El informe PISA 2003 (que ofrece la clasificación de los resultados obtenidos por estudiantes de 15 años en 40 países), con todas las limitaciones que este tipo de informes tiene, nos debe hacer pensar a todos. Políticos, educadores, familias y ciudadanos en general. El puesto obtenido por los escolares españoles no se corresponde con el nivel de desarrollo económico y cultural del país. La educación es la gran causa de toda la sociedad. Creo que el debate abierto por el PSOE a través del llamado ‘libro verde’, titulado ‘Una educación de calidad para todos y entre todos. Propuestas para el debate’, ha de ser bienvenido. No fue muy saludable para la democracia el hecho de que una ley como la LOCE saliera adelante con el apoyo ‘exclusivo’ del Partido Popular. Es cierto que existía malestar en algunos sectores de la comunidad educativa, que había problemas, que se daba un inquietante nivel de fracaso. ¿Todo atribuible a la LOGSE? Creo que no. No son buenos para la educación los bandazos políticos de naturaleza partidaria.
Estas son las cuatro ‘des’ que considero imprescindibles para avanzar por el buen camino en este crítico momento:
(D)iagnóstico certero. Ha de hacerse un diagnóstico certero de la realidad educativa. Muchos presupuestos en los que se basó la LOCE estaban cimentados en eslóganes, impresiones, suposiciones, tópicos, medias verdades… Un mal diagnóstico conduce a tomar decisiones arbitrarias o, quizás, contraproducentes. El diagnóstico tiene dos dimensiones complementarias. Dimensión comprobadora: Determinar si se ha conseguido lo que se pretendía. Dimensión atributiva: Explicar por qué sucede, a qué se debe aquello que se ha comprobado. La atribución se hace muchas veces de forma simplista o interesada. Vamos a suponer que se compruebe que existe fracaso en la consecución de los niveles de conocimientos exigibles. No es del todo riguroso explicar el fracaso a través de un sólo tipo de causas (a los alumnos/as les falta la cultura del esfuerzo, por ejemplo). ¿No hay otras posibles causas? ¿No se puede hablar de la falta de formación del profesorado, de la mala coordinación de las escuelas, de la falta de implicación de las familias, de la escasa liberación de recursos…?
(D)ebate auténtico. Es necesario articular un debate auténtico antes de tomar decisiones. No sólo porque se van a comprender mejor las situaciones problemáticas y se van a comprender mejor las realidades sino, sobre todo, porque se va a generar un clima propicio para sentir como propia la Reforma.
Hay que dar a conocer que el debate está abierto. Los circuitos de la información no fluyen a veces de forma conveniente. Muchos docentes no se han enterado todavía de que existe un debate sobre la Ley. Esa invitación, que es un derecho y a la vez un deber, ha de conocerse de forma suficientemente clara y operativa. El debate ha de estar abierto a toda la sociedad, no sólo a los técnicos y a los profesionales de la educación. Los medios de comunicación deben hacerse eco del debate. Hay que tener cuidado para que el debate no se desvirtúe y, sobre todo, para que no simplifique. Si se pregunta hoy a la ciudadanía (e incluso a los docentes) muchos dirán que el debate está centrado en las clases de religión, en la promoción automática, en la reválida y en los itinerarios… Nada más.
Hay que marcar bien las grandes líneas de discusión: la importancia del modelo educativo, los objetivos básicos del sistema, el compromiso con las familias y con la sociedad, el valor de la escuela, la dignidad de los maestros, la subordinación de los intereses sectoriales y corporativos a los intereses generales, la exigencia de responsabilidades en todos los ámbitos, la equidad del servicio, la igualdad de oportunidades… El debate ha de disponer de un tiempo amplio. Es cierto que muchos docentes ‘están hartos’ de reformas, de vaivenes, de normativas que van cambiando sin que ellos sepan muy bien por qué. Pero es necesario animar, implicar, proponer y estimular a los protagonistas.
(D)ecisiones acertadas. El modelo de cambio que convierte a los docentes en meros aplicadores o ejecutores de lo que dicen los legisladores a la luz de lo que han descubierto los técnicos e investigadores es un modelo escasamente potente para generar cambios profundos en el sistema. Es, además, un modelo desprofesionalizador ya que parece estar planteándose desde la suposición de que los docentes o no van a saber hacer las cosas por su iniciativa o no van a querer hacerlas sin que se les mande. Sin embargo, es necesaria una ley consensuada. Creo que las decisiones que se han de tomar en esta ocasión tienen que corregir importantes limitaciones y desviaciones que se han encontrado en la LOCE:
–Debe tener en cuenta la equidad. la educación ha de corregir desigualdades, no acentuarlas.
–Debe encaminarse a la construcción de un curriculum básico rico, sugerente, integrado y relevante, que refleje la diversidad cultural y que sea consensuado con las Autonomías.
–Debe plantear un sistema de evaluación que no se convierta en una carrera de obstáculos en la que los más desfavorecidos se vayan estrellando paulatinamente.
–Debe tener en cuenta la educación en valores, no limitando sólo el objetivo a la adquisición de conocimientos.
–Debe observar el mandato constitucional de establece el principio de laicidad en el sistema educativo.
– Debe incrementar (no sólo mantener) la participación de la comunidad en el desarrollo de la práctica educativa.
(D)inero abundante. Es necesario destinar un prepuesto mayor del que se está dedicando a la educación. El nivel de riqueza del que disfruta España no está en relación con los recursos que se dedican a la educación. Se pretende estar entre los primeros en resultados quedándose entre los últimos en dedicación de presupuesto.
–Hay que aumentar el gasto público en educación. Y hay que controlar lo que se hace con el dinero público en los Centros concertados.
–Hay que aplicar estrategias distributivas de los recursos basadas en programas prioritarios.
–Hay que corregir las disigualdades de todo tipo existentes en el sistema (existen desigualdades sociales, territoriales, en la red pública/privada, en la atención a inmigrantes…).
–Hay que evaluar lo que se está haciendo y para qué está sirviendo el dinero de todos los ciudadanos y ciudadanas.
La educación no se produce solamente en las escuelas. Es necesario pensar en una Ley de Educación y no sólo de Escolarización. Como dice el ya conocido y sabio proverbio africano: ‘hace falta un pueblo entero para educar a un niño’. Es necesario hacer una llamada al optimismo porque la educación parte de un presupuesto sustancialmente optimista: el ser humano puede mejorar. Y, por encima de todo, hay que formar bien a los maestros. Y reconocer su dignidad. Son ellos quienes hacen buenas o malas las leyes. Son ellos, ciertamente, los verdaderos héroes de los nuevos tiempos.
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