Cuando era una niña, me regalaron El Principito, y a pesar de ser una devoradora de libros, reconozco que no me entusiasmó. Y quedó olvidado. Con el tiempo llegó tener que estudiarlo en la escuela, y me lo leí por decreto ley y nota correspondiente. No guardo un recuerdo excepcional de aquella lectura, es más, sólo recuerdo que no me gustaba por tener dibujos incluidos en el texto –pensaba que eso afectaba al contenido-. De mayor volví a leérmelo, y ahí fue cuando lo disfruté.
Dicen que es para todas las edades y filosofías pero cuando yo le encontré sentido y fui capaz de aplicar sus frases lapidarias ya me había convertido en adulta.
Este fin de semana se han cumplido los 70 años de una obra que tiene muchísimos seguidores, lectores que lo releen, coleccionistas de ediciones exquisitas y es que El Principito no se quedó en una ‘caída dulce, como un árbol’ si no que echó raíces duraderas en generaciones porque me reconocerán que es el libro típico que los padres, los tíos, los padrinos, y los abuelos, regalan a los pequeños de la casa para que se inicien en la lectura…
Es el libro no religioso más traducido del mundo con 265 traducciones, 1.300 ediciones y 145 millones de ejemplares vendidos. Su personaje fue embajador de la ONU, sus cuentas de facebook tiene millones de seguidores y este año 2013 dará el salto a la gran pantalla con una película en 3D –espero que el guión esté a la altura, miedo me da-.
Su primera edición apareció el seis de abril de 1943 en Estados Unidos por Reynal & Hitchcock Editions y es que Antoine de Saint-Exupéry, piloto de guerra y escritor, vivía en Nueva York. Curiosamente no fue muy bien recibido porque muchos esperaban una declaración sobre la guerra y lo que llegó fue un cuento. Quizás por eso no tuvo mucha aceptación al principio.
Mi opinión es que cuando un escritor es humanista y un auténtico soñador, sus palabras son más difíciles de comprender, de ahí que cada metáfora del libro, pueda ser interpretada por cada lector de forma diferente, aunque el conjunto sea un libro en el que late constantemente la busca de la humanidad en cualquier parcela de la vida.
Y qué mejor manera de celebrar un cumpleaños como este que recordando esos diez mandamientos de la obra….
1. “Solo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos“. Lo valioso no se mide ni se toca y tampoco se puede pagar con dinero.
2. . “Las personas mayores no son capaces de comprender las cosas por sí mismas. Es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones”. Valorar la simplicidad de las cosas.
3. “Uno es para siempre responsable de lo que domestica”. Valoración absoluta del cariño y de la amistad. “Yo no te necesito, tú tampoco tienes necesidad de mí, pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo”, le dijo a su amigo el zorro.
4. “Se le debe pedir a cada uno lo que está a su alcance realizar”. Conocer las propias limitaciones y ejercer la autocrítica. “Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los otros. Si consigues juzgarte rectamente es que eres un sabio”.
5. El Principito habla de su flor, que abandonó en su planeta antes de partir. “Debí haberla juzgado por sus actos y no por sus palabras, me perfumaba y me iluminaba, ni debí haber huido jamás”. Esta flor como se verá en el punto 7 se identifica con la pureza y la inocencia y para reconocer la experiencia personal.
6. “Amor no es mirarse el uno al otro , sino mirar los dos en la misma dirección”. Amor como concepto universal en el que todos trabajan por el bien común.
7. Corrupción, poder. “Conozco un planeta en el que vive un señor muy colorado. Nunca ha olido una flor. Nunca ha contemplado una estrella. Nunca ha amado a nadie. Nunca ha hecho otra cosa que sumas. Se pasa el día diciendo: ‘Soy un hombre serio, soy un hombre serio’, lo que le hace hincharse de orgullo. ¡Pero eso no es un hombre, es un hongo!”.
8. No valorar a las personas por lo que poseen sino por lo que son. “A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo jamás preguntan lo esencial del mismo. Nunca preguntan: ‘¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas? Pero en cambio preguntan ¿Qué edad tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre? Solamente con esos detalles creen conocerte”.
9. La avaricia no conduce a nada productivo: “Nada, solo las poseo”, le responde el financiero. – “Y ¿para qué te sirve poseer las estrellas?”, le dice el héroe ficticio. – “Me sirve para ser más rico”. Para comprar más estrellas si alguien las encuentra”. – Pero “¿Cómo se pueden poseer las estrellas?”.
10. Todas nuestras acciones tienen consecuencias. “Nada en el universo sigue siendo igual si en alguna parte, no se sabe dónde, un cordero que no conocemos ha comido, o no, a una rosa…”.
Y como siempre hago una recomendación, recomiendo el libro a todos los que lleven un soñador infinito en su corazón.