Coherentes con nuestra idea de que el chamanismo (o la hechicería, como lo queramos considerar, pues para el caso, tanto monta lo uno como lo otro) es algo que se desprende de la propia naturaleza del ser humano en estadios culturales de muy vieja raigambre cultural, lo que en el post anterior se formulaba como pregunta, aquí lo titulamos como enunciado positivo : en la prehistoria debió darse ya el fenómeno del chamanismo, propio de los estados alterados de conciencia, – tal y como la moderna psiquiatría ha descrito, con métodos científicos -; el chamanismo, o la hechicería, tan común en pueblos primitivos de todo tipo de razas y lugares, desde el Congo, o desde África del Sur, hasta Siberia, pasando por regiones españolas y «viajando» en la historia desde la antigüedad hasta hoy mismo. Sin ir más lejos, tanto don Marcelino Menéndez y Pelayo como Julio Caro Baroja han sido estudiosos de estos temas, los de la brujería y la hechicería, en nuestra cultura occidental.
Pero ahora nos centramos en los estudios sobre ese ( : más que posible, seguro) tipo de chamanismo que se dio en la Humanidad, ya en o desde la prehistoria. Los estudios de Bégouën, H. Breuil, allá en los inicios del siglo pasado, o J. Clottes y David Lewis-Williams, estos dos últimos en el libro que citábamos en el anterior texto a que antes hacíamos referencia, obra que continuamos siguiendo dado su gran interés, nos demuestran que en periodos tan alejados de nosotros como las etapas de la humanidad de hace entre 25.000 y 17.000 años BP, o sea, antes de la actualidad. Hablamos ahora del Magdelaniense y de la Cueva de Trois-Frères ( : Tres Hermanos) descubierta en 1912 y estudiada primero por los antes citados estudiosos de los años primeros del segundo decenio del siglo XX, y casi ayer mismo por los autores de la obra que ahora seguimos.
Si el lector se toma la molestia de repasar las imágenes que exponemos arriba y sacamos del libro «Los chamanes de la prehistoria», y se fija sobre todo en la figura segunda del Estadio 3, conocida como «El Hechicero», estará viendo una representación de un hombre vestido o disfrazado de ciervo, como embutido en su piel, con una cola que parece de caballo. Clottes y Lewis-Williams sugieren que podrían representar, o bien una especie de «dios de los animales», directamente, o bien imágenes de chamanes en rituales previos a la cacería de dichos animales. Rituales pensados para una doble finalidad : la de favorecer el éxito en la cacería, y la de satisfacer a la divinidad ( : «dios – animal») protectora de esos mismos seres que se disponían a cazar. No creo descabellado en absoluto nada de esto que estamos diciendo y es más : tanto la teoría del ritual como la del estado alterado de conciencia son válidas. Pensemos que ya Claude Lévi-Strauss, en conceptos suyos muchas veces retomados por otros investigadores, hablaba de animales que era «buenos para comer», y otros que eran «buenos para pensar», siendo éstos últimos de esos seres que representan lo que se conoce por un «Bestiario», cosa que debemos ahora considerar y definir como un «conjunto convencional de una fauna asociada a unas tradiciones socio-religiosas definidas», siguiendo aquí en dicha definición a Leroi-Gourhan. Así que los Bestiarios, tan comunes en nuestra cultura occidental desde los antiguos egipcios, babilonios, griegos y romanos, y que perduran durante la edad media cristiana y llegan hasta hoy mismo con las naturales «con-formaciones» de rigor, nos vienen desde épocas prehistóricas. ¿Por qué no también los rituales chamánicos, asociados a estados alterados de conciencia? Acceso a plantas psicotrópicas tenían los primitivos hombres de las cavernas tanto o más que los actuales ciudadanos de grandes ciudades, de modo que el paso al chamanismo estaba más que bien proporcionado.
Termino por ahora : son tantas las cosas que aún restan por ser descubiertas, que estamos seguros de algo y es lo que sigue : como ya dijera Miguel de Molinos en su famosa «Guía» (tan escandalosa en su tiempo que le valió al místico español morir preso en una cárcel en Roma) «ni todo está dicho ni todo escrito, así que habrá seguir escribiendo hasta el fin de los siglos». Cito de memoria de su «Guía Espiritual», comentada por ese gran poeta del siglo XX nuestro que era José Ángel Valente. Gracias.
Anoto esto : con lo dicho hasta ahora, en modo alguno agotamos el tema. Por contra, hemos de volver sobre estas cosas, algunas de las cuales nos podrían ayudar a entender determinados fenómenos que consideramos propios de nuestros tiempos modernos y son más antiguos que andar a gatas, por decirlo así. La Humanidad no se cansa de reiterar sus éxitos y sus fracasos siglo tras siglo. Sobre todo, sus fracasos y errores, por lo que vemos que suele pasar…
Anoten : en el párrafo segundo de nuestro texto, me he «comido», sobre todo, un verbo. Lo termino sin poner «nos demuestran… /…/ que ya había chamanismo o hechicería».
Que ya lo había se me ha ido al limbo de los olvidados. Disculpen anacolutos y «saltos» en estos textos, pues a veces escribo como a renglón rápido y seguido, y no suelo releer lo escrito. Error mío que debo corregir.
Gracias, lector.
Recomiendo a los lectores interesados en el tema que acudan (están los datos en internet) a «gruta francesa de Tris-Fréres», o simplemente «cueva de Trois-Fréres» : encontrarán los datos más interesantes sobre la historia de la conservación de dicha caverna prehistórica, que se ha conservado con esmero hasta hoy, y ha sido estudiada con rigor desde diferentes puntos de vista.
¡Ojo! No es «Tris-Fréres», sino Trois-Frères. Esas son las «ultra-correcciones de este Mac, bendito en otras muchas cosas menos en esos precipitados «ya sé yo qué poner»…
Otro tema que se abordará en su momento es el de las primeras guerras que se han detectado entre los hombres de la prehistoria, según los datos habidos de yacimientos estudiados por los esoecialistas en zonas de África.
Citaremos bibliografía.
Debo aclarar que cuando uso cualquier idea de cualquier autor, cito tanto al autor como a la obra de donde cito, a veces incluso dando la página y la edición que uso.
En otro orden de cosas no tengo ningún inconveniente en que alguien cite lo que yo escriba o publique. Como es de rigor, obvio es que si alguien usa ideas que use yo, debería citar la fuente.