LABIO FELIZ

31 Oct

Lo que eres

me distrae de lo que dices.”

Este verso, rotundo, bien podría parecer una afirmación gnómica, ese modo de sentencia feliz que a veces resume la visión poética de un elevado sentir. Se encuentran tales frases o expresiones en obras de poesía, en tratados de mística, en “Los Salmos” del Antiguo Testamento, o en diálogos lúcidos de seres novelescos, guiados por la mano sabia de algún escritor inspirado. Está en los haikus tanto como en los proverbios de toda cultura y época. Está en Antonio Machado, en Pedro Salinas, – como ahora, que citamos versos suyos -, en F. G. Lorca. Y en “El Libro del Arcipreste”, o “Libro del Buen Amor”, de Juan Ruiz, a quien la historia supone arcipreste en la población de Hita.

¿Está la lengua hecha para el largo discurso argumentativo o para la frase breve y sentenciosa? Para ambas cosas, se diría. Pero la expresión concisa supera al extenso discurso. Lo breve, si breve, dos veces bueno, dejó dicho nuestro Gracián, ese portento. Y las palabras abreviadas siempre de los personajes de la novelas de Manuel Scorza, en “Redoble por Rancas”, en “El jinete insomne” y en otras obras suyas, así también lo ratifican. Manuel Scorza : un novelista de garra, conscientemente arrumbado en la sombra y el olvido por la corriente política imperante en el llamado “primer mundo”.

“Lo que eres

me distare de lo que dices”

Este verso, que está en el poema de Pedro Salinas “La voz a ti debida”, bien podría pasar a una imaginaria antología de “dichos de luz y amor”, para expresarlo con palabras de ese portento que es San Juan de la Cruz. En realidad, todo el poema de Salinas que acabamos de citar está cruzado, de par en par se diría, por aciertos del mismo calibre, por  felices combinaciones de pocas palabras que se llenan así de sentido y cobran una especie de brillo peculiar, elevándose el lenguaje en su decir a poderoso instrumento de lo que se piensa y se siente. Pero ahora nos vamos a quedar en el fragmento inmediatamente anterior al verso que hemos repetido antes, y ello con la intención  que luego se aclara. Leamos lo que sigue:

Horizontal, sí, te quiero.

Mírale la cara al cielo,

de cara. Déjate ya

de fingir un equilibrio

donde lloramos tú y yo.

Ríndete

a la gran verdad final,

a lo que has de ser conmigo,

tendida ya, paralela,

en la muerte o en el beso.

Horizontal es la noche

en el mar, gran masa trémula

sobre la tierra acostada,

vencida sobre la playa.

El estar de pie, mentira:

sólo correr o tenderse.

Y lo que tú y yo queremos

y el día, – ya tan cansado

de estar con su luz, derecho -,

es que nos llegue, viviendo

y con temblor de morir,

en lo más alto del beso,

ese quedarse rendidos

por el amor más ingrávido,

al peso de ser de tierra,

materia, carne de vida.

En la noche y la trasnoche,

y el amor y el trasamor,

ya cambiados

en horizontes finales,

tú y yo, de nosotros mismos.

Este fragmento de la obra poética que para muchos bien podría estar entre las más lúcidas y rotundas de las obras de poesía amorosa de la “Generación de la República” también conocida como “Generación del 27”, está hoy asomado aquí a modo de pequeño homenaje a cuantos en vida amaron y, quizá, fueron, en estas fechas dedicadas a recordar a los difuntos, luego recordados por otros todavía vivos y que aún aman.

Un homenaje que propicia el comentario que a ese “tenderse” y “quedarse rendidos” escribe en su edición de la poesía de Pedro Salinas, en Cátedra, David L. Stixrude, que ahora utilizamos para mayor facilidad de los lectores que quieran consultar los versos que se citan y otros que necesariamente hemos de dejar en silencio. Nuestro modo de hacer de Halloween algo más castizo e hispánico de lo que se acostumbra. Léase la nota :

Nota 38 “Tenderse” y “quedarse rendidos” significan aquí triunfar sobre la condición mortal en acto de entrega total a la vida : encarar el miedoso sino humano al sustituir el cadáver tendido por el amante tendido.

¿Es acaso un dislate lo que proponemos? ¿Sólo calabazas y un silenciado recuerdo de Jack el Linterna en estas fechas de recuerdos de difuntos? ¿Siempre el amor entrelazado con la muerte? De todo ha de haber, creemos. Pero que cada lector elija su propia versión de la historia menuda de los seres humanos. Nosotros, sólo proponemos.


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