La escuela ha sido tradicionalmente el dominio de lo cognitivo. En la escuela se pregunta, casi obsesivamente: ¿tú qué sabes? No es tan frecuente escuchar esta pregunta: ¿tú qué sientes? En un lejano artículo reflexionaba con preocupación sobre este tema. Se trata de un trabajo que, de forma significativa, titulé «La cárcel de los sentimientos». Me refería, claro está, a la escuela. Dos años antes, Alexander Neill había escrito un libro cuyo título constituye un grito de protesta contra la educación academicista, autoritaria, rígida y, frecuentemente, sádica: «Corazones, no sólo cabezas en la escuela».
Es curioso analizar las reflexiones y valoraciones que hacen los exalumnos respecto a la institución escolar y a la actuación y relaciones con ellos de sus maestros/as. Es la dimensión afectiva la que más insistente y profundamente subrayan. La que de verdad les ha dejado huella. He oído decir muchas veces lo importante que fue para un alumno un maestro que se interesaba por sus problemas, que les conocía por sus nombres, que se relacionaba de forma afectuosa y estimulante con ellos. En definitiva, que les quería. «A ese maestro le importábamos mucho», «ese maestro creía en nosotros», «ese maestro nos quería»… Los alumnos aprenden de aquellos profesores a los que aman. Lo decía enfáticamente el famoso pedagogo francés Alain: «Pero, ¡cómo le voy a enseñar algo a este alumno, si no me quiere!».
La tramas de las emociones y de los afectos se ha mantenido oculta en la escuela. Como si no existiera. Y, sin embargo, todos sabemos que es una parte fundamental de la vida de la institución y de cada uno de sus integrantes. Los sentimientos no se quedan a la puerta cuando se llega a ella. Entran con cada persona. Y dentro de la institución se generan y cultivan otros sentimientos nuevos.
La hegemonía de la dimensión intelectual ha dejado atrofiada la parcela afectiva. Se han silenciado los sentimientos, se ha tratado de confinarlos a la esfera privada, se les ha controlado y castigado. Especialmente en los hombres. Y se han ridiculizado en las mujeres. Nadie ha sido considerado excesivamente inteligente, pero se ha calificado a las personas especialmente afectivas con el adjetivo peyorativo de «sentimentaloides», de «sensibleras».
«En el colegio se aprende historia, geografía, matemáticas, lengua, dibujo, gimnasia… Pero, ¿qué se aprende con respecto a la afectividad? Nada. Absolutamente nada sobre cómo intervenir cuando se desencadena un conflicto. Absolutamente nada sobre el duelo, el control del miedo o la expresión de la cólera» , dice Filliozat.
A pesar de que se planteaba el desarrollo integral de los individuos como el fin fundamental de la escuela, se solía dejar al margen la preocupación por la educación sentimental. Curiosamente, Porque la vida emocional es la base de la felicidad humana. También porque una buena relación afectiva constituye un medio sine qua non para el aprendizaje. Y porque, a fin de cuentas, la falta de una buena disposición hacia sí mismo y hacia los otros convierte el conocimiento adquirido en un arma peligrosa. Sin una disposición positiva hacia el aprendizaje no se aprende. Sin una relación positiva con los otros es fácil utilizar el conocimiento adquirido contra ellos. Si se utiliza el saber para oprimir, humillar, explotar, matar, engañar a los demás, ¿merecería la pena tener conocimientos?». Fueron médicos muy bien preparados, ingenieros muy bien formados y enfermeras muy capacitadas en su oficio los profesionales que diseñaron las cámaras de gas en la segunda guerra mundial. Más les hubiera valido a las víctimas que sus verdugos no hubieran sabido tanto.
La «alfabetización emocional» nos enfrenta a ellas de forma constante y de ellas depende, en buena parte, nuestra felicidad o nuestra desgracia:
Ahora: Los aplazamientos son una lacra de las actuaciones psicológicas. “Mañana lo haré”, “otro día lo pederé”, “todavía es pronto”, “no estoy en condiciones”, “la otra persona no lo podrá entender todavía”… son excusas que se suceden interminablemente.
Más: La insatisfacción nos tiene que poner en condiciones de exigir más, pedir más, desear y expresar el incremento del afecto, de la atención, del respeto… estará en manos del otro concederlo, pero cada uno no debe renunciar a pedirlo.
No: La capacidad de decir no es muy compleja y difícil. Hay quien no es capaz de rechazar una demanda. Y, como consecuencia, lleva encima de sí una condena insoportable.
Basta: Hay personas que arrastran una carga superior a sus fuerzas. No son capaces de desembarazarse de ella. Una relación patológica, una dependencia enfermiza, un situación de opresión, de malos tratos… Es preciso aprender a decir ¡basta!
Ayuda: Hay personas incapaces de solicitar ayuda cuando realmente la necesitan. Por orgullo, por miedo al rechazo, por considerar que su problema no tiene solución. Solicitar ayuda es ya una forma de ponerse en el camino de la solución.
QUE NPASO CON EL ARTICULO? NO ME PIERDO NINGUNO DESDE QUE MIGUEL ANGEL NOS VISITO EN COLOMBIA PARA UN CONGRESO.
Qué pena, pero no me aparece el artículo «Pronunciar cinco palabras»..es mi equipo , o hay algún incoveniente???????????????Por favor si alguien tiene la respuesta, háganmelo saber gracias!!!!!!!!!!!!
noeliastang@hotmail.com
No aparece el artículo.
¿O será un desafío?
¿No será una invitación a que nosotros escribamos cinco palabras? ¿Un disparador? ¿Una estrategia de nuestro maestro Miguel Ángel?
Voy a arriesgar:
*Te amo.
*Gracias.
*Por favor.
*Perdón.
*Te escucho.
AQUÍ OS MANDO EL ARTÍCULO DE HOY: «LAS CINCO PALABRAS»
La escuela ha sido tradicionalmente el dominio de lo cognitivo. En la escuela se pregunta, casi obsesivamente: ¿Tú qué sabes? No es tan frecuente escuchar esta pregunta: ¿Tú qué sientes? En un lejano artículo reflexionaba con preocupación sobre este tema. Se trata de un trabajo que, de forma significativa, titulé ´La cárcel de los sentimientos´. Me refería, claro está, a la escuela. Dos años antes, Alexander Neill había escrito un libro cuyo título constituye un grito de protesta contra la educación academicista, autoritaria, rígida y, frecuentemente, sádica: ´Corazones, no sólo cabezas en la escuela´.
Es curioso analizar las reflexiones y valoraciones que hacen los ex alumnos respecto a la institución escolar y a la actuación y relaciones con ellos de sus maestros/as. Es la dimensión afectiva la que más insistente y profundamente subrayan. La que de verdad les ha dejado huella. He oído decir muchas veces lo importante que fue para un alumno un maestro que se interesaba por sus problemas, que les conocía por sus nombres, que se relacionaba de forma afectuosa y estimulante con ellos. En definitiva, que les quería. «A ese maestro le importábamos mucho», «ese maestro creía en nosotros», «ese maestro nos quería»… Los alumnos aprenden de aquellos profesores a los que aman. Lo decía enfáticamente el famoso pedagogo francés Alain: «Pero, ¡cómo le voy a enseñar algo a este alumno, si no me quiere!».
La trama de las emociones y de los afectos se ha mantenido oculta en la escuela. Como si no existiera. Y, sin embargo, todos sabemos que es una parte fundamental de la vida de la institución y de cada uno de sus integrantes. Los sentimientos no se quedan a la puerta cuando se llega a ella. Entran con cada persona. Y dentro de la institución se generan y cultivan otros sentimientos nuevos.
La hegemonía de la dimensión intelectual ha dejado atrofiada la parcela afectiva. Se han silenciado los sentimientos, se ha tratado de confinarlos a la esfera privada, se les ha controlado y castigado. Especialmente en los hombres. Y se han ridiculizado en las mujeres. Nadie ha sido considerado excesivamente inteligente, pero se ha calificado a las personas especialmente afectivas con el adjetivo peyorativo de ´sentimentaloides´, de ´sensibleras´.
«En el colegio se aprende historia, geografía, matemáticas, lengua, dibujo, gimnasia… Pero, ¿qué se aprende con respecto a la afectividad? Nada. Absolutamente nada sobre cómo intervenir cuando se desencadena un conflicto. Absolutamente nada sobre el duelo, el control del miedo o la expresión de la cólera» , dice Filliozat.
A pesar de que se planteaba el desarrollo integral de los individuos como el fin fundamental de la escuela, se solía dejar al margen la preocupación por la educación sentimental. Curiosamente, porque la vida emocional es la base de la felicidad humana. También porque una buena relación afectiva constituye un medio sine qua non para el aprendizaje. Y porque, a fin de cuentas, la falta de una buena disposición hacia sí mismo y hacia los otros convierte el conocimiento adquirido en un arma peligrosa. Sin una disposición positiva hacia el aprendizaje no se aprende. Sin una relación positiva con los otros es fácil utilizar el conocimiento adquirido contra ellos. Si se utiliza el saber para oprimir, humillar, explotar, matar, engañar a los demás, ¿merecería la pena tener conocimientos?». Fueron médicos muy bien preparados, ingenieros muy bien formados y enfermeras muy capacitadas en su oficio los profesionales que diseñaron las cámaras de gas en la segunda guerra mundial. Más les hubiera valido a las víctimas que sus verdugos no hubieran sabido tanto.
La ´alfabetización emocional´ nos enfrenta a ellas de forma constante y de ellas depende, en buena parte, nuestra felicidad o nuestra desgracia:
Ahora: los aplazamientos son una lacra de las actuaciones psicológicas. «Mañana lo haré», «todavía es pronto», «no estoy en condiciones», «la otra persona no lo podrá entender todavía»… Son excusas que se suceden interminablemente.
Más: la insatisfacción nos tiene que poner en condiciones de exigir más, pedir más, desear y expresar el incremento del afecto, de la atención, del respeto… estará en manos del otro concederlo, pero cada uno no debe renunciar a pedirlo.
No: la capacidad de decir «no» es muy compleja y difícil. Hay quien no es capaz de rechazar una demanda. Y, como consecuencia, lleva encima de sí una condena insoportable.
Basta: hay personas que arrastran una carga superior a sus fuerzas. No son capaces de desembarazarse de ella. Una relación patológica, una dependencia enfermiza, un situación de opresión, de malos tratos… Es preciso aprender a decir «¡basta!».
Ayuda: hay personas incapaces de solicitar ayuda cuando realmente la necesitan. Por orgullo, por miedo al rechazo, por considerar que su problema no tiene solución. Solicitar ayuda es ya una forma de ponerse en el camino de la solución.
Parece fácil pronunciar de forma convencida y convincente estas palabras, pero la realidad psicológica de cada persona nos muestra la gran dificultad de su aprendizaje.
Actualmente, como siempre, estamos expuestos, y no digo solamente «ante», a alumnos que se han pasado tres pueblos y algunos años en su educación. Han sido troquelados muy tempranamente por sus mentores, ya sea en un prejuicio machista, consumista… Son alumnos que han sido secuestrados por unos principios que no han permitido el desarrollo y la maduración pertinente acorde con las necesidades de cada edad. Así nos encontramos con niños de cinco años, a los que no les gusta nada que no sea fútbol, con lo que este troquel supone de competitividad, engreimiento, desprecio de los demás… O entender que si una persona es buena, es porque es tonta… O que ante una canción como la de «Cinco sentidos tenemos, los cinco necesitamos; pero los cinco perdemos, cuando nos enamoramos» saltan y dicen: «Qué asco»…
Cuando un niño pequeño ha sido inducido y adiestrado directamente en una habilidad o prejuicio, o abandonado en manos de los videojuegos, y cuando toda su conducta ha sido conducida por chantajes, resulta difícil re»conducir» unas actitudes y deshacer el condicionamiento, sobre todo si hay otros 24 alumnos que traen la diversidad en bandeja y cada movimiento de uno se declara en una ofensa de otro. Se da el caso en que la conducta es tan ciega, que parece que estos angelitos son refractarios a la amabilidad, la corrección y la educación. Quiero que se entiendan que no estoy pidiendo café para todos, sino café en su justa medida para la cantidad y calidad de leche de cada uno. Es más, incluso otras hierbas naturales que puedan hacer una buena infusión y mezcla que alimente o medicine a todos adecuadamente.
¡Qué tarea nos queda!
Alguna vez la escuela (solo hablo de Argentina, que es lo que conozco)dejará de responder a intereses del sistema capitalista que tiene como meta crear personas no pensantes que respondan al mundo del consumo. Alguna vez quizás la escuela dedicará el mismo tiempo al desarrollo de la inteligencia emocional que le dedica a la inteligencia racional. Una escuela en la que además de responder a conocimientos, responda a cuestiones tales como resolver situaciones de crisis, como ser seres humanos plenos y aptos para vivir felices.
La escuela ha sido tradicionalmente el dominio de lo cognitivo. En la escuela se pregunta, casi obsesivamente: ¿tú qué sabes? No es tan frecuente escuchar esta pregunta: ¿tú qué sientes? En un lejano artículo reflexionaba con preocupación sobre este tema. Se trata de un trabajo que, de forma significativa, titulé “La cárcel de los sentimientos”. Me refería, claro está, a la escuela. Dos años antes, Alexander Neill había escrito un libro cuyo título constituye un grito de protesta contra la educación academicista, autoritaria, rígida y, frecuentemente, sádica: “Corazones, no sólo cabezas en la escuela”.
Parece mentira que estando nuestra felicidad tan centrada en la esfera de las emociones, la educación formal sólo se preocupe de la esfera de lo cognitivo. Por eso, gracias por los dos últimos artí
La salud emocional es muy importante, pero se deja en manos del azar o de la improvisación. NO existen programas que ayuden a desarrollar ese ámbito tan importante de la persona. Precisamente aquel en el que radica la fuente de la felicidad. Somos felices no en función de lo que sabemos sino de lo que sentimos. Por eso se habla tanto de la inteligencia emocional.
No estoy de acuerdo con el artículo ni en su forma ni en su fondo. Salvo que se esté hablando de la enseñanza, al menos en España, de los años setenta (Ley General de Educación). Es obvio y eso lo sabemos todos los profesionales de la enseñanza (maestros y profesores) que lo cognitivo y la educación sentimental se dan la mano desde hace ya bastantes años. Los «procesos de enseñanza aprendizaje», de hecho, ya no se mencionan en la normativa ni se utilizan en el lenguaje cotidiano. Se habla de competencias básicas y desarrollo integral de la persona. Eso no significa que los objetivos específicos estén presentes. Debemos, por ejemplo, hacer todo lo posible para que los niños lean y se expresen adecuadamente, como trampolin para el desarrollo de las otras competencias básicas. Hoy día, sintetizando, las aulas son maravillosos espacios de convivencia donde los conocimientos son pluralistas y en todo momento ajustados a las capacidades personales de cada uno de los niños. Hace ya bastante tiempo también que cada alumno cuenta individualmente, como persona, tales son las medidas de atención a la diversidad. En definitiva, que creo que el artículo habla de otro tiempo, muy lejano y está muy alejado de una realidad educativa, no por dificil y compleja, apasionante, que se desarrolla a diario en las aulas, con todas y cada una de sus dificultades innatas, obviamente. Creo que sería importante, en este sentido, artículos más fundamentados y realistas. Flaco favor se hace desde este plataforma u otra cualquiera a la enseñanza con artículos que siempre ponen en tela de juicio hechos que, repito, son una realidad desde hace al menos dos décadas (1990, Logse). Recomiendo por lo tanto al autor asesoramiento de maestros y profesores en activo: iba a sorprenderse, lo aseguro, ante una realidad educativa que nada, repito, tiene que ver con la de un pasado que ya se antoja lejano. Gracias, buenas tardes.
Estimada Jeanne:
Para que no me digas que tengo que buscar asesoría en profesores y profesoras que están en las aulas (por cierto, creo que el autor del artículo también está en las aulas) te diré que soy profesora de Secundaria. Siempre me ha preocupado esa actitud de que sólo sabe hablar de una realidad quien está en ella, como si los demás fuesen tontos. Pues, a veces, quien está tan condicionado por su contexto no ve otras perspectivas del mismo. El tono de tu comentario tiene muy poco de esa actitud tan maravillosa y tan extendida que ves en el sistema educativo. ¿No hay nada bueno en artículo, ni el fondo ni en la forma? ¿Ni siquiera la intención? ¿De verdad lo piensas así? Creo que todavía nos queda mucho camino por andar. Desde esa actitud tan complaciente, es difícil caer en la cuenta de las limitaciones. ¿Tú crees que existe en los centros un plan coherente, compartido y explícito de educación sentimental? ¿Tú crees que el discurso de las competencias ha calado en las aulas? ¿Por qué el fracaso que tenemos? ¿Por qué el absentismo escolar?¿O basta hablar de ello para que ya esté en la realidad de las cosas? ¿Tú crees que la formación del profesorado atiende adecuadamente la necesidad de esta dimensión? ¿Conoces las insistentes y severas críticas que una buena parte del profesorado le hace a la LOGSE y a su desarrollo?¿Los profesores y las profesoras de lengua, de matemáticas, de química, de inglés… tienen tiempo y oportunidad de atender estas cuestiones? ¿Y dices que ya no se habla de procesos de enseñanza y aprendizaje? ¿No? ¿Tienen muy en cuenta las evaluaciones de diagnóstico esta dimensión de la afectividad? ¿Y PISA? ¿No crees que nos falta mucho camino por andar? (Y no es que no se haya avanzado, claro).
Por cierto, ¿qué le pasa a la forma del artículo? ¿Está mal escrito? ¿Está mal enfocado? ¿No te parece bien que se hable de la importancia de estos aspectos? Sinceramente, lo que creo que está poco fundamentado es tu comentario? Lo que creo que hace un flaco favor a la enseñanza son escritos como el tuyo. Atentamente.
No tengo idea de lo que sucede en España con la educación, escribo desde Argentina, soy Terapeuta del Lenguaje, Prof. de Sordos y Maestra de Apoyo a la retención escolar. En mis 25 años de profesional he visto de todo. Docentes altamente comprometidos en lo emocional y cognitivo, docentes que no se comprometen en nada y docentes que como yo vivimos como dice el artículo con la incapacidad de decir basta y terminamos enfermos. Pero es peor por las noches cuando no puedes dormir pensando que a un niño que tú atiendes le falta la medicación neurológica que hará de él no solo un buen alumno sino una persona feliz. Eso por decir un motivo que te quita el sueño – un motivo leve -.
Yo creo que las personas se comprometen con algo cuando disciernen la verdadera dimensión del ser humano. Porque eso es lo que tenemos: seres humanos, no estadísticas, personas llamadas Ezequiel, Micaela o Javier. Personas que necesitan a veces tan poco para salir adelante y ni siquiera reciben ese poco.
En mi país el estado ha sido altamente paternalista. Se distribuyen planes y subsidios entre familias necesitadas que terminan sin buscar un empleo. Se les ha adiestrado en la autoconmiseración, en la dependencia absoluta, viven de cualquier forma, sobreviven creyendo que esa es la única forma de vida. Y sus hijos son carenciados afectivos, con trastornos fonológicos que con una mamá sin demasiadas habilidades superarían su problema. Más los padres ni eso hacen por sus hijos. Proveemos de nuestro sueldo de útiles, ropa, remedios.
Y sí me dan muchas ganas de decir basta. Pero no a los niños sino a los gobiernos estúpidos y la clase obrera que perdió la dignidad y el placer de ganarse el pan de cada día.
Ojalá yo pudiera discutir sobre contenidos cognitivos o sociales, yo tengo que discutir sobre abusos, violencia familiar, drogas, hambre, ignorancia y adolescentes de 12 años embarazadas.
Es que debo decir, algunos aún no ven lo que está ocurriendo con nuestros niños y siguen discutiendo filosóficamente, ya no se trata de si estamos o no comprometidos con la enseñanza cognitiva o afectiva.
Se trata que estamos perdiendo toda una generación.
Los gobernantes que tenemos son fruto de su propia generación, si estamos disconformes con ellos, imaginen cuando estos niños, resentidos, altamente discapacitados en competencias, sean los hacedores de nuestro destino.
Juro que los niños si saben pedir ayuda. Pero que los escuchen es otra historia.
Un abrazo.
Arielle
Estimados amigos, hablamos sobre lo que alguien dice y muchas veces construimos la realidad sobre ideas que para nada atienden a nuestras necesidades en especial en el ambito educativo. El cognitivismo en el que se asienta la LOGSE y mas concretamente el modelo de Epistemologia genetica de Piaget que lo soporta es una de las mayores aberraciones educativas, el individualismo determinista que promueve este personaje no es neutral ni objetivo, sino que se dicto desde su conciencia eugenesica, clasista y xenofoba, deberiamos recordar que fue la fundacion Rokekefeller la que propuso y apoyo para el cargo de la oficina internacional de educacion a un biologo especializado en el estudio de vacas marinas, y el vaticano el que se encargo de nombrar como ayudante a Pedro Rosello un mienbro destacado del opus dei. Estas personas en ningun momento expresaron el menor interes por mejorar la educacion y menos aun por reivindicar los derechos humanos. Cualquier analisis historico sobre los comunicados y escritos tanto de la oficina internacional somo los psicopedagogicos de ambos nos muestran la paradoja de que estos personajes solo se dedicaron a exponer y reivindicar propuestas educativas innovadoras, y derechos humanos a posteriori, una vez que estos habian sido confirmados en entorno cientificos o aceptados socialmente.
De hecho no solo no se dignaban en realizar citas bibliograficas en sus estudios sino que estos carecian de cualquier atismo de rigor cientifico. La aceptacion de sus ideas se basa mas en la conveniencia a una idelogia liberal carente de toda humanidad que permite justificar el clasismo y el racismo desde la genetica cognitiva.
Rosenthal ya demostro hace años como los profesores tienen a confirmar las expectativas muchas veces irracionales con respecto a sus alumnos, y es que las teorias implicitas nos facilitan la labor de no tener que replantearnos nuestras ideas y trabajo. ¿Estan mejor los niños y niñas de 11 y 12 años en el Instituto de lo que lo estaban en el colegio? ¿El curriculum preescrito es el adecuado? ¿La organizacion y los servicios educativos de los centros se adecuan a las necesidades de las familias?. La respuesta en todos estos casos es negativa si atendemos a los numerosos los estudios. Los conocimientos, procedimientos y actitudes positivas se generan en las relaciones humanas y no en los metadiscursos educativos. El propio Bruner a criticado filosoficamente la irracionalidad del cognitivismo deshumanizado, y las neurociencias sociales le dan la razon, claro esta, que siempre podemos aferranos a motivos teleologicos o apelar a evidencias cientificas en base a especulaciones induc tivas sobre el comportamiento de un sobrino.
Creo que va siendo hota de abrir las ventanas de la clases y asomarnos con los alumnos asumiendo el reto de cuestionarnos la realidad desde una perspectiva humana.