a la orden del día y el paro aumenta a unos niveles en nuestro país que sorprende en toda la OCDE, dado lo insólito de las cifras. ¿Hay alguna relación entre esa cifra de paro y el sistema educativo? Sin duda. El futuro de un país se centra en la cualificación de sus estudiantes. Y hasta ahora esa cualificación ha sido, vuelvo a utilizar la misma palabra, mediocre. Cambio, si, naturalmente. Es urgente, es necesario. Pero no a cualquier precio, por otro lado. Discrepo del aumento de la ratio. Un solo estudiante más en el aula hace disminuir la atención individualizada. La atención a la diversidad mengua peligrosamente. La calidad, por lo tanto, se resiente. Sí puedo tolerar mis bajadas, sucesivas de sueldo. Lo hizo el anterior gobierno; lo vuelve a hacer éste. Y las tolero en la medida que soy consciente de que simplemente, no hay dinero público. Nuestros gestores, los que han tenido nuestros votos, lo han dilapidado. Saludos y suerte.
Cuando se recorta en educación se potencia la desigualdad.
Todos pagaremos las consecuencias, pero los más desfavorecidos las pagarán en mayor medida. Por eso son tan injustas.
Están hablando ustedes el idioma que en Argentina aprendimos hace tanto tiempo! Bienvenidos al mundo de los docentes olvidados! Hemos vivido de crisis en crisis, de recorte en recorte, nuestras razones son como campanas de palo, ya no sabemos si seguir reclamando o dejarlo así, que si hacemos asamblea nos descuentan las horas, si hacemos paro (medida de fuerza , huelga) nos descuentan sumas desproporcionadas al día no trabajado, y todo es así, si tuviésemos en cuenta lo económico se hubieran cerrado las escuelas por falta de maestros, pero seguimos bajo un yugo que castiga a los débiles, y soportando esta pseudo democracia, que es una dinastía tiránica y autoritaria disfrazada. Hablo desde Argentina, un país lleno de riquezas, pero con unos pocos ricos y unos muchos pobres.
Qué miopía política y económica.
Qué injusticia con los más pobles.
Qué incumplimiento de las promesas electotales.
Qué retroceso histórico.
Qué tristeza.
Qué rabia.
Lo que no entindo es cómo se pretende mejorar la calidad reduciendo medios (personales y materiales) en educación. Es una contradicción defender teóricamente la educación y despreciarla quitando recursos.
La ecucación es más barata que la ignorancia. Lo que pasa es que las personas educadas piensan.
Sé que la situación es desalentadora. Lo que pasa es que, en el contacto con los alumnos, no puedes mostrar esa actitud y ese ánimo derrotista que se derivaría de tanto recorte y de tanta ley del péndulo. Ahora otra ley de educación. Dice el Ministro que las anteriores eran ideológicas. La suya no, claro. Qué descaro.
Excelente artículo. Pone el dedo en una llega sangrante. No se puede, impunemente, castigar a la educación pública. Es la causa de todos y de todas. Estoy en un Instituto. Hay un clima de indignación: más horas, menos profesores, más controles (ni nos podemos poner enfermos), más alumnos… ¿Para mejorar la calidad?