Premio Nadal 2012 de Álvaro Pombo. Miembro de la Real Academia de la Lengua y licenciado en Filosofía y Letras. No voy a hacer una biografía de un escritor conocido y actual. Nombro solamente estos dos detalles para poder establecer la reseña de la novela.
Resulta evidente decir que el tratamiento del lenguaje es exquisito, y también sería obvio comentar el entramado filosófico de la novela. El caso es que hay que avisar antes de acometer su lectura, pues es una obra para disfrute lento, sereno y con muchas ganas de reflexionar. No es de lectura rápida ni ávida, al revés, a veces y escondidos entre axiomas filosóficos la novela se hará densa y pesada como el aire rancio que a veces destilan algunos personajes.
El texto nos relata la vida y relaciones de un antiguo profesor de Filosofía que se acaba de jubilar y que mantiene una relación estrecha con dos alumnos (a la vez pareja). Hasta aquí, normal. Aparecerán sin embargo dos personajes más, un antiguo profesor de escuela y un joven periodista, y entonces será cuando el equilibrio de esa relación ‘perfecta’ entre los tres se vea desestabilizado hasta extremos insospechados.
El narrador, omnisciente, se permite, muy al estilo de Pombo, hacer ironías con los sentimientos de los personajes. Se tocan muchos estilos lingüísticos, desde el culto, hasta el más mundano, desde citas en latín e inglés, hasta el habla de los jóvenes. El caso, es que ni aún así, se consigue dar vivicidad al texto haciéndose muy lento, no en párrafos, sino incluso en capítulos.
Las relaciones humanas y la homosexualidad serán un estado latente que irán desarrollándose hasta convertirse al final en una novela policíaca, casi escasamente en el último capítulo. La tensión sexual que se percibe en el triángulo, así como la posterior de la otra pareja que aparecerá después, deja infinitud de puertas abiertas a la imaginación, y a la resolución, pues exceptuando algunos detalles, no queda completa la problemática de las relaciones donde la manipulación, la lealtad, los estereotipos o el arrepentimiento son heridas abiertas.
Sólo se me ocurre que la intención del autor sea precisamente esa: hacer reflexionar sobre una serie de valores que inundan nuestra sociedad y que quedan descarnadamente aireadas. La cobardía, la vejez, la amistad, y la confianza siempre pueden ser destruidas de la forma más fácil, lo que no tengo claro es que a través de una novela tan compacta podamos llegar a comprender exactamente el mensaje.
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