Quiero que sea lunes

14 Abr

Hace más de un año escribí un artículo titulado “Mamá, quiero ser viejo”. Me hacía eco en él de la preocupación y de la tristeza de una madre que había recibido esa extraña demanda de su hijo de diez años. La causa del inusitado deseo no podía ser más triste: quería ser viejo para no ir a la escuela.

Tengo que decirte que a día de hoy ya “no quiere ser viejo”, quiere ir al cole y sobre todo ser muy alto de mayor.

Pues bien, pasado ese largo tiempo (o corto, depende de cómo se mire), recibo una carta de la madre que expresa su alegría por el cambio que ha experimentado su hijo. Así lo explica de forma clara y precisa.

“Creo que va a hacer un año y pico que escribiste el artículo sobre el “Niño que quería ser viejo”. Me pongo de nuevo en contacto contigo, porque en estos momentos me considero una madre feliz. Mi hijo lleva un tiempo diciéndome que le gusta ir al colegio. Sin ir más lejos el viernes pasado, sentados ya de noche en el sofá de casa me dice: “mamá que pena que mañana sea sábado, me gustaría ir al colegio”.

Te preguntarás que es lo que ha podido cambiar. Bueno, te haré un breve recorrido. Mira, hace un año y medio me sentía una madre triste, una madre que veía cómo su hijo perdía las ganas de aprender y de superarse, la autoestima iba día a día en declive. Mil veces intenté hablar con su maestra pero un muro nos separaba, yo quería que entre ambas le ayudáramos pero la comunicación no fluía, parece que no era capaz de ver nada positivo que pudiéramos hacer entre ambas. Todas las notas que me enviaba en la agenda, eran negativas y esto nos hundía a todos (no te puedes imaginar las tonterías de las que se quejaba a veces).

El niño solía traer muchísimos deberes a casa. Hoy he descubierto que en clase poco hacía, y en casa intentábamos compensar lo que no hacía en clase para que no se quedara atrás. Llegó a tal punto el malestar que nos producía ir a hablar con su maestra que mi marido y yo nos turnábamos para ir a recoger sus notas. Soy una persona muy positiva, aunque la situación ya me iba minando, mi cabeza no dejaba de dar y dar vueltas para tratar de buscar la solución a este problema, porque yo quería hacer recuperar a mi hijo su autoestima y las ganas de ir al cole. Después de sopesar mucho la situación y asumir el riesgo a equivocarnos decidimos cambiar al niño a otro cole, otro cole con una pedagogía más próxima a nuestra manera de entender la educación. Conocimos a la que sería su tutora y en la primera entrevista hablamos, hablamos de muchas cosas y en este hablar y compartir inicial pudimos hablar desde el corazón. Yo supe en ese momento que habíamos iniciado el camino de la recuperación y de la alegría. Hemos trabajado mucho todos, sus maestras y maestros, él y nosotros con él pero día a día vemos cómo va creciendo y confiando en sus posibilidades. Sus notas son cada día mejores. Tengo que decirte que a día de hoy ya “no quiere ser viejo”, quiere ir al cole y sobre todo ser muy alto de mayor. Los coles de los que hablo son los dos públicos. Un afectuoso saludo”.

Las conclusiones van cayendo por sí solas como las frutas maduras de un árbol. La primera es que, en este caso, como en muchos otros, el niño no era el problema, sino una escuela (quizá solo una tutora, escasamente sensible a la problemática planteaba por el niño y cerrada a las sugerencias que desde la familia se le hacían). Cuántas veces hemos situado la causa de los problemas en un lugar que no está Y, claro, cuando se diagnostica mal, no se puede encontrar la solución. Poner la causa de la desmotivación exclusivamente en los alumnos y las alumnas, hace que nosotros no mejoremos nuestra actividad profesional.

La segunda es la importancia de la familia en el seguimiento del proceso de aprendizaje. Está muy claro que el compromiso de los padres de este niño ha sido determinante en la transformación que ha vivido. La preocupación primero, la decisión del cambio después y la colaboración intensa con la nueva tutora fueron el puente por el que transitó el niño de una situación desalentadora a una vivencia llena de entusiasmo. De una actitud pesimista que le llevaba a desear algo antinatural (ser viejo) a otra más positiva y lógica que es desear ser alto cuando sea mayor. De una actitud que hacía odiosos los viernes porque pronto llenaría el lunes a otra en la que el fin de semana es un compás de espera para comenzar a disfrutar de nuevo.

La tercera es la confirmación de que muchos problemas tienen solución cuando todas las partes se ponen a remar en la misma dirección. La sinergia de todas las fuerzas es fundamental en educación. ¿Qué sucedería en una canoa en la que los doce remeros se mueven de forma desacompasada, cada uno a su aire, cada uno a su gusto?

La cuarta tiene que ver con los plazos y los ritmos. Muchas veces se sufre como si las situación fuere definitivamente desastrosa. Cuántas veces he visto a familias sumidas en la desesperación por la flojera o el extravío de un hijo adolescente y, tiempo después, las he visto felices y satisfechas por el cambio que ha vivido. Nunca hay que desesperar. Hasta una patada en el culo puede ser positiva porque nos hace avanzar con más rapidez.

La quinta conclusión es de otra naturaleza. Me refiero al hecho de que los dos colegios en cuestión sean públicos. Con la misma legislación, la misma administración, los mismos sueldos y parecidas condiciones el niño encuentra en un colegio un lugar desalentador y en el otro un lugar cargado de esperanza. A mi me gusta decirles a los docentes lo que tantas veces me he dicho a mí mismo: Que tu escuela sea mejor porque tú estás trabajando en ella.

22 respuestas a «Quiero que sea lunes»

  1. Lo del niño que quería ser viejo es tremendo. Se ha demostrado una vez en este caso que la culpa no suele estar en los niños sino en los profesionales y en los centros.

  2. Los profesores bebemos estar a la escucha, atentos a lo que sucede a nuestro alrededor. Es importante sentar las bases de un buen ambiente en el aula. Debemos practicar la humildad y la firmeza al mismo tiempo, preparar nuestras clases a conciencia, formarnos de verdad y no solo para cubrir el expediente. Son muchos factores los que deben confluir para hacer que nuestros alumnos se sientan cómodos en clase. Pero hay factores externos que no podemos controlar, que cada vez son más adversos. Es indudable que la escuela tiene que colaborar con la familia y la sociedad tiene que mirar con más respeto a los profesores, pues nuestro prestigio está por los suelos. A apenas diez años de mi jubilación, no me arrepiento de haber sido profesora, pues soy feliz ejerciendo como tal, esto también es importante, se trata del amor hacia la profesión, un amor que se transmite y se contagia, bueno para el bienestar de nuestros alumnos.
    Saludos a todos

  3. Sin lugar a dudas, y por mi corta experiencia, pienso que lo más importante en un maestro es conectar con los niños/as, y no muchos lo consiguen por desgracia. Yo para mis niños soy su maestro de Educación Física…….pero también hago otras funciones como por ejemplo (amigo, payaso, cuentacuentos, actor, ayudante de manualidades, consejero,director de teatro,”padre ficticio”) eso el niño/a lo percibe y hace que te ganes todos sus respetos y como bien dice el profesor Santos Guerra, tenga confianza en tí y te ofrezca lo mejor de su persona. Pienso que de eso se trata, de que el niño se encuentre en un ambiente ideal donde nos pueda mostrar todo su potencial. Pero claro está, ese ambiente hay que saber buscarlo. Y como he dicho anteriormente, desgraciamente no todo el mundo lo consigue. Un saludo Profesor, como siempre magnífico en sus artículos.

  4. Comparto plenamente la idea de que la participación de la familia es fundamental. En este caso se ve claramente, pero es que sucede en todos, para bien o para mal. Si la familia no se enterea (o, lo que es peor) desautoriza lo que se hace en la escuela, hay muy poco que hacer.

  5. El artículo incide en una grieta educativa que, afortunadamente, está cerrándose progresivamente: la concepción, por parte de muchas familias, de que la educación de sus hijos es cosa de otros, fundamentalmente de sus profesores. Familias que cuando eran reclamadas por el centro educativo, dada la absoluta involución de sus hijos, no acudían a las citas. Familias, en el peor de los casos, dispuestas a insultar y a agredir al profesorado. ¿Tan difícil es asumir los deberes inherentes que como padres tenemos con nuestros hijos? Nada es más importante. Si el trabajo se convierte a veces en una excusa para no estar con ellos, estaremos cometiendo el peor de los errores. Y si convertimos el centro educativo en una terapia para ocultar nuestro fracaso, definitivamente, ya noa habrá vuelta atrás en esa cadena de errores.

  6. Hace ahora seis años que escuché por primera vez esa frase salida directamente de boca de Miguel Ángel.”Que tu escuela sea mejor porque tú estás trabajando en ella”. Entonces yo era maestro interino y preparaba oposiciones con ayuda de Pepe y María Bermúdez. La frase me llego tan adentro que la convertí en el pilar fundamental de mi exposición como opositor y mi trabajo como maestro, … y me fue bastante bien. Ahora con mi plaza como maestro de educación infantil y estando (para mi) en el mejor colegio del mundo (Colegio Público Rural Tiñosa de Priego)siento gran orgullo por dedicarme a esta profesión. Creo que mi escuela es un poquito mejor cada día. Y por ello no escatimo en esfuerzos y horas dedicadas a mi trabajo. Esto precisamente me hace gracia ahora que tanto se habla de ampliar la jornada laboral porque se supone que “trabajamos poco”. A mi personalmente la alegría con mis alumnos/as llegan al colegio y los comentarios de los padres que dicen que a sus hijos “se les ha hecho el fin de semana larguísimo porque no hay escuela”, me ponen las pilas y me hacen sentir cada día que “mi escuela es un poquito mejor porque yo llegué a ella”.
    Gracias Miguel Ángel por tus frases, y también por tu pequeña charla a pie de calle.

  7. Cómo siempre , sus escritos , ayudan a mantener la ilusión y alientan para seguir en esta tarea de educar y formar a los más pequeños. Después de leer su artículo, soy yo , maestra , la que tengo ganas de que llegue el lunes( por cierto después de las vacaciones de Semana Santa que acaban hoy en nuestra comunidad ). Tengo un alumno de similares características al mencionado , llevo varios años intentando entender la situación y actuar para conseguir que su estancia en la escuela sea satisfactoria. He pedido consejos a compañeras, orientador, he tratado de establecer comunicación con la familia para establecer una línea de actuación conjunta…..pero creo que , a día de hoy , no he conseguido una motivación para que este niño quiera venir a la escuela.Antes de las vacaciones casi me había dado por vencida, pero después de leer este artículo “quiero que sea lunes” para seguir intentando que mi alumno muestre interés por las propuestas diarias que se realizan en nuestra aula , en esta escuela y con su maestra ( que cada día reflexiono sobre los errores que cometo , para poder mejorar )Espero y deseo que no necesite cambiar de Centro para sentirse comprendido y ayudado por todas aquellas personas que somos responsables de su formación.
    Un saludo.
    ¡Es una suerte contar con sus articulos , pues nos da la oportunidad de seguir formándonos, sobre todo , como personas!
    Pilar

  8. AF: ¿Cómo que está enfermo? Si le gusta una buena escuela así como antes rechazaba la mala es que está muy sano? No es verdad que a los niños no les guste la escuela, si la escuela es una auténtica escuela. Aprender es apasionante. ¿Cóm no va a gustar lo que es apasionante? Conozco muchos niños a quienes les encanta ir a la escuela. La desgracia la tienen quiens no pueden ir, no quienes van.

  9. Los docentes tendríamos que llevar en nuestra agenda diaria esa frase, ya que nos insta a generar miradas habilitantes hacia los demás y éstas posibilitan la creatividad, la autoría de pensamiento y poder hacer de esta manera el sujeto descubrirá su pasión, su deseo por el aprender, sus ansias de curiosidad… y en este terreno no hay lugar para el aburrimiento escolar.
    Saludos a Todos/as

  10. Me ha sorprendido que a AF le parezcaenfermo un niño al que le gusta la escuela. Estaría de acuerdo si la escuela fuese mala, pero cuando se trata de una escuela dinámica, participativa, creativa…, ¿por qué no le iba a gustar?
    Además, allí suele socializarse y hacer buenos amigos, que a veces duran toda la vida.

  11. Me alegro mucho por esa mamá y ese niño. No es algo tan difícil escuchar a los niños, acercarse a ellos, buscarlos, tratar de conectarse. Abrir las orejas. Pero por sobre todo ABRIR EL CORAZÓN. ¡Tenemos tanto que aprender de los niños!Soy una maestra que espera el lunes, aunque hace algún tiempo rezaba para que llegue pronto la jubilación (no por los niños precisamente). Ellos son los que me llenan de amor y energías.
    Feliz semana para todos.

  12. La familia es fundamental, como alguien ha dicho en los comentarios y como se puede ver en la historia que se cuenta en el artículo. Sin esos padres, no hubiera sido posible la transformación de la situación de ese niño.

  13. Siendo directora de una escuela primaria, antes de empezar las clases….resonaba cientos de veces, por parte de los padres, la siguiente pregunta: “¿quién será la maestra de tal/cuál grado?”…
    Es tan importante como padres tener empatía con el docente de tu niño, si ambos buscamos que se desarrolle como persona, que crezca, que aprenda y sea feliz….
    Soy feliz con mis hijos, cuando llegan de la escuela hablando sobre lo que hicieron, y la movilización que la docente sembró…sigue en casa y buscan material, y recrean lo que hicieron….Hay excelentes escuelas….y siempre están gestionadas por directores y docentes donde el punto de decisión es el niño y por el niño…esto hace la diferencia!
    Gracias Miguel Ángel…como siempre ,logra poner en sus artículos lo que muchos pensamos y esto nos hace sentir que seguimos por buen camino….

  14. Aunque parezca engreído decir que mi colegio es mejor porque yo estoy, eso es lo que debe intentar todo educador; lo mismo decir que mis alumnos son mejores gracias a mí; como decir, mi familia es mejor gracias a mí; en mi trabajo hay más alegría y pruductividad, gracias a mí; Mi comunidad está más unida, gracias a mí. En fin, este mundo es algo mejor, gracias a mí. Miguel Ángel, muchos educadores son mejores, gracias a ti. GRACIAS POR ELLO.

  15. Aunque pasen los años (y pienso que los siglos), pocos niños van a pronunciar esa frase. No es una cuestión que tenga mucho que ver con lo que desarrolla el artículo, desde mi punto de vista. Es algo consustancial a la infancia y por lo que hemos pasado todos y todas: “Mañana lunes… la escuela… qué rollo….”. ¿O es que tan mala memoria tenemos?Aquel chiste clásico: “mamá, mamá, no quiero ir a la escuela, no quiero ir a la escuela…” “pues levántate, que debes ir… además eres el director…” Saludos, desmemoriados.

  16. Si mal no recuerdo fue en este mismo blog donde leí un artículo titulado LOs niños del cable. Contaba la historia de unos niños colombianos que, cada día, corrían el riesgo de atravesar en tirolona un precipio de 200 metros. Es decir, que arriesgaban la vida para ir a la escuela. ¿Cómo poder persuadir a los escolares de que ir a la escuela es una lotería que no les toca a todos los niños del mundo?
    Por eso, querido Juan, tu comentario me parece frívolo. Ir a la escuela es un modo de aprender a leer, a pensar, a compartir con otros el conocimiento. Una alegría.

  17. No sé de qué escuela habla Juan. Yo veo a muchos niños y a muchas niñas ir contentos a las escuela. No digo que no prefieran jugar, pero hay tiempo para todo. Y van contentos a la escuela porque aprenden cosas y porque lo pasan bien. Allí encuentran amigos que a veces duran toda la vda.

  18. Querido Joaquín:
    Gracias por tus comentarios al blog, siempre sensatos y enriquecedores. Y gracias, especialmente por este, en que tú me das las gracias de manera tan generosa y emotiva. Un abrazo.

  19. No todo tiene que ser divertido. La escuela ofrece a los chicos la posibilidad de aprender a esforzarse, a a tener disciplina y horarios, a respetar las reglas. No todos son derechos. Hay también deberes. Y en la escuela se aprende.

  20. Buenas bloggeros!!

    Tremenda realidad la hay que soportar con respecto a este tema, de no trabajarse este asunto es penoso que pueda llegar a condicionar de por vida al niño-alumno, y por el contrario, el maestro juega un papel relevante, siendo su actitud determinante en el devenir del chico.

    Hay una frase de Bernard Shaw (M.Ángel, permíteme esta licencia) 🙂
    “Mi educación fue muy buena hasta que el colegio me la interrumpió”

    Es triste pensar que se pueda llegar a responsabilizar a un maestro o escuela (yo como tanta otra gente lo habremos oído en alguna ocasión) del fracaso escolar, pero sucece lamentablemente.

    Ken Robinson defiende la idea de que el paradigma educativo sigue un modelo educacional obsoleto que sigue los mismos patrones de enseñanza desde la Revolución Industrial hasta nuestros dias(primaban las áreas científicas).Actualmente no siguen siendo más importantes las matemáticas, conocimiento del medio, idiomas, que el resto de áreas??

    Salen alumnos de los centros como rosquillas, todos programados en adquirir unos conocimientos estándarizados y no se les estimula en lo que posiblemente sea la herramienta más potente a esa edad: LA CREATIVIDAD.

    ¿¿Este alumno era malo en todo?? No me lo creo! y el profesor seguro que en el fondo tampoco.
    Además de tener una madre cojonuda, seguramente destacase en algo que no se supo ver.

    Me llama la atención en la carta que el niño diga que “quiere ser muy alto de mayor” me pregutno si eso es: mayor=adulto=viejo?? o alto porque se siente inferior al resto?? carne de cañón en ambos casos, triste.

    En fin, como dice C.Herrera, ojalá todos los alumnos se levantaran diciendo ¡por fin lunes las 06.00 am!

    Saludos ESTEBAN. Saludos M.Ángel.

  21. Hola gente linda que escribe en este expléndido blog!!!

    Quiero hacer algunas pequeñas aclaraciones para que no se malinterprete lo que escribí… cuando junto a un texto escrito aparece: “jaja” todos sabemos que es una broma o una expresión divertida. Por favor docentes, no pierdan el sentido del humor, que sino aprender se convierte en una pesadilla.

    Tengo cuatro hijos adolescentes y tres todavía en la escuela. Concurren a una Escuela Agrotécnica desde las 7 de la mañana a las cinco de la tarde. A ellos les encanta su escuela, por sus amigos, porque trabajan con animales, manejan tractores, hacen siembra, control de malezas, carpintería, usan soldadoras, hacen mermeladas… un asado semanal con algún profesor, organizan viajes de estudios… Pero lo que no les gusta es esa parte del aprendizaje formal y curricular, aunque es cierto que algunas materias les gustan más que otras por los profesores que tienen.

    Siempre les cuento a mis hijos que para mi la escuela era una fiesta y ellos me responden divertidos: “pero mamá si en tu época no había otra cosa…”

    Desde hace un tiempo me he tomado la costumbre de preguntar a todos los chicos y chicas en edad escolar si les gusta la escuela. Me sorprende como el “no” aparece a edades cada vez más temprana. Solo se salva El Jardín de Infantes, que a pesar de los muchos errores pedagógicos que se suceden ahí, aún conserva la magia de encantar a los niños…

    Los niños no van contentos a la escuela porque aprenden cosas, van contentos cuando la pasan bien.

    Claro Juan. que todos hemos dicho alguna vez: “mañana lunes …a la escuela… que rollo…”

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