Los rarunos

26 Abr

Me gusta escribir cada año un artículo con ocasión del Día del libro. Pues bien, este año van a ser dos, uno el sábado anterior y otro el sábado siguiente.

Me ha “obligado” a hacer este doblete la reciente lectura de la última novela de Joël Dicker titulada “La muy catastrófica visita al zoo” (Alfaguara, 2025), cuyo título abre este artículo. En el de la semana pasada, titulado “Cundo queda tanto por leer”, dediqué algunos párrafos a lo mucho que valoro la lectura compartida. Y citaba seis modalidades que me parecían relevantes: cadenas de lectores,  club de lectura, presentación de libros,  teatro leído, encuentro con un autor o autora y lectura en familia.

Pues bien, ya enviado al periódico el artículo  anterior, terminé de leer la última novela de Joël Dicker quien, en un curioso epílogo,  dice textualmente: “De las cosas que me cuentan los lectores, lo que más me emociona son las lecturas compartidas y simultáneas, en familia, entre amigos o en los clubes de lectura. Por eso con “La muy catastrófica visita al zoo” que acabáis de leer lo que he intentado, modesta y humildemente, ha sido escribir un libro que pudieran leer y compartir todos los lectores, sean como sean y estén donde estén, de los siete a los ciento veinte años”.

Me alegró ver explicitada mi postura por quien  considero un buen escritor. Habla también, en esas tres páginas que cierran el libro, del “desgaste lector”. Dice textualmente: “A pesar de que el mundo está cada vez más polarizado y dividido por culpa de nuestra incapacidad para sacar la cabeza del móvil y mejorar la convivencia yo mantengo el optimismo y sigo lleno de esperanza porque en doce años hay algo que no ha cambiado. Libro tras libro y en países del mundo entero, cuando voy a las librerías a firmar ejemplares me encuentro con cientos de lectores entusiastas muy distintos entre sí. ¿Qué puntos tienen en común todos ellos? ¡Pues ninguno, precisamente!”…

Explica cómo confraternizan en la cola de una librería niños, padres y abuelos, jóvenes y adultos, personas con velo, con kipá,  con turbante, con piercings, con tatuajes o con traje y corbata…

Dice Joël Dcker: “He visto cómo (esas personas tan distintas) creaban lazos, entablaban amistades, intercambiaban números de teléfono, apretones de manos, abrazos. Ese es el verdadero éxito de los libros. No de mis libros en particular sino de los libros. Reconciliar a las personas entre sí, permitir que se conozcan, que se reencuentren. Eso es lo que puede hacer la literatura”.

 Formula Joël Dicker un significativo interrogante: “¿Cabe pensar que hay un desgaste lector? ¿O lo que pasa es, sencillamente, que las redes sociales y sus algoritmos diabólicos nos tienen tan sorbido el seso que se nos ha olvidado que actúan sobre la mente como las máquinas tragaperras, chupándonos no ya el dinero sino la energía, el tiempo y la atención? Esas pantallas omnipresentes nos han llevado a dejar de mirar a nuestro alrededor, de confraternizar, de informarnos, para ir estrechando más y más el círculo de relaciones interpersonales hasta convertirlo incluso en unipersonal.

Pero no es el epílogo el principal motivo de la elección del tema de este artículo. Hay un motivo que lo hace singular para quienes nos dedicamos a la enseñanza.  Protagonizan el argumento seis niños de una escuela especial que, a causa de una inundación, tienen que incorporarse a la escuela contigua de niños “normales”.  Pero, por lo que se desprende de la narración, en la nueva escuela siguen siendo considerados niños “rarunos” ya que permanecen en un aula especial. El autor no plantea la cuestión de la escuela inclusiva. Es un novelista, no un pedagogo. Yo que lo soy, me veo obligado a reflexionar, aunque sea brevemente, sobre la cuestión.  Para defender que esos niños no tienen que cargar con la etiqueta de a-normales y menos con la de sub-normales. Esos niños deben estar escolarizados en las aulas comunes ayudados, eso sí, cuando sea necesario, por especialistas.

Algunos padres y madres de niños y niñas de escuelas normales piensan que estos niños especiales no deben estar con sus hijos ya que ralentizan el proceso de aprendizaje de toda la clase.  No tiene por qué ser así y, aunque lo fuera, existen aprendizajes de naturaleza superior que justificarían la inclusión. Uno de ellos es la solidaridad y otro el respeto a la diversidad.

Existe la segregación cuando estos niños están en una escuela especial y cuando están en un aula especial  dentro de una escuela normal. El  gueto acaba haciéndoles sentir diferentes y ser considerados por los demás como bichos raros. Digo esto porque la incorporación de los niños de la novela a la escuela normal no se produce por un criterio pedagógico sino por una emergencia  urbanística como es una inundación y porque, al efectuarse la incorporación, el gueto sigue siendo el mismo al permanecer juntos en un aula especial, con la misma profesora que antes tenían.

Narra la historia en primera persona Josèphine que es una de las seis niñas de las escuela especial. Y me gustan dos cosas respecto al tratamiento que hace el autor de estos niños y niñas: son inteligentes en el proceso de indagación  para buscar al responsable de la inundación y, al final de sus trayectorias vitales, llegan a lo más alto del éxito. De Josèphine, por ejemplo, dice que, una vez finalizada la Universidad acabó siendo una escritora de éxito. Esta novela sería la segunda obra de su carrera literaria.

La trama consiste en la investigación que realizan esos seis niños, ayudados por la abuela de uno de ellos, aficionada a las novelas policíacas,  para descubrir, quién y por qué ha provocado la inundación (a todas luces ha sido provocada  ya que los desagües aparecen sellados con plastilina y porque han dejado abiertos los grifos todo el fin de semana). ¿Quién ha sido?

No voy a descubrir las peripecias que va describiendo el autor a lo largo de la obra en la que los peques van descartando a los sospechosos que podrían tener algún Interés en el desastre y, mucho menos voy a desvelar el desenlace. Solo diré que se trata de un ingenioso e inesperado final  que tiene lugar en una visita al zoo que realizan estos niños con su director y con su maestra.

Joel Dicker, autor del que he leído otras novelas, escribe muy bien. Tiene algunos toques de humor que suscitan una sonrisa en el lector (los niños hacen una consulta a todos los alumnos de la escuela  para comprobar si consideran al director guapo o feo y el resultado no puede ser más abrumador:el cien por cien afirma que es feo) y arma muy bien las historias a las que imprime un ritmo trepidante.

Me ha gustado que de forma recurrente el autor introduzca reflexiones interesantes sobre la naturaleza y la importancia de la democracia en la escuela y en la sociedad. Y lo hace de forma verdaderamente didáctica, partiendo del cerebro de quienes aprenden, como insistentemente apunta que se debe hacer mi querido amigo Juan Antonio Bravo, niñólogo de prestigio.

Como vivimos en un mundo tan lleno de tragedias, desastres y terrores me gusta que la novela tenga un final feliz. Es lo que sucede con las novelas románticas del escritor francés Nicolas Barrreau que citaba en mi artículo anterior.  Y  con las de mi querido amigo italiano Diego Galdino, camarero/escritor o escritor/camarero de un  bar llamado Cefellotto en el barrio del Trastevere de la ciudad de Roma: “El primer café de la mañana”, “El último café de la tarde”, “Storia de un ospite”, “Mi sono innamorato di…”, “Principessa Saranghae”, “Bosco Bianco”, “Una storia straordinaria”, “Mi arrivi como da un sogno”… Todas ellas tienen un amable final feliz. Diego me dice sonriendo que en algunos lugares le llaman “el zar del amor”. Bendito seas, amigo, por las historias que escribes, por cómo las cuentas y por cómo las terminas. Sé cuánto te apasiona la tarea de escribir.  Una tarea que inicias a las cinco de la mañana, según me contaste,  mientras el sol se hace presente y nos regala un nuevo día. Y luego, a trabajar en el Cafellotto haciendo los cafés más originales de la ciudad eterna. Que sigas escribiendo durante muchos años para regocijo de tus lectores y lectoras. Y que sigas sorprendiendo a tus clientes del Trastevere  con maravillosos inventos cafeteros. Amén.

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21 respuestas a «Los rarunos»

  1. Querido Miguel Ángel:
    La escuela es obligatoria, según creo, hasta los 16 años. En sí, ese hecho parece muy loable y hermoso. Yo lo pongo en duda. Según la campana de Gauss, en la escuela se agrupan tres tipos de alumnos: los muy brillantes escolarmente; el gran grupo intermedio, que son mayoría y se defienden bien; y otro grupo que por más que se esfuercen no llegan.
    Con el tiempo de escolaridad se crea un estado psicológico adecuado a su estatus escolar. Los muy brillantes se sienten superiores y capaces, y es que lo son; los intermedios pues se sienten bien, son como la mayoría; pero los que no llegan se cogen un complejo de inferioridad que si lo superan les costará Dios y ayuda. Por eso pienso que no para todos las cosas en sí son buenas, lo son.
    A pesar de todo creo que es mejor la integración que la segregación. La sociedad la formamos todos: sanos y enfermos, genios y torpes. La buena educación debe saber minimizar los efectos negativos.
    Los libros nos permiten beber del saber de otros. Son los vasos comunicantes de la sociedad.
    Miguel Ángel, te fas cuenta de que eres guia espiritual de muchos, muchísimos.
    Un gran abrazo y saludos a todos.

    • Querido Joaquín:
      Gracias por abrir la puerta de los comentario de la semana.
      La clave de la inclusión es aceptar, valorar y querer a cada persona como es y darle lo que necesita, No hay dos personas idénticas. La tarea de la escuela es incluir, respetar y ayudar,
      Si un centímetro cuadrado de piel, que son las huellas digitales, nos hace distintos a millones y millones de personas, ¿qué será toda la piel, con todo el interior, con toda la historia del individuo?
      No hay nada más injusto que tratar y atender a todos por igual siendo cada uno t6an diferente. Es preciso que la escuela sepa atender la diversidad.
      La novela es, a mi juicio, muy bonita. La clave se encuentra al final. Es un libro para todas las edades.
      Gracias por tus palabras, Joaquín, pero no pretendo ser el guía no de muchos sino de nadie.
      Un gran abrazo.-
      MÁS

  2. Buenas Miguel Ángel!
    Muy buena combinación Inclusión y libros. Felicidades. No conocíamos el libro de la visita al zoo que parece interesante; aunque de animales… con los telediarios y la fauna que aparece uno va surtido.
    El tema de la inclusión al que apostamos decididamente es un tema difícil. En muchísimas ocasiones faltan medios para atender convenientemente al alumnado con dificultades difíciles. Los datos científicos demuestran que segregar al alumnado empeora la situación e incluso los resultados académicos.
    A veces, defender la inclusión en claustros o en ambientes educativos te convierte en un rarito pero es un tema central para una educación de calidad.
    Gracias por propiciar estos momentos tan bonicos, leerte, dialogarte en familia y comentarte en el blog. Una trinidad muy pedagógica.
    Que alegría tenerte tan cerca y poder compartir contigo momentos sencillos pero profundamente intimos y especiales.
    Abrazos de Gema y míos para Carla, Miluca y el Patriarca Pregonero.

    • Queridos AMIGOS (qué palabra tan hermosa y tan importante):
      La foto del desayuno es todo un libro aleccionador: amistad, compañía, diálogo, empatía, alegría, confianza, interés, curiosidad, inquietud, pedagogía…
      Muy de acuerdo con la necesidad de medios. Para atendEr la diversidad hace falta conjugar pedagógicamente tres verbos: QUERER, SABER…Y PODER.
      Y si falle uno de los tres, no se puede llevar a cabo convenientemente.
      Sé que la inclusión es una batalla difícil en la comunidad educativa, tanto entre profesores como ente padres. Y también entre los mismos alumnos y alumnas.
      El libro se lee en dos sentadas y encierra una hermosa lección de altruismo en el desenlace final.
      Un gran abrazo a las puertas del Pregón. Antes tengo un viaje a Oviedo para asistir a los premios MIRADAS VIOLETAS de MASPAZ.
      Y el próximo artículo (probablemente): ¿POR QUÉ NO UNA PAPISA? ¡Si me pilla algún cardenal…!
      Un abrazo en el que quepamos los deis.
      MÁS

  3. Estimado Miguel Ángel:

    Muy buenas tardes desde acá Chile, las emociones que me producen el leer este artículo son tan variadas, que en este momento tengo una confusión en mi cabeza, por donde inicio, que quiero expresar, como hago un relato hilado de todas las palabras que quiero decir.
    Primero tengo que conectarme una vez mas, con la figura de mi madre, educadora que transformó mi forma de ser y que inculco el amor por los libros y la lectura en general.
    Desde muy pequeño recuerdo estar alrededor de una mesa y escuchar como ella nos relataba un cuento y nosotros, de una u otra forma cooperábamos, ya sea desgranando porotos o cualquier cooperación para preparar almuerzos, comidas o menesteres culinarios.
    Éramos ávidos lectores del periódico diario que llegaba con el papá, cuando este venía para el almuerzo entre jornada y jornada de su trabajo.

    Segundo, cómo nuestro hogar fue inclusivo, al recibir todos los días mas de alguna persona del barrio, a veces desconocida, a veces con algunas situaciones que hoy distingo como necesidades especiales o con condiciones neuro divergentes, manera muy elegante de llamarlos, pero al fin y al cabo, un otro tan válido como uno. Tu lo dices en tu relato, somos seres únicos y diferentes, es decir no hay un otro igual a mi, por lo tanto ahí está la riqueza de cada uno, ser único e irrepetible, El temor es que existen algunos que piensan que, si no son iguales, no son capaces, no son buenos, no sirven. La Señora Lydia, mi madre, podía prestar ayuda desinteresadamente, ya sea en lecturas, matemáticas, inglés o francés, daba lo mismo quien era el que solicitaba, ella se sentía dichosa de ayudar, apoyar y transformar.
    Fueron muchos «rarunos» que desfilaron por nuestro hogar, con algunos de ellos, aun mantengo contacto estrecho, pues yo he vivido en el mismo bario por 68 años.
    Pertenezco a 3 grupos literarios y tratamos de mantener esta rara costumbre de hablar de libros y otros, como el arte de escribir.
    Un académico argentino Lucas Raspall, dice no existen trastornos de aprendizaje, existen trastornos de enseñanza, que desafío mas grande lo que plantea, este es el desafío, convencer a aquellos «normales», que todos pueden aprender, todos pueden hacer un relato, todos pueden escribir y sobretodo opinar, aunque sean «rarunos».

    Por último no podemos soslayar que los modelos sociales actuales inspirados en neoliberalismo y ausencia de democracia, han creado mas guetos que nunca, al interior de las familias, de los barrios, de las aúllas, de la academia, de la sociedad entera.

    Mi consuelo es que aun existimos algunos pocos que soñamos con contagiar, con comprometer a la lectura, a la escritura, al dialogo y al intento desinteresado porque algún «raruno», pueda ser reconocido entre los otros no como bicho raro, si no que como un igual.
    Hago un homenaje a mi esposa, que trabaja día a día con niños con Síndrome de Down, y sus logros son espectaculares, esa es vocación.

    Un abrazo y saludos cordiales.

    Enrique Pérez

    • Querido Enrique:
      Al fin se solucionó del problema del blog. Un problema que afectó no solo a los blogs de toda la cadena de periódicos de Prensa Ibérica sino a algunas partes de las webs, como la sección de opinión. Sentí no poderte decir nada cuando me esc ribisti porque la solución estaba lejos de mo periódico y de mi ciudad. Espero que no vuelva a presentarse otro problema tan larga.
      1. Siempre aparece tu madre como una referencia decisiva en tu vida. Qué importancia tiene esa influencia tan intensa, tan cercana y, en tu caso, tan larga. Ya veo que a tu casa llegaba la prensa de manos de tu padre. Es otro soporte importante. Se educa más por lo que se es que por lo que se dice.
      2. Qué estupendo también esa capacidad de ayuda y de aceptación de otras personas. Eso te hizo entender bien la inclusión. Aceptar y ayudar al otro, al que es diferente. al que tiene necesidad.
      3. Estupenda tu costumbre de compartir libros, ideas y debates en esos tres grupos a los que perteneces.
      4. Conozco a Lucas Raspall porque edita en Homo Sapiens, donde yo lo hago desde hace muchos años. Es médico pero tienen sensibilidad pedagógica, Muy de acuerdo con su idea de sustituir los trastornos de aprendizaje por los trastornos de enseñanza.
      5. Importante pensamiento el del Papa Francisco: hay que construir puentes, no muros.
      6. Maravillosa la pasión por hacer el mundo cada día mejor frente a esta oleada de neoliberalismo.
      7. No sé si tu esposa conoce el Proyecto Roma, que lidera u compañero y amigo mío llamado Miguel López Melero. Lleva trabajando muchos años con niños y niñas que tienen Síndrome de Down. Ha escrito varios libros sobre el terma.
      A ver si pronto puedo decirte cuándo viajo a Chile.
      Mientras tanto, un gran abrazo.
      MÁS

  4. Otro artículo sobre la importancia de la lectura.
    Leeré esta novela que tiene muy buena pinta por lo que dices en el artículo. Tengo curiosidad por ver cuál es el desenlace. Creo que va a ser de gran interés,
    Otro tema importante es el de la inclusión. Es un tema de gran calado en la educación.
    La escuela tiene una gran tarea en este sentido.

    • Querida María:
      No he querido desvelar la trama de la novela pero diré, en honor a la verdad, que es muy bonito.
      Hago hincapié también en el interés de la lectura compartida. Creo que adquiere un sentido doblemente estimulante.
      De acuerdo en que la escuela tiene un reto importante ante el objetivo de la inclusión.
      Gracias por estar de nuevo por aquí.
      Besos.
      MÁS

  5. Medio pan y un libro, de Federico García Lorca.
    (…)
    No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro.Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales
    que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
    (…)
    ¡Libros!, libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. (…)
    “¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!” (…)
    Porque es necesario que sepáis todos que los hombres no trabajamos para nosotros sino para los que vienen detrás, y que éste es el sentido moral de todas las revoluciones, y en último caso, el verdadero sentido de la vida.

    * De su discurso completo Alocución al pueblo de Fuente Vaqueros. Discurso leído por la inauguración de la biblioteca pública de Fuente Vaqueros (septiembre, 1931)
    ………………………………………………….
    “El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo”. 
    Daniel Pennac.

    – Lamento no haberlo podido incluir la semana pasada.
    Un abrazo infinito Miguel Ángel y nuevamente mi impudor público: ¡ Gracias por existir!

    • Querido Luis:
      Qué hermoso regalo han querido compartir con los lectores y lectoras el blog.
      Sabias, poéticas, hermosas y contundentes palabras.
      Ya he visto que has enviado el comentario varias veces.
      Habrás observado que no se hace visible el envío inmediatamente.
      GRACIAS POR ESTA EMOCIONANTE ALOCUCIÓN DE GARCÍA LORCA.
      Un abrazo.
      MÁS

  6. Querido Maestro, queridos amigos.
    !Ya estoy de nuevo con vosotros!
    La enfermedad me ha tenido ingresada en el hospital,toda la semana santa, concretamente,11 días.
    Ha sido un Ictus, a consecuencia de la tensión arterial alta.
    Pero gracias a Dios, no me ha dejado secuelas.
    Pero aquí estoy otra vez, con muchísimas ganas de realizar mis actividades diarias.
    !Qué tristes es estar en un hospital!
    Aunque tengo que decir, que la atención que me han dispensado, ha sido extraordinaria.
    Los libros ocupan un lugar importante en mi vida.
    Y el trabajo con los niños con capacidades diferentes, me han hecho valorar más a todas las personas.
    Espero seguir aportando, semana tras semana, mi granito de arena.
    Hoy ha sido también un día importante.
    Mi nieto Iván a tomado la primera comunión.
    Me he emocionado en la iglesia, cuando he escuchado su linda voz , leyendo un versículo.
    !Cuántas cosas bonitas siente mi corazón! Y ahora más porque aprecio con más profundidad lo importante que es estar vivo.
    Y ya sin más me despido con un gran abrazo para todos.
    !Qué la semana os sea leve y feliz!
    Muchos besos.

    • Querida Loly:
      Estaba preocupado por tu silencio porque tú nunca fallas.
      Lo que pasa es que no quiero que se entienda como presión la pregunta por el motivo del silencio.
      Me alegro mucho de que el ictus no hay dejado secuelas. No es lo normal.
      Sentimos lo importante que es la salud por el ruido que hace cuando se va.
      Imagino tu emoción en la ceremonia de la Primera Comunión de tu nieto. Enhorabuena para ti y un beso para él.
      Ya sé que tienes pasión por los libros, por la lectura y por la educación.
      Ahora, a mantenerse.
      Besos y buena semana.
      MÁS

  7. Me parece estupendo subrayar la importancia de la lectura compartida, como dijeste en el artículo anterior y como en este insistes a través de las palabras de Dicker.
    Yo pertenezco a un club de lectura y veo lo interesante que es compartir los análisis y las impresiones sobre una obra que todos hemos leído. Cada uno la pasa por tu especial psicología y forma de pensar. Algunas veces el debate me ha hecho ver una obra diferente a la que yo había leído.

    • Querida Silvia:
      Muy de acuerdo contigo.
      Hay muchas formas de compartir la lectura. Y todas tienen su peculiaridad y su interés.
      Cuando organicé la cadena de lectores fui descubriendo cosas que no había visto al emprender la iniciativa.
      Por ejemplo a mí me llegaron obras que no habría comprado nunca. Y me alegré mucho de leerlas por el simple hecho de a. un compañero le habían parecido extraordinarias.
      Las interacciones aumentaron entre los miembros del Departamento porque nos interesábamos por lo que estaban leyendo los demás.
      Y también eran interesantes las visiones deferentes sobre una misma obRa.
      Besos y gracias, querida Silvia.
      MÁS

  8. Estimado Miguel Ángel:
    Qué importante es en la actualidad, la electricidad o la luz artificial, de la que sólo nos percatamos cuando nos falta. Por ejemplo, cuando queremos disfrutar cómodamente en soledad en nuestro lugar preferido, enfrascados en la lectura de un buen libro,
    Hace un año te referías a la parábola del perro, que buscaba su rincón favorito para olfatear y saborear su hueso, algo similar a una plácida lectura.
    Igualmente, hace falta un «buen olfato» para encontrar joyitas literarias, como la que nos compartes ahora, que además aborda una cuestión como la inclusión, una palabra todavía algo «raruna» en nuestra conciencia social.
    Así, en torno a un libro, se producen con frecuencia interesantes y curiosas interacciones con otros actores de su itinerario : autores, editores, maquetistas, portadistas, libreros, lectores …
    También hace algún tiempo, hablabas de «Hábitos atómicos», libro que creo, habías descubierto en un aeropuerto. Ya había visto antes una reseña suya en un blog de libros, sin atraerme especialmente. Pero, acudiendo a una cita médica, me encontré ese título en un expositor del kiosco del hospital y lo compré.
    Posiblemente por deformación profesional, suelo fijarme y analizar el diseño de las portadas. En ésta, funcional ( nada que ver con las míticas de Alianza ), me llamó la atención el circulito destacando la edición n° 32, de lo que se deducía una buena aceptación de lectores.
    Y días después, mientras estaba repasando la estantería de novela histórica de una librería, una chica me preguntó qué título podría indicarle para regalar a su madre, quien parece que más que novela, prefería temas de los que obtener conceptos o conocimientos prácticos, por lo que mostré dudas de que aconsejarle. Pero, viendo una pila de ejemplares de «Hábitos atómicos», se lo indiqué. Me lo agradeció y se lo llevó.
    Desconozco que le habrá parecido a su madre, pero en todo caso, hay veces que se dan curiosas interacciones alrededor de un libro.
    Otra vez, gracias por hablar de ese objeto tan mágico.

  9. Estimado Miguel Ángel:
    Qué importante es en la actualidad, la electricidad o la luz artificial, de la que sólo nos percatamos cuando nos falta. Por ejemplo, cuando queremos disfrutar cómodamente en soledad en nuestro lugar preferido, enfrascados en la lectura de un buen libro,
    Hace un año te referías a la parábola del perro, que buscaba su rincón favorito para olfatear y saborear su hueso, algo similar a una plácida lectura.
    Igualmente, hace falta un «buen olfato» para encontrar joyitas literarias, como la que nos compartes ahora, que además aborda una cuestión como la inclusión, una palabra todavía algo «raruna» en nuestra conciencia social.
    Así, en torno a un libro, se producen con frecuencia interesantes y curiosas interacciones con otros actores de su itinerario : autores, editores, maquetistas, portadistas, libreros, lectores …
    También hace algún tiempo, hablabas de «Hábitos atómicos», libro que creo, habías descubierto en un aeropuerto. Ya había visto antes una reseña suya en un blog de libros, sin atraerme especialmente. Pero, acudiendo a una cita médica, me encontré ese título en un expositor del kiosco del hospital y lo compré.
    Posiblemente por deformación profesional, suelo fijarme y analizar el diseño de las portadas. En ésta, funcional ( nada que ver con las míticas de Alianza ), me llamó la atención el circulito destacando la edición n° 32, de lo que se deducía una buena aceptación de lectores.
    Y días después, mientras estaba repasando la estantería de novela histórica de una librería, una chica me preguntó qué título podría indicarle para regalar a su madre, quien parece que más que novela, prefería temas de los que obtener conceptos o conocimientos prácticos, por lo que mostré dudas de que aconsejarle. Pero, viendo una pila de ejemplares de «Hábitos atómicos», se lo indiqué. Me lo agradeció y se lo llevó.
    Desconozco que le habrá parecido a su madre, pero en todo caso, hay veces que se dan curiosas interacciones alrededor de un libro.
    Otra vez, gracias por hablar de ese objeto tan mágico.

    • Querido Ángel:
      Hermosa y certera definición: el libro es un objeto mágico. Así lo creo.
      El número de ediciones no es ahora lo que ha sido hace años. La mayoría de las editoriales hace tiradas muy cortas, casi a pedido. Es dudoso hablar de nueva edición cuando la tirada tiene 100 ejemplares. Sin embargo, las editoriales hacen publicidad de los libros encerrando en un círculo un número elevado.
      Es curioso: a una persona le llama la atención un elemento que no coincide con el señuelo que atrae a otro. Para alguno es un indicador decisivo el nombre del autor o autora, para otro es el tema, o el título, o la portada, o el prologuista, o la editorial, la actualidad, o el precio o, como dices, el número de ediciones… Hoy he comprado un libro en el aeropuerto de Oviedo por el autor y por la rabiosa actualidad. Un libro de Javier Cercas titulado El loco de Dios en el fin del mundo. Un autor ateo, anticlerical… que escribe un libro sobre el Papa Francisco. Según cuenta el autor en la introducción lo escribió por expresa invitación del Vaticano. Y él trató de buscar una respuesta al convencimiento de su madre de que, cuando muera, se va a encontrar con su marido.
      Yo compro los libros de Luis Landero por el autor. Le dije en una ocasión a Luis que leía sus novelas no tanto por lo que cuenta en ellas sino por cómo lo cuenta. Para mí es el escritor que mejor maneja la lengua castellana.
      Te envío un fuerte abrazo.
      Gracias por tu estupendo comentario
      MÁS
      PD: Espero que la mamá de tu aconsejada te quiera dar las gracias. Sería una buena señal de que acertaste.

  10. Efectivamente.
    El libro es un elemento que puede englobar muchos y diversos conceptos, tanto el mero objeto y su aspecto físico o diseño formal, como su contenido temático.
    Mis filtros son cada vez más limitados. Aunque en ocasiones puedo elegir diferentes temas, suelo abundar en Historia o en libros técnicos de Diseño gráfico o Publicidad.
    En este caso, lo compré por la reseña y tu artículo y no por la llamada del número de edición, aunque esto podría ser una prueba de su bondad y así se lo indiqué, pues yo aún no lo había leído completo. Estoy familiarizado con los trucos legales que utilizamos publicitariamente en un diseño gráfico, para atraer la atención a un determinado objetivo. Aquí se utiliza, pero curiosamente, no he visto ninguna edición de «El infinito en un junco» en que recurran a ese gancho, pese a sumar más de un millón de ejemplares.
    Examino las portadas, porque un buen diseño aporta algunas claves informativas sobre el libro, si desconocemos su temática, autoría o editorial. Eso independientemente de los lógicos intereses comerciales del editor y el autor.
    En fin, lo bueno ( y tal vez también lo malo ) es que se edita mucho y diverso, aunque no tenemos vida para tanto.
    PD. Ja, ja. No tengo idea de quién pueda ser.

    • Querido Ángel:
      Da gusto intercambiar mensajes con quien escribe desde una rica experiencia y desde una actitud sensible como es tu caso.
      En algún caso, el título nos interpela de forma contundente: EL QUE NO LEA ESTE LIBRO ES UN IMBÉCIL.
      El contenido es decisivo, pero no lo conoces hasta después de haber leído el libro.
      Y tampoco sabes cómo está escrito. No hace mucho he enviado a una editorial y al autor las correcciones de un libro impreso con más de 300 errores gráficos, ortográficos, sintácticos… Ahí está también la importancia del corrector de estilo. Impresionante.
      Pocas joyas tan valiosas como el libro de Irene Vallejo.
      Como supondrás, después de haber publicado 87 libros tengo experiencia de los procesos de edición.
      También podría contar todo tipo de vicisitudes con los mecanismos de distribución, de licitación, de liquidación de derechos de autor y de número de ediciones…
      Un mundo apasionante.
      Un abrazo y muchas gracias por tu participación en el blog.
      MÁS

  11. He leído la novela antes de escribir este comentario. y la verdad es que me ha gustado mucho. El final es ingenioso y emocionante. Es lo que más me ha gustado.
    El tema de la Hay que inclusión no lo aborda pero deja al descubierto el problema de la discriminación que se produce al tener a estos niños encerrados en un gueto. Cuando pasan a la escuela normal siguen con su profesora en una clase especial. Por eso los otros niños los tachan de rarunos. Hay que acabar con esa exclusión.

    • Estimado Javier:
      Comparto tu idea de que el final es lo más hermoso del libro. Hasta después de mucho tiempo cuando la narradora escribe el libro no se conocerá la verdad de lo sucedido. La relidad hizo posible la hermosa historia de amor…
      En cuanto. la inclusión todavía nos queda mucho camino que recorrer. Ya ves que los padres de los supuestos niños normales no quieren que se produzca esa inclusión porque piensan que sus hijos van a quedar perjudicados.
      Gracias por escribir.
      Un abrazo.
      MÁS

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