Un paseo por Nueva York y algo más.
Novela de observación. Así la define el propio autor y así nos lo indica en el propio título que contiene una dualidad: Ciudad abierta como ciudad que acoge y que recuerda aquellas ciudades abiertas decretadas en la Segunda Guerra Mundial donde se permitía la entrada al invasor para salvar la estructura física de la ciudad.
Teju Cole es historiador de arte, fotógrafo y escritor, nació en 1975 en Estados Unidos. De padres nigerianos, creció en Nigeria y se estableció en EE.UU. en 1992. En origen semejante a nuestro protagonista, Julius, un psiquiatra nigeriano, que se dedica después del trabajo a pasear. Básicamente ése es todo el hilo argumental de la novela. O sea el infinito y nada. En su deambular por la ciudad de Nueva York, iremos conociendo los barrios, algunos lugares especiales, edificios y monumentos explicados a través de la historia del arte, zonas terriblemente actuales (como la zona 0), o lugares por descubrir con encanto. A este recorrido se suman los personajes con los que se cruza, pequeñas historias que nos retrotraerán en varios casos a los orígenes de la historia americana, a los primeros colonos, los esclavos, historias de la historia silenciadas o casi olvidadas. Eso en un plano anterior. En el presente veremos a nuestro protagonista interactuar con otros personajes, que ayudados por los recuerdos analizarán la personalidad de Julius en un tono casi lánguido, tan lentamente que sólo en el penúltimo capítulo lo terminaremos de conocer realmente, pues allí nos reservará una sorpresa.
Pero aún hay más, a la par que nos demuestra sus gustos estéticos, en literatura o sus pasiones musicales, nos describirá con detalle un viaje a Bruselas que utiliza para contraponer Estados Unidos y Europa. En un análisis casi sintagmático.
Una novela que no empieza ni acaba, un estado intermedio, un año de vida de un médico poco comprometido con su realidad, que va dejando ir sus problemas, mientras divaga en sus paseos. Donde el conocimiento de Nueva York se mezcla continuamente con la inmigración, y donde el problema de los inmigrantes es recurrente desde varios puntos de vista, históricos y presentes, de tal forma que aún siendo el personaje de otra raza, consigues meterte en su piel y vivir esa sensación de estar en un país ajeno donde te sientes ‘de prestado’ por mucho que realices, notar el resentimiento con alguien de tu raza pero de estrato social más bajo, conocer el nazismo a través de tus antecesores, o filosofar sobre el problema árabe a través de una amistad.
Este libro me ha sorprendido, y no por obtener el New York City Award for Fiction y el Rosenthal de la American Academy of Arts and Letters o por ser escogido como uno de los 100 mejores libros de 2011 por The New York Times si no porque bajo su aparente ‘nada‘ existe una cantidad inagotable de temas envueltos en la sencillez del lenguaje cuidado de un monólogo, que sin estridencias te va mostrando con la óptica de una cámara cinematográfica, las imágenes que en tu retina tomarán color y forma…o blanco y negro.