“Las conexiones entre cerebro y visión en la Pintura han sido estudiadas con técnicas actuales. Las relaciones entre el sueño y la creación literaria, ha sido desde hace tiempo señaladas. Pero el conjunto de «efectos» que las conexiones y relaciones entre Arte, Creatividad, Sueño y alteraciones de la personalidad, ¿hasta qué punto se contemplan? En el caso de William Blake, por ejemplo.
Como en el de Marcel Proust, o como en el de Franz Kafka… La lista puede ser tan amplia como se quiera: el binomio genio-locura está de lleno en el centro de muchas interpretaciones del arte, tanto en la actualidad como en el pasado. Sin ir más lejos, el propio S. Dalí es autor de una interpretación paranoico-creativa de la obra de arte, si no recuerdo mal el nombre que Dalí daba a su aportación en este sentido que estábamos aquí planteando”.
2.-
Pongamos frente a frente estas dos afirmaciones :
«Estamos hechos del mismo tejido de nuestros sueños», la primera; y la otra :
«En sueños, el hombre se revela por completo a sí mismo».
La afirmación primera es de W. Shakespeare; la otra es de Alfred Maury.
En principio no hay mucho que objetar a estas dos sentencias, -ya que eso nos parecen ser, dado que son afirmaciones muy bien perfiladas y tajantes y claras sobre una cuestión de bastante relevancia.
Sin embargo, pronto sobrevienen al paso algunas dudas, ciertas preguntas :
¿Están en sus debidos contextos?
Eso, ante todo. Y más :
¿Son los autores de esas sentencias en el momento de escribirlas hombres que apuntan a un mismo centro, a una misma diana, con sus frases? ¿Están sus pensamientos orientados hacia un mismo objetivo?
Se comprenderá que estos interrogantes son claves y sin su debida respuesta no nos sirve, o no debería servirnos in extremis lo que ahí se dice «de cara a lo que luego se va a decir respecto al sueño». Es una observación que hacemos al buen libro que es el de Pierre Fluchaire y que, con la debida distancia y respeto, hemos más de una vez consultado y citado en estos foros. Porque aquello de que «no hay libro malo que no tenga algo bueno» (dijo el gran don Miguel de Cervantes) es una gran verdad. Y también a la inversa : no hay libro bueno que no tenga (¡o pueda tener!) algo no válido. Ya lo veremos, en su momento.
3.-
Intuyo una manera extraña de relación entre algunos aspectos de la tensión artística y el mundo onírico que están aún como solapados en no sé qué rincones del ser humano en su interior más hondo o menos patente.
No hablo ahora de los símbolos ni de los arquetipos que con tanto sano rigor estudiara Carl Gustav Jung. Hablo de cosas que no he visto nunca planteada en las investigaciones y teorías diversas que conozco sobre los sueños y su mundo.
Hablo de algo que una vez llamé «para-demiúrgico», por asimilarlo de algún modo al potencial creativo o creador de lo que consideramos «divino».
Y como de esto que ahora abordo sé muy poco, pero algo sí he podido, para mi suerte o mi desdicha, – que eso el tiempo lo dirá -, vivir en propia carne, (pues que es la mente también, como lo es el alma, algo “atado a carne”…), pondré directamente los casos mondos y lirondos.
Y que cada cual se piense para sus adentros lo que quiera, o simplemente aquello que le sea hacedero pensar. Que más allá no es nos es posible llegar :
nosotros somos seres infinitos
al tiempo que hondamente limitados.
4.-
Acaso las palabras son como ventanas por las que vemos de un modo u otro el mundo. El interior, el mundo interior, y también el que sabemos que está ahí afuera, el mundo externo a nosotros. Aunque…, ¿qué clase de realidad le podemos conceder a un mundo externo que captamos sólo a través de un órgano interno, como es el cerebro mismo nuestro?
Y en cuanto al lenguaje cabe hacer la misma o una muy similar pregunta, pues al cabo, ¿no son las palabras construcciones mentales? Y acaso, ¿no es el cerebro algo como suma plasticidad, como los neuro-científicos ya saben y estudian cada vez más, y la propia mente se va re-modelando a partir de lo que nos decimos, o escuchamos decir y asumimos?
La cuestión ahora sería esta : ¿qué papel juega lo que soñamos, nuestros ensueños en tanto estamos durmiendo, en esas remodelaciones, o adaptaciones, o configuraciones sucesivas de nuestro cerebro? Y esto otro, para acabar aquí hoy : ¿dónde empieza y dónde acaba eso que tan fácil es de decir, lo de “mundo interior” y “mundo exterior”? Antes de darnos una respuesta, meditemos muy a fondo la cuestión. Merece la pena.
Nota.-
En próximos días, y a no tardar más de una semana, sólo traeremos a cuento en estas páginas unos sueños muy curiosos y que, (que yo sepa), no han sido estudiados aún.
Es posible que algún lector pueda identificarse con “parte” de alguno de los sueños que se van a referir y, en lo posible, tratar de interpretar. No extrañe eso : se va sabiendo que cada noche son muchos los que, sin ser de ello conscientes, suelen tener sueños muy parecidos : ahí están los llamados “bancos de sueños”, para dejar constancia de eso que decimos. Gracias.
Los sueños de que hablo :
1) el sueño del hombre arreando unas mulas por el campo, y cantando.
2) el sueño del que conduce un carro con mulas e invita a subirse al carro a uno que caminaba a su lado.
3) el sueño del observador de águilas ( o de aves de presa similares ).
Como es obvio, no daré los nombres de los respectivos soñadores. Ni tampoco la revista donde (ya) se han publicado alguno de estos sueños, que no todos aún. Pero sí doy un dato : el sueño 1) tiene como protagonista, en la vida real, a un artista de la fotografía. El sueño 2) es una persona a quien conozco aprecio mucho. El sueño 3) está publicado en revista, pero no está interpretado nada más que de una forma muy, muy somera.
El carro es un símbolo de gran valor. En todas las culturas. En todos los tiempos. Según sean hombres o entidades celestes quienes vayan en el carro, así serán los animales ( reales o mitológicos ) que tiren de él. Puede ser desde grifos (animal fabuloso) hasta cisnes, pasando por caballos dorados y blancos. Entre los varios diccionarios de símbolos, para este particular recomiendo el de J. C. Cooper, en Ediciones Gustavo Gili, la primera del año 2000. También es muy interesante consultar el Diccionario de Símbolos de J. E. Cirlot, que nos remite al Tarot, uno de cuyos arcanos, como sabemos, es El Carro ( Arcano 7 ).
Querido Manuel:
No encuentro tu correo electrónico, por lo cual te mando mi invitación aquí. El sábado próximo, 26 de mayo, presentaré en la librería Luces (Alameda Principal) a las 19 h, mi libro «Sola en el Mundo (El libro de las mujeres contado por ellas mismas)». Comparado con lo que tú escribes, resulta una payasada, pero sería para mí un honor contar con tu presencia ¿Vendrás? Porfa…