El síndrome de la rana hervida

22 Dic

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Las fábulas, los símbolos, las historias, las parábolas, las alegorías, los cuentos han sido siempre excelentes técnicas para explicar, enseñar y transmitir ideas. He leído en algún lugar que la distancia más corta entre una persona y la verdad es un cuento. No sé si este aserto se podrá demostrar científicamente pero, por si fuera cierto, voy a utilizar para el comentario de hoy una curiosa metáfora.
Olivier Clerc, especialista en bienestar y desarrollo personal nacido en Ginebra y afincado hoy en Borgoña, escribió en el año 2005 un libro titulado “La rana que no sabía que estaba hervida… y otras lecciones de vida”. En la introducción dice el autor que “todo es lenguaje, que todo nos habla”. Entre las historias que plantea una lleva el título del libro. Y a ella me voy a referir. Parece ser que esta alegoría fue propuesta por primera vez en el libro de Marty Rubin “The boiled Frog Syndrome”, publicado en 1987.
Imaginen una cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana esto le parece agradable, y sigue nadando. La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta y además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia.

Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar y no hace nada más. Así, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acelerada, hasta el momento en que la rana acaba hervida y muere sin haber realizado el menor esfuerzo para salir de la cazuela.
Si la hubiéramos sumergido de golpe en un recipiente con el agua a cincuenta grados, ella se habría puesto a salvo de un enérgico salto.
“Es un experimento rico en enseñanzas, dice el autor. Nos demuestra que un deterioro, si es muy lento, pasa inadvertido y la mayoría de las veces no suscita reacción, ni oposición, ni rebeldía”.
Pondré varios ejemplos para aplicar esta conclusión que nos ofrece Oliver Clerc. Una de ellas es lo que sucede con el deterioro del amor inicial, tan intenso y emocionante muchas veces. Poquito a poco, detalle a detalle, se va desvaneciendo hasta desaparecer. ¿Cómo es posible, se preguntan los amantes, que hayamos llegado a este punto? Ese punto es la indiferencia más absoluta o la agresión más violenta que uno pueda imaginar. Se han ido acumulando silencios, displicencias, rencores, incomprensibles, malas contestaciones, pequeñas agresiones… hasta llegar a ese momento en que la convivencia resulta imposible. Nadie podría decir que esa pareja empezó a funcionar mal a las tres de la tarde del día 24 de enero.
Pienso algunas veces en el camino que sigue un niño, desde su inicial inocencia, hasta llegar a convertirse en un sanguinario terrorista. ¿Qué ha pasado? No es imaginable siquiera que, de un segundo para otra otro, quien era tierno e ingenuo se convierta en una fiera sin escrúpulos ni sentimientos. El individuo ha ido sufriendo una degradación progresiva, probablemente imperceptible, pero de resultados espectaculares.
Lo mismo sucede en la salud, que llega deteriorarse de forma tan lenta e invisible como segura. La enfermedad es una consecuencia de la alimentación desvitalizada e industrializada, cargada de grasas y tópicos. Lo cual se une a la falta de ejercicio, al estrés y a una gestión desafortunada de las emociones. Qué decir del cáncer de pulmón que sobreviene después de muchos años de fumar de manera continuada.
Esta degradación silenciosa, constante e imperceptible se produce también, a veces, en la vida profesional. Un profesor que comenzó su tarea cargado de ilusión acaba maldiciendo su suerte y aborreciendo lo que hace. ¿Cómo se ha pasado de un inicial comienzo ilusionante a este final pesimista? De forma callada y persistente. Un retraso, una baja fraudulenta, unos días sin esfuerzo, una reacción incontrolada, unos comentarios desagradables… Y, poco a poco, se acaba en un agujero negro que dista mucho del primer fulgor.
El síndrome de la rana también se puede aplicar al ámbito social. Hay sociedades en las que, en un tiempo, se vivía en función de valores acendrados. Pero, poco a poco, se van perdiendo las referencias éticas y un ciudadano de la primera época no se podría reconocer en la situación a la que sin pensarlo se ha llegado. Año tras año, día tras día, hora tras hora prosigue la degradación. Una creciente proliferación de la vulgaridad, de la grosería, de la falta de respeto hacen que nos sumerjamos en un clima éticamente irrespirable. ¿Cómo se ha pasado el la vida de aquellos pueblos en los que se dejaban las puertas abiertas a esta inseguridad que no eliminan ni los cerrojos, ni las alarmas ni la policía pública y privada?
La falta de reacción se debe a que el deterioro de paso lento es casi imperceptible. Por eso debemos estar siempre en situación de alerta. Oliverc Clerc nos dice en su obra: “Lo que nos enseña la alegoría de la rana es que siempre que existe un deterioro lento, tenue, casi imperceptible, tan solo una conciencia muy aguda o una memoria excelente permiten darse cuenta de ello, o bien un patrón de referencia que haga posible valorar el estado de la situación”.
Tres soluciones complejas, que no es fácil ejercitar de forma permanente y efectiva. La primera consiste en ejercitar la conciencia, sin la cual estaremos dormidos en el sentido estricto o figurado. La segunda es el ejercicio de la memoria. Sin memoria no hay comparación, no hay discernimiento. La tercera es la utilización de termómetros referenciales. La rana que está sumergida en el agua carece de un patrón de referencia. ¿Cuáles son los criterios en los que basamos nuestra salud emocional, nuestro clima ético, nuestro estado de salud? Cuando uno se quiere pesar, lo primero que hace es comprobar que la báscula está a cero. De lo contrario, ¿qué fiabilidad tendría la medida? Pobre rana. Inconsciente, amnésica y embotada, no le queda más que esperar la cocción. Pobres de nosotros si perdemos la capacidad de reaccionar ante el deterioro paulatino e imperceptible.

14 respuestas a «El síndrome de la rana hervida»

  1. En vísperas de Navidad me hubiera gustado encontrarme en este espacio con una historia más alegre, más tierna y más optimista.
    Pero bueno, todo tiene su lado positivo, aunque sea por oposición. A las relaciones muchas veces el paso de los años en lugar de deteriorarlas, las hace más profundas, y el amor apasionado que fue en un primer momento se va convirtiendo de a poco en un amor sereno y fuerte, paciente y acogedor, comprensivo y tolerante…¿ Porqué no?
    Que el paso del tiempo nos sirva para crecer no solo en años y en peso, sino en amor y sabiduría.
    ¡FELIZ NAVIDAD!

  2. El calentamiento global no deja de ser un signo interesante para interpretar la historia de la rana, en nuestras sociedades postmodernas…comienza a experimentarse el ahogamiento que traen las desigualdades, las asimetrias, los privilegios de unos, el consumo desmedido de unos pocos y sigue una la larga lista a la que Ud. puede agregar otros factores que sin duda favorecen y aumentan en proporción desmedida la tempratura atmosférica. Calentamiento en donde cada día se hace más irrespirable la vida como vida humana…al menos para los más desfavorecidos y los que quedaron de una u otra manera al margen o fueron excluidos del sistema.

    Pienso…¿Se habrá incluido en el reciente “Mapa de la Ruta de Bali” -cuyo proposito según la misma ONU es “combarir el calentamiento global” – alguna estrategia para desarrollar la ” Ecología Humana” ? …porque la temperatura sin duda va increciendo.

    Una Buena Navidad desde Argentina.
    Horacio Muros

  3. Quisiera decirle que estuve en la Ponencia taller que dio el pasado miércoles en la facultad de ciencias de la Educación de la Universidad Granada, y que he vuelto a leer gustosa la historia de la rana hervida.

    Le felicito aquí (ya que en persona soy un poco vergonzosa y no fui capaz de acercarme), por la magnífica ponencia que realizó, por todas las verdades que dijo, y por como hizo emocionarnos a los alumnos que seremos en un futuro no muy lejano, maestros.

    Gracias

  4. Le felicito por estas reflexiones tan interesantes y oportunas, sobre todo referidas al ámbito social…

    Le aporto dos sorpresas (en forma de gazapo) al leer el texto: la primera la falta de acento en el título (sindrome)y la segunda, la supuesta fecha de publicación por primera vez de esta alegoría (¿198?)

    Muchas gracias y los mejores deseos para un venturoso y “activo” 2008

  5. Muy buenas tardes. Tan sólo felicitarle. Nos conquistó la pasada semana en la facultad de Ciencias de la Educación de Granada. Ha ganado una nueva lectora. No estudié magisterio pero sí filología. Aunque a veces veo muy lejano el momento en que pueda enseñar algo a alguien, sí sé que cuando lo consiga intentaré no ser como fueron conmigo. Hay muchas cosas por hacer y por mejorar.

  6. A nosotros, los de los cursos de Doctorado de Almería, ya nos conquistaste en su momento, cuando hace cosa de tres o cuatro años viniste contando esas magníficas historias que invitan a la reflexión y al cambio.

    Después de llevar ocho años en la docencia, veo cómo día a día se hace más difícil mantenerse en una posición crítica y activa. En ello estamos… con la utopía como horizonte.

    Es un honor haberte conocido en persona.
    Mil gracias por todo.

  7. Buenas tardes:

    Soy una de las dos alumnas que fuimos a felicitarle cuando terminó la ponencia la semana pasada en la Facultad de Educación de Granada.

    Seguiría felicitándole por la forma que tuvo de conquistarnos con sus palabras, por las cosas que dijo y francamente, por lograr ponerme “el vello de punta”, sobre todo con la historia del niño que quería ser una televisión.

    Me encantó su ponencia y me sentí muy identificada con todo lo que dijo.
    Gracias por dedicarnos esas palabras a todos nosotros, a los futuros maestros que debemos cuidar y amar a todos y cada uno de nuestros alumnos.

    Concluyendo, espero poder acudir a otra conferencia suya, me interesaría mucho ir. Mientras tanto, leeré cada uno de los artículos que escribe aquí.

    Saludos y mis mejores deseos para el año 2008, que venga cargado de paz, felicidad, salud y mucho amor para los niños.

  8. Me ha encantado el artículo. Ojalá hubiese conocido -y analizado- esta historia antes. Seguramente habría cuidado más mi salud, que he perdido paulatinamente, sin ser consciente.

    También observo el paralelismo con ciertas cuestiones sociales, constatando -por ejemplo- la diferencia entre el comportamiento educado de las jóvenes generaciones de hace tan sólo dos décadas y las del momento actual.

    Muchas gracias por estas reflexiones y mis mejores deseos para todos/as en 2008 y SIEMPRE.

  9. Felicitarle por este artículo y esa capacidad para hacernos reflexionar sobre muchos temas importantes en la vida y de manera espacial a los docentes. Es fundamental mantener la ilusión y no dejarnos llevar por la monotonía; ACTITUD POSITIVA. Gracias maestro.

  10. Pingback: Violencia machista y el síndrome de la rana hervida : Diario Personal

  11. La actual situación a nivel mundial conlleva a presagiar el deterioro paulatino en el nivel de los valores que el ser humano habia venido acumulando, pero que por el avance frenetico de los diferentes tipos de información han ocasionado que nos dediquemos más a la materialidad de los acontecimientos, dejando de lado la parte espiritual en el individuo. Excelente metodo de enseñanza y felicitaciones por su facilidad de comunicación.

  12. Estando revisando la raiz de la sicología me encontré
    unas enseñanzas que me hocieron entender unas razones que no había encontrado en tantos años que han pasado en mi vida. Se pudiera dar talleres con informe a un pueblo que lo nesecita, a muchas mujeres que mueren con un silencio, acostumbrándose a lo mas fácil de la vida, pensando que no dan más por que las personas quizas allegadas o padres les infundieron en su infancia un pensamiento errado que marco sus camino en la vida. Lo digo por esperiencia propia.Gracias algo nuevo aprendi.

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