Su Eminencia reverendísima el Cardenal Ratzinger, a quien habría que preguntar por qué no puede tener una o varias compañeras ‘Cardenalas’ que pudiesen decir a los fieles varones cuál debería ser su actitud con las mujeres y su ‘misión’ en el mundo, ha hecho público un documento Vaticano en el que critica duramente al feminismo radical. Se le ve el plumero a su Eminencia. Todo feminismo es, ha de ser radical. ¿Cómo se sale si no de la opresión? ¿Lo podrían haber conseguido las mujeres sólo con ruegos, sólo con razonamientos, sólo con sumisión? No me vaya a decir su Eminencia lo que dicen algunas mujeres despistadas: “Yo no soy feminista, soy femenina”.
El asunto es muy grave porque el androcentrismo ha causado y sigue causando muchas víctimas. Me imagino a las mujeres maltratadas leyendo el documento de su Eminencia. “Las mujeres se equivocan cuando consideran al hombre como su rival”. El feminismo no quiere que la mujer sea rival del hombre sino igual. Igual en derechos, igual en dignidad, igual en oportunidades. ¿Es mejor seguir como hasta ahora? La mujer que se calle, que obedezca al marido, que atienda la casa, que cuide a los hijos…
¿De dónde cree su Eminencia que nace la discriminación, el maltrato, la violación, la consideración de la mujer como objeto? Pues muy claro, del machismo, del androcentrismo. De las teorías que han considerado a la mujer un ser inferior.
Cree su Eminencia que es inocente la asignación a Dios de la figura de Padre, que el Salvador sea varón, que los Apóstoles sean hombres, que todos los Papas hayan sido varones, que se hable de los Padres de la Iglesia… ¿Cree casual que el modelo de mujer sea una virgen, humilde, silenciosa, callada, recogida…? ¿Cree que es casual que Eva se forme de una costilla de Adán y que ella sea la inductora del pecado y la causante de todos los males de la humanidad…?
Imaginemos otro comienzo. Imaginemos que Eva está sola en Paraíso y que, dirigiéndose a Dios, dice:
– Señor, me aburro mucho. Estoy sola día tras día. No tengo con quien hablar, sólo como frutas, sólo veo animales… ¿No hay otra forma de organizar esta vida?
– Sí, Eva, ya me había dado cuenta de tu problema. Y, también he de decirte que he pensado en la solución.
– ¿Qué solución, Señor?
– He pensado crear un hombre.
¿Un hombre? ¿Qué es un hombre?
– Pues verás el hombre será un ser de mecanismos intelectuales muy planos al que gustarán cosas extrañas como correr detrás de una pelota o golpearse y hacer la guerra. Te ayudará a resolver un pequeño problema físico que veo que tienes. Nada importante.
– ¿Y?
– Como será un ser infantil e ingenuo le haré más fuerte físicamente que tú para que crea que te protege, pero las decisiones importantes las tomarás tú.
– No me parece mal la solución. Mejor que como estoy creo que voy a estar. Pero, ¿tiene esto algún secreto?
– Sí, lo tiene. Como el hombre será un ser vanidoso le vamos a hacer creer que le creé a él antes que a ti. Y le haremos pensar que tú fuiste formada de una costilla suya. Y ese será nuestro secreto. De mujer a mujer.
Si esto hubiera sido así. Si muchas cosas hubieran sido de otro modo no estaríamos leyendo ahora este tipo de documentos que parten de una institución claramente androcéntrica.
“No está en los genes” dice el lapidario título del libro de Levontin y Rose. Está en la cultura. Está en la educación. Una cosa es el sexo, que tiene su raíz en la biología, en la genética y otra es el género. El género es la forma en que dentro de la cultura asumimos el papel de hombre de mujeres.
A las mujeres se les ha puesto un techo de cristal. Ven lo que hay encima, pero no pueden romperlo. Ese techo lo colocan sobre las mujeres todas las fuerzas sexistas de la cultura. Entre ellas la Iglesia. Lo dice abiertamente Ratzinger: La mujer está hecha para cuidar al otro. No. La hace así la cultura. Hombres y mujeres deberíamos estar hechos para cuidar al otro. Pero, efectivamente, la mujer es la que ha tenido que sacrificarse para atender a los hijos, para cuidar a los padres enfermos o mayores.
Lo que dice el documento Vaticano, titulado Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la colaboración del hombre y de la mujer en la Iglesia y en el mundo, es que la mujer “tiene una misión en la vida”. ¿Quién se la confiere?, ¿es una misión inmutable? No es de extrañar que quien define e interpreta esta misión de las mujeres sean, en la Iglesia Católica, exclusivamente varones.
El problema está en que hay muchas mujeres que han asumido estos esquemas, que los han hecho suyos. Pero, ya se sabe: no hay mayor opresión que aquella en la que los oprimidos meten en su cabeza los esquemas de los opresores. Si una mujer dice, puedo fregar o no fregar, puede librarse de hacerlo. Si dice, yo soy feliz fregando para mi marido, no le quitarán de las manos el estropajo ni a la fuerza.
Se dirá que las cosas han cambiado, que ya no es como antes. Claro que sí, afortunadamente. Del hecho de poner en cuestión si la mujer tenía alma a que hoy sea un delito afirmar esta brutalidad ha llovido mucho. ¿Cómo se han producido estos cambios? ¿Cómo han conquistado las mujeres este éxito admirable? Todavía queda mucho camino por andar. Las discriminaciones se hacen cada vez más sutiles. Hace falta tener mecanismos más sutiles para detectarlas y estrategias más finas para defenderse de ellas.
No son cuestiones menores. Muchas mujeres se han jugado y se juegan la vida. Esto no es un ensayo general, esto es la vida. Las mujeres que creyeron que tenían que renunciar al trabajo, a la promoción, a la libertad… no podrán nunca recuperar su vida. Hoy sigue pasando lo mismo. ¿Cómo es posible que aceptemos tan tranquilos teorías o doctrinas que siguen manteniendo y alimentando la discriminación?
De mujer a mujer
21
Ago
NIÑAS, EN ESTE ARTICULO SE ENUNCIAN EN SU MAYORIA COSAS NEGATIVAS, PERO EN REALIDAD NOSOTRAS TENEMOS EL PODER Y LAS ARMAS PARA QUE LOS HOMBRES SEAN NUESTROS VASALLOS, EL PODER ESTA EN QUE DEJEN DE SER TACAÑOS Y GASTEN, AL HOMBRE LE CORRESPONDEN LOS GASTOS DE LA CASA Y SE SUPONE QUE A LA MUJER LA CRIANZA DE LOS HIJOS, PERO PODEMOS DEJARLE TODO EL DEBER AL HOMBRE, AL FIN Y AL CABO, ELOS SON MUY ORGULLOSOS, ENTONCES DEJEMOLES LOS GASTOS DE LA CASA, MAS LA CRIANZA DE LOS HIJOS DESDE UN PRINCIPIO, Y ASI TU MUJER, PODRAS SER LA JEFE, LA DOMINANTE Y LA ADMINISTRADORA DE TU HOGAR………….LA MUJER DE LA CASA……QUE PIENSAN?
Sin duda, el sistema patriarcal es el que ha sostenido diversas formas de opresión y discriminación al género. Siempre he afirmado que el capitalismo es el macho que aplasta, denigra, somete y anula a las mujeres, sin embargo, somos nosotras maestras, enfermeras, doctoras, administradoras, etc. capaces de hacer 5 cosas a la vez y nos queda tiempo para salir y reclamar porque han hecho creer al mundo (especialmente la iglesia jerárquica) que somos inferiores, que somos otra raza. Efectivamente, somos sujetas igualitarias de derecho, por tanto Diosa, creada a imagen y semejanza de un ser superior que es nuestro Hacedor.