Conocer a una dama de las letras siempre es un placer. Y como dirían allende los mares, ‘platicar’ con ella, permítanme que les diga, fue un gustazo. Si a eso le añadimos que llegué con las manos llenas de imágenes de ‘Música de cámara’, su última novela y premio biblioteca breve Seix Barral y que ella terminó de perfilar sus protagonistas, eso es ya, lo más grande a lo que puede aspirar cualquier amante de la lectura.
Música de cámara es una tremenda historia de amor. Porque hay que amar mucho y bien para que suceda lo que acontece en el libro.
Arcadia, nuestra protagonista, es hija de exiliados republicanos en Francia que por orfandad ha de regresar a la Barcelona de 1949 de la mano de una tía suya absolutamente desconocida para ella. Los ojos de la niña serán nuestros ojos y recorreremos con dolor las imágenes de una ciudad gris, destrozada y amedrentada que no será más que la fachada física de lo que esconden sus habitantes.
Las descripciones son impresionantes. Con una paciencia infinita y un auténtico trabajo metódico –pero no rígido- vamos descubriendo la urbe, sus formas, la educación, los ciudadanos, los bandos de aquella guerra, y el intento de sobrevivir de todo el conjunto. Como una niebla que deja percibir pero aún no muestra, la narración de Rosa va dejando paso a la imaginación del lector en esa sensación de miedo y silencio que conllevó aquella época tan reciente de nuestra historia.
Arcadia, cada vez más definida a través del resto de los personajes en diferentes intervalos de voces narradores se nos va configurando como una chica con criterios e ideologías concretas. Es en este momento donde aparece Javier un estudiante de Derecho que pertenece a una familia burguesa catalana. Y descubren el amor a pesar de sus diferentes ideas y de sus desiguales vidas. Deciden entonces casarse y formar una familia pero las confrontaciones y el doblegamiento que sufre de forma constante e implacable la protagonista debido a la sociedad franquista de aquellos años hará que todo se frustre… ¿o no? Porque todo depende de la perspectiva en que se mire…
Con el tiempo, volverán a encontrarse y nos darán respuesta a esa puerta que queda entreabierta y que no quiero desvelar para que el lector tome su parte en la historia y asuma la sorpresa -¿o no?- del relato.
La novela, como digo, es excepcional en el lenguaje, en la narración, y en unos personajes muy fuertes, ambos protagonistas, que sin llegar a ser antagónicos, son casi la noche y el día. Estos caracteres servirán de pilares básicos para mostrar los conceptos de la posguerra, la cultura, la educación, la política, etc. haciendo un repaso muy completo de la situación.
La historia en sí, aún siendo de amor, no se preocupen, no roza ni de lejos la cursilería, y al final te sientes con la paz que deja un buen amor cuando se ha vivido bien y hasta sus últimas consecuencias, sean estas cuales sean.
Sin duda, un libro altamente recomendable por su estructura, su contenido, o por simplemente el placer de volver a leer a esta gran escritora. Aunque estoy convencida que a Rosa lo que le gustaría es que se lo recomendara a todas las mujeres en su libre ejercicio de la libertad, así que…va por ellas.