La señora Parkington
Editorial Lumen
Traducción: Antonio Valencia
Zambullirse desde la primera hoja del libro en Park Avenue… nevando… y a punto de celebrar la cena de Navidad…
Así comienza esta novela de Louis Bromfield, ambientada en los años posteriores a la Gran Depresión. Nuestra gran protagonista es la señora Parkington, una dama de venerable ochenta y cuatro años, que como gran matriarca ofrece su casa para celebrar la cena familiar de Navidad.
La señora Parkington, Susie, proviene del lejano oeste y sus orígenes son humildes. Aunque en la película que hay sobre la novela “Mrs. Parkington” (1944) dirigida por Tay Garnett nos muestra a una Susie interpretada por Greer Garson como una mujer ambiciosa, lo cierto es que en el libro no lo aprecio como tal.
Un desgraciado accidente la hace quedarse huérfana de padres, y uno de los clientes habituales del hotel donde ella trabajaba con su madre, hombre de recursos y dinero, la toma por esposa. A partir de ahí, él la educará y convertirá en una señora con clase (mucha más clase que él mismo) para introducirse en el ambiente social y codearse con las mejores familias americanas. Él pone la fortuna y ella la belleza.
Aunque en los primeros años el amor es sincero entre ellos, la vida de hombres del tipo de Gus, podían saltarse las reglas, lo que llevará al matrimonio a una entente cordial donde cada uno cubre las expectativas del otro sólo manteniendo el cariño, los hijos y el objetivo familiar en mente.
En continuos flashbacks desde el comienzo de la novela, iremos conociendo a este pilar de la familia, fundamental sobre todo cuando el muere el marido. Ella llevará las riendas de los negocios y educará a los hijos, todos reflejo de los excesos en caprichos y riquezas que el padre les ha consentido durante años. Así, desde su viudez, ve cómo se va desplomando el imperio que crearon y no desde los bienes, sino desde las propias personas que lo conforman.
Una mujer dura, hecha en cierto modo a sí misma, que no le temblará el pulso para poner orden de forma continuada entre sus descendientes, ni en su herencia, ni en sus negocios. La luz, la esperanza en todo este caos que supone la nueva implantación social que se está produciendo en los años de la Gran Depresión es una bisnieta, su preferida.
Uno de los alter ego más importantes de la novela es sin duda su asistenta Mattie, quien le acompaña siempre y por quien conoceremos algún que otro secretillo, discreto y sin escándalos que dibujan a Susie Parkington como una señora de las de antes… de los pies a la cabeza.
La narración está llena de lirismo, recuerdos, evocaciones y cierto punto de nostalgia que nos ayuda en los continuos –y que irán en aumento de principio a fin- viajes mentales de la señora entre su pasado y su presente. Un lenguaje cuidado y exquisito completará las escenas.
Recomendada para los lectores que gusten de EE.UU., de su crecimiento en el último siglo y la gran debacle de Wall Street, para los que gusten de novelas como “La edad de la inocencia” de E. Wharton pues sigue esa línea, y para los que admiran a esas heroínas ocultas, fuertes e inteligentes que se esconden en cualquier rincón.