¿SÍMBOLOS?

26 Jun

“La Ralentie”, se incicia con esa imagen.

¿Hay preguntas que carecen de respuestas? Ahora lo planteo en el sentido siguiente : si alguna cosa no contiene en sí su propio sentido, y se nos presenta entonces en “nuestro” mundo interior como una incógnita, como una pregunta sin posible respuesta, ¿hasta qué punto podemos considerar como “pregunta” a algo que no puede ser respondido? Nuestra tendencia será no pensar a la tal cosa como una pregunta, sino como un enigma, como un misterio. Y ambas cosas están muy unidas desde el punto de vista de su significado aunque no lo estén tanto en lo que atañe a su etimología.

Porque si bien es cierto que sus bases de origen son diferentes, ya que las palabras griegas de las que proceden “enigma” y “misterio” no son de una misma raíz, en lo que se refiere a su sentido, a la semántica, vienen a decir ambos términos algo muy similar : algo que “está escondido y es muy difícil de entender”, “algo oculto y de complicada comprensión”. ¿Cómo podemos resolver esta cuestión? Parecería que en principio el problema se resolvería por la vía de la imagen : si en lugar de la palabra ponemos la imagen de lo que esta significa, el enigma de la palabra parecería estar resuelto.

Pero…, ¿y si la imagen misma ya nos induce a confusión? Ah, entonces estamos de nuevo en el inicio del que partíamos : no comprendíamos lo que significaba la palabra, y ahora tampoco comprendemos lo que significa la imagen. No hemos avanzado por esta vía a ningún lugar desde nos sea posible otear el horizonte. Seguimos sin saber. Y me pregunto ahora, -dando una especie de “salto narrativo”-, ¿acaso no es esto lo que nos ocurre con muchas de las imágenes que constituyen lo que llamamos “pinturas rupestres”?

¿Representan solamente estados de ánimo, situaciones “visionarias” de la mente, tal vez inducidas por la ingesta de plantas alucinógenas? ¿Coinciden aquí en gran medida el pintor de las cavernas con muchos artistas del pasado siglo XX -e incluso del actual siglo XXI- o estamos ante imágenes muy parecidas que nada tienen que ver las unas con las otras en lo que atañe a sus significados posibles? ¿Son símbolos, o son “caprichos” del pintor?

Excepción hecha de algunas de ellas, que sí que parecen transmitirnos una especie de “relato pictórico”, como podría ser la que se conoce como “escena del pozo de Lascaux”, o como otras de las que nos ocuparemos en su momento, ¿qué significan esos bisontes o esos ciervos o esos caballos o esas aparentes danzas de seres humanos muy estilizados…, qué nos tratan de decir? Esto, suponiendo que tales pinturas nos traten de decir algo “a nosotros”, ya que…, ¡igual sólo trataban de tener sentido “para ellos”!

Porque tal vez no pensaron nunca, (¡ni por asomo!), al plasmar en las paredes de cuevas trazos (identificables en sí : aquí veo una cabra, allá un toro, un bisonte, unas manos…), que tuvieran la intención de “prolongarse ellos mismos” hacia el futuro y “hablarles” de ese modo, con esas imágenes, a venideros seres humanos.

No. “Ellos” sólo pintaron para sus propios fines y propósitos, y en absoluto se plantearon la posibilidad de llegar a un lejanísimo futuro, como por ejemplo, llegar a la distancia de más de 20.000 años, más de 30.000 o muchos miles de años más en algunos casos, y entablar un modo de “comunicación” con seres aún por venir.

Esta posibilidad no podemos descartarla de un plumazo, echarla fuera del tablero de posibilidades de un manotazo. Esta posibilidad es real y debe ser admitida por el actual estudioso del arte de los pintores de las cavernas de hace milenios. Quiero decir que tal vez todo lo que constituye el imaginario del arte pictórico del hombre de las cavernas sólo sea algo a ellos mismos dirigido en su momento, y en ese sentido estaríamos excluidos, del todo y en todo, de la mente del pintor brujo o chamán autor de tales maravillas.

Sin embargo dicha posibilidad, por mucho que nos sea necesario tenerla presente, nunca debe excluir la necesaria cuestión de sus posibles significados…, ¿por qué? Por esto : porque tales signos y pinturas y trazos y formas bien visibles que escondían los lejanos ancestros de la humanidad en hondas galerías y escondidos domos de las cavernas, eran (¡y son aún!) en sí Símbolos. Y los símbolos siempre contienen un sentido que en cierto modo es (o debe de ser, : …creerlo quiero) intemporal.

Algo debo aclarar ahora al lector : tanto la presencia de algo que pertenece a Henri Michaux, y que ilustra el inicio de este texto, como todo el contenido del texto en sí, son cosas que deberé ir abordando en sucesivos escritosd, en este mismo foro, para ir así dejando bien claro el trasfondo de mi pensamiento sobre estas cuestiones : la obra de Michaux, las de los ignotos artistas de la Prehistoria, los múltiples sentidos que realmente atesoran los seres humanos cuando se comportan como tales, esto es, como seres que pertenecen a la tierra ( : “humus”, en latín, “terrae” también ) y por lo tanto pueden, en vida, “decorar su hogar”…

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