Justicia distributiva

8 Ago

embudo.jpgHace cierto tiempo me contaron una historia que tiene su miga. Ocurrió en una Facultad universitaria. Tiene que ver con la justicia distributiva. Dos profesores compartían el mismo despacho y atendían en él a sus alumnos y alumnas en las horas de tutoría. Movidos por la situación de otros colegas que disponían de un despacho unipersonal, decidieron solicitar del Departamento el correspondiente permiso para construir un tabique y dividir el despacho en dos partes. La excusa era que se estorbaban. La verdad era que no se llevaban bien. Podían organizar sus horas de atención a los alumnos y alumnas combinando mañanas y tardes o días alternaos de la semana. Pero, no. Pidieron la separación. El Departamento dijo que sí.
En ausencia de su colega, el interesado (nunca mejor dicho) llamó a los servicios de la Universidad, mostró el permiso e indicó a los albañiles por dónde deberían construir el tabique y por dónde tendría acceso el nuevo despacho. Hizo una división muy original. Dejó una parte más amplia e iluminada y la otra más pequeña y oscura. Él eligió de manera descarada la mejor parte y en ella colocó sus libros, su ordenador y sus pertenencias. En el despacho contiguo colocó las cosas de su… compañero.

Cuando regresó el profesor ausente y se encontró con el desaguisado dijo que no estaba dispuesto a aceptar el arbitrario reparto. Y llevó al Departamento la solicitud de que se hiciera una nueva división de común acuerdo o a cargo de una persona independiente. Hubo una discusión. Algunos decían que no se podía dilapidar el dinero haciendo, quitando y volviendo a poner. Otro dijo que si eran tan diferentes los despachos podrían sortearlos: Alguien propuso que alternasen por años la posesión de los despachos.

Intervino entonces el Director del Departamento y propuso una solución al conflicto del reparto. Pidió que se votase.

– Antes de decir en qué consiste mi propuesta, dijo, quiero contar algo que me paso siendo niño . Un día mi padre me dijo: Divide ese pastel para tu hermano y para ti. Hice una división tan escandalosa que, cuando me disponía a coger el trozo visiblemente más grande, mi padre me dijo: Espera, no te precipites. Tú ya has hecho una tarea muy importante que es la tarea de dividir. Ya que has dividido `para dos hermanos, quiero suponer que lo has hecho con justicia. Pues bien, tu hermano va a realizar ahora otra tarea no menos importante que la tuya, va a elegir la parte del pastel que más le interese. Ya suponéis lo que eligió mi hermano y el ridícujlo trozo de pastel que me tocó a mí.

Lo que sigue se puede imaginar fácilmente. El Director, ante los miembros del Departamento que escuchaban entre atónitos y divertidos, concluyó.

– Pues bien, fulanito ha hecho una tarea importante, que es dividir el despacho en ausencia de su colega. Ha dividido para dos compañeros que tienen los mismos derechos por lo que quiero pensar que ha procedido rectamente. Mi propuesta es que ahora su compañero realice la otra tarea complementaria, que es elegir la parte del despacho que más le interese.

Se votó con el resultado que se supone. Sólo un voto en contra. El compañero que inicialmente fue agraviado con el reparto injusto está disfrutando del egoísmo de su colega en la parte más amplia e iluminada del espacio.

Sabia decisión. Coherente decisión. Merecido castigo. En las instituciones hay quien trata de sacar siempre tajada de aquello que dice o hace. Hay quien no da puntada sin hilo. Resulta desesperante ver cómo todo lo pretenden transformar en beneficio aunque causen daño a los demás.

Pocas veces se encuentran con la ingeniosa decisión que cierra este relato y que hizo exclamar a quien conocía bien a los actores: “Merecido se lo tenían los dos. Uno el premio, el otro el castigo”.

Siendo niño, tenía un profesor que escribía sentencias en el encerado. Permanecían una semana expuestas a la consideración de todos. En una ocasión, el profesor escribió lo siguiente: “Lo mejor y lo primero, para mi compañero”. Un avispado escolar quiso hacer una gracia, cambió la coma de lugar (aunque olvidó el acento en el posesivo). Lo que quedó escrito fue lo siguiente: “Lo mejor y lo primero para mí, compañero”..

Conté la historia de los despachos en una reunión de amigos. Años después supe que una familia que estaba allí me llamaba “el pacificador”. Dijeron que aquella solución había terminado con las peleas de sus dos hijos cuando iban a repartir alguna cosa fraccionable. Loa padres les preguntaban:

– ¿Quién quiere dividir?

El que se encargaba de hacerlo ponía el mayor empeño en que hubiese dos partes exactas. Sabía que él se iba a quedar con la que no eligiese su hermano. Aunque la envidia es muy mala consejera. No me extraña que en algún caso, cuando le llegase al segundo protagonista la hora de elegir, acabase diciendo:

– Yo quiero el de mi hermano.

Comprenderá fácilmente el lector (o lectora) lo que sucedería en el mundo si todos nos hiciésemos firmantes de la segunda sentencia del encerado de aquella clase de. mi juventud. Cada uno a lo suyo, cada uno contra todos en su propio beneficio. Qué horrible mundo. Qué mundo tan poco ético y tan antiestético.

Afortunadamente hay personas que se empeñan en vivir según el primer lema. Que se desviven, literalmente, por conseguir el bienestar del prójimo, sin tener en cuenta que quien las observa pueda tacharlas de tontas en el marco de esta cultura neoliberal, de individualismos exacerbados.. Porque no existe una frontera nítida entre la bondad y la ingenuidad, entre la generosidad absoluta y la plena estupidez.

15 respuestas a «Justicia distributiva»

  1. chapeau miguel angel!!! … siempre me ha gustao su manera de escribir… pero aquí s’a lucío… ritmo, complejidad… no sé he disfrutao como un cosaco, … con una fluidez digna de los grandes.

    y como siempre un placer visitarlo… aunque últimamente con los rss… ya no comentamos en los blogs de los demá, una pena, por que a mi me gusta…
    saludos y salud…

  2. Extraño artículo, no está nada claro el objetivo, salvo quizás dar fe de un hecho tan evidente como es la complejidad y el egoismo humano de unos para con otros, da igual el contexto. Estamos hechos de esa naturaleza, para bien o para mal y los tiempos actuales, con políticos de todo signo que montan constantemente circos mediáticos a la desesperada no son constituyen el mejor de los ejemplos, ni para niños ni para jóvenes. Aún menos para una masa de población poco cultivada, “ideólogos”, por llamarlos de alguna manera, que van a votar a tal o cual partido, sea cual sea la circunstancia de éste. Pero no es de política de lo que se pretende hablar…. ¿o quizás si? Política fue, en su tiempo, la aniquilación de los neardenthales a manos de nosotros mismos. Estorbaban, simplemente. Política fue también el escaso eco de la muerte de Vicente Ferrer, persona excepcional. Ni la pobreza vende periódicos y aún menos eleva los índices de audiencia. Política es que las individualidades (esto es, la masa trabajadora) siga pasando hambre a costa de inyecciones económicas a los bancos y los empresarios. Pero no, me estoy equivocando… se hablaba de la solidaridad, del bien común, y yo con las tesis neoliberalistas, tal mal vistas por otra parte. Cualquier voz crítica (en la enseñanza, en política, en justicia, en sanidad…) es inmediatamente calificada de “catastrofista” y a sueldo de la “extrema derecha”. Toca entonces ser positivo…. como aquella película de Godard, Todo está bien. Pero para ser positivo hay que ser hipócrita: si Andalucía es la comunidad autónoma con mayor paro en toda España, hay que matizar y decir algo así como que “Andalucía es imparable”, comparada con el siglo XIX. De esta manera, los males quedan diluidos. Si no hay una sola universidad española que esté entre las diez mejores de EUropa, toca también disfrazar este dato de alguna manera… a ver… algo así como que “el retraso histórico lo impide”. Sí, con esta frase, mejor mucho mejor. ¿La justicia en España? De las mejores de Europa, ala, así a la bruto. ¿La sanidad? Universal, sin entrar en más detalles. Si… en el fondo no estan complicado ser políticamente correcto. El problema, fundamentalmente, es la conciencia, que no te dejaría dormir por las noches, si bien dudo que esto importe lo más mínimo a miles de personas. Buenas tardes.

  3. Estimado Miguel Ángel:

    Me ha gustado mucho esta historieta y seguro que en alguna ocasión la utilizaré con mis alumnos y alumnas. No obstante, después de pensar un poco sobre el asunto he llegado a la conclusión de que la moraleja en el fondo es: no hagas nada mal no vaya a ser que al final las consecuencias se vuelvan contra ti. Es decir, se trata de que la gente no actúe mal por miedo no por convicción y ante esto me surge una duda. ¿Qué pasará cuando una persona tenga la absoluta seguridad de que aunque haga algo incorrecto las consecuenicas desagradables no le repercutirán a él?

    Si sólo educamos a que no hagan algo porque tienen miedo de algo, cuando el miedo desaparece qué pasa. Yo creo hay que educar también en la convicción, no sé.

    Saludos, Montse

  4. ¡Buenísimo el artículo! Un llamado a la reflexión sobre la justicia, la equidad, el sentido común, la generosidad…valores a veces olvidados.
    Pero me ha asaltado el humor cordobés y he recordado a aquellos dos comprovincianos míos que, al momento de repartirse un pastel, uno lo ha hecho de manera poco equitativa y se ha tomado la porción más grande. Luego el otro le ha dicho:
    -¿No te da vergüenza? ¿Nunca te enseñaron que debes tomar el más pequeño?-
    A lo que el otro le replicó:
    -Y vos ¿cuál hubieras tomado?-
    -¡Yo hubiera tomado el más chico, por supuesto! No soy tan mal educado-
    -¡Bueno, ahí lo tienes- Replicó el otro.
    Fea la actitud de aquel cordobés, ¿No es cierto?
    Feliz semana para todos.
    Desde Córdoba, Argentina.

  5. Buena párabola para utilizar como comentario de texto en nuestras clases de EpC. Cabría puntualizar que la justicia distributiva es otra cosa y contempla parámetros cualitativos imposibles de ponderar en esta justicia de las “dos mitades”. Un saludo

  6. Muy bue texto.
    Mi padre también nos enseñó lo mismo a mi hermano y a mí, uno divide, el otro elige.

    Sólo una pega, me parece que escribir “alumnos y alumnas” es redundante, si escribes alumnos, todos entendemos que te refieres a hombres y mujeres. Respetemos nuestro idioma y hablemos y esribamos correctamente.

    Un saludo.

  7. me hace pensar si alguna vez los más vulnerables tuviesen la oportunidad de escoger el trozo de la torta que les gustaría tomar, de acuerdo a la división que los poderosos realizaron.

  8. Está muy bien el correctivo que el Departamento aplicó al profesor interesado. Lástima que no existan mecanismos de este tipo que defiendan los intereses de todos y de todas. Claro que a lo que debemos tender a actuar de manera respetuosa y generosa con los demás.

  9. Estimado Miguel Ángel: Buenísimo el artículo!!!
    Leyendo el texto, recuerdo una propaganda de café que se ve a diario por la TV y que traduce la historia que cuenta el comentario 5.
    Saludos desde el Sur-sur, Ana
    Río Grande, Tierra del Fuego,Argentina

  10. En algunos pueblos de la sierra norte de Córdoba aún siguen con este sistema de reparto de herencias, el mayor o la mayor hace las partes (se le supone más sabio o sabia y conocedor/a del valor de los bienes) y posteriormente comienzan a coger las partes en orden inverso a la edad…

  11. Creo que no es ése el concepto de “justicia distributiva”.
    No sabemos quién de los dos profesores merecía, por “sus méritos”, el mejor despacho.
    La justicia distributiva consiste en “distribuir”, no por igual, sino, “justamente”. “Darle a cada uno lo suyo”, los iustum, ni más de lo que merece ni menos de lo que merece.
    Lo justo es darle 8 al que merezca 8 y darle 4 al que merezca 4.
    Repartir por igual es una “injusticia”, uno sale “injustamente beneficiado” y el otro “injustamente beneficiado”.
    Yo no sé la condición de los dos profesores.
    La parábola del Evangelio dándole, el dueño de la viña, el mismo salario a todos los obreros, habiendo trabajado jornadas distintas, es un ejemplo de insjusticia distributiva.

  12. soy de Bovril. Entre Ríos. Argentina. Me encantó este artículo, y le puedo asegurar que disfruté del curso dictado por Usted en esta ciudad, aprendí un montonazo!!! También me hizo pensar y analizar mi desempeño en la tarea docente durante 20 años de antigüedad. Dios quiera y podamos disfrutar de muchos encuentros como éste. La verdad me llegó al corazón. Un beso

  13. Un cuentito complementario: Dos personas enemistadas y envidiosas (como podrían ser los profesores de su historia) encuentran una lámpara maravillosa. El genio le dice a uno de ellos:”pide un deseo y se te concederá, pero a tu compañero le daré el doble”. Tras un rato pensando contesta “sácame un ojo”. Este nivel de envidia automutilante sólo lo he visto en la universidad…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.