Portada del libro de J. Campbell
La imagen que ven ahí, y que es la portada del libro de Joseph Campbell titulado «Diosas», representa a la divinidad que conocemos bajo el nombre de Ishtar, que era la divinidad de la fertilidad y que tanto por su forma como por su significado, debemos tal vez asociar con las estatuillas que se consideran «Venus paleolíticas», como la famosa de Willendorf, y eran figuras femeninas hechas en hueso, marfil, piedra, terracota, madera…, es decir, de materiales fáciles de trabajar. El número de tales figurillas que se ha encontrado es alto, lo cual indica que la creencia en su poder de fertilización debió estar muy arraigado.
Lo que estamos viendo, por otra parte, es lo que hemos llamado en el título mismo ya, «mundos en el mundo» : porque en realidad, en un mismo mundo, podemos encontrarnos con una gran cantidad de mundos. En nuestro mundo hay muchos mundos. Y con ello no me refiero ahora a aquellas palabras tantas veces repetidas del poeta surrealista francés, Paul Èlouard, «Hay otros mundos pero están en este». Nuestra idea ahora va hacia otros objetivos : veamos qué es.
En uno de sus diálogos, el conocido como «Fedro», Platón considera a la palabra poética como lo que en su lengua él llamó «athanaton sperma», palabras griegas que debemos traducir por «semilla inmortal». Dejando aparte la cuestión de la mortalidad o inmortalidad de las palabras, incluso de las palabras de los poemas, de la palabra poética, lo que está claro es que de un texto que en principio tiene un autor concreto y un sentido que puede ser muy concreto o muy amplio, «abierto» o bien «cerrado», el texto poético creado por alguien, sus lectores lo pueden entender de múltiples maneras. Es más : hay tantas interpretaciones posibles de un mismo texto como lectores tenga.
Y voy más allá : un mismo lector, lee un mismo texto, pero su lectura no se queda en una primera lectura sino que, pasado un tiempo, hace una segunda, una tercera lectura del mismo texto, y de pronto está leyendo «otro texto», quiero decir que en el mismo texto inicial está viendo un algo diferente de los veía en anteriores lecturas. Si leemos el Quijote con doce años, no leemos el mismo Quijote que si lo leemos después con 40, o con 60 años. Esto es algo característico de todo cuanto tiene un determinado valor en el arte, en la literatura, en las ideas en general.
Antes de que se impusiera en nuestra cultura occidental la idea de un Dios creador de todo cuanto existe, humanidades anteriores a nosotros durante siglos concebían el mundo regido por divinidades de carácter femenino : era el universo de lo que se llamó «La Gran Diosa».
En el Paleolítico Superior, en el Auriñaciense, esas figuras, que por lo general no tenían gran tamaño salvo las que se representaban para estar a la entrada de los templos o en grandes espacios, eran imágenes de «la diosa». Ya se llamara como se llamara, Ishtar o Venus o Demeter o Hera…, etc., el universo de las diosas en tiempos muy lejanos de nuestros días estuvo regido por divinidades de carácter femenino. esto, continúa. Y, ya habiendo degenerado en sí mismo el concepto, continúa de un modo «combativo» : se enfrentan hoy concepciones feministas y concepciones machistas del mundo, hasta extremos que en realidad pueden llegar a ser enfermizos y muy violentos.
La idea de un Dios masculino es de origen hebreo, y es posterior en el tiempo a la de los hombres de los tiempos prehistóricos. Y ahora, lo que decía al principio : esos mundos de antaño, perduran hogaño. Hay muchos mundos, y todos ellos están en este : y desde que se produjo el fenómeno de la «individuación», tal cosa se agrandó y creció hasta convertirse en una especie de «enfermedad de la verdad» : cada uno dice (o cree) «tener su verdad».
La relación entre esta imagen de ISHTAR y las Venus Prehistóricas, esas estatuíllas como la famosa Venis de Willendorf, creo que es innegable.
¿Tiene todo esto algo que ver con esa «pugna absurda» por enfrentar los femenino y lo masculino, por caer incluso en modos de violencia de unos sobre otras, o a la inversa, de las unas sobre los otros? No lo sé, y quiero pensar que no, pero a veces me vienen dos ideas : la una, que se hace viral en exceso la publicación de los enfrentamientos y violencias. ¡Como si fueran las únicas violencias a desechar!
Y la otra idea es que tal vez todo ello se consecuencia «lejana» de aquellos tan distantes (en apariencia) enfrentamientos de los dioses de la femineidad y el dios masculino. La Gran Diosa contra el Dios Único…
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