Visión interior

7 May


1.- Por el título, parecería que iba uno a ponerse a redactar algo sobre la Mística. Esta palabra, curiosamente, está íntimamente relacionada en su raíz a la miopía, como muy bien razona el poeta italiano Valerio Magrelli en su obra “Ora serrata retinae” (1980), que tradujo al castellano la entonces cónyuge de Felipe González, Carmen Romero. Feliz traducción, por cierto, que tuve la oportunidad de comentar en la Revista Barcarola, gracias a la mediación del grande y bueno entre los buenos y grandes escritores y hombres de nuestra Málaga que fuera Rafael Pérez Estrada, hoy sin duda en su cielo de manos-palomas, y nubes, y felices versos, entre tantas otras cosas.

Pero esta vez no es el caso : ahora y aquí, lo de “visión interior” poco tiene que ver con la mística, ni con los estados meditativos que puedan propiciar ese tipo de fenómenos tan cercanos a lo paranormal. O a las tendencias varias que se dan en el budismo. O en cosas propias de chamanes. Pero nada de eso es ahora el meollo del asunto : se va a tratar de pintura y de neuronas, de pintores y neurólogos.

Algún lector podría extrañarse de esto, sin embargo, apenas se repare en la cuestión, lo extraño es que no haya surgido antes ese tipo de estudio y planteamiento, pues obras acerca de Arte, Genio, (o Creatividad) y Locura, o estados demenciales de diversa intensidad, son cosa ya vieja :

“Entonces, doctor, ¿según usted todos los novelistas, hombres y mujeres, son unos neuróticos?”, pregunta André Maurois en “Tierra de promisión”. “Para ser más exactos, -responde-, todos serían unos neuróticos si no fueran novelistas… La neurosis hace al artista, y el arte cura la neurosis.”

Con esas palabras inicia su “Introducción” al libro “El genio y la locura” que publicó en francés en 1997 Philippe Brenot, y que se tradujo al castellano por Teresa Clavel, y en marzo de 1998 se publica con ese título en Ediciones B.

El título en francés es más explícito que el que figura en la portada de la edición castellana, pues en el original galo el bello trabajo de Ph. Brenot se titula “Le génie et la folie. En peinture, musique et littérature”. Antes de seguir, un inciso : ¿por qué no se reproduce completo el título en la edición en castellano? Eso nos llevaría a otras contemplaciones, que no viene al caso.

2.- El libro que se titula así, “Visión interior”, es de Semir Zeki. Se publicó en español en La balsa de Medusa (es el 150) en el 2005. Ya ha llovido desde entonces, pero es curioso. Apareció en inglés con el título de “Inner Vision. An Exploration of Art and the Brain” en 1999.

En aquel año, aún vivía R. Pérez Estrada. Lo recuerdo ahora, (al gran excéntrico malagueño, poeta, dibujante, autor de relatos, de ideas surrealistas pero realizables, genio y figura hasta un día 21 de mayo del 2000), porque en breve volverá a ser aniversario de su muerte. Sigamos :

De nuevo, un título de obra teórica que al traducirse a nuestra lengua se reduce al mínimo expresable. De nuevo mi por qué, que ahora no contesto, pues como dije es otro tema, y de nuevo mi aclaración : “Una investigación sobre el arte y el cerebro” está como o a modo de subtítulo en la portada de la edición que tengo a la vista. Se centra el autor, Semir Zeki, en cuestiones relativas a las indagaciones que neurobiólogos, y en su inicio dice esto :

“Este libro no trata tanto de arte cuanto del cerebro. tengo la convicción de que, en gran medida, la función artística y la función de la parte visual del cerebro son una y la misma cosa o, al menos, las intenciones artísticas constituyen una extensión de las funciones del cerebro;” /…/ “ Podremos desarrollar las líneas generales de una teoría estética con base biológica.”

Ignoro hasta qué punto los lectores pueden sorprenderse ante estas escuetas declaraciones. teorías estéticas basadas en la geografía, en el clima, en la alimentación y, como antes vimos, también en las patologías, no faltan en una Historia General de la Estética, siempre por hacer, siempre por rehacer. Pero les confieso que cuando vayamos en sucesivas entregas desgranando lo que ahora nos acucia, y ahondando en cosas como las hasta aquí dichas y otras que diremos, lo anterior podrá parecer poco para muchos, pues al situarse uno ante la obra de un pintor del calibre de Dino Valls, (algún aspecto de su fantástica obra vamos en otros textos próximos a comentar), lo que es sorpresa o pueda serlo, pasará a ser interés, intriga, deseo de tener aún más tiempo para leer más, para escribir más, para ver y conocer más y más cosas. Es de ese modo como se nos hace verdad eso de Ars longa, uita breuis, que dejó dicho el clásico latino.

Del pintor que acabo de citar, Dino Valls, de momento sólo decirles que nació en Zaragoza en 1959, en cuya Universidad estudió Medicina, y que realizó su primera exposición individual en 1981. Su personal visión de la tarea del Arte, – pictórico, se entiende -, se podría (por ahora : todas estas cuestiones deberemos abordarlas con más detenimiento y hondura; este texto de hoy, de ahora, es sólo una enumeración de futuros propósitos) decirles, – retomo el hilo -, que estaría centrada en la necesidad de una perversión por parte del artista : “perversión” en el sentido de volver del revés el pensamiento y la percepción.

Acabo de traspasar a este texto palabras leídas en la página 60 del libro que tengo a la vista, y del que habremos de ocuparnos con mucho más detenimiento.

3.- Y un libro más, con un título que, a primera vista, intriga también : “Matemática Tiniebla”. El propio ideador del libro que se centra en lo que sería una “Genealogía de la poesía moderna”, Antoni Marí, nos descubre el origen de dicho título : le viene del Canto General de Pablo Neruda, donde se lee:

“ (…) Poe en su matemática tiniebla.”

Pablo Neruda, Canto General, IX

¿Todo esto aquí y ahora? Bueno, sólo como propósito de futuro, algo que, como dice con otras palabras el médico y pintor antes citado, Dino Valls, albergue vivo (si se me permite la metáfora) de una extraordinaria cultura y un dominio sorprendente de la técnica, “… será  nunca”.

Insisto : se ha de volver sobre todo ello. Por ahora dejamos aquí estas cosas escritas, nos revolvemos sobre cada una de ellas, y haciendo en cada instante la pirueta oportuna, reflexionaremos sobre cuadros y neuronas, sobre versos y números y musicalidades, y también sobre esa cosa insistentemente eterna que se llama Tiempo. Hasta muy pronto, lectores.

Una respuesta a «Visión interior»

  1. La imagen que ven ustedes arriba, ilustrando el breve texto escrito y que hemos titulado «Visión interior», es obra de Dino Valls. Debemos aclarar a todo lector que hemos pedido expresamente permiso para hacer uso de imágenes de cuadros suyos, y que el gran pintor, inquietante artista de dimensiones aún no fáciles de aprehender, dado lo próximo en el tiempo que lo tenemos, ha tenido la gentileza de concedernos. Gracias, muchas gracias, Dino.
    Esta obra se titula «Lacrimae», y es un óleo sobre tabla.

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