Segundos negros

2 Dic
Segundos negros
Segundos negros

Traducción de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo

¿Conocen al inspector Sejer? Supongo que como buenos amantes de este tipo de novela, recibiré un sí rotundo. Pero si aún no le conocen acérquense a este personaje a través de su autora, Karim Fossum, escritora noruega del género policíaco, más conocida como “la reina noruega del crimen”.

He de reconocer que era una auténtica desconocida para mí pero también he de confesar que a partir de ahora será una de mis favoritas, y el inspector Sejer, más aún.

Nos presentamos ante una novela más policíaca que negra, y la víctima es una niña de diez años, Ida Joner. Pero no se asusten, no estamos ante un relato truculento y descarnado, no es una ficción dura, si me apuran, es casi una novela impregnada de grandes dosis de ternura.

Ida, que vive en las cercanías de un pueblo desaparece camino del quiosco con su bicicleta y no deja rastro. El inspector Sejer se hará cargo del caso con unas maneras muy particulares: correcto, tierno, educado, amable y considerado. Como ven, algo bastante lejano a los arquetipos de policías duros y con problemas personales que habitualmente nos encontramos en este tipo de novelas.

No tengo dudas de que fue este personaje el que me cautivó. No me esperaba un hombre pausado, cuyos pensamientos íntimos fueran tan delicados y tan sutiles en un misterio policiaco tan desagradable –no se pierdan sus monólogos internos con su mascota, son una auténtica delicia-.

La novela va desentramándose a un ritmo justo. Es decir, tiene ritmo. No se detiene en banalidades ni en elucubraciones que no van a llegar a buen puerto o sólo ocuparán más páginas de las previstas en la narración y que no aportarán nada. Aquí la autora es eficaz, un vamos a lo que vamos y sin rodeos.

Es cierto que en determinado punto se te hace previsible el final, pero ni aún así el relato se torna aburrido o pierde interés, porque otros pequeños problemas se mezclarán con la trama principal y distraerán nuevamente nuestra atención.

Los personajes no están trabajados todos por igual, pero en general están mucho más modelados que en cualquier otra novela de este tipo. La descripción y el análisis de los más importantes es tan absolutamente certera y tan real que incluso puedes apreciar los gestos de Emil, que nunca habla y principal sospechoso. Las imágenes descritas por Karin en la consecución de los hechos, en los paisajes y en los interrogatorios, son excepcionales en cuanto a precisión y exactitud y de auténtica belleza en cuanto a naturaleza se refiere.

Y como broche de oro, el final. Cuando todo está resuelto, cuando ya todo ha pasado, la autora tiene el detalle, algo no muy habitual en estas narraciones, de dejarlo todo atado y muy bien atado. Un epílogo, el suficiente para saber que ahora sí, puedes tranquilamente cerrar el libro porque todo ha acabado…

Recomiendo encarecidamente este novela a los que gusten de la novela policiaca, a los que no conozcan a la autora ni al inspector Sejer, pero sobre todo a aquellos que amantes de este género estén cansados del prototipo de policía duro y áspero así como de grandes tramas enredadas en otros problemas. En contadas ocasiones, menos es más, y este es un ejemplo. La simpleza y sencillez que destila es suficiente si está bien relatada.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *