El club de los filósofos asesinos (Julio Murillo)
Editorial Martínez Roca
Si los lectores quieren conocer, reflexionar, y recordar aquellos filósofos que marcaron formas de razonamiento, les invito a que lean esta obra.
Julio Murillo, en su faceta de escritor nos vuelve a deleitar con una novela de forma y corte decimonónica en su narrador onminiscente, que lo sabe todo, en tercera persona y que, sobre todo, enfoca la narración en torno al personaje protagonista, quien va a ser radiografiado psicológicamente hasta el final.
Se trata de un thriller urbano, perfectamente enmarcado y descrito, con unos escenarios sublimes perfectamente localizados en París, cuyo fondo realista hace pensar que está recién salida de la hornada por mezclar con tantísima simplicidad las noticias actuales de cualquier telediario con la trama de la novela.
Novela, en la que por otra parte es muy difícil perder el hilo ya que los diálogos nos muestran un estilo metódico mezclado con conocimientos de diversas ramas como el arte, la filosofía, la banca o la política y donde la intertextualidad afianzará la estructura bien mediante sentencias latinas como la del encabezamiento bien con las citas parafraseadas y explicadas de otros autores, en este caso filosóficos.
Julio nos presenta un protagonista con el que pronto nos identificaremos, no por su elevado nivel adquisitivo, que luego la vida se encargará de rebajar, sino por la intrahistoria que conlleva, sus sentimientos, sus confusiones, y su lado más oscuro. Nos veremos envueltos, al igual que el protagonista, en un clan, un club de filósofos, cuya indignación con los sucesos actuales es tal que les hace sentirse omnipotentes. Todo ello por supuesto, argumentado a través de la Filosofía y de unos personajes que adoptando el nombre de filósofos archiconocidos nos plantearan el razonamiento de la venganza como algo natural en el hombre. Pura reflexión personal. De la que se puede estar más de acuerdo o menos, pero por la que todo individuo ha pasado alguna vez en algún momento de su vida.
Y ahí está la moraleja, la justicia poética o el mensaje subliminal y de rebelión que nos propone Julio. La rebelión a todo lo que actualmente se toma como hecho y finiquitado, reflexiones sobre la justicia, la corrupción, la democracia y la naturaleza del propio hombre.
Decía Lebiniz que La experiencia del mundo no consiste en el número de cosas que se han visto, sino en el número de cosas sobre las que se ha reflexionado con fruto.
Y con esta obra podemos reflexionar con fruto, y aprender, aprender de lo que somos y de lo que hemos sido, para conocer cómo seguiremos siendo.