Alfonso del Río debuta con una obra de las que casi todos escriben esperando que se convierta en el thriller del año. Lo cierto es que independientemente o no de los galardones que pueda llegar a adquirir el relato, para ser una ópera prima, el autor promete.
Todo gira alrededor de una fotografía, de la que muy acertadamente la edición del libro la incluye dentro –quizá para que observemos ensimismados las caras de los fotografiados y podamos discernir quién es quién-, y a la vez, todo el origen es Bilbao.
Con semejante marco de ciudad, su lluvia, sus gentes, las inundaciones de 1983, el Athletic y el terrorismo etarra, tenemos suficientes ingredientes para que la novela se haga interesantísima.
La fotografía, como les decía está conformada por cuatro hombres y un niño y será la piedra de toque de Alain Lara, nuestro protagonista, jugador del Athletic y de María, su partenaire femenina, ejemplo y esencia de las grandes familias vascas que levantaron un imperio a base de esfuerzo.
Pero la foto dice mucho más, se sitúa en el Berlín nazi y parece ser la resolución a todas las respuestas de Alain quien se da cuenta que todos los que aparecen en la foto están muriendo de forma inusual.
El thriller se basa en secretos y preguntas que relacionan al poder empresarial con la Alemania nazi, lo que dará respuesta a muchas intrigas pero sobre todo a esas muertes que sin ser asesinatos no son normales.
El lenguaje del autor es sobrio, sencillo, sin excesos, medido, como debe ser en un ambiente negro y turbio lleno de secretos donde la ambientación es casi la mitad de la historia.
Sin duda uno de los grandes aciertos como ya lo hicieran otros antes es convertir a la ciudad de Bilbao en otro protagonista. Lo hemos visto con Eva García Saénz de Urturi y en El silencio de la ciudad blanca y los buenos resultados que ha tenido, pero es que Alfonso además le suma una de las características más sensoriales de la ciudad, el sirimiri –o como diría un buen vasco–, sirimiri y hace todo el relato más envolvente, como si al final estuvieras calado hasta los huesos.
Una sorpresa que no he visto antes y realmente lo encuentro novedoso es comenzar el capítulo con citas de los personajes que estamos leyendo y reconozco que el autor ha llevado con gran maestría los tres hilos argumentales sin que ninguno sobresalga por encima de otro teniendo en cuenta de que además de la trama principal existen otros hilos con personajes muy fuertes como Goebbels o el secreto viaje de Hess a Escocia.
En definitiva, una obra que recuerda los tonos blanco y negro de una película de los años 40, cuya resolución es muy buena, que mantiene la tensión hasta el final e incluso juega con las suposiciones del lector con amplia maestría. Recomendada para los amantes del género negro y sobre todo, para los amantes de la ciudad de Bilbao.