Una lección de vida o muerte

18 Abr

Una lección de vida o muerte
Una lección de vida o muerte

La visión de una niña, Ruby, aporta un elemento interesante y diferente a ‘Una lección de vida y muerte’, un ‘thriller’ donde los personajes no son lo que parecen y que rompe con los clichés del género

RAQUEL ESPEJO

Belinda Bauer es capaz de sorprendernos en un thriller como Una lección de vida y muerte (Roca editorial). No es fácil enfocar una novela de este género desde la perspectiva de una niña y narrárnosla a través de este personaje. Y probablemente éste sea uno de los grandes aciertos de esta historia, su visión, con perspectiva infantil de un problema de adultos en los que la frustración del asesino es el peor y más sucio móvil.

Porque sí, además de thriller policiaco tenemos asesinatos: chicas jóvenes a quienes el asesino persigue en zonas prácticamente deshabitadas y, antes de matarlas, las obliga a llamar a sus madres, para que éstas oigan los gritos desesperados de sus hijas.

No por esto se hace la novela angustiosa. Nuestra protagonista, Ruby, una niña, rebaja muchísimo la tensión entre acción y acción. Sólo cambia el tono a partir del comienzo del desenlace de la novela, donde nuestra autora pisará el acelerador y no nos dejará respiro hasta que averigüemos quién es el asesino.

¿Y qué pinta una niña en todo este caos? Fácil, Ruby pertenece a esa zona donde se están cometiendo los asesinatos; su madre es potencialmente desde el principio una posible víctima; y el padre de Ruby, preocupado por ambas, forma parte de una cuadrilla de hombres que decide salir a patrullar en busca del asesino. Lo cierto es que tampoco quiere dejar a la niña sola en casa y se la lleva con él a patrullar, con lo cual los ojos de Ruby serán los que nos muestren todos los escenarios alternativos a los crímenes y que nos servirán para ponernos en la pista verdadera del asesino cuando comencemos a sumar dos más dos.

El resto de personajes de Una lección de vida y muerte no se atiene a ningún cliché, los policías no son cómo los esperamos, los padres de Ruby, tampoco, y, si me apuran, ni incluso las chicas asesinadas. Nadie es quien parece ser o quien debería ser, lo cual dificulta al principio el proceso de investigación del propio lector, pero en cuanto éste pille la clave, resolverá sin dificultad alguna el misterio del libro. Por cierto, que sale muy pronto el nombre del asesino, un poco más allá de la mitad de la historia, lo que quita presión a la traca final de acontecimientos.

Una lección de vida y muerte es una novela recomendada para una lectura ligera sin amplias expectativas, amena, perspectivas de personajes diferentes y no encasillados y por supuesto para los amantes del thriller.

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