Mentira y sortilegio

16 Jul

Mentira y sortilegio
Mentira y sortilegio

Elisa, huérfana y sin familiares directos, hereda tres características de sus padres para vivir su vida: el enigma, el miedo y la mentira. Vive así, a principios del s. XX en una ciudad del sur de Italia encerrada en un maltrecho cuartito acogida por una vieja amiga de la familia. Leyendo novelas de príncipes y caballeros. Alejada de la realidad. As, comienza a escribir la historia de su familia, y lo que podía ser un simple libro de memorias acaba siendo una tragedia de tintes folletinescos.  Hombres y mujeres vulgares, comidos por la envidia, los celos y el mal de amores, obligados a malvivir que adquieren altura y dignidad: Cesira, Anna, Edoardo, Francesco y la misma Elisa tienen la misma fuerza trágica que las figuras de Caravaggio….

Hay veces que toca escribir siendo doblemente objetivo. Como en el caso de esta novela. Difícil en concepto estoy totalmente convencida que a pesar de mi opinión personal ha habido un antes y un después en mi trayectoria como lectora al haber abordado esta obra. Sin duda es una obra de culto y no se acerquen a ella si lo único que buscan es superficialidad, pues nada más lejano a su entramado, a su lingüística, a sus descripciones y a la forma y estructura de contar una historia. Una obra para pensar, analizar y leer despacio. Pero vayamos por partes, introduzcámosla…

Elsa Morante fue la primera mujer de Alberto Moravia, una de las escritoras italianas más importantes del siglo XX. Empieza a escribir la primera versión de Mentira y sortilegio en el sur de Italia donde han tenido que trasladarse al ser acusado su marido de actividades antifascistas. Su publicación se debe en mucho a la escritora italiana Natalia Ginzburg, entonces editora de Einaudi, que leyó el manuscrito y cuyo prólogo acompaña al libro.  Tras consultar con Cesare Pavese, deciden editar esta novela que alcanzará el Premio Viareggio en 1948.

Aunque clasifican a esta novela como un clásico italiano realista permítanme que rice el rizo. La considero una novela psicológica por la caracterización interna de sus personajes, razones, coyuntura y el trabajo interno que se desarrolla en acciones exteriores, y por supuesto, por las enormes narraciones de los estados de ánimo de cualquiera de sus personajes explicando el cómo, el porqué, el dónde, el cómo y el cuándo de todos sus actos.

A través de grandes monólogos nos introducimos en la vida de Elisa, una niña huérfana, que rodeada de personajes fantasmas creados por ella misma, nos identifica cada uno con su homólogo real: su familia. De esta forma un tanto fantástica nos relata la vida de su triste estirpe. Un grupo de personas con menos claros que oscuros cuyas pasiones, odios, venganzas, sobresalen en conjunto por encima del cariño que se tienen o que se han de tener, o como llegó a definir Mommany “la demolición de la familia y el amor”.

Elisa nos llevará de su mano, no sólo a las relaciones anteriores a ella, si no a la propia que mantiene con sus padres, llena de frialdad entre madre-hija, madre-padre en contraposición de la auténtica obsesión amatoria padre-madre, hija-madre. Relaciones altamente complejas que desgrana minuciosamente notando el lector a flor del piel el desamor y el desapego como si él fuera parte directa. Los monstruos de amargas pesadillas y los rencores serán escenas cotidianas en cada capítulo.

La publicación del libro hace justicia a una gran dama de las letras italianas en el centenario de su nacimiento, (agosto de 1912) y gracias a esto recogeremos unos personajes patéticos, lamentables y egoístas que nos mostrarán un mundo con ligeros toques costumbristas viviendo una gran tragedia. Personajes creados por una niña que se convierten en realidad, cuando ya fueron una realidad anterior a ella. Fantasmas que conviven con los personajes, morbo al límite, abandono, crueldad, ciertos tintes de masoquismo psicológico, mucha pobreza y hambre, patologías psíquicas, obsesiones amorosas, amargura, desidia, maltrato mental, todo incluido en un escenario donde la nobleza y la clase baja se marcan en sobremanera y donde las grandes descripciones y los escasos diálogos hacen de esta obra una lectura lenta.

Como les dije al principio, es una obra de culto, de la que te has de acercar a ella porque sabes qué tipo de obra es, y a lo que vas a enfrentarte. Si quieren conocer la literatura italiana del siglo XX, se la recomiendo encarecidamente, y aunque el sabor de boca sea tremendamente amargo y acaben extenuados con su lectura, la perspectiva, la forma, y la proyección hacen de esta novela algo singular y especial que les abrirá nuevos caminos de comprensión.

Descárgate el suplemento Libros del 14 de julio de 2012

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