Ray Celestin no es un desconocido ya para los amantes de la novela negra. Nos contó en Jazz para el asesino del hacha una historia real, la del asesino del hacha de Nueva Orleans, y tuvo la capacidad de introducirnos la música como eje vertebrador de una historia que ya tenía suficiente fuerza temática como para desarrollar su novela.
Pues bien, Ray ha vuelto con El blues del hombre muerto. Esta vez nos hemos trasladado hasta el Chicago de 1928, una ciudad corrupta dividida racialmente donde volveremos a coincidir con Ida Davis, el expolicía Michael Talbot, nuestro querido Louis Armstrong y un gánster que ha llenado páginas y páginas: Al Capone.
Recreando los crímenes mafiosos, la prostitución, las clases sociales y su relación con la mafia, el tráfico de bebidas alcohólicas que comienza a decaer y un incipiente tráfico de drogas como la heroína, la violencia racista y los políticos corruptos, Ray Celestin nos desgrana la historia de un Chicago que generaba grandes fortunas sembradas de cadáveres en torno a una ley seca que se violaba tanto en las recepciones de la alta sociedad como en los garitos más inmundos donde el jazz y el blues es el gran telón de fondo común a todo este espectáculo.
La desaparición de una joven rica heredera a punto de casarse desatará un trabajo detectivesco desde dos líneas, la oficial, corrupta, y la oficiosa a través de los detectives de la Pikerton y un gánster retirado que pretende expiar parte de una gran culpa que le atrapa.
Los que ya conocen a este autor británico saben de sobra a qué se acercan en esta nueva novela. Con la anterior ganó el premio CWA John Creasey New Bloodf Dagger y fue seleccionada para el premio a la mejor novela policíaca. En cualquier caso, los lectores volverán a disfrutar de una novela relacionada directamente con la música y la evolución del blues y del jazz a través de los pensamientos de Armstrong y hará disfrutar de este complemento a los amantes de una buena novela de gánsters, igual que las películas de antes, en blanco y negro, con una colilla consumiéndose en un cenicero y un vaso de bourbon casi vacío.
El blues del hombre muerto, un guiño a un clásico del jazz, es una novela magníficamente documentada, que mantiene la tensión y la intriga de principio a fin.