Absteniendo que no apoyando

26 Oct

Lo conseguimos. Hoy comienza la investidura que nos librará del tercer rebote navideño. Hay que agradecérselo al golpe de mando del centro izquierda moderado, que es como se autodenominan ahora los que manejan los hilos del susanismo pesoiano. Desde el 1 de octubre, como Aníbal, o sea, con los elefantes al frente (algunos venidos de sus cementerios y otros desde sus cacharrerías, liberados ambos del voto de silencio), emularon a Rajoy recolocando las cosas del sentido común en su sitio, como dios manda, y salvo alguna cosa -como las firmas o las denuncias de militantes “podemizados”-, han alcanzado en sólo tres semanas contrarrevolucionarias el bien común que todos mínima y comunmente multiplicábamos cuando se nos pedía opinión sobre unas posibles terceras elecciones.

Pues no las habrá -por ahora-. Y no sé por qué no estamos de fiesta. Sobre todo en Andalucía. El feudo victorioso de la generala escondida. La que sólo rompe platos internos y se acontece como Ángela Channing pero con mayor predicamento folclórico, para regocijo de los que suspirábamos por un lìder con entrañas, llorona a puerta cerrada y Salomé a entornada, cuando hiciera falta cada caso, sin dolerle prendas de rebanarle la conciencia y la ideología a los indispuestos, díscolos de sus mediocres medianías. Por fin un político malo, malísimo que nos defienda de Iceta, el bailongo. De Luena, el aburrido fiel. De Borrel, el rencoroso gollum. De Pedro Sánchez, el manirroto de votos y militantes. Una presidenta como los grandes estadistas. Qué bueno para el PSOE, para Andalucía, para España, esa dama de Hierro Churchilesa y Rocío Jurado a la vez, imponiéndose a todos, afilando sus cuchillos, sin remangarse aún las responsabilidades. Susanerys Diazgaryen, nuestra khaleesi, con sus achacosos dragones Ibarra y Guerra, con sus elefantes torpones Dumbi Elena Valenciano y Tántor Pepe Blanco, para que le enmienden la plana. Una vez roja pero nunca, jamás, amarilla, a la diestra de Rubalcaba.

De pronto, todo se ha solucionado. Dos patadas en el trasero, dos retoques y dos resucitados en el PSOE y habrá gobierno del PP el próximo domingo. El tristísimo de pésame Javier Fernández tiene el encargo de persuadir, Fernández Vara el de opinar, con la claridad que le ofrece su pachorra arrastrada de Perogrullo, Hernando será el muñeco de Pim Pam Pum que recabe culpas y limpie al resto de sus traiciones y Lombán, Ximo Puig, Page y quien se apunte, esperarán bajo la cama a que Susana los llame a filas por si tuvieran que sacrificarse con un cargo en la empresa pública o en la privada.

Las cosas vuelven a su sitio y el PSOE gobernará la oposición con un borrón en su memoria. Sí es sí y la ley mordaza, la de educación y la reforma laboral, la cambiarán por otras de Centro Izquierda moderado, tan moderado que podrán consensuarla con los otros de Centro Izquierda de Ciudadanos y los de Centro del PP. Como los Presupuestos. Trescientos días perdidos, Susana, ¿dónde estabas? Felipe, ¿por qué has esperado tanto?

A la derecha del PP estarán los ultras del fútbol y a la izquierda del PSOE, los de Centro Izquierda moderados que no sean de centro ni moderados. O sea, de izquierdas, pobres. Antiguos. Cansinos. Ruidosos. Perdedores otra vez, como siempre, pero ahora, además, sin razón por trielectoralistas, por no aceptar el viento de cara de Rajoy, por sus pataletas y sus pancartas. Todo eso como históricamente pero ahora con una novedad: su apellido. Ahora serán de izquierda radical. Y ahí seguirán, hundiendo España. ¿Pa qué?

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