Dice Emilio Lledó que “enseñar no es sólo una forma de ganarse la vida sino que es, sobre todo, una forma de ganar la vida de los otros”. Comparto plenamente su opinión. Estoy convencido de que muchas personas han salvado la vida gracias a buenos maestros y maestras. Quizás gracias a uno sólo.
“Nadie olvida a un buen maestro”, reza el título de un libro de Raúl Cremades. Yo pienso que se trata de un título muy acertado y muy preciso. Si cada uno mira hacia sí mismo podrá encontrarse, probablemente, con algunos maestros o maestras de ese tipo. De esos que no han pasado en balde por la vida de los alumnos y de las alumnas. De esos que han dejado huella.
Recuerdo haber leído en el estupendo libro “Mal de escuela” (tan bien escrito y tan bien traducido), de Daniel Pennac, que a él le salvaron tres profesores. Dice de ellos que tenían una característica común. Y la describe con una expresión contundente: “nunca soltaban a su presa”. Qué hermosas palabras, qué extraordinaria realidad.
Dice Daniel Pennac que él era un zoquete en la escuela y que su libro no es un libro sobre la escuela sino sobre los zoquetes en la escuela. El fue librado del fracaso hasta convertirse en un famoso novelista traducido a muchos idiomas y un acreditado profesor de literatura en secundaria durante más de veinticinco años.
¿Cómo son, a mi juicio, esos profesores y profesoras que “nunca sueltan a su presa”?
Son profesionales comprometidos con su tarea, a quienes les importan las personas, que tienen pasión por lo que hacen. Dice Sthendal que “hay que desempeñar el oficio con pasión”. Viven la tarea como un reto, como una aventura, con un nivel de compromiso que va más allá del cumplimiento de los mínimos. No son mercenarios que realizan una tarea por un sueldo sino personas que empeñan su vida en compromiso con los demás. Para enseñar, para invitar, para dialogar, para amar.
Son profesionales perseverantes. No se gana a una persona, no se la salva de una catástrofe vital, no se la ayuda a desarrollar o recuperar su autoconcepto, no se consigue encarrilarla, con una sola conversación, con un gesto mágico, con una intervención milagrosa. El éxito suele ser fruto de la paciencia, de un conjunto concatenado de pequeños éxitos y de grandes fracasos. El desaliento no tiene cabida en su corazón a pesar de todas las evidencias en contra. Siempre gana en ellos la esperanza, la fe en el otro.
Son profesionales optimistas. Tienen dificultades, tienen problemas, claro que sí. El que sean optimistas no quiere decir que sean ingenuos y, mucho menos, imbéciles. Creen con Phillipe Meirieu que “la educabilidad se rompe en el momento que pensamos que el otro no puede aprender y que nosotros no podemos ayudarle a conseguirlo”. Saben que sin optimismo podemos ser buenos adiestradores pero no buenos educadores.
Son profesionales creativos. Se las ingenian para llegar al otro, para mostrar interés por él sin avasallarle, para dialogar sin que se cierre herméticamente por la torpeza o la insensibilidad. Saben que cada persona es única, irrepetible, irreemplazable, dinámica y llena de valores. Saben que lo que hay que hacer con cada persona no aparece en un manual. Por eso, a veces, buscan formas de intervención nunca vistas, nunca ensayadas, que sólo valen para esa persona, para ese momento de esa persona.
Son profesionales pacientes. La paciencia exige muchas veces tranquilidad, porque la reacción primera es desesperarse y abandonar. Cuando ven que una y otra vez se rechaza por el interesado la mano tendida la tentación es retirar para siempre la mano. Ellos y ellas nunca se cruzan de brazos. Y, por supuesto, nunca golpean.
Son profesionales amorosos. El mismo Pennac dice que hay una palabra en esta profesión que a veces no se puede pronunciar en algunas instituciones pero que es fundamental para hacer con éxito la tarea: el amor. Aconsejo a mis pacientes lectores y lectoras el estupendo libro de José María Toro titulado “Educar con “co-razón”. No basta el amor, ya lo sé. El amor está lleno de trampas, pero estos profesionales las saben sortear de manera clara y eficiente.
Son profesionales competentes. Personas con un elevado nivel de saber profesional. Salva el afecto, pero un afecto asentado en el quehacer experto, en el dominio de las destrezas de la profesión. De la misma manera que un cirujano no puede realizar bien una operación si no domina las destrezas profesionales de su oficio, por mucho que ame a su paciente, el profesor no puede tener éxito si no es competente en las habilidades de su oficio.
Se aprende a ser un profesional de este tipo. No se nace sabiendo, se nace con capacidad de aprender. Se aprende en los libros, en la experiencia, en la vida. Se aprende en el trato con los demás.
Cuando alguno de mis alumnos se presenta a las oposiciones con el fin convertirse en un profesor para toda la vida yo le digo que me gustaría poder felicitarle porque las ha ganado pero que, sobre todo, me gustaría poder felicitar a sus futuros alumnos y alumnas porque el profesor que van a tener será uno de estos profesores o profesoras que “nunca sueltan a su presa”.
Empieza un nuevo curso. Se abren las puertas de los centros y se abren las puertas de la mente y de los corazones de las personas que van a compartir una experiencia educativa. Ojalá se puedan alegrar las familias y los alumnos por la calidad del profesorado que va a dirigir la singular aventura de un aprendizaje compartido. Ojalá se puedan alegrar los profesores y profesoras del entusiasmo y de la capacidad de esfuerzo de su alumnado. Porque el verbo aprender como el verbo amar no se pueden conjugar en imperativo.
Son profesores que “nunca sueltan a su presa”. Y alumnos queridos, adultos al cabo del tiempo, que recuerdan el cariño con que se les atrapó. Casualmente ayer recibí un mensaje a través de facebook, transcribo el inicio, es mi orgullo.
“Querida Señorita Isabel:
Son ya veinte años los que hace que nos despedimos en aquél, casi mágico Colegio. En todo este tiempo-una vida- no he dejado de pensar en todo lo que allí viví, aprendí y compartí y son vivencias y experiencias que a fecha de hoy tengo presente y sigo compartiendo con la gente que me quiere; fueron experiencias importantes quizá porque aparte de vivirlas en la época en la que despertaba a la vida, nunca se coartó mi libertad individual ni se trató de castrar mis inquietudes sino que lejos de ello de forma directa o indirecta se potenciaba mi personalidad a la vez que se me obligaba o mejor dicho animaba a no descuidar lo que me haría libre: una formación académica y sobre todo humana.
Es por ello por lo que me animo a ponerme en contacto con Usted, para entre otras cosas agradecerle a Usted y a todos los profesores que tuve en los años que estuve en el colegio, la buena labor que hicieron y sobre todo los buenos ratos que pasamos…”.
Palabras que ocupan lugar de honor en mi corazón y merecen figurar en este otro mágico espacio.
Querida Isabel:
Hermoso y valioso testimonio. Gracias por compartirlo con todas las personas que se asoman a este blog. Dice la profesora inglesa Joan Dean que si los profesores comprtiésemos las cosas mafgníficas que nos pasan encontraríamos una fuente inagotable de optimismo y de entusiasmo. Grzacias, pues.
Admirado Miguel Ángel, en el caso de nuestro centro, no sólo vamos a empezar el curso, sino que estamos estrenando colegio; y ojalá que cuando llevemos trabajando varios años, todos los compañeros y compañeras de este “nuestro” centro, hayamos conseguido unirnos a la comunidad de los que “no sueltan sus presas” y podamos sentirnos orgullos tanto nosotros, como nuestros alumnos y familias.
En el libro que una vez me firmaste, está escrita la cita de Emilio Lledó, y que cada día intento recordar…Muchas gracias por todo.
Reenvío este artículo a todos mis compañeros y compañeras por que creo que debemos intentar acercarnos a los profesionales que aquí se describen.
Querida Isabel:
Qué hermoso lo que acabas de compartir con todos los lectores de este espacio. Realmente emocionante! Nos hace ver que de verdad nuestra siembra silenciosa con el paso de los años y la vida DA SUS FRUTOS.
¡Felicitaciones! Tú como yo sabemos que los sueldos no son nada, nuestra paga verdadera son testimonios como el de tu alumna.
¡FELIZ DIA DEL MAESTRO PARA VOS Y PARA TODOS! (Hoy es el día del Maestro en Argentina)
Querido Maestro:
Hoy no me explayaré opinando. El artículo es maravilloso. Lo guardaré en mi corazón como regalo del día del Maestro.
¡¡FELIZ DÍA DEL MAESTRO, MI QUERIDO MIGUEL ÁNGEL SANTOS GUERRA!! Y no deje de seguir iluminándonos en esta senda que no siempre es fácil transitar.
Un fuerte abrazo.
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¡Feliz día del Maestro, querida Nancy, allá en tu patria!. Gracias por tus palabras, valorando las de mi felizmente reencontrado alumno. Ventajas de Internet, como ésta de poder comunicarnos de un continente a otro. Y me sumo a tus deseos de que nuestro querido maestro siga siempre ahí, obsequiándonos con sus valiosas reflexiones.
Isabel, un placer lo que compartes con quienes en el arte de enseñar andamos… No puede haber mejor paga que esa huella que dejaste en el corazón de alguien. Sin duda personas como tu son las que contribuyen para que éste sea un mundo mejor.
El amor nunca está lleno de trampas. El amor es el motor de todo proceso humano. Y nada tan humano como educar. El amor lleva implícito en si mismo el respeto por el otro. Un maestro/a que hagan del amor el centro de su profesión no solo será cálido, acogedor, comprensivo, sino que será exigente y justo. Y que por sobre todas las cosas estará bien preparado para una educación de excelencia. Sin ninguna duda quién haga del amor el eje vertebrador de su vida, todo lo que realice será con entusiasmo y optimismo, con compromiso y perseverancia, con creatividad y paciencia y sin ninguna duda con suma competencia.
Gracias Maestro!!!, en este dia tan especial para nosotros los maestros argentinos un abrazo enorme desde Cordoba
Para el tema del amor, sugiero a Humberto Maturana, pues ahí está fundamentada lo que él denomina la biología del amor.
Saludos afectuosos, Alberto Moreno
“Quién haga del amor el eje vertebrador de su vida, todo lo que realice será con entusiasmo y optimismo, con compromiso y perseverancia, con creatividad y paciencia y sin ninguna duda con suma competencia.” A.F.
Tu comentario me ha gustado y sobre todo me recuerda a mi madre, pienso que el aunténtico amor se refleja en ella y en la mayoría de nuestras madres.
Gracias Amparo. Si, creo que cuando digo algo sobre el tema, lo hago desde está profesión, que fue la más difícil, que no me han dado diploma, que lleva muchas horas de cursada y que a la hora del exámen nunca sacas la mejor nota. Desde mi profesión de madre. Quizás porque el amor materno es una muy buena manera de amar. Es gratuito, es desinteresado, y quiere al otro solo porque el otro es… Y nunca está esperando pagas por ello. Cosas que haces solo por el hecho de ser madre…
Claro que no es la única dimensión del amor. Y todas sus manifestaciones son expléndidas.
También trabajo en educación con niños muy pequeños y he aprendido que el amor hace la diferencia.
Un abrazo y que sigas disfrutando de esa madre tuya…
Primero, reseñar que este foro, más que educativo, parece más bien religioso en muchas ocasiones. No tengo nada en contra de ninguna religión y aún menos de las personas que profesan alguna de ellas, creo que todos, en un necesario marco de concordia democrática, aprendemos de todos continuamente. Pero nadie me podrá negar que los artículos que dan pie a este foro no tratan del hecho religioso, sino más bien del educativo, acotado a la enseñanza básica (¿por qué nunca se habla de la universitaria?). Comparto, ya en el contexto del artículo, la idea de su autor: ser educador significa, amor por la docencia. Transmitir conocimiento significa también transmitir humanismo y contribuir a “la formación plena, integral de la persona”, que en España es un derecho constitucional. Es el fín más elevado de la educación y puedo dar fe que la inmensa mayoría de los/as maestros/as, de los/as profesores/as en España contribuyen, codo a codo, con un esfuerzo capital a ello en las correspondientes aulas, día a día. Yo soy docente, estoy allí donde transcurre el hecho educativo. Veo a mis alumnos/as, conozco sus inquietudes, sus miedos, su proyección de futuro. Conozco a los/as docentes, veo sus esfuerzos diarios, frustrados muchas veces, iluminados algunas. A las familias, a la Administración, a los políticos. Veo los recursos materiales y humanos con los que contamos. Veo, con ilusión, como un alumno me habla de que tal o cual concepto, aprendido ese día, ha logrado hacerle comprender que aquello que estudió en una materia, ha logrado relacionarlo con otra y que ha logrado aplicarlo a la vida real…. Aprenden a aprender. Desarrollan todas sus competencias. Maduran, se hacen responsables de sí mismos, son futuros y activos ciudadanos, en el respeto a las leyes democráticas. Y podría seguir, hablando de mi experiencia, día a día y de todas esas personas, como yo misma, que construimos conocimiento minuto a minuto, no porque sea innato a nuestra profesión, sin más, sino por algo más profundo: porque creemos en ellos, porque sentimos la necesidad diaria de hacerlo lo mejor posible. Y todo ello, repito, a pesar de personas que generalmente hablan de la educación sin ser educadores, sin ser maestros, sin ser profesores, aquellos que insisten, una y otra vez, desde los medios de comunicación en sentar axiomas educativos sin haber tenido esa bella experiencia que hace que salgas de la clase, cualquier día, en pleno éxtasis, habiendo conseguido, quién sabe, lograr que un niño, un adolescente, haya atrapado, gracias a tí, múltiples hilos por los que ir desgranando, con sabiduría, su propia vida. Creo que entenderéis lo que quiero decir, incluido el autor de este artículo. Abrazos a todos/as.
Soy maestro de profesión y he llegado a este blog a través de mi compañera de trabajo, Isabel -la arriba firmante-. No sabía que el profesor tantas veces citado en la E.U. de Magisterio de Cantabria tuviese un blog, del que a partir de ahora seré fiel lector. Me he podido dar cuenta de que además de la faceta puramente académica de la que se da cuenta en las aulas, existe toda una fiosofía de la que no se habla tanto o a la que no se da tanta importancia durante la etapa en la que nos formamos como maestros: siendo como usted expone tan importante el mundo afectivo en el proceso educativo, se habla bien poco de él en las aulas universitarias. Pongo el enlace de su blog en mi pagina de facebook, para que amigos y compañeros de profesión se animen a leerlo, después de haber formado parte de nuestras vidas académicas.
Geisha
Este foro no es solo educativo. El autor del mismo así lo ha aclarado en varias oportunidades. No hay que ser pedagogo para opinar en él. Los artículos que tratan en este foro no solo hablan de escuela y educación, sino que abarcan todo el amplio espectro de la vida humana. Y muy esencialmente del arte de la comunicación, donde también está incluída la educación ¿o acaso hay algún proceso más social que la educación?
Todos pueden opinar. Todos los aportes son valiosos y enriquecen.¿O hay que validar un título de “ser humano” para poder hacerlo?
Y como maestro/a tendrías que saber que el primer paso en este arduo camino de enseñar y aprender consiste en escuchar al otro, en saber leer lo que quiere decir, en poder interpretar lo que quiere trasmitir.
Creo que el amor no es un tema religioso.
Creo también que el hecho educativo no solo sucede en las aulas, siino en todos los espacios de la vida.
Enseñar y aprender es un continuo que termina el día que morimos…
Miguel Ángel, después de bastante tiempo meditando si hacerlo o no he decidido escribirle aquí unas palabras, para felicitarle como maestro y sobre todo como persona.
Hoy he ido a una conferencia suya en la Universidad de la Coruña, una conferencia para los nuevos estudiantes de primero. Me ha parecido extraordinaria, y desde el momento en que he salido del salón de actos hasta ahora no me ha abandonado la sonrisa de mi cara recordando ese momento. Sus palabras, su forma de hablar, todo lo que nos ha dicho, sus vivencias, sus pensamientos… todo me ha hecho pasar un momento inolvidable. Además ahora he estado leyendo sus artículos, y me parece una de las personas más interesantes que he conocido nunca y quería felicitarle por ello.
Ojalá me convierta algún día en una profesora que “nunca suelte a su presa” y me esforzaré por hacer sentir a mis alumnos el ánimo por aprender y saber que usted en una corta (desgraciadamente) hora y media me ha hecho sentir.
Muchas gracias por la conferencia, muchas felicidades y muchas felicidades a sus alumnos por tener un profesor como usted.
Un cariñoso abrazo
Hola Miguel Angel,
Solamente felicitarle por este artículo y tantos que comparte, a través de este medio.
Yo estoy preparando oposiciones y espero convertirme en una profesora que deje huella,y además, eduque en todo momento con “Corazón” y permita al alumnado crecer a nivel personal y profesional.
Y, si no le importa, le voy a pasar este artículo a uno de sus profesores, como usted, que siempre muestra la belleza de educar, porque sobretodo, aprendemos todos de todos, al compartir y enriquecernos con la diversidad.
Muchisimas gracias por compartir y enriquecernos a todos y todas.
Querida María Silva:
Gracias por tus hermosas palabras. Nacen de la mente y del corazón de una persona persuadida de la importancia de la tarea que un día vas a desempeñar. Ojalá vayas aprendiendo cada día a compartir tu saber y tu amor, ahora con tus compañeros, luego con tus alumnos y alumnas.
Habrá dificultades, pero hay un arte en la vida muy valioso, que es el de saber transformar dos signos menos en un signo más. No me dio tiempo a contaros la historia de una familia que tenía un caballo. Se perdió Y lo encontraron en un poxo. Decidieron no sacarlo, porque era viejo y el pozo profundo. Empezaron a echarle paladas de tierra. Pero el caballo, al sentir la tierra sobre su lomo, la removía y caía al suelo, de manera que iba subiendo de nivel… Hasta que salió en libertad. Habrá pozos y paladas de tieera, pero a ti nadie te podrá arrebtar la estraegia del caballo.
Un beso y ánimo
MA Santos Guerra
La pieza clave del sistema educativo y de su calidad son los profesores. Estoy seguro de que hay mucha gente deseosa de entrar en esa profesión y de que disfrutarían mucho ejerciéndola. Por eso me cuesta tanto aceptar que haya algunos profesores que estén rabiando y descontentos con sus trabajo. ¿No les podrían jubilar y dar paso a los que ayudarían tanto a los alumnos?
Tal vez tarde, pero igual quiero hacerle llegar mis felicitaciones por este artículo. Soy maestra en Gral. Alvear, Mendoza, en Rca. Argentina y amo mi profesión. Comparto con usted la pasión por esta tarea y quiero contarle que sus palabras son “el alimento espiritual” que necesitamos quienes seguimos creyendo en el poder del maestro como educador, como guía que con amor, no “suelta la presa” aunque esta se resista, porque SABE que algo bueno le queda de esa “presión llena de cariño”. Hace unos meses tuve oportunidad de escucharlo nuevamente en un Congreso en San Rafael(Mza.) y me hizo sentir plena con sus palabras! Qué satisfacción compartir tantas ideas preciosas respecto al trabajo del docente! Lo admiro profesor, lo escucho con atención y sigo firme en mi tarea sabiendo que nuestra misión en este mundo de hoy, es cada vez más necesaria. Sigo enseñando a mis niños a “saber ir contra la corriente” aún cuando el camino parece más fácil por otro lado pero está lejos de los verdaderos valores..Sigo sembrando en ellos, sé que en algunos, esas semillas germinarán como las mejores! Un respetuoso abrazo.
Gracias a esos profesores que “no dejaron a su presa” en mi trayectoria académica, hoy quiero quisiera ser yo una de ellas. Y espero de todo corazón que este año la administración me lo permita. Lucharé con ganas, ánimo, amor, … por esta profesión tan apasionante.
Gracias a todos por vuestros comentarios y como no, al autor del artículo.
Qué buen artículo!Cómo me hace ver para adentro y ver lo difícil y cuesta arriba que es manejar algunas situaciones, con chicos sin ganas de aprender y yo sin capacidad para hacerlos sentir gustosos el aprendizaje. Me siente muy frustada, en este momento, el camino es duro, la tarea compleja y me cuesta entender la perentoria necesidad de un cambio en mi práctica docente. Estoy hecha un dinosaurio! lo lamento por mí y por lo duro que me resultará buscarle la vuelta a la cuestión!
Gracias y espero poder volver a escribir en otra ocasión con otra visión!!!!!!!
Querida Carmela: Con la actitud autocrítica que tienes (tan sincera, tan humilde, tan valiente) no resultará tan difícil como dices. Sólo desde la perspectiva que tú manifiestas se puede mejorar. Quien no puede hacerlo es quien cree que lo hace todo bien. Tú estás en el buen camino. NO atribuyas todo el fracaso a tu actuación. Sólo aprende el que quiere. El verbo aprender como el verbo amar no se pueden conjugar en imperativo.
Muy bueno el artículo!!!. Soy su seguidora desde hace tiempo.Sus artículos nos invitan siempre a la reflexión y este es un mensaje al corazón.
Graciela. Argentina
Soy yo, la persona que Ud. desribe soy yo. Siempre me preguntan los docentes jóvenes como alcanzo los resultados que tengo con mis alumnos y pacientes – Soy profesora de sordos oralista y Terapeuta del lenguaje- y sí, sólo siendo todo esto que Ud. describe uno puede tener alumnos sordos perfectamente oralizados, que además hablan dos idiomas, que son campeones en danzas, que han llegado a la universidad con éxito, que son padres responsables y personas felices. Miguel, me acaba de levantar la autoestima que no debía esta muy baja para reconocerme, ja ja. Un abrazo. Pero que buen día voy a tener hoy!
Qué maravilloso artículo. Desde ya que hay maestras que dejan huellas en el corazón, a algunas que me dieron la mano en el camino de la infancia les agradezco por mucho de lo que soy. Y por otro lado desde mi adultez, desde mi profesión no dejo de aprender nunca. No creo que exista algo más maravilloso aprender desde la espontaneidad y la frescura de un niño.
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