Hay quienes no se han enterado todavía que las redes sociales son biunívocas por lo menos. Que lo mismo que opinas, los demás también opinan. Que igual que criticas has de encajar críticas. Que lo mismo que informas, si no dices la verdad, te cazan –el básico se pilla antes a un mentiroso que a un cojo- pero hay entidades, personas con perfil público, concejales, y hermandades que no se enteran de que va el ‘rollete’. Las cofradías han querido subirse al carro de las redes y algunas lo hacen muy bien. Actualizan constantemente sus páginas y su información. Otras, para que engañarnos han cogido al primero que sabe manejar básicamente un móvil y el pobre señor o señora hace lo que puede. Otras ni saben, ni contestan, se crearon el perfil y allí murió, o en el caso más lamentable, allí debería haber muerto, el perfil, se entiende. La gracia llega cuando las objeciones a ciertos tratamientos se hacen a través de twitter. Twitter, facebook o antiguamente los foros. Entonces ya es cuando se les ha aparecido ‘el demonio pinchapapas’. Se enfadan e irritan y terminan utilizando lo que ya escribí en un artículo: La Santa Omertá, o sea el silencio de la mafia como advertencia…’un ándate con ojo’ que por desgracia está sucediendo entre muchos conocidos. Te ‘invitan’ –algunos de forma más amable que otros- a que te calles, que no escribas, que no opines y eso sin diferenciar entre un artículo de opinión o una editorial, por ejemplo. Y así abordan en la calle al autor para increpar lo expuesto o llenan el muro del susodicho de exaltadas flamas de tintes populacheros. Lo gracioso es que muchos de los ofendidos no son más que enfermos cibernéticos o extremistas, como en el caso reciente de las mujeres en los varales, que vaya comentarios han tenido que aguantar de marcados tintes machistas. A estos exacerbados de la opinión, ultras o talibanes como incluso tachan ellos mismos a otros, me gustaría decirles que aquí no hay derecho de admisión, eso es en los bares, por cierto, antiguas redes sociales que no están en desuso todavía, así que fájense porque las críticas y las alabanzas hay que darles el espacio justo que se merecen, ni más ni menos. Lo malo es que muchos viven de las loas y de ahí el mosqueo. La ley de libertad de expresión es un derecho constitucional aunque alguno piense todavía que puede ejercerse la censura.
Demonizando redes
7
Abr