Ritos funerarios

14 Jul

Ritos funerarios
Ritos funerarios

Editorial Alba

Traducción: Laura Vidal

Si les comento que la escritora es australiana y la novela está ubicada en la Islandia de 1829 no pasa absolutamente nada. Si le añado que está basada en un hecho cierto, la historia de Agnes Magnusdottir, la última mujer que fue decapitada en Islandia, y que la autora Hanna Kent lo escribió como un proyecto de doctorado en Escritura Creativa y que ha sido traducida a más de veinte idiomas podrán hacerse una idea de que este libro, atrapa.

La historia, simple en su planteamiento nos presenta a una mujer que ya ha sido condenada a muerte pero que hasta su ejecución será trasladada a vivir en una granja aislada con una familia. Allí será visitada por un joven pastor que intentará redimir su alma antes del mortal castigo y durante sus conversaciones iremos conociendo a nuestra protagonista intentando averiguar hasta qué punto es inocente o culpable.

El marco de la novela es incomparable. Estamos en Kornsá, un lugar pobre, áspero y desolador al filo del Círculo Polar Ártico. Las extensiones de tierra son inhóspitas y la lucha con la naturaleza es cotidiana.  Agnes es una mujer que de entrada nos parecerá de carácter duro, arisco e introvertido. Pero tiene razones y esos motivos los irá desgranando en sus confesiones con el pastor Toti.

La novela está contada a través de un narrador omnisciente salpicada a comienzos de capítulo con documentación sobre el caso, con poesías sobre el tema, o con citas de las famosas sagas islandesas. Pero también encontramos a Agnes contándonos la historia actual, la que vive su trabajo en la granja, en primera persona. O al propio pastor en sus razonamientos y dudas. Así, la autora, jugará con el pasado y el presente e iremos conociendo la visión de Agnes de lo sucedido, su psicología y sus sentimientos.

Se nota que es un trabajo desarrollado en torno a una sola protagonista. Todo alrededor es algo que complementa pero que no tiene suficiente fuerza de forma individual. El ambiente gélido y frío de la naturaleza está perfectamente reflejado en la propia narración, con la quietud –y a veces lentitud- con que se desarrollan los hechos como si el tiempo meteorológico marcara el ritmo de la historia.

Hannah nos demuestra que ha consultado documentos, archivos estatales y parroquiales para hacerse una idea de lo ocurrido, y se nota en las aportaciones y en el desarrollo del entorno con la sensación claustrofóbica que produce estar en la granja encerrados porque fuera hay una tormenta de nieve que aúlla en las pieles que hacen de cristales en las ventanas o en las descripciones más suaves de las noches y las auroras boreales.

Una novela diferente, que podría tacharse en algunos momentos de gótica, con trasfondo histórico y que pronto será llevada al cine con Jennifer Lawrence como protagonista. Lo cierto es que la narración parece simple y sabemos el final desde el principio, pero terminaremos atrapados a la historia, cerca de un fuego hecho de turba en una cocina, tejiendo mientras escuchamos la versión de Agnes y totalmente compadecidos de ella, aunque no sentiremos pena ni congoja, pues huye de todo sentimentalismo.

Es una historia tranquila, sosegada, dura, propia para leer en estos días calurosos de verano. Recomendada para los amantes de los entornos fríos, cercanos al Polo, de las historias de reos llenas de manipuladores psicológicos y sobre todo de la introspección psicológica.

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