No hay forma de mejorar sin autocrítica, sin análisis riguroso de lo uno piensa, sin una permanente actitud interrogativa hacia lo que uno hace. Si no ponemos en tela de juicio nuestras concepciones, nuestras actitudes y nuestros comportamientos, estamos condenados a repetir los errores de manera indefinida. Me refiero tanto a las personas concretas como a los grupos o instituciones.
Si cuando algo falla, sólo los otros tienen culpa, nosotros no moveremos nuestras posiciones, aunque estén equivocadas. Serán los demás quienes tienen que cambiar. Pero, claro, si cada uno se aferra a sus posiciones y modos de actuar, nadie podrá mejorar.
Quiero compartir con los lectores una anécdota personal del doctor Anin Ghandi. La he leído en un avión, mientras ojeaba una revista de Aerolíneas Argentinas. El texto está firmado por Ramiro Valencia Cossio.
Yo tenía 16 años, dice el doctor Ghandi, y estaba viviendo con mis padres en el instituto que mi abuelo había fundado a 18 millas en las afueras de la ciudad de Durbam, en Sudáfrica, en medio de plantaciones de azúcar. Estábamos bien adentro del país y no teníamos vecinos, así que a mis hermanos y a mí siempre nos entusiasmaba poder ir a la ciudad a visitar amigos o ir al cine.
Un día mi padre me pidió que lo llevara a la ciudad para asistir a una conferencia que duraba el día entero. Como iba a la ciudad, mi madre me dio una lista de cosas pendientes como llevar el auto al taller.
Cuando me despedí de mi padre él me dijo:
– Nos vemos aquí a las cinco y volvemos a la casa juntos.
Después de completar todos los encargos, me fui hasta el cine más cercano, y me concentré tanto en la película (era una película en la que trabajaba John Wayne), que me olvidé del tiempo. Eran las cinco y media cuando me acordé.
Lo más de prisa que pude me acerqué al lugar donde mi padre me estaba esperando. Eran casi las seis.. Él me preguntó con ansiedad:
– ¿Qué ha pasado? ¿Por qué llegas tarde?
Me sentía mal por el retraso y no le quería decir que había estado viendo una película. Entonces le contesté que el coche no se encontraba listo y había tenido que esperar. Lo dije sin saber que, mi padre ya había llamado al taller.
Cuando se dio cuenta de que le había mentido, me dijo:
Algo no anda bien en la manera en que te he criado, pues no te he dado la confianza de decirme la verdad. Voy a reflexionar qué es lo que hice mal contigo. Voy a caminar las 18 millas hasta la casa y pensaré en ello.
Así que vestido con su traje y sus zapatos elegantes, empezó a caminar por caminos que no estaban ni pavimentados ni iluminados. No podía dejarlo solo, así que yo conduje cinco horas y media detrás de él. Viendo a mi padre sufrir la agonía de una mentira estúpida que yo había dicho, decidí que nunca más iba a mentir.
Muchas veces me acuerdo de este episodio y pienso: Si me hubiera castigado de la manera que generalmente se castiga a los hijos, ¿habría aprendido la lección? No lo creo. Hubiera sufrido el castigo y habría seguido haciendo lo mismo, pero esta lección de no violencia fue tan fuerte que la tengo impresa en la memoria si fuera ayer cuando sucedió. Eso es el poder de la vida sin violencia».
No digo con esta historia que los demás no tengan responsabilidad. Tampoco digo que los otros no tengan que plantearse preguntas. Pero es cosa suya. No podemos agarrarlos por el cuello para que piensen.
Aplico esta historia, sobre todo, a padres y madres, a educadores y educadoras (y, por supuesto, a las instituciones educativas). Cuando los niños mienten, agreden, no estudian o faltan al respeto existe una reacción casi instintiva: el castigo, la violencia, la reprimenda. Tienen que aprender, tienen que hacerlo bien. Parece que queremos conseguir, por la fuerza, a golpes, modificar ese comportamiento negativo. Y así no es posible.
Podemos preguntarnos qué es lo que estamos haciendo mal para que las personas se comporten como lo hacen. O qué podemos hacer mejor de aquello que estamos haciendo bien.
Sea cual sea la opinión del lector, se me reconocerá que lo que nosotros podemos preguntarnos o hacer está en nuestras manos. Lo que hacen los otros ya es cosa suya, aunque depende en parte de nosotros. El verbo aprender como el verbo amar no se pueden conjugar en imperativo.
En el excelente estudio realizado por Ken Bain y su equipo, tan bien contado en «Lo que hacen los mejores profesores universitarios» se dice que estos profesionales extraordinarios «nunca culpan a sus estudiantes de las dificultades que encuentran en el aprendizaje». No dice exactamente que no les culpen del fracaso, dice que no atribuyen a su desinterés o a su pereza las dificultades que encuentran al aprender. Plantear las cosas así es situarse en el camino de la mejora de su práctica.
Según esta historia de Anin Ghandi, cabría hacer antes otras preguntas: ¿lo que estudian tiene interés para ellos?, ¿los métodos de trabajo son racionales?, ¿las relaciones que mantenemos con ellos son sanas., ¿la forma de evaluar el aprendizaje es clara y rigurosa?, ¿el clima creado es bueno?, ¿la coordinación de los docentes es aceptable?. ¿los materiales didácticos son atractivos? Quien no se hace preguntas es imposible que busque respuestas. Quien no busca respuestas, está paralizado intelectual y moralmente.
leyendo el artículo me senti identificada como madre y docente, si bien es cierto me cuestiono mucho más como docente y me interrogo permanentemente porque hay tanto desinteres en los jóvenes en aprender, siento un abismo entre lo que pretendo y lo que ellos quieren.
Estimado Miguel:
Es de mi mayor agrado comunicarle lo grato que me fue presenciar una jornada junto a usted.
El relato que usted nos ha dejado hoy es tan verdadero como difisil de concretar, ya que la so0ciedad en que vivimos nos encierra cada ves mas en el individualismo, la desconfiansa y la mentira. Decir la verdad acarrea consecuencias peligrosas.
Yo he perdido una hija de 1 mes de vida, justo el dia de la madre, al mes me separe de mi marido y me sente junto a mi otra hija de 6 años ( hoy de 13 años) a explicarle la situacion, durante mucho tiempo me culpe por tal crueldad a pesar que el pediatra de la niña me confirmaba que se haria una mujer fuerte y preparada para la vida. Hoy ella como yo dejamos que la vida nos sorprenda pero no que nos cruce por arriba, menos que nos aplaste. Este año recibi otras noticias no muy agradables en cuanto a mi salud y siento que es algo mas, no una carga, he aprendido a ocuparme de las cosas no a preocuparme, para que un pre, si no me sirve de nada.
Muchas gracias por visitar nuestra ciudad y dejar tanta repercución grata, seguire leyendo sus articulos que me acarician el alma.
Cariños Soraya.
El problema profesor, es que aun contestando satisfatoriamente a todas las preguntas de su último párrafo, nos encontraríamos con alumnos que no tiran. Y, ¿esto cómo se resuelve?
QUERIDO AMIGO PROFESOR.
VEO CON SORPRESA LAS ACTITUDES DE MI NIETA CONSTANZA (16), LA QUE PARECE REPETIRÁ CURSO.
RECONOZCO TIENE FALTA DE MADUREZ POR CARECER DEL APRENDER Y TAMPOCO DURA CON LOS CHICOS (POLOLOS)POR FALTA DE AMOR , ES EFECTIVO QUE AMBOS VERBOS SON DE CADA UNO.
ELLA MANEJA EL COMPUTADOR ADMIRABLE YA QUE SE COMUNICA CON VARIAS DE SUS COMPAÑERAS A LA VEZ, BUSCA LO QUE DESEA APRENDER Y LO CONSIGUE RÁPIDAMENTE , INVITA A SUS COMPAÑERAS A SU DEPARTAMENTO Y LIDERA GESTOS DE SOLIDARIAD (JUNTA CARTONES Y OTROS ), DECIDE RAPIDAMENTE EN SITUACIONES DE NECESIDAD,SUS COMPAÑERAS LE OBEDECEN, LE ENCANTA SOLO LA FISICA Y ME PREGUNTO ¿SI VA A REPETIR PORQUE ESTUDIA SOLO FISICA , COMO SERÁ ESA PROFESORA PARA FELICITARLA? TODOS APRENDEMOS LO QUE NOS INTERESA Y ES IMPORTANTE MOTIVAR , ESTIMULAR, ADMIRAR Y VALORAR TODO LO QUE SE ENSEÑA Y EN BUENA ONDA E INVITAR A COLABORAR Y PARTICIPAR EN MILES DE ACTIVIDADES QUE HAY EN EL AULA. PERO OJO TODAS Y TODOS APRENDEN Y EVALUEMOS LO QUE HAN REALIZADO Y DEMOSTRADO .
TENED PACIENCIA, DEDICACIÓN, VISIÓN, ENTUSIASMO , ALEGRIA, CARIÑO, AUTOCRITICA Y COSITA DE CADA UNO .
HE OBTENIDO RESULTADOS ASOMBROSOS EN ESCUELA MUY VULNERABLE,(ALGARROBO – CHILE) AL VER A MIS ALUMNOS Y ALUMNAS FELICES EN HACER LO QUE LES AGRADADA Y DE AHÍ VALORAR SUS INTERESES E INVITARLOS A CRECER.
ESTA ES UNA PROFESION DE AFECTO, CARIÑO, RESPETO , TOLERANCIA Y MAS QUE NADA PACIENCIA.
¿ PORQUE APRENDEMOS TANTO DE SU ESCUELA SANTOS GUERRA?
Saludos querido Miguel desde Gran Canaria,me leo casi todos sus articulos me encantan y me enseñan mucho.En la revista del APA publicamos siempre algun articulo suyo, gracias.
Tengo el enorme agrado de saludarlo, desde Cruz del Eje (Cordoba, Argentina) y recordar la jornada que junto a Ud. compartimos el 17 de Septiembre. muy reflexivo el artìculo, el cual nos invita a preguntarnos por nuestro rol permanentemente. soy docente en Ciencias de la Educaciòn y siempre he discutido la posibilidad de ver en el otro un semejante deseoso de contenciòn y afecto. hoy, la sociedad expulsa al adolescente a la deriva y creo que la instituciòn es el ùnico agente capaz de detenerlo y guiarlo por un camino que despuès èl mismo decidirà su rumbo, pero con la seguridad de haber elegido y haber tenido la convicciòn de una buena elecciòn. Me preocupa permanentemente la reflexiòn sobre la pràctica docente y el rol que la instituciòn educativa desempeña como condicionante de la misma. escribo mucho sobre las relaciones humanas dentro de la escuela, espero terminar mi ensayo y poder enviàrselo para su lectura. Me encantarìa saber su opiniòn. Hasta pronto! Lo admiro: Rosana
O ser humano é alguém dotado de capacidade reflexiva, contudo exercer essa capacidade sobre si mesmo(auto-reflexão) é uma tarefa muito árdua, difícil e pouco praticada.Praticá-la exige vontade, coragem, esforço e aprendizagem.
A sociedade contemporanea em geral, as instituições educativas e as familias, em particular, será que reservam o tempo e o espaço que essa aprendizagem requer?
Leí el artículo y soy docente, ante actitudes adversas evaluo sobre qué hice? Cuando tengo la convicción de que no tuve nada que ver me digo pobre qué le pasará? y sigo sin rencor, funciona rebien en varias ocasiones hace que el otro me pida disculpas y si no problema de él/la.Estuve en concordia en la jornada y fue una transfución de esperanza en la educación,muchas gracias, le cuento que utilicé la estrategia de las cualidades,decirle algo agradable al compañero en el oído, fue gratísimo ver esos rostros con ojitos brillantes de felicidad.GRACIAS
HAY MI QUERIDO MIGUEL ANGEL, QUE BELLO ARTICULO, QUE HERMOSA Y VERDADERA ENSEÑANZA, QUE BIEN NOS VIENE COMO ADULTOS PLANTEARNOS COMO LOGRAR APRENDIZAJES VERDADEROS DE POR VIDA!!! GRACIAS!!! POR ENSEÑARME CON TU PALABRA, CON TU PENSAMIENTO Y CON TUS REFLEXIONES. CON TODO MI CARIÑO Y AMOR
Desde La Rioja, Argentina, Sonia
Gracias!!!! por tan claro mensaje. Esto buscaba para aportar a repensar acciones, en una de las instituciones que trabajo.
En esta España nuestra(que me registren), donde se cotillea mucho y se dialoga poco, se reflexiona casi nada. Miguel Angel, me encanta verte (leerte) reflexionar, sobre todo, con esa unción, que se nos antoja colectiva, frente a un sistema-coyuntura-matriz mental, política y social, de la crispación, que de convivencia no tiene nada y de educación, menos todavía. Lo malo es que el enfrentamiento se promociona constantemente, porque inteligentemente no tendría muchas posibilidades. Nos vemos en las Jornadas Libertarias de la Facultad (del 1 al 10 de octubre).
Desde su visita a Bahía Blanca (Argentina) leo asiduamente su blog, el artículo que publica me remitió a la muy fructífera jornada que pudimos compartir junto a Ud.
Agradezco su generosidad y capacidad de estimular el interés con unas pocas frases y preguntas.
Desde hace casi un mes estoy en un permanente estado incómodo de duda pero felizmente he salido del ridículo…A PARTIR DE CUESTIONARME NO TENDRÉ CERTEZAS…ME HE PROPUESTO MEJORAR.
Intente enviarle un mail, y fallé… debo exponer lo que le escribí en este blog?¿?
miguel: que lindo es leer tus articulos. Llego cansada porque trabajo todo el dìa pero no quiero dejar de leerlos ya que son tan ejemplificadores.A menudo, cuando los profesores se quejan de algùn alumno, les pregunto: que hizo para revertir la situaciòn y si se puso en el lugar de alumno. Son muy pocos los que me contestan afirmativamente, que bueno serìa que todos contaramos hasta 10 antes de opinar de algùn alumno.
Un día le dije a mi hijo mayor, que yo amaba la escuela cuando era chica y me contestó: «mamá, en esa época era lo único que había…» Andando con el más pequeño por una calle empedrada, empezó a comentarme de los adoquines y de que eran de otro tiempo. Que bien, le dije entusiasmada, ¿lo aprendiste en la escuela?. Muy serio me contestó: no mamá, si en la escuela no enseñan nada, lo vi en televisión…
Tantas veces me pregunto que tiene la escuela, que no atrae, ni atrapa, ni entusisma. Vivimos estudiando, analizando y proponiendo cambios para nuevas leyes de educación, pero en las escuelas, siguen los mismos estilos, grandes cantidades de cosas para memorizar, lecciones para repetir, igual que hace 40 años atrás… Siempre me pregunto porque no se enseña a pensar a dialogar, a discutir, sobre todo más que a repetirlo de memoria. Ya se que es bueno ejercitarla…
¿Como hacer desde la educación un mundo mejor? Y que los chicos y chicas lo disfruten?
Estimado Amigo…
Yo quisiera resumir estos conceptos en…¿Qué estoy haciendo mal?
Como adulto, padre e individuo involucrado de alguna manera con la educación, es una invitacion permanente preguntarme, ¿en que me equivoco? La reflexión y la autocrítica es una valiosa elección de vida. Las relaciones humanas tiene la particularidad de exponer nuestras debilidades aunque esto signifique ridiculizar nuestros actos cotidianos. Es de alto valor humano la autovaloración pero tambien la autocritica. Esto indudablemente nos llevara a la mesura, a la motivación, admiración y valoración, en un ida y vuelta con quienes nos vinculamos cotidianamente.
El individualismo es una manifiesta acción de desconfianza e inseguridad, la apertura mental y la autocritica derriba fronteras y nos conduce por caminos a la superación como personas y por ende a jerarquizar nuestros actos.
Una vez mas me siento fascinado por tus articulos y reflexiones.
Un abrazo a la distancia.
Daniel Bahía Blanca – Argentina
Querido Miguel Ángel:
Sigo tus notas en el blog porque siempre me hacen reflexionar, y estoy de acuerdo contigo en esto de que uno debe revisar continuamente aquello en lo cree y aquello que hace. Pero es verdad que, en general, la autocrítica no es una práctica que tengamos incorporada; y también es verdad que es más fácil criticar lo que otros hacen mal en lugar de mirar primero nuestras propias imperfecciones.
También coincido contigo en que las instituciones deben revisar sus acciones, la forma en que comúnmente resuelven los conflictos. Muchas veces pensamos que la mejor forma de solucionar algo es mediante la implementación de viejos modelos, pues éstos han dado resultado en el pasado, de manera que sería bueno volver a usarlos. Y, sin embargo, perdemos de vista el contexto y, por lo tanto, el presente.
La anécdota que retomas es excepcional para transferir a la profesión docente y al acontecer en nuestras instituciones educativas.
Como profe de muchos grupos nuevos de alumnos todos los años, aprendí a preguntarles a ellos cómo van las clases (antes de preguntarme a mí misma por ello). Da resultado si lo que buscamos es un sincero deseo de mejor nuestras prácticas, pero debemos aceptar las críticas de los demás para poder llegar a ser críticos con nosotros mismos. No es fácil, pero se aprende mucho CON los chicos y DE ellos.
Muchos besos, sabes que te sigo siempre. Hasta pronto…