¡Ay, la avaricia! Etimológicamente la palabra ‘avaricia’ viene del verbo latino ‘aveo’ cuyo significado es ‘desear ardientemente’. En el catecismo se nos dice deseo exacerbado de pasiones o posesiones. Hay quien la confunde con la codicia y no es lo mismo, pues el codicioso no necesita si quiera atesorar las riquezas mientras que el avaricioso sí las acumula más allá de las necesidades normales que pueda tener. Una cofradía avariciosa sería aquella que tendría una excepcional puesta en la calle, llena de enseres sublimes y no tuviera una bolsa de caridad, por ejemplo. Les hablo de ejemplos exagerados, por supuesto. Eso no existe. Ya no hay cofradías que ‘maquillen’ sus obras de caridad, gracias a Dios, estamos en una época de transparencia y se ha olvidado aquella broma popular ‘la caridad empieza por uno mismo’. Por avaricia hemos visto cómo se han sumido en una auténtica depresión cofradías señeras. Hipotecadas hasta los tuétanos. Por avaricia hemos escuchado mil veces en cualquier conversación cofrade que ‘éste o aquél tiene en su casa enseres, documentos, fotografías, etc. que no le pertenecen y que acumuló –guardándolos celosamente- en su casa durante el tiempo que perteneció a tal hermandad’. Por suerte los tiempos han cambiado y ahora está de moda ser generoso, virtud con la que se vence la avaricia. Algunos con generosidad trompetera y con ello me refiero al pasaje bíblico que recomienda absolutamente lo contrario. Aunque soy partidaria de la transparencia y del reconocimiento a las cofradías de su ayuda en esta sociedad en la que muchos no nos estiman con lo que no estoy de acuerdo es con esos alardes generosos del ‘y yo más’ que pueden verse también en determinadas situaciones y de los que todos los cofrades hemos sido testigos. Otro matiz más de este pecado. De la avaricia surgen otros quizá más reconocibles aún: traición, fraude, engaño, perjurio, manipulación de la autoridad, corrupción, incluso la simonía. ¿Esos no les suenan verdad? No, esos no existen… ni tenemos de eso en nuestras cofradías. Qué va, que errada estoy esta semana…
Avaricia
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Mar