Adivinar a quien evalúa

14 Jul

Algunas veces, cuando pienso en la evaluación de los aprendizajes de los alumnos y de las alumnas, creo que la clave del éxito de los evaluados y evaluadas consiste en adivinar lo que quiere escuchar, ver o leer el profesor.

Por eso los estudiantes acaban desarrollando unas capacidades adaptativas extraordinarias. ¿Qué es lo que desea este evaluador? Y, como cada uno es diferente, tienen que hacer estudios de alta psicología cotidiana para realizar un diagnostico certero.

– A éste le obsesiona que se repita todo al pie de la letra. Decía una maestra: “Niños y niñas, atención: esto es muy importante. Tenéis que aprenderlo de memoria. Bueno, y si no sois capaces de aprenderlo de memoria, lo podéis decir con vuestras palabras”.

– Éste es un fanático de la creatividad. Como no te inventes algo, como no digas algo ingenioso, como no te salgas de la literalidad del texto, no apruebas.

– Éste valora mucho que no te limites al mínimo exigido. Por consiguiente, tienes que hacer trabajos extra, tienes que añadir un par de folios a lo exigido.

– Ésta valora sobremanera la pulcritud en la presentación. Exámenes y trabajos tienen que estar primorosamente ordenados. Más que el contenido importa la forma.

– Aquél es un obseso de las faltas de ortografía. (Tuve un profesor de Didáctica en la Complutense que suspendía por tres faltas. Un día le dijo a una alumna: “Señorita Encarnación Garcés Garcés, tiene usted suspenso el examen. Solo le he leído el nombre y los apellidos. Ha omitido usted las tres tildes”).

– A éste le camelas si le dices que es el mejor del mundo. Y ahí está la cohorte de aduladores que le sigue, le persigue y le asedia por los pasillos, a la entrada, a la salida y en el patio haciéndole los honores.

– Este otro se conmueve si le dices que mamá o papá están enfermos de gravedad o en trámites de separación o en una crisis económica del todo insuperable.

Y así sucesivamente.

¿Cómo alcanzan los estudiantes este saber? Hay tres fuentes fundamentales. La primera es ”radio macuto”, que funciona muy bien en las escuelas. Los alumnos de cursos inferiores pasan una información de gran valor a los del curso siguiente. Les cuentas a los herederos cómo es cada uno de los docentes. Qué quieren. Qué exigen. La segunda fuente es la principal: se trata de estudiar con intensidad la forma de ser, las preferencias (las manías), los deseos del profesor. Los alumnos tienen múltiples cámaras de captación invisibles. La tercera son las indicaciones del propio docente. A mi juicio esta fuente, por raro que parezca, no es la más importante. Porque algunas veces los profesores dicen que solicitan unas cosas, pero luego lo que valoran son otras. Se lo he oído decir muchas veces a los alumnos:

– Dice que no hace falta aprender las cosas de memoria pero, como no repitas lo que dice el libro, estás perdido.

Este mecanismo adivinatorio se pone de manifiesto muy claramente cuando el profesor hace una pregunta en clase. Los alumnos van respondiendo según su parecer (a veces se trata de preguntas que no tienen una respuesta unívoca) y hasta que alguien no dice lo que el profesor tenía en su cabeza al formular la pregunta no se da por satisfecho:

– Exactamente. Eso es. Enhorabuena.

Lo cual quiere decir algo así: acertaste, adivinaste mi pensamiento.

Hace poco me han contado un caso que muestra con claridad meridiana lo que estoy diciendo. A un alumno le piden en un enunciado lo siguiente: Escribe los números siguientes: 15, 10 y 2. El niño escribe: 16, 11 y 3. Cuando ve la nota negativa, pregunta qué es lo que ha hecho mal. El profesor le dice que tenía que haber escrito otra vez: 15, 10 y 12. Ha hecho una interpretación que no coincide con la del evaluador, pero que es correcta. Otra cosa es que se le hubiera pedido lo siguiente. “Escribe los números que siguen a los siguientes”.

El proceso adivinatorio tiene, a mi juicio, cinco momentos importantes:

La explicación y las consignas

Hay profesores que ponen todo el énfasis en la preparación de la evaluación. Todo se encamina al éxito en las pruebas. Desde el primer día generan la sensación de que más importante que aprender es demostrar que se ha aprendido. “Tenéis que tener en cuenta…”, “debéis preparar…”, “tenéis que andar con cuidado”, “lo más importante para las pruebas”… En esas advertencias se indica cuáles son los criterios, cuáles son las preferencias, cuáles son indicadores de éxito… Todo el mundo puede saber a qué atenerse. Unas veces están más claras que otras, pero las indicaciones existen siempre. Y sirven para que el alumno pueda guiarse en esa selva tupida que es la evaluación.

La preparación del las pruebas

El estudiante prepara las pruebas con la finalidad de alcanzar el mayor éxito posible. De ahí que en el estudio trate de acomodarse más al buen resultado que al aprendizaje provechoso y placentero. Estudia para aprobar, no para aprender. Me gusta decir que una evaluación de naturaleza pobre, propicia un proceso de enseñanza y aprendizaje pobre.

La confección de las pruebas

Si se estudian las pruebas que los profesores (no todos, claro) realizan a los alumnos y alumnas, se podrá comprobar que muchas exigen la contestación precisa a la pregunta o cuestión formulada.

No invitan a opinar, a crear, a comentar, a investigar, a replantear… Muchas invitan a repetir. Uno de los motivos para hacerlo de esta manera es pensar que así se facilita la corrección “justa”.

Siempre me ha parecido una trampa el nombre de “pruebas objetivas”. ¿Objetivas? Un profesor puede poner una prueba objetiva para suspender a todos, para aprobar a todos, para subir dos o tres puntos a todos, para bajar las calificaciones… ¿Objetivas? Solo en apariencia. Se las califica así porque se corrigen mediante una fórmula matemática: aciertos menos errores partido por N-1. Eso puede inducir al error. No hay nada más subjetivo que una prueba objetiva.

La corrección de las pruebas

Este tipo de pruebas (me refiero a las que exigen respuestas memorísticas o cerradas) tienen una aparente forma de corrección justa y precisa. Solo aparente, digo. Se han hecho investigaciones que muestran que para que haya rigor en la corrección de ejercicios de ciencias harían falta por lo menos 12 correctores. Se me dirá que la solución a un problema está bien o está mal. Pues no. Dese la corrección a varios evaluadores y se verá lo que sucede.

La negociación de los resultados

Pocas veces he visto negociar los resultados de las evaluaciones de los aprendizajes. En escasas ocasiones lo propone el profesor y casi nunca el alumno. Porque éste tiene miedo de salir perjudicado si lo hace. (“Fui a buscar cuatro décimas y salí sin cuatro puntos”, decía un alumno que fue a reclamar).

El hecho de que haya poder en el proceso evaluador refuerza esta nociva forma de entender la evaluación. Porque no suele ser fruto de la negociación sino de la imposición. A lo sumo al alumno se le pide opinión cuando los criterios están ya elaborados. Poca cosa.

Hasta qué punto será cierta la tesis que aquí mantengo que, cuando les pregunté a un grupo de alumnos chilenos si hacían autoevaluación, uno de ellos contestó:

– Sí, hombre, como que vamos a ser capaces de adivinar la nota que nos va a poner el profesor.

44 respuestas a «Adivinar a quien evalúa»

  1. Sin duda, el tema de la evaluación sigue confundiéndose con la calificación. Lo más probable que en Chile, ante la pregunta de autoevaluación, los alumnos entiendan que les estan preguntando si se ponen notas asi mismo. Me temo que en mi país Chile aun falta mucho para implementar una cultura de autoevaluación en los que aprenden.
    Un cordial saludo a Miguel
    Aldo

    • Querido Aldo:
      También aquí queda mucho camino por recorrer.
      Como llevas mucho tiempo trabajando cuestiones relacionadas con la evaluación habrás visto su enorme complejidad. Y, también,lo complicado que resulta dejar a un lado las rutinas y reflexionar de manera crítica sobre lo que hacemos en las aulas.
      Me< ha alegrado mucho verte por estos lares.
      Un abrazo y gracias por tu comentario, que suscribo íntegramente.
      MAS

  2. Querido Maestro!
    Hoy su comentario me ha resultado muy pedagógico!
    Pero como es habitual yo todo lo relaciono con las vivencias que tengo a diario en mi vida.
    Hoy tengo que decirles que vivo una experiencia perfecta de fin de semana en un pueblo precioso de Sierra.
    Eso me ha transportado a mis vivencias de antaño cuando lo elemental parecía tremendamente importante.
    Fruto de esas sensaciones han aparecido recuerdos tremendos, escalofriantes, de como se puede vivir esas situaciones y salir airoso .
    A veces analizo las respuestas que me da de mis comentarios y saco conclusiones de que lo que soy tiene mucho que ver con lo que he vivido.
    Hoy he amanecido en este pequeño pueblo que me aporta paz de espíritu y complace mi alma con elementos esenciales para las personas como son, la paz y la armonía.
    Querido amigo me complace enormemente encontrar en sus palabras la sabiduría necesaria para seguir avanzando en este complejo mundo, donde todo se mide, todo se evalua, todo se crítica, sin tener a penas en cuenta lo verdadero importante como son los sentimientos.
    ¡Me abre los ojos cada vez que leo alguno de sus comentarios!
    ¡Gratificante día que llena mi corazón de aranceles del tiempo!
    ¡Que todos pasen una fenomenal jornada!
    Sin más me despido con un afectuoso saludo.

    • Querida Holy:
      Pues sí, tus comentarios son siempre aleccionadores porque hablan de ti con sinceridad y porque emanan de las zonas más ricas y profundas de personalidad y de tu experiencia.
      Me alegra que ese lugar de la sierra haya llevado paz a tu alma y la haya nutrido de recuerdos enriquecedores.
      Gracias por leer y, sobre todo, por escribir.
      Besos.
      MAS

  3. Barrio, buenos días. Miguel Ángel, buenos días.

    Bonito tema, sí. ¡Quién fuera adivino! Esta vez me propuse ser el primero, que ya me iba tocando, y a las dos de la mañana estaba presto como un niño a la hora del helado. Estaba pensando qué contarte de nuevo pero no fui capaz de poner freno a las posibilidades, no fui capaz de decidir la dirección de mis reflexiones (provocadas por tu artículo), ni de plasmarlo en pocas palabras (yo eso de las pocas palabras no lo entiendo, no va conmigo). Así que preferí seguir charlando contigo (y con el resto de vecinos y vecinas) y esperar a más tarde.

    ¿Que qué es esto? Hombre, yo apostaría por el ala de una libélula, pero hasta podrían ser muchas otras posibilidades distintas de esas dos. En la escuela no pasa eso (no suele pasar eso). El saber se presenta como algo terminado, algo creado por otros (básicamente por otros, muy pocas OTRAS) muy alejados de mí (no alejados por igual para todo el alumnado). Yo debo saber el saber que hay que saber, y demostrarlo.

    Por no añadir nada sobre el poder de la evaluación, su justicia, su eficacia, su forma de aplicarla y el momento, sus finalidades,…, yo me quiero centrar en los contenidos, en lo que se ha decidido que es digno y necesario ser aprendido, en cómo estos contenidos nos condicionan la forma de aprender y la de evaluar esos aprendizajes.

    Si vamos a la escuela a aprender datos y más datos (ríos, autores, alturas de los montes, mares, provincias españolas, países de Europa, fechas de acontecimientos y sus protagonistas, …), mi mejor herramienta va a ser la memoria y la evaluación una rápida comparación entre lo memorizado y los datos (recogidos en un libro de texto escolar). Somos enciclopedias andantes (más o menos precisas o actualizadas). Mejor, y acorde con los tiempos en los que vivimos, somos como el disco duro de un ordenador. Algunos, como yo, no tenemos excesiva capacidad o lo tenemos vacío de esos datos tan útiles en su día, pero que , una vez cumplido su razón de ser, ahora o se han vuelto fuscos o no estoy en el lugar adecuado para que me sean útiles.

    Lo último. Creo que seamos lo que seamos (toda la amplitud que queráis), deberíamos probar siempre, y bastante a menudo, la medicina que aplicamos. Creo que nos haría mejores (siendo y haciendo). No olvidemos el artículo de la semana pasada, ni el de la anterior, ni el de la anterior,…

    Abrazos.

    • Querido José Antonio:
      Tus comentarios son siempre de oro. Esta vez solo de bronce, pero encuentro cuanto a la aparición no al contenido.
      Ha resultado emocionante el comienzo. Tanto que se lo he leído a mi mujer, que estaba a mi lado. Qué hermosa metáfora la de la hora del helado.
      Interesantes tus reflexiones sobre la acumulación de datos inertes y “evaluarles” en nuestras cabezas. Un problema de verdadero calado.
      Un abrazo ala espera de nuevas aportaciones.
      Me gusta más que abras a que cierres la semana.
      MAS

  4. Sábado, 14 de julio.

    Todavía esta mañana me he despertado con la imagen de Luis R., amigo y compañero de la Facultad, que falleció el miércoles pasado.

    Y el recuerdo me lleva a veintidós años atrás, cuando con otra compañera, María Vicenta, decidimos crear un programa de doctorado en la Universidad de Córdoba centrado en dos aspectos: en la innovación curricular y en la educación de adultos.

    Por entonces, Luis estaba en el equipo decanal. Era un hombre tranquilo y afable, que afrontaba con bastante sosiego toda la problemática que surgía en su ámbito. Pero, por esas fechas, un día fue a consultar a una doctora amiga al comprobar que un pequeño bulto le había salido detrás de la oreja. Pronóstico: tumor no maligno en el cerebro, pero que había que intervenir. Tras la intervención, parecía solucionado el problema; sin embargo, el tumor volvía a parecer por lo que las intervenciones comenzaron a hacerse frecuentes.

    “¿Cómo te sientes, Luis?”, recuerdo que le pregunté por esas fechas y en medio de una charla que mantuvimos. “La verdad es que ahora todo en la vida lo veo a corto plazo. No soy capaz pensar en proyectos a muy larga distancia, como antes lo hacía…”, me contestó, sin que yo asumiera en su totalidad el significado de lo me comentaba, puesto que la vida siempre la he entendido cargada de proyectos que le dan significado.

    Pues bien, cada cierto tiempo, Luis tenía que ir a Madrid a que le intervinieran. Llegó el momento en que parte del hueso craneal se le tuvo que quitar, de modo que el rostro comenzó a desfigurársele. A pesar de todo ello, nunca renunció a todos los trabajos que llevaba adelante, especialmente los de gestión académica que eran los que más le gustaban.

    Él se escondía detrás de unas amplias gafas oscuras, que apenas disimulaban la deformidad que la enfermedad le producía, y cada vez con más intensidad. De todos modos, nunca rehuía la presencia de la gente, nunca perdía el sentido del humor. Así, por ejemplo, si charlando se equivocaba, podía decir: “Ay, perdona, es que tengo poco cerebro”.

    Hace un par de años, habiendo cumplido los sesenta y cinco, anunció su jubilación. Y, tal como apunto, hace unos días recibimos un correo electrónico en el que se nos comunicaba su fallecimiento. En ese espacio de tiempo no volví a verle por la Facultad.

    Al conocer la noticia, Flora y yo, de manera inmediata, acudimos al tanatorio para acompañar a Mercedes, su mujer, y a sus dos hijos. A Mercedes la encontramos bien, dentro del dolor, quizás con cierto alivio ante una historia de resistencia inaudita.
    Solo me quedó una pregunta que por pudor nunca le hice, y que ahora lamento no habérsela hecho: “Luis, ¿de dónde sacas tanta fuerza para seguir hacia adelante?”.

    ***

    Y, ahora que lo pienso, quienes me estén leyendo pueden también preguntarse: “¿A cuento de qué viene esta historia en un artículo dedicado a la evaluación?”.

    Ciertamente, no tiene nada que ver con el tema que ahora Miguel Ángel nos propone, sino con el de la semana pasada.

    Como recordamos, se hablaba de los aprendizajes de unos adolescentes a partir de la actuación y de su relación con su profesor de filosofía, todo ello dentro de un relato de ficción. Pero es que considero que todos nosotros, independientemente de la edad que tengamos, podemos encontrar personas que pueden servirnos de referencia o de modelos ante ciertas circunstancias vitales. Y Luis para mí ha sido un referente de lucha contra una enfermedad que le acompañó a lo largo de más de dos décadas.

    Y la duda que interiormente me surge es la siguiente: “¿Sería yo capaz de llevar adelante una situación similar a la de este amigo? ¿Tendría el suficiente coraje para soportar un deterioro físico permanente?”.

    La verdad es que no lo sé, ni tampoco sé si tendría la fortaleza de afrontar algo parecido. Aunque tengo que decir que sí sabría en qué apoyarme para no dejarme vencer.

    ***

    Como a mí no me gustan los exámenes, ni tampoco creo que sean el mejor método para evaluar los aprendizajes y el esfuerzo que despliega el alumnado a lo largo de la asignatura, dejo para otro momento el comentario sobre este tema. Solo quiero avanzar que, desde que me incorporé a la enseñanza universitaria, siempre he llevado una evaluación continua y formativa, aunque en los inicios desconociera esta terminología, ya que yo procedía del campo de la arquitectura.

    • Querido Aureliano:
      Tremenda historia ejemplar historia la de Luis.
      Cuánta razón tienes en la formulación de tus interrogantes.
      ¿Qué haríamos en una situación similar?
      Lo que me gustaría saber es la respuesta tu afirmación sobre los soportes que te ayudarían a la superación, aunque intuyo alguno de ellos.
      Hace muchísimos años que yo había abandonado los exámenes.
      Un gran abrazo.
      MAS

  5. Buenos dias a todos desde Argentina, buenos dias Maestro Miguel, la evaluación es una etapa hermosa del aprendizaje, lo entendi así despues de leer el libro “Evaluar con el corazon”. El alumno y el docente revisaran el camino transitado para reforzar , aclarar, repetir o descartar conceptos… Hermoso tema de sano debate. Un cariño

  6. Querido Miguel Ángel: Un profesor que tuve nos decía que no teníamos que estudiar de memoria, pero que lo que decía el libro estaba muy bien escrito y lo mismo no encontraríamos otra manera mejor de decir las cosas. Total que había que memorizar.
    Como la casuística es infinita, no siempre tendremos informaciones de “radio macuto”. Cuando me examiné en el 68 de Filosofía de 1º de Facultad, me sucedió algo lógico para mí, ya que yo era estudiante “ libre” y no “oficial”, que es como estudiaban los que iban “todos los días a clase”.
    El profesor nos entregó un folio con las preguntas del examen, dejando un espacio para las contestaciones debajo de cada pregunta. Durante el examen les apunté a dos colegas un par de preguntas. Sin embargo, cuando nos dieron las “papeletas” con las notas, mis compañeros sacaron un Notable cada uno y a mí me dieron solamente Aprobado. Me extrañó, porque yo me había torturado la sesera para contestar lo mejor posible, y por eso hice la letra pequeña para “explicotearme” mejor. Luego me enteré que el profesor veía muy poco y, por lo visto, hasta me aprobó, quizá, por lástima.
    Lo que sí es verdad es que hay que procurar que todo el mundo sepa escribir y hacerlo bien y luego que no todo sean “pruebas objetivas”. Conviene dejar algún margen a las preguntas de desrrollo.
    Es más una vez leí que en Argentina y Dinamarca los exámenes seguían siendo orales y que eso hacía que la gente hablara mejor y fuera más despierta.
    No sé, pero de todos modos siempre estaré a favor de la evaluación continua, pero sin masificaciones, porque eso de la “masa” es harina de otro costal.
    Un abrazo

    • Querido josem:
      Tú siempre hablas desde la sabiduría que te ha dado una larga y rica experiencia.
      Lo que nos da la experiencia a todos es años, pero no necesariamente sabiduría. Para que esto suceda, como ha pasado contigo, hace falta una actitud humilde, inteligente y abierta.
      Por eso me alegra mucho verte por aquí aportando todo lo mucho que has aprendido y que puedes compartir con todos los lectores y lectoras de El Adarve.
      Creo que es muy importante convertir la evaluación en un proceso de mejora de la enseñanza y del aprendizaje.
      Un gran abrazo y muchas gracias.
      MAS

  7. Tras la exposición de la trayectoria de Luis, compañero y amigo de la Facultad, y ante las dudas que me surgen de si yo sería capaz de soportar un deterioro vivido como a él le aconteció, me pregunta Miguel Ángel acerca de los soportes que me ayudarían a poder sobrellevar una situación tan dura.

    De entrada, como soy laico, no podría a acudir a fuerzas sobrenaturales en las que no creo. Deben ser, pues, otras las razones que me sostuvieran (y pienso que pueden sostener al ser humano) sin que tenga que, mental y emocionalmente, apoyarme en lo que para mí son fantasías para sobreponerme a un tipo de adversidad tan dura como la que estamos comentando.

    Disculpadme si acudo a un autor, al que admiro, para explicar un poco las crisis que puede atravesar la persona. Erich Fromm, psicólogo judío, ateo y humanista, en su obra “La revolución de la esperanza”, decía (y cito de memoria) que es casi inevitable que en algún momento de su vida el ser humano sienta que su mundo en el que se apoyaba se rompe, se venga abajo y que las creencias o convicciones que le sostenían ya no le sirven.

    No sé si puede ser totalmente cierta esta reflexión, pero hablo de un autor que conocía con profundidad los rincones más ocultos de la mente del hombre (y de la mujer).
    Sé por otro lado, que incluso personas de gran fortaleza pueden en un momento venirse abajo, por lo que no pienso que tengamos que ser héroes, ya que es posible que no seamos capaces de soportar ciertas situaciones que no hayamos experimentado previamente.

    En la entrega de “Cuando fuimos peripatéticos”, yo hablaba del caso de la gran Violeta Parra, mujer fuerte y apasionada, pero que no fue capaz de sobrevivir a una traición amorosa. Efectivamente, una gran traición puede derribar al más fuerte.

    Doy un salto de un año hacia atrás para ubicarme en el mes de agosto del año pasado, durante la estancia que Flora y yo desarrollamos en Suiza con nuestra familia helvética.

    En uno de aquellos días, quedamos en recibir a amigos de origen español para comer juntos en el pueblecito de Uettligen, cercano a Berna.

    Antes de pasar a comer, y en medio de la charla que mantuvimos, estando presentes Julio y Ana, ambos docentes y con los que mantengo una muy buena relación, surgió el tema de la felicidad; cuestión bastante peliaguda, si nos atenemos a las vivencias reales. Por mi parte, y desde una óptica muy personal, indiqué que para que el individuo fuera dichoso tendría que apoyarse en cuatro pilares.

    “¿Aureliano, nos puedes indicar los cuatro pilares a los que te refieres?”, me preguntó Julio.

    “Bueno, considero que hay cuatro aspectos que podemos compartir para que uno pueda ser dichoso en esta vida: la identificación con el trabajo que uno tiene que llevar; la compenetración y la complicidad con la persona que va a ser tu compañera de vida (en el caso de que se desee compartirla); tener buenos y sinceros amigos; y, si se desea descendencia, que los hijos sean un verdadero proyecto de la pareja, que se sientan verdaderamente queridos y que han venido a este mundo con el amor debajo del brazo…”, le respondí, más o menos, de esta forma, aunque sí eran los apoyos a los que me refería.

    No indiqué un quinto punto, puesto que ya era de tipo personal: lograr ser fiel a los principios de los que estamos impregnados en la juventud, etapa cargada de idealismo, pero en la que todavía no han empezado a emerger las renuncias tan habituales en las edades posteriores.

    Voy cerrando. Con el fin de no alargarme, ni tener la sensación de que estoy soltando un discurso moral, podría decir que el soporte al que ahora, a la edad que tengo, sería no defraudarme, ni defraudar a los que quiero, ni a los que me han conocido como profesor o simplemente como persona con unos determinados principios.

    Para que no se tenga la sensación de que me subo a un pedestal, quiero acudir en mi ayuda a uno de los aforismos de mi admirado Castilla del Pino. Dice así: “No ser héroe. Ya es bastante con vivir el día a día”. Y como él también conocía a fondo el “alma” humana, es posible que tenga mucha razón.

    • Querido Aureliano:
      Gracias por compartir cuestiones tan importantes y tan íntimas.
      Yo tampoco puedo apoyarme en fuerzas sobrenaturales. Para bien o para mal. Es así.
      Comparto esos soportes que te sostienen en la adversidad: La fidelidad a uno mismo, la pasión por el trabajo, el amor a la pareja y a los hijos (si se han querido tener), los amigos y, añado otro soporte, el vivir en un lugar en el que te sientas bien (ciudad, casa…).
      No sé sopor este orden. Quizá cada uno tenga alguna prioridad.
      Y qué importante cuestión es ésta de hacer frente a la adversidad (enfermedad, deterioro, muerte…).
      Un fuerte abrazo.
      Y muchas gracias.
      MAS

  8. Decisiva cuestión ésta de la evaluación. Si mal no recuerdo leí en 1988 un artículo del profesor Santos Guerra sobre Patologías de la evaluación y creo que siguen todas hoy en plena vigencia.
    ¿Hemos avanzado, retrocedido o estamos igual?
    Para pensar.

  9. Querido Miguel Ángel:

    En la anterior entrega de El Adarve, que llevaba por título “Absolutamente no”, incorporaba el primer artículo de la investigación que he dirigido y llevada a cabo este curso en centros de Educación Primaria para conocer la implicación en las tareas de la casa de los miembros de la familia, todo ello a partir de los dibujos que realizaban los escolares. Tal como apuntaba, una vez conocidos los resultados, he escrito cuatro artículos para los diarios digitales, y que van apareciendo de manera consecutiva.

    A pesar de que es amplio el número de lectores y lectoras que sigue la página de los diarios digitales, y que he titulado de modo genérico “Negro sobre blanco”, resulta que cuando publico artículos referidos al estudio de las emociones y sentimientos de los escolares a través del dibujo de la familia, se duplica la cifra de los que acceden a leerlos. Esto es una manifestación del interés que se tiene por conocer el desarrollo de niños y adolescentes en el seno de la familia, cuestión que me resulta gratificante, puesto que es totalmente necesario formarse en este ámbito.

    Puesto que imagino que también entre los que siguen El Adarve habrá algunos a los que les puede interesar los cambios que se han generado en el seno de las familias, adjunto el enlace del artículo de esta semana que lleva por título “Los hijos no hacen nada”.

    http://www.montilladigital.com/2018/07/aureliano-sainz-los-hijos-no-hacen-nada.html

    Resulta paradójico que, ante los avances que se han producido socialmente en el ámbito de la igualdad de géneros, todavía en muchas familias se siga haciendo distinciones entre las hijas, que sí colaboran en el trabajo de la casa, y los hijos, que mayoritariamente no participan.

    ¿Cómo van en entender después en el aula los criterios de igualdad entre alumnos y alumnas cuando en la casa están interiorizando la superioridad masculina basada en que los varones no tienen que hacer esas tareas que “están destinadas a la mujer”?

    • Querido Aureliano:
      A mí me preocupa también el ritmo y la profundidad de los cambios. Creo que todavía son lentos y superficiales.
      Qué maravillosos ejemplos gráficos aportas en tus artículos. Has encontrado un filón magnifico para investigar en cuestiones tan determinantes.
      Gracias una vez más.
      MAS

  10. Buenas tardes. Maestro. Dime lo que piensa sobre la evacion y te diré que tipo de profesional eres, incluso qué tipo de persona eres. “” dice en tu libro que descubrí hace 17 añis en una biblioteca. Creo muy acertada la premisa. Hace mucho quiero menifestarte como docente Paraguaya mi gratitud, si no hubiera tenido la oportunidad de leer algunos de tus librosy sobre todo cada sabado el blog. El adarve, a lo mejor se hubiera apagado mis ganas de ser docente. Pero no puedo olvidar una anecdota compartida con usted en el año 2006, en Asuncion de Paraguay, me asignaron participar en un Seminario de salud en el Salon de Carmelita center, en el receso me entero por mi mejor amiga docente que sabia de la gran admiracion que te tengo, de que usted estaba como ponente en el salon de a lado . Entonces pasé a la ponencia a tu cargo, pirateando y dejando el otro cometido. Usted empezó con el Cuento El Niño y siguió con el análisis de la calidad de la educacion inicial. De la certeza a la duda, me encantó: Lacerteza es un estado intelectual ridiculo, pensar que se sabe todo, que todo está acabado es inconcebible desde una postura cognitiva exigente…
    Gratitud. Don Miguel Angel Dantos Guerra. Tu tienes una admiradora que ama la educación , porque tú me transmitiste esa pasión

    Bendiciones.

    • Querida María Teresa:
      La gratitud es mía ante una actitud tan emocionante como la que me expresas.
      Gracias a ti. Estoy seguro de que eres una docente de vocación y que es en ti donde está la base de tan intensas y acertadas ideas sobre la educación y la evaluación.
      Besos y gracias.
      MAS

  11. Buenas tardes Maestro. “Dime lo que piensa sobre la evaluación y te diré que tipo de profesional eres, incluso que tipo de persona” dice en tu libro que descubrí hace 17 años en una biblioteca. Y es así mismo. Gracias por todo lo que pude crecer como docente Paraguaya con la lectura del Blog. El adarve.

  12. Pero permiteme compartir una anecdota; Don Miguel Angel , en el año 2006 en Asuncion de Paraguay tuve la ocasion de escucharte en el Salon de Carmelita Center: Seminario Internacional de la calidad de la Educacion Inicial. Usted empezó con el cuento El niño, y luego con el análusis de la calidad de la educación . Me encantó: De la certeza a la duda. ” La certeza es un estado intelectual ridiculo, pensar que se sabe todo, que todo está acabado es inconcebible desde una postura cognitiva exigente” qué gran verdad. Pero lo que quiero de ir que yo fui desinada para el taller de a lado, en el receso me entero que Don Miguel Angel va estar en la ponencia de Educacion. Entonces piratee tu ponencia; dejando el otro taller en el que asignaron. Las ideas importantes ayudan a revolucionar el universo. Gracias Maesrto. Tu tienes una gran admiradora en Paraguayque ama la educación… Saludos. Maria Teresa Meza.

  13. Buenas tardes maestro Miguel Angel Santos Guerra.
    Soy una alumna de Tecnicatura en evaluación de Concepción, Paraguay
    Tuve la oportunidad de leer sus artículos pero raras veces he comentado ; esta vez su artículo dio en el ojo sobre los errores que solemos que cometer los docentes cuando solo orientamos a que nuestros alumnos solo adquieran conocimientos en el momento cuando le pedimos q deben memorizar y no les guiamos a que aprendan para la vida y tomamos un examen o prueba como castigo para el alumnado por lo que hoy día existen fracasos académicos que no responden a la falta de capacidad del alumnado o a la poca motivación.

    • Querida Blanca:
      Muchas gracias por tus palabras, tan acertadas como emotivas.
      Gracias por leer El Adarve y por aportar tus puntos de vista sobre la evaluación.
      Mucho ánimo en tu preparación para una tarea tan exigente.
      Besos y gracias.
      MAS

      • Muchas gracias por tus palabras de apoyo, le deseo éxito y mucha suerte y que siga aportando para nuestra educación que nos sirve mucho para nuestra práctica pedagógica.Bendiciones maestro.

  14. Buenas tardes ; maestro Miguel con mucho placer he tenido como tarea la de leer sus aportes sobre la educaciòn que suele escribir; lo de esta semama me lleva a reflexionar sobre como realizo la evaluación; una tarea muy dificil ; muchas veces solamente evaluamos para saber cuanto aprendió en el momento nuestros niños pero cometemos el error de como docente de que solo nos sirva para poner una nota; y no la utilizamos para revisar nuestras prácticas pedagógicas ni porq nuestro niño fracasa ; en que fallamos en la metodología; no conocemos a nuestros niños si que habilidades o capacidades tienen si se aplazó ya se aplazó; me pareció muy interesante para replantear mis métodos de enseñanza-aprendizaje y que mis niños realmente llueguen a lograr un aprendizaje significativo y que en el día de mañana puedan ser personas utiles a su familia y a la sociedad.Muchas gracias por sus aportaciones

    • Querida Martina:
      Has captado perfectamente el sentido de lo que debería ser la evaluación: no un simple mecanismo calificador sino un proceso que permite mejorar la enseñanza y el aprendizaje.
      Gracias por leer y escribir.
      ¿En qué curso os han recomendado esta lectura?
      Besos y gracias.
      MAS

  15. Soy de Concepción Paragiay; Don Miguel Santos Guerra; he tenido el privilegio de leer su artículo sobre como se lleva a cabo la evaluación; una tarea no fácil de emprender y por más q digamos qie lo hacemos por proceso igual llegamos a fracasar en el momento de evaluar porq nuestro error está en que solo evaluamos para medir la cantidad de conomientos que han adquirido nuestros alumnos pero nunca evaluamos la calidad de esos conocimientos; no evaluamos nuestra prática tampoco las metodologías implementadas es por ello que muchas no mejoramos no innovamos en nada; me pareció importante que tengamos en cuenta que es bueno evaluar también las capacidades y habilidades.Le deseo muchas bendiciones y éxito.

    • Querida Juana:
      En efecto. La evaluación ha de ser un mero acto de poner una nota sino un proceso que permite comprender y mejorar la forma de enseñar y de aprender. En mi libro EVALUAR CON EL CORAZÓN hay un capitulo que se titula así: LA EVALUACION DE LOS ALUMNOS, UN PROCESO DE APRENDIZAJE PARA LOS PROFESORES.
      Gracias por leer y por escribir en este blog.
      Besos.
      MAS

  16. Buenas tardes Miguel la evaluacion es un momento hermoso del proceso de enseñanza aprendizaje, el libro “Evaluar con el corazon” señala un camino a recorrer. Me gusto muchisimo leerlo, compartirlo y ponerlo en practica. Un cariño

    • Querida Marisa:
      Me ha gustado mucho el adjetivo que has elegido para hablar de la evaluación: MOMENTO HERMOSO.
      No es fácil encontrarlo en la literatura y, menos, en las conversaciones.
      Indica mucho de cómo piensas y de cómo eres.
      Gracias por leer y por valorar positivamente EVALUAR CON EL CORAZÓN.
      BESOS.
      MAS

  17. Inquietante comentario sobre la evaluación.
    La repetición tendría, según este planteamiento, más fuerza que la creación. El dar con la clave de lo que espera el evaluador, más importancia que los hallazgos del evaluado.
    Es inquietante este empobrecimiento del proceso.
    Gracias por la advertencia.

    • Querida Carmen:
      En efecto. Eso es lo que querido plantear en el artículo.
      Creo la pobreza de la evaluación lo empobrece todo, incluidas las relaciones.
      Gracias por participar.
      Besos.
      MAS

  18. M e ha encantado la lectura de este artículo.
    Es entretenida.
    Es muy clara.
    Es muy práctica.
    Y hace pensar.
    Agradezco muhco el haber tenido la oportunidad de reflexionar sobre el tema como madre y como profesora.
    Saludos.

    • Querida Laura:
      Gracias a ti por tomarte la molestia de leer y de escribir.
      Gracias también por tu valoración positiva (en contenido y forma) del artículo.
      Besos.
      MAS

  19. Querido Maestro:
    Soy docente de la ciudad de Concepción, de la República del Paraguay, leí tu artículo y me pareció muy interesante, creo que un docente no debe cerrarse al método tradicional, por lo contrario, debe enseñar para la vida y no para sólo para una prueba , debe formar al educando a aprender a construir su propio aprendizaje acorde a su capacidad, así sabrá defenderse ante un desafío que se presente.
    Saludos desde el norte del Paraguay

    • Querida Dora:
      Completamente de acuerdo. Una cosa es el examen y otra es la vida.
      No sé si leiste el artículo de este blog titulado TAPAR LA CAJA. Ahí se ve claramente cómo hay problemas para el examen y problemas de la vida.
      Gracias por leerme y, sobre todo, por comentar en el blog con todos los lectores y lectoras.
      Besos y gracias.
      MAS

      PD: Pronto volveré sobre este tema en el blog.

  20. Soy concepcionera y paraguaya, alumna de Tecnicatura en Evaluación del IFD del CREC y puedo decir que toda evaluación tiene siempre sus socavones y disipaciones, existe poca objetividad en la medición de las competencias, pues para afrontar las dificultades que se presentan, se necesitan de mecanismos eficaces acordes a los ritmos y niveles de los evaluados. Se presentan siempre en las distintas áreas educativas dificultades, que muchas veces se tratan de la misma manera e inclusive se juzga a todos con la misma vara, cuando cada área o disciplina, cuenta con sus recursos propios y herramientas más apropiadas para su apropiación.
    Además se realizan muchas evaluaciones sin formalizar hondas reflexiones acerca de las propias prácticas educativas y es una preocupante situación que surge, pues si no reflexionamos y tomamos decisiones para tratar de mejorar la realidad circundante de nuestras propias prácticas, seguiremos siendo parte del lúcido grupo de profesionales en desatino.
    También al leer este artículo puedo cerrar diciendo: Si pretendo buenos resultados pues me esmeraré en realizar mejoras en mi propia práctica, ya que es la realidad que me queda en la manos mejorar, ya sea innovando o haciendo bien lo que me toca hacer

  21. Soy paraguaya y concepcionera, alumna de Tecnicatura en Evaluación del IFD del CREC y puedo decir que toda evaluación tiene siempre sus socavones y disipaciones, existe poca objetividad en la medición de las competencias, pues para afrontar las dificultades que se presentan, se necesitan de mecanismos eficaces acordes a los ritmos y niveles de los evaluados. Se presentan siempre en las distintas áreas educativas dificultades, que muchas veces se tratan de la misma manera e inclusive se juzga a todos con la misma vara, cuando cada área o disciplina, cuenta con sus recursos propios y herramientas más apropiadas para su apropiación.
    Además se realizan muchas evaluaciones sin formalizar hondas reflexiones acerca de las propias prácticas educativas y es una preocupante situación que surge, pues si no reflexionamos y tomamos decisiones para tratar de mejorar la realidad circundante de nuestras propias prácticas, seguiremos siendo parte del lúcido grupo de profesionales en desatino.

  22. He leído su articulo sobre evaluación y me pareció interesante, pues todo profesional debe conocer y manejar las diversas formas de evaluar, tanto como los procedimientos e instrumentos que debe utilizar, realizando siempre una mirada comprensiva mediante el diálogo con evaluadores y evaluados, para consignar aspectos positivos y aspectos a mejorar.
    Todo esto nos lleva siempre a una reflexión constante de la realidad de nuestros niños, para la toma de decisiones que favorezcan la obtención de mejores resultados. Saludos desde Concepción, Paraguay.

  23. Buenas noches señor Miguel. Soy Sueli Del Carmen Benitez una docente de la ciudad de Concepción del Paraguay .. Estaba leyendo su artículo y me conmovió mucho xq me hace recordar en la época de como nos evaluaban en las escuelas y colegios, no se tenían en cuenta estos procesos eran puramente cuantificables y sólo exámenes calificativos, sumativas.. todo era aprendizaje x repetición.. Es x eso que me encanta su artículo xq debemos evaluar para la vida enseñar para un desarrollo integral y no sólo para un momento del examen. Que nosotros como evaluadores debemos tener en cuenta varios factores y procesos..
    Saludos y éxitos siempre…

  24. Buenas tardes, soy Gregoria Barrios, de la ciudad de Concepción, Paraguay, y quisiera emitir una opinión sobre la confección de las pruebas: Resulta interesante ver al alumno cómo se prepara para la evaluación final de un examen, para dar a conocer el resultado de lo que aprendió, o simplemente lo que leyó para ir a dar la prueba, creo que hasta ahora se ven los resultados de las escuelas tradicionales que miden el resultado final de un alumno que capaz tiene mucho que dar de sí, pero se le impone una prueba que muchas veces ostentan dar unos resultados pocos certeros muchas veces, ya que influyen múltiples factores para la emisión de una nota final, es muy fácil leer unos items que deberán dar respuestas que ya están escritas, en lo particular, en ningún momento el alumno crea o replantea cierta situación, siendo que se les facilita la creación de respuestas.
    Cuesta mucho todavía salir de la evaluación tradicionalista y emitir un juicio de valor a la hora de tomar decisiones sobre la calidad de aprendizaje del alumno.

  25. Buenas Noches Maestro. Un gusto leer el artículo sobre Evaluación , pues invita seguir mejorando cada día y poniendo en práctica para lograr aspectos positivos en el campo evaluativo. La lectura me acerca a otra que pareciera no pasar de tiempo; el dar las mismas consignas a diferentes tipos de animales que vuelan, nadan, reptan, caminan, etc sin tener en cuenta las particularidades de cada uno. La evaluación sigue siendo un tema pendiente y urgente más si queremos lograr un pequeño cambio en educación. Siempre me pregunto, qué pasaría si fuesen los alumnos que preparasen una prueba para los profesores, aprobaríamos, con qué vara medirían?

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