Fuerzas preternaturales
¿Volverá Amaia Salazar a deslizarse entre nuestras lecturas? Así terminé la entrevista con Dolores Redondo, porque realmente sería una pena perder a esta inspectora que encarna la fortaleza de la mujer en un entorno tan delimitado como es el género negro.
Lo cierto y lo que ahora nos ocupa es que volvió para resolver otro misterio, la tercera parte de la trilogía de Redondo que comenzó con ‘El guardián invisible’, prosiguió en ‘Legado en los huesos’ y termina con ‘Ofrenda la tormenta’. Recuerdo que el primer libro me gustó mucho, el segundo siguiendo la línea establecida me desconcertó quizá en el tema mitológico tan íntimamente relacionado con el caso que llevaba Amaia, pero sin duda en esta nueva novela la narración ha establecido un equilibrio perfecto entre la mitología vasca, sus tradiciones y la actualidad.
Amaia Salazar se encuentra ahora casi en el punto que la dejamos allá en la segunda novela, con varios flecos sueltos de sus anteriores investigaciones y siguiendo su técnica de inspectora ‘sabuesa’ no ceja de buscarle soluciones. Pero una mujer mayor denuncia a su yerno tras la muerte de su nieta, una bebé de cuna, por lo que parece ser un caso de muerte súbita, cuando el padre intenta robar el cadáver su hija. Como siempre, todo el equipo de la inspectora, guiados por ella, comenzarán a tirar de los hilos para encontrarse, no con un caso suelto, sino con decenas, todos cercanos a Baztán.
Porque sí, el entorno, Elizondo, en el Valle de Baztán sigue siendo el mismo escenario, al igual que en sus novelas anteriores, volveremos a escuchar rugir el río Baztán en las palabras de Dolores y en los pensamientos y sensaciones de Amaia, sentiremos cómo baja la niebla tantas veces como si fuera otro personaje y cruzaremos el puente de Muniartea de forma tan precipitada tantas veces como Amaia vaya a casa o vuelva. Un Elizondo que se ha visto enriquecido por las visitas turísticas con motivo de hacerse famoso en los libros de Dolores y que incluso tiene unos paseos guiados por los escenarios de la novela.
Y es que la autora se ha convertido en un fenómeno de masas, alcanzando más de 400.000 lectores con la primera de sus novelas, vendiendo 100.000 ejemplares en apenas siete días y convirtiéndose en una autora de bestseller cuyos libros se publican en 32 países y que ha recibido premios como el Pluma de Plata o el de la Semana Negra-Buenos Aires Negro. No en vano los derechos de adaptación cinematográfica de la Trilogía del Baztán han sido vendidos a NadCon (jointventure de Peter Nadermann), productor cinematográfico que estuvo involucrado en las adaptaciones de la trilogía Millennium de Stieg Larsson y de las novelas de Henning Mankell, entre otras; y Constantin Film, productores de la película que obtuvo el Oscar a Mejor Película Extranjera en 2003 por Nowhere in Africa.
Pero volvamos a la trama del libro. Las matriarcas vascas vuelven a hacer presencia entre sus páginas, la sabiduría popular habla en sus palabras y en sus gestos y conectan con todas aquellas madres, tías y abuelas que han llenado nuestras vidas. También sufriremos con las decisiones personales de Amaia, una protagonista que se percibe más frágil que en las novelas anteriores quizá desencadenado por un acontecimiento imposible de desentrañar aquí para no dejar escapar la sorpresa que supone.
La tensión de la novela empieza pronto, y esta vez no decaerá ni un milímetro hasta el final a pesar de que pudiéramos sospechar donde irá a desembocar todo. Dolores mantiene excepcionalmente el interés del lector cerrando de una vez (¿por todas?) los increíbles casos con los que se había topado.
Cuando uno comienza una serie de libros, en este caso tres, lo suyo es llegar hasta el último para comprender completamente la obra del autor. En este caso es absolutamente necesario porque si no lo hacen quedarán desdibujadas y sobre todo inconexas las dos novelas anteriores. Pero aún hay más, el origen de estas narraciones las encontrarán al final en una nota de la propia autora donde explica el génesis de esta saga.
Noir a la española, sin rayar en lo escabroso a pesar del tema tan delicado que trata como son las muertes de bebés, lleno de tradiciones por aprender, de historias ocultas que han permanecido en un pueblo y que sin duda podrían ser el origen de cuentos como los de los hermanos Grimm (de los que tanto gusta Dolores) por sus fantásticos personajes. Noir de buena hechura, rematado, sin cabos sueltos ni complicadas jergas policiales y científicas, sin discursos justificativos, actual, cercano, pero sobre todo, novelas negras y de misterio españolas a la española y no por eso de inferior calidad.
Por cierto, cuando terminen de leer el libro, repasen el título y comprenderán todo.