Ángel

8 Oct
Ángel
Ángel

¿Cómo pasar de un personaje abominable, insoportable y frío a la compasión del mismo personaje? Aquí tienen la respuesta. En este libro. En un relato marcado por el propio nombre de la escritora, Elisabeth Taylor, que nada tiene que ver con la famosa actriz de los ojos violeta, la que siempre fue ‘la otra Elisabeth Taylor’ a pesar de haber nacido antes y lo que le marcó el destino llamarse igual que la principal, la famosa. Una autora casi desconocida incluso en su tierra, no ya digamos aquí, aunque la editorial Anagrama se haya propuesto rescatarla del olvido.

Elisabeth es una autora tímida, la tacharon de costumbrista por no querer hacer ninguna concesión a su vida privada (una vida matrimonial a la que dedicó todos sus esfuerzos y anhelos) en contraprestación a la literatura, y como los humanos somos así, eso y su nombre la condenaron a un ostracismo inmerecido.

La novela que les presento nos habla de una chica, Ángel, que de entrada solo tiene el nombre dulce, un personaje áspero, a veces cruel, intratable, nada sociable y ensimismado. Envuelta en ensoñaciones desborda toda su pasión y fuerza en escribir, a costa de toda la pobreza que rodea. Se convierte en escritora ampliamente remunerada a pesar de que las críticas no han sido casi nunca buenas, por no decir nunca, gracias a unas novelas románticas exacerbadas y folletinescas que gustan a un tipo de mujeres, aunque sus inconexiones sean tremendas. En la cúspide de su carrera nota como le falta lo principal sobre lo que escribe, el amor, y al igual que pone todo su ahínco en sus narraciones, decide conseguir a su enamorado aunque tenga precio…económico. Viven años más o menos felices, estalla la guerra, y se va haciendo vieja a la par que sus novelas dejan de leerse por sus anacronismos y falta de realidad con una sociedad que ha cambiado. Veremos como aquella chica, se convierte en una anciana entrañable, en la que algunos rasgos de su carácter que antes no tolerábamos se han convertido en esas pinceladas que dan a las personas mayores ciertas características.

Y una termina de leer y se pregunta: ¿Se puede pasar de la aberración de un personaje a la piedad? Pues sí. Me temo que ese ha sido el gran descubrimiento de este libro, gracias a esa narración en primera persona que te acerca tanto y al lenguaje sencillo y eficaz que utiliza la autora. La caracterización del resto de personajes es magnífica, dos o tres trazos y su interrelación y quedan a la merced del lector para desarrollar la historia que contada así en reseña puede ser hasta aburrida pero que en realidad no se hace nada pesada.

Un novela donde el mundo literario subyace tras la visión personal y se aprecia cierto tono de crítica no sólo a los esnobismos de un escritor sino a las maquinaciones desde la propia editorial o a la crudeza de los críticos. La literatura como forma de vida pero también como destrucción, como pasión y exceso, como carencia y pobreza. Una novela que fue seleccionada en 1983 por el British Book Marketing Council como una de las 13 mejores novelas escritas en inglés desde la segunda guerra mundial, depurada, limpia y delicada que merece ser conocida aunque hayan pasado por ella unos pocos años pues en nada ha perdido ni el rigor ni la actualidad.

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