El Codex Calixtinus o Liber Sancti Jacobi ha vuelto a casa. Aunque nunca se fue del todo, digamos que salió a dar una vuelta, obligado eso sí. Pero como todo buen peregrino, regresó al Santo, y esto se convertirá en una aventurilla más de esta joya medieval bibliográfica, o un camino peregrino moderno para todas esas fuentes medievales que contiene y que lo hacen tan extraordinario para historiadores, geógrafos, musicólogos, sociólogos, etnólogos, historiadores del arte y lingüistas.
Por su carácter polifacético se cree que proviene del trabajo de varios autores y compiladores. Su nombre se debe a que el Papa Calixto XX fue un gran impulsor de la obra junto con su secretario y el pueblo de Cluny. Calixto había sido abad de Cluny, lugar borgoñón fiel seguidor de las peregrinaciones a Santiago, pero es que además Calixto era hermano del Conde de Galicia y yerno de Alfonso XI, con lo cual favoreció a la ciudad de Santiago convirtiéndola en Archidiócesis.
El Codex Calixtinus fue copiado por al menos cuatro manos, dos de ellas muy similares. Al autor principal se le conoce con el nombre de Scriptor I. Y la compilación se produjo más o menos en 1160 ya que en 1173, un monje llamado Arnaldo de Monte, peregrino de Compostela, hizo una «copia» para su abad y hermanos del claustro de Ripoll.
El manuscrito original constaba de 27 cuadernos: el primero era un quinión (5 bifolios) y el resto eran cuaterniones (4 bifolios). Aunque la estructura del códice se alteró ya en época antigua, de hecho, en el siglo XV se perdió el folio 220, en blanco y que pertenecía al último cuaderno, y también se debió perder otro folio en blanco, que antecedía al actual folio 1, como era usual, o sea el primer y el último folio que servían como guardas.
A finales del siglo XII, se añadió a la estructura primitiva del códice un segundo apéndice (Apéndice II).
En 1609 el libro IV fue separado del manuscrito por Alonso Rodríguez León. Pero en 1966 el libro IV fue agregado de nuevo durante el proceso de restauración, donde también se recortaron las hojas que eran más grandes y sobresalían.
Hasta el siglo XVI el códice fue utilizado y leído ininterrumpidamente como así lo demuestran sus anotaciones al margen, luego caería en el olvido hasta que fue redescubierto en la mitad del s. XIX por el canónigo archivero de la Catedral de Compostela, Antonio López Ferreiro. Sin embargo, fue dado a conocer públicamente por el jesuita Fidel Fita y Aureliano Fernández Guerra.
El Codex Calixtinus se compone de cinco libros y dos apéndices, 225 folios de pergamino escritos a dos caras, y salvo alguna excepción, el texto es siempre a una columna, con 34 líneas por página.
- Carta del papa Calixto II (fols.1-3). Es una extraña y falsa carta del Papa.
- Libro I: Libro de las Liturgias (fols. 101V-139). Compuesto por sermones, homilías, textos de liturgia de Santiago, incluyendo cantos musicales y dos composiciones polifónicas escritas especialmente.
- Libro II: Libro de los milagros (fols.140-155). Colección de 22 milagros adjudicados a Santiago que se habían producido en diferentes zonas europeas
Libro III: Traslación del cuerpo a Santiago, de Palestina a Santiago. - Libro IV: Conquistas de Carlomagno. (fols.163-191) llamado también Turpini Historia o Historia Karol Magni et Rotholandi, Historia de Carlomagno y Roldán. Atribuida falsamente a Turpin, -de ahí el nombre- Arzobispo de Reims. (Libro que fue retirado y reintroducido en la restauración del códice como se indicó anteriormente).
- Libro V: Guía del peregrino (fols.192-225) el famoso Liber Peregrinationis atribuido al secretario de Calixto, Picaud. Considerado como la guía turística más antigua de Europa.
- Libro V: Obras polifónicas. Composiciones musicales (incluyendo conductus, canto monofónico y polifónico, tropos y organum)
- Apéndice II: incluye poemas e himno relacionados con Santiago.
El Códice es la prueba fehaciente de aquellas estructuras políticas, sociales, culturales, religiosas, musicales e intelectuales del mundo medieval, y donde se ofrece descripciones de pueblos, costumbres, formas de vida, gentes, lenguaje, etc. En el apartado musical se ofrece una visión sobre el estado y composición con tropos y secuencias monofónicas que acompañan a la liturgia en un día de fiesta como embellecimiento. Aunque el punto culminante es el repertorio polifónico que recoge la primera composición conocida para tres voces y es la relación directa con la Escuela de Nôtre Dame.
Si cada Libro le hacen especial, destacando en sobremanera la parte musical en la que no entro por desconocimiento, pero extensamente explicada en algunos enlaces de internet y bibliografía especializada, en conjunto, el Códice, es una obra de arte en estado puro desde su ejecución hasta los detalles, pero sobre todo porque es una huella excepcional en la historia, y si me apuran, en la historia europea.
¡Bienvenido a casa, peregrino!