“La sed puede más que el miedo al veneno” esta frase que recoge la portada de “El velo alzado”, es la clave para comprender el relato que la Editorial Alba Brevis reedita exquisitamente.
La autora, George Eliot, fue una escritora británica del siglo XIX, que tuvo una formación cristiana evangélica de la que se alejó dedicándose a lecturas, traducciones y viajes al extranjero. Se convirtió tras sus colaboraciones en la directora de la revista Wetsminster Review donde conoció a Lewes con quien convivió hasta la muerte de éste, casándose más tarde con J.W.Cross. Pero será Lewes quien la anime a dejar la ensayística y se dedique a la novela y a publicar en Blackwood’s Magazine.
La novela, una nouvelle en su extensión, nos imbuye en la vida de Latimer, el segundo de los hijos de una familia adinerada, huérfano de madre, en el contexto de la típica sociedad inglesa con tierras y poder adquisitivo. Una persona hipersensible y enfermiza, que descubre que tiene un poder: la premonición. Y algo que podría ser tan atractivo en otro tipo de personaje se convierte para el protagonista en una cárcel, un sufrimiento, un agotador don que le hará conocer el interior de todas las personas, incluyendo a su amada y sus sentimientos.
La primera persona es la que soporta el carácter narrativo de la nouvelle, un individuo con altas dosis de melancolía y amor a la naturaleza que nos recuerda algunas características del Romanticismo. Esta subjetividad a la que nos conduce Latimer nos introduce y nos hace empatizar con su personaje desde el principio. El padre y el hermano se convertirán en personajes antagónicos que reforzarán las características especiales de esta personalidad. Mientras, veremos horrrorizados, como la protagonista femenina, Bertha, su amada, se convertirá en una femme fatale para él, llegando incluso a compararla con Lucrecia Borgia.
Aún considerada una obra menor, El velo alzado se muestra como un tipo de literatura novedosa para la época ya que Latimer es uno de los primeros personajes que posee el don de la telepatía o premonición, con algún elemento gótico, descripciones victorianas y el toque fantástico. Por todo ello, probablemente, la novela fracasó en su época, porque se salía de todos los tópicos y convenciones. Se publicó en la revista Blackwood’s Magazine en 1859 (al igual que su otra novela Adam Bede, de corte realista) y fue reeditada posteriormente como libro junto a otras dos novelas de la autora en 1878.
Volver a un clásico de la mano de Eliot siempre es un placer, si le añadimos la metáfora del velo incluido en el título, la referencia a la falta de realidad que hay en el conocimiento de todo lo que nos rodea porque la percepción nos engaña, como ya lo hizo la tradición esotérica del Velo de Isis, entonces es cuando la literatura se convierte en disfrute pleno y en un elogio al estilo. Muy recomendable. Delicatessen.
Descárgate el suplemento Libros del 22 de septiembre aquí